NÚMERO 5
NTROPOLOGÍ y TRADICIONES POPULARES
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Tradición es la costumbre de cada paso de la vida
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ASOCIACIÓN EDITORA EDITA: SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ANTROPOLOGÍA Y TRADICIONES POPULARES. PRESIDENTE: Ramos Perera VICEPRESIDENTE: Mercedes Pullman NÚMERO NACIONAL DEL REGISTRO DE LA SOCIEDAD: 168.935 DIRECCIÓN: C/ Pío Baroja, 10, 28009 (Madrid)
REVISTA DIRECTORA: Mercedes Pullman DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Mercedes Pullman COLABORADORES: David Gustavo López, Cristina Mª Menéndez Maldonado,Dana María Ciurtin, Alexandra Fernández, Álvaro Anula Pulido, Javier Cabrejas Fernández de Ávila, Miguel Labrador, Iván Montoya Camacho y Mercedes Pullman. REDACCIÓN : Madrid No dejéis de seguirnos en las principales Redes Sociales y en nuestra nueva página web www.sociedadantropologia.es. REDES SOCIALES: Facebook: SEdAntropologiaytradpopulares/ Twitter: @SocTrd E-mail: soc.esp.d.ant.y.trd.pop@gmail.com
Esta revista se edita sin ánimo de lucro por la Sociedad Española de Antropología. Agradecimientos a los respectivos autores por sus artículos. Podéis enviarnos vuestros correos o mensajes a través del correo electrónico soc.esp.d.ant.y.trd.pop@gmail.com o bien a través de las redes sociales o de la propia pagina web www.sociedadantropologia.es.
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
Nº5 Enero 2020
SUMARIO 05 Desde el silencio. Mujeres judías en la España medieval 10 Romería de San Lorenzo y de los dioses Queunuros, en la Vid (León) 19 Este extraño y lejano pueblo Mansi 26 Ulaca, el recinto sagrado de los vettones en la provincia de Ávila 35 Caminando entre dinosaurios 39 Padurea Hoia Baciu - bosque Hoia Baciu 43 La villa de Fitero: rituales mágicos, historia y leyendas en la cuna de la orden del cister en España 49 Caral, cuna de la civilización más antigua de América 55 Las Líneas de Nazca, el legado de la cultura humana
PREMIOS NACIONALES 2019
La Asociación de Astures y Romanos de Astorga ha sido honrada con el Premio Nacional de Tradiciones populares 2019, galardón que otorga la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares. La decisión fue tomada el 11 de octubre tras el acuerdo por unanimidad en la asamblea extraordinaria de la Sociedad, dada su muy meritoria y eficaz labor de organización, interpretación, superación, y por lograr una extraordinaria participación popular. El premio se entregó el 21 de diciembre de 2019 en el acto oficial de la Sociedad Española de Antropología y tradiciones populares al Presidente de Asociación Estures y Romanos Sergio Castillo Franco. El Diploma de Honor se entregó al Alcalde de Astorga Don Juan José Alonso Perandones. Queremos recalcar que este premio no es un galardón turístico, sino una puesta en valor de una manifestación cultural de origen popular, primando ese aspecto cultural por encima de otras valoraciones.
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PREMIOS NACIONALES 2019
El Presidente de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares entrega del premio nacional al Presidente de Asociación Astures y Romanos Sergio Castillo Franco
La socia de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares Ana Olivera Poll entrega la copia reducida del premio nacional a Gemma Martínez
El Ayuntamiento de Astorga ha sido reconocido con el Diploma de Honor por el importante apoyo a las numerosas actividades en los festejos de Astures y Romanos, decisivo para que se pueda desarrollar con el esplendor y la autenticidad con que se lleva a cabo.
El Presidente de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares Ramos Perera entrega el Diploma de Honor al Alcalde de Astorga Don Juan José Alonso Perandones
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DESDE EL SILENCIO Mujeres judías en la España medieval l.
Por Cristina Mª Menéndez Maldonado
Cualquier aproximación al estudio de la vida de las mujeres judías en el Medievo no solo es difícil, sino que carece de fuentes sólidas que puedan perfilar cuál fue su realidad pública y privada. Algunos documentos legislativos e inquisitoriales en su aplicación han reseñado los perfiles imprecisos de estas mujeres ligados a sus rituales, que ellas atendían con celeridad en el marco de la ley judía.
completamente de servidumbre y esclavismo hacia la figura dominante del género masculino, cuya fundamentación ya se nos advierte en la literatura evangélica, así como en los textos moralizantes del Medioevo.»—comenta el historiador de Arte, especialista en iconografía, José Miguel Gámez Salas.
Las normas recogidas en la Torá, texto que contiene la ley, base y fundamento del judaísmo organizaron los comportamientos de hombres y mujeres judíos a lo largo de la historia, lo que estableció diferencias significativas en sus vidas respecto de los cristianos y musulmanes de la Edad Media.
La mujer judía en el ámbito doméstico, su rol en la educación de sus hijos y la transmisión de la cultura que vienen recogidos en los preceptos de la Torá formaron parte de los deberes religiosos de carácter doméstico. Las amas de casa judías comenzaban sus labores antes del amanecer, encendían las lámparas de aceite los viernes, amasaban el pan, cocinaban para el shabat, cuidaban de los hijos.
«La Mujer judía se erige como una de los temas más controvertidos de la Historia a causa de la exigua y escasa documentación sobre ella. La relevancia de su naturaleza ya podemos encontrarla en el Antiguo Testamento a través de las figuras femeninas de Ester, Yael o Judith cuyas acciones no hicieron sino convertirlas en mujeres símbolo para su pueblo. Ya en el Medioevo sus costumbres responden a un carácter
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ESPOSAS Y MADRES
Todas esas obligaciones establecidas por la ley mosaica eran aprendidas por las mujeres a partir de los 12 años. Para la historiadora medievalista y presidenta de la asociación ateneísta de estudios sobre las mujeres Clara Campoamor, Mª Teresa Arias Bautista: «Las mujeres cristianas y judías eran educadas para el matrimonio, que era su único fin: el mantenimiento de
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la casa de sus maridos y la reproducción de la especie.» En el medievo, el hombre ejerció la máxima autoridad en un sistema en el que la mujer cumple un papel ligado a sus obligaciones como esposa y madre. Para el historiador medievalista Enrique Cantera Montenegro en su estudio, “La mujer judía en la España medieval” la familia judía se vertebra según un “estricto régimen patriarcal”. “En las relaciones familiares pueden apreciarse algunos rasgos de la manifiesta inferioridad jurídica de la mujer en la sociedad judía medieval”. Una afirmación que comparte Arias Bautista: «Las mujeres judías están quizás a mi modo de ver más sometidas a violencia que las mujeres cristianas, porque tienen que soportar una doble violencia: por un lado la violencia intrínseca de ser mujer dentro del pueblo judío y por otro lado la violencia al estar sometida al grupo de los "otros" frente a los cristianos.» El matrimonio como estado perfecto en el judaísmo alienta a los cónyuges en el precepto divino de la fecundidad. El contrato matrimonial o “Ketubah” regula las condiciones del vínculo con la promesa de fidelidad, protección y manutención por parte del marido a la mujer. En dicho documento en algunos casos se solicitaba el compromiso de tratar bien a la esposa, lo que en opinión de Cantera “invita a pensar que los malos tratos a las mujeres por parte de sus maridos debían ser frecuentes, especialmente en los estratos sociales más bajos” La maternidad era para muchas mujeres a menudo motivo de temor, dado que morir por las complicaciones del parto era algo bastante común en el medievo. A diferencia de las cristianas que podían elegir ingresar en conventos como religiosas, o ser beguinas, dedicando su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, así como a labores intelectuales, las mujeres judías carecieron de esa alternativa.
DEBERES RELIGIOSOS Los preceptos de la Torá orquestaban la vida de los hombres y mujeres judíos, de modo que el estudio y enseñanza de los textos sagrados era un deber exclusivo de los hombres que iniciaban desde la infancia, en tanto que las niñas permanecían en el hogar, aprendiendo sus responsabilidades religiosas, la alimentación, limpieza, vestuario y educación, entre otros muchos quehaceres. Aunque no tenían la obligación de asistir al rezo en la sinagoga, en caso de hacerlo, ellas debían permanecer en un espacio separado (Mehiza) o en galerías altas denominadas Azara, separadas de los hombres. Un rabino rezaría en romance con las mujeres lo que en la sinagoga se rezaba en hebreo, puesto que el hebreo, lengua sagrada, no era conocida por las mujeres.
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La Torá de la Sinagoga Glockengasse
Para algunos historiadores y expertos el rezo de la mañana o Shajarít no debió de pasar desapercibido para las mujeres: («Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste gentil. Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste esclavo. Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste mujer»). Incluso se han encontrado pruebas escritas en romance en el que las mujeres reseñaron su propia versión de la oración, como una reivindicación positiva de su vida y condición: «Bendito seas, Señor, Rey del universo que me hiciste mujer» (Libro de oración en judeo-provenzal s. XIV y XV). La doctora en Filología semítica Yolanda Moreno Koch en su libro “La mujer judía” habla del valor de la mujer en la poesía medieval judaica en torno a las novias, reseñando lo siguiente: «la mujer es forma y sola forma. Nada importa lo que piense, lo que opine, sus sueños y sus anhelos. Es la novia, y la novia hispano-hebrea es cuerpo, con una misión que justifica toda su existencia, ser el cuerpo del engendramiento» (Maria Fuencisla García Casar, profesora de la Universidad de Salamanca. Dpto. de Estudios Hebreos y Arameos). La importancia de la maternidad como perpetuación del linaje masculino queda reseñada en la ley hebraica llamada Levirato, en la que una mujer viuda que no había tenido hijos debía de casarse con uno de los hermanos de su esposo fallecido. «Las mujeres que se quedaban sin poderse volver a casar, o bien porque el hermano no quería, o bien porque no se le daba el
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libelo de repudio en condiciones, o bien porque el marido desaparecía, y se quedaban en una situación de ANCLADAS. Su traducción literal es Aguná, es decir que no podían volver a tomar estado.»—comenta Arias Bautista.
CANCIONES DEL HOGAR
LA MUJER JUDÍA Y LA EDUCACIÓN «La educación de las mujeres era únicamente para llevar su casa, no había ningún interés en que supieran leer, ni mucho menos que tuvieran conocimiento de lo sagrado.»—reseña Arias Bautista. Una afirmación que viene reflejada en el Talmud texto principal del judaísmo rabínico y que se muestra contrario a la educación religiosa femenina…
Fotograma cortometraje “Desde el silencio. Mujeres judías en la España medieval”
La música y el canto en el ámbito del hogar formaba y forma parte de los ciclos de la vida, que acompañaron a las mujeres y que han servido para preservarlos a lo largo del tiempo.
Inquisidor. (Figurante "Desde el silencio") Foto Gerson A. de Sousa
R. Eliezer dice: «Todo el que instruye a su hija en la Torá es como si le instruyera en cosas frívolas” (Tratado Sotá, 3,4)…» «Dejad que se quemen las palabras de la Ley, y no permitid que se enseñen a una mujer» (Tratado Sotá, 19a). Sin embargo, lo que para muchos expertos constituye desigualdad en el acceso a la cultura, para otros es parte de su ritualidad y en ella es justificado. «La mujer es la depositaria de prácticamente todo. Creencias, ceremonias, preceptos.»—comenta la hebraísta, profesora de la Universidad de Jaén Mª Antonia Bel Bravo y añade—«La mujer judía, dicen algunos rabinos que no tiene que leer ni estudiar la Torá porque ella misma es la Torá por eso hay que preservarla, por eso es bueno que se cubra el cabello, que esté en casa, pero de ella dependen todas las creencias, conservarlas… todas las ceremonias… Además cuando las persecuciones tomaron mucha virulencia, en muchas casas de mujeres se guardaban los textos sagrados y ejercitaban todos los preceptos como si fueran una Sinagoga.» Desde esta perspectiva de la mujer judía como conservadora, transmisora y alentadora del judaísmo, según algunos expertos, la mujer estuvo bajo el punto de mira de la inquisición y en ocasiones fueron acusadas de judaizar.
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Para Virginia Sánchez López. Doctora en Historia y Ciencia de la Música «la mujer sefardí es una pieza clave sobre todo en los cantos ligados al ciclo de la vida. No solo como intérpretes, también ha ayudado a preservar el repertorio anotando romances y coplas en sus cuadernos de uso personal. Gracias a eso conocemos muchas melodías…Las canciones están en judeo-español que es la lengua accesible a todos. La lengua que habla toda la comunidad, y que conoce la comunidad, a diferencia del repertorio litúrgico que se canta en hebreo…En el hogar, madres y abuelas entonaban retahílas, canciones de cuna, coplas de juego y otras canciones infantiles. También en la preparación de su ajuar, donde las amigas de la novia cantaban mientras cosían, bordaban o comían dulces y durante el baño de la novia».
JUDÍAS FUERA DEL HOGAR Aunque la mayor parte de las mujeres desarrollaban sus labores en el ámbito doméstico, hubo también mujeres comerciantes que ayudaban a sus maridos, también tejedoras, tintoreras, criadas, incluso traperas y libreras. «Hay documentación bastante abundante y sobre todo en Aragón y Cataluña sobre mujeres prestamistas que siguen ejerciendo ese oficio. Ello quiere decir que aunque no se les enseñara a leer y escribir por norma general a ninguna, muchas de ellas sí que sabían hacerlo, porque ayudaban a sus maridos.»—explica Arias Bautista. Tales tendencias, aunque no demasiado numerosas, darían lugar a partir de la segunda mitad del siglo XIX a la incorporación de las mujeres a la educación y una mayor participación de estas en las Comunidades Judías y en actividades benéficas.
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En palabras de Paloma Díaz-Más experta en estudios sefarditas e Investigadora del CSIC, «el espacio público es el espacio de los hombres, el espacio doméstico, privado es el de las mujeres…Eso empieza a cambiar en la segunda mitad del siglo XIX por razones educativas, empiezan las mujeres a recibir educación en escuelas occidentales, empiezan a incorporarse a nuevas profesiones.»
RITUALES DE PURIFICACIÓN
Arias Bautista: «En algunos documentos de inquisición se dice que las mujeres hacían de ello una fiesta, se reunían se bañaban juntas con hierbas en las bañeras y eran acusadas por eso por la servidumbre, u otras mujeres que no eran judías.»—explica. Sin embargo, desde el punto de vista psicólógico y arquetípico, la psicóloga junguiana y experta en igualdad Violeta Varela ha encontrado una interesante conexión entre las aguas vivas, purificadoras, y los momentos de intimidad de las mujeres, una forma de integrarse con la espiritualidad a través de sus propios ciclos naturales: «Ese baño ritual yo he encontrado que ha sido la manera en que las mujeres judías han unido el mundo de lo divino con el mundo natural, con esa esencia natural.»—comenta la experta y añade— «Es un encuentro con todas esas fuerzas naturales, que supone un reencuentro consigo misma. Un reencuentro con el útero. » Este punto de vista desde la psicología y el simbolismo, en la que “lo femenino” se ha desarrollado en la sombra es muy significativo: «en el proceso de creación del imaginario colectivo hay un cambio radical, incluso un cambio olvidado, que la psicología junguiana ha venido a traernos a actualizarlo. Es el cambio que se dio desde que la perspectiva fundamental fuera desde lo femenino o cíclico a lo masculino que llamamos constante. Ese cambio vino a relegar lo femenino.»—reseña Varela. Curiosamente en opinión del escritor y cabalista Jaime Villarrubia, la llamada Shekiná o “Divina Princesa” que se define como la presencia oculta de lo divino en la tierra, tiene un carácter femenino y se relaciona íntimamente con las aguas vivas. En el árbol de la cábala como organización metafísica de la vida humana y del universo, que posee diferentes sefirot o emanaciones tiene en su sefirot Binah, oculta esta presencia divina de la Shekiná.
Mujeres judías en el pozo. Foto y montaje Gerson A. de Sousa.
CURANDERAS y PARTERAS JUDÍAS
La purificación de hombres y mujeres, de objetos y alimentos eran tenidos en cuenta con parte de la ritualidad judía. Por ejemplo la “adafina”, que debía de ser elaborada antes de la puesta del sol del viernes, la preparación y lavado de la carne, la “halla” o amasado del pan, así como la purificación mensual o “Tebilah”, o la “Nidda” o apartamiento de siete días de duración de las mujeres respecto de sus maridos cuando estas estaban con la menstruación.
En los procesos inquisitoriales aparece un número considerable de judaizantes durante los siglos XV Y XVI, que aluden a prácticas mágicas reprobadas y que se refieren a mujeres judías que se dedicaron a la sanación, como curanderas y parteras. «Muchas mujeres judías asistían como parteras, algunas de ellas tenemos documentación de que se habían examinado en el protomedicato que establecieron los Reyes Católicos y tenían su título de físicas.»—explica Arias Bautista.
Las mujeres judías eran consideradas impuras ritualmente y por tanto debían depurarse en el baño ritual o Mikvé antes del matrimonio, después de la menstruación y cuando tenían sus hijos. Estos rituales realizados por mujeres antes de la festividad del Sabbath, que hacían de ese momento una fiesta, fue en ocasiones reprobado por la Inquisición. En opinión de
Recientemente se ha descubierto un libro anónimo llamado El Sefer ahabat nashim. Libro de amor de mujeres del siglo XIII en el que se recogen tradiciones y costumbres de las mujeres respecto de su higiene, enfermedades femeninas o filtros de amor…
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Labrat”, otra poetísa es “Qasmüna bent Isma'il” del siglo XI o XII, “Merecina de Girona” que escribió un poema sinagogal y cuya vida transcurrió antes de la expulsión y “Tolosana de la Caballería”, con un poema en el que expresa el dolor al perder a su hijo. Para la escritora y editora de Eirene Editorial Mª Consuelo Altable Arredondo esta ausencia de textos escritos por mujeres no debe presuponer que en la intimidad más escondida las mujeres judías, musulmanas o cristianas no tuvieran voz propia, o no expresasen su amor, su decepción o esperanzas… «Tendríamos que reconstruir a través de la literatura, lamentablemente escasa cómo fue la fraternidad femenina, ya que la historia las tuvo silenciadas. Y si pudo viajar desde la ancestral cueva hasta el día de hoy—reseña la editora y añade— «En los últimos años, algunas escritoras como Ángeles de Irisarri, Magdalena Lasala, Toti Martínez de Leza han recreado en novelas la vida de estas mujeres del medievo que llamaban a su hogar, Sefarad, Hispania o Al-Andalus y que independientemente de su credo tenían parecidos miedos e ilusiones y se veían obligadas a enfrentarse a similares retos u obstáculos en su vida… Si en Proverbios, 21.36 se dice de la mujer con valor que “Ha abierto la boca con sabiduría, y la ley de bondad amorosa está en su lengua”, estoy segura de que la voz de las mujeres judías que vivieron en Sepharad era tan fuerte y armoniosa como la de sus hermanas cristianas y musulmanas.»
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Curandera judía. Foto Gerson A. de Sousa
En el caso de las curanderas judías, como señala Arias Bautista, estas fueron en muchas ocasiones perseguidas y penadas por la inquisición al considerarlas brujas, pues fueron culpadas de infectar los pozos, de mal de ojo, etc.
LITERATURA DE MUJERES JUDÍAS A partir del siglo XV, con la “Querella de las mujeres” encontramos algunas mujeres que opinarán sobre su situación, sus actitudes y necesidades en comparación con los hombres. Mujeres que nos legaron poemas en los que se quejaban de su condición y que aprendieron a leer y escribir a pesar de que no estaba permitido para ellas. Sin embargo, la existencia de mujeres judías escritoras en la Edad Media es muy reducida. En la investigación llevada a cabo por la doctora en Filología Semítica Yolanda Moreno Koch, en su obra La mujer judía, se habla de apenas 4 mujeres: La primera escribe poema en el que aparece con reseñada como “La mujer de Dumas ben
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Ese ideal femenino recogido en Proverbios cincelaba un modelo hecho por hombres…La mujer, reina del hogar, lo era en tanto en cuanto obedeciese al varón y se supeditase a él, pues el repudio y el abandono era aún peor que la muerte y no les dejaba opción alguna de rehacer sus vidas con honestidad. La vida de las mujeres judías ha carecido hasta hace poco tiempo de estudios que visibilizasen sus sombras, pues como bien es sabido, solo los “vencedores” hombres en su mayoría han escrito la historia, sin embargo la voz de la mujer judía, cristiana o musulmana hablará a gritos desde el silencio, por escasas que sean las fuentes o por implacable que haya sido con ellas la historia.
¿SABÍAS QUE…? A través de un acta de divorcio denominado “libelo de repudio” un judío podía abandonar a su esposa y expulsarla del domicilio? «Una mujer podía ser repudiada por salir a la calle sin velo, por hablar con quién no debía, por tejer en la calle, por contestar mal a los suegros…» —comenta Arias Bautista y añade— «No podían ni siquiera cuando llegaban al orgasmo expresarse, expresar su satisfacción sexual gritando porque eso también estaba penado»
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CORTOMETRAJE “DESDE EL SILENCIO. MUJERES JUDÍAS EN LA ESPAÑA MEDIEVAL” EN MADRID Y ÚBEDA
Guion y dirección: Maldonado
Cristina
Mª
Menéndez
Productora: Consilia Mvsicorvm Realización: V2Pro Dirección de producción: Gerson A. de Sousa Asesoría musical: Miguel Sánchez (Alia Mvsica) Locución: Cristina Mª Menéndez y Miguel Sánchez Música: Albina Cuadrado (Alia Mvsica) Canto Yonatí bejagvé
Dicho cortometraje documental ha sido galardonado en el Festival Cencor 2019 como Mejor documental.
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Más información: https://ellenguajedeloinvisible.com/cortome traje
El cortometraje “Desde el silencio. Mujeres judías en la España Medieval” es un acercamiento a la vida pública y privada de estas mujeres, más silenciadas aún que sus contemporáneas cristianas y musulmanas. A través de recreaciones con figurantes y las voces expertas de una historiadora medieval, una hebraísta, una psicología de igualdad, una músicóloga, una investigadora del CSIC, una periodista… hemos querido perfilar lo que pudo ser la realidad de las mujeres judías medievales.
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ROMERÍA DE SAN LORENZO Y DE LOS DIOSES QUEUNUROS, EN LA VID (LEÓN) Texto y fotos: David Gustavo López
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En las montañas de la comarca leonesa de Gordón, se halla el pueblo de La Vid (150 habitantes), a orillas del río Bernesga, el mismo que treinta kilómetros más adelante atravesará la ciudad de León. Celebran estos gordoneses su fiesta patronal el diez de agosto, festividad de San Lorenzo, y tienen como acto primero y más tradicional la subida hasta la ermita del santo, situada a 1.255 metros de altitud, iniciando la marcha, que es protagonizada por gentes del valle de toda edad y condición, a las nueve de la mañana. Además de fuertes repechos, es preciso atravesar un bosque de robles y carrascos, que a veces necesitan algún que otro machetazo para apartar sus ramas, y, finalmente, remontar un roquedal en cuya cumbre se halla un pequeño edificio, de planta rectangular (10 x 5,5 m), que aparece ante la vista como una pequeña fortaleza erigida en lo alto de un farallón rocoso que da vista sobre el desfiladero de La Gotera, por cuyo fondo discurre el mencionado Bernesga, y da vista sobre gran parte del valle gordonés.
El culebro de la gotera Con esta marcha, los vecinos de La Vid y de los pueblos vecinos agradecen, año tras año, la protección ejercida por este mártir español del siglo tercero, diácono del Papa Sixto II, que fue asado vivo sobre una parrilla. Sin embargo, la tradición local se aleja un poco de la hagiografía católica de este santo y parece referirse a otro, más lugareño e identificado con un grupo de eremitas de los que frecuentaban estas montañas. Y dicen estar agradecidos a San Lorenzo (Llorente, en leonés medieval) por haberles librado de un voraz culebro que moraba en el cercano desfiladero que el río Bernesga abre entre rocas, llamado de La Gotera, y cuya leyenda es relatada hacia 1580 por Pedro Zúñiga de Avellaneda (+1595), abad del monasterio leonés de San Isidoro (hoy colegiata de San Isidoro), en los términos que recoge un documento archivado en dicha institución: “San Llorente e San Vicente e San Pelayo heran cazadores y en aquellos tiempos avía en aquellas partes donde al presente está la dicha hermita un culebro o serpiente y que era tan grande y tan soberbio el animal que en toda aquella tierra con siete leguas alredor no poblaba gente por respeto del dicho serpiente, el cual estaba trabesado en un río, y entre dos peñas (...)”. Prosigue Zúñiga diciendo que San Lorenzo, ermitaño venido a estas tierras junto con sus hermanos Vicente y Pelayo, echó al animal unas barras de hierro al rojo, mezcladas con fejes de lino y trozos de tocino, y éste las devoró con tal avidez que reventó, de resultas de lo cual fueron alcanzados por la metralla y murieron sus hermanos menores. Pasó entonces por este lugar una acémila portando un arca de alabastro, en la cual metió el santo los cuerpos de sus hermanos y, como ocurre en la leyenda riojana de San Prudencio, siguió al animal hasta donde éste quiso detenerse. Allí construyó una ermita, aprovechando el esqueleto del culebro como estructura y, tomando el arca de Vicente y Pelayo, la introdujo en el nuevo edificio.
Ilustración 1. La ermita de San Lorenzo, en lo alto de un gran peñasco.
Unos agarraderos anclados en las paredes rocosas alivian el vértigo y facilitan a los romeros el último tramo del camino.
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Ilustración 2. Una pequeña y empinada pradera se extiende delante de la ermita.
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La leyenda popular incorpora que el monstruo exigía un cordero anual a cada habitante de la zona, pero había un herrero que, no teniendo medios para conseguir su tributo, ofreció al culebro su propia hija. Ésta, viéndose ya en las fauces del animal, pidió la ayuda de San Lorenzo, quien se presentó con sus dos hermanos y… el resto ya lo conocemos. También se dice que las aguas de la Fuente de las Virtudes que brota al pie del sendero de subida a la ermita son, ni más ni menos, las lágrimas de San Vicente y San Pelayo. Por eso se consideran milagrosas, pero sólo si las recoge el cura y, tras bendecirlas, las da a beber después de la misa de la festividad de San Lorenzo. Y ya se sabe, como en otros casos similares, estas aguas tienen el don de procurar casamiento a las mozas que lo pidan con fe.
El sepulcro de San Vicente y San Pelayo Pedro Zúñiga concluye su relato diciendo que a este lugar llegaban gentes de todo el contorno por devoción a las reliquias que están en el sepulcro, e informa de que la ermita había sido derruida por un incendio cincuenta años antes de efectuar su narración. Y es cierto que en el centro de la ermita existe un extraño sepulcro de 2,25 m de largo y 1,15 de ancho -pudiera tratarse de un cenotafio, pues no parece albergar, al menos actualmente, ningún resto en su interior- a cuyo pie, antes de la misa, los devotos encienden velas –“es la tumba de San Vicente y San Pelayo”, dicen.
Una curiosidad surge de esta leyenda: ¿Por qué la tradición hace hermanos y otorga el protagonismo a tres santos que ningún vínculo tuvieron entre sí? Pienso, y creo lógico suponer, que la razón se halla en la devoción que en la Edad Media se profesaba a estos tres jóvenes mártires, el mayor San Lorenzo, muerto a los treinta y tres años, seguido de San Vicente, que no llegaría a los treinta, y, por último, el casi niño San Pelayo, a los dieciséis. Los dos primeros habían nacido en Huesca en el siglo III y fueron martirizados en Roma y en Valencia, respectivamente, siendo una parrilla sobre ascuas uno de los instrumentos del martirio de ambos. Conocido lo anterior, en nada resulta extraño que la tradición leonesa hermanase a Lorenzo y Vicente, incorporando también a Pelayo, un mártir más cercano y muy famoso en los siglos de la Reconquista, pues había muerto desmembrado en el año 925 por rechazar las demandas sexuales de Abderramán III, y sus restos habían sido trasladados con gran pompa desde Córdoba a León por el rey Ramiro III, en el año 967, depositándolos en un templo que llevó su nombre y que, un siglo más tarde, pasaría a convertirse en una de las joyas del románico bajo la advocación de San Isidoro. Fue precisamente este monasterio de San Isidoro el que, a partir de 1176, ostentaría la propiedad sobre el pueblo de La Vid y la ermita de San Vicente (después San Lorenzo). Las reliquias de San Pelayo estuvieron poco en León, pues a finales del primer milenio fueron trasladadas a Oviedo, donde hoy se conservan, para evitar su profanación durante los asaltos efectuados por Almanzor a la ciudad de León. Una prueba de esta triple devoción popular entre los cristianos es la frecuencia con la que se conservaron (real o supuestamente) estas tres reliquias en iglesias de antigüedad medieval, como son los casos del Arca Santa de la catedral de Oviedo o del Monasterio benedictino de San Lorenzo de Carboeiro (Pontevedra), cuya iglesia fue provista desde el principio con importantes reliquias que propiciaron la llegada de peregrinos, entre ellas las de los tres santos de quienes estamos hablando.
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Ilustración 3. El supuesto sepulcro de san Vicente y San Pelayo y, adosada a sus pies, el ara dedicada a los dioses Queunur(is).
Un desconchón en el encalado que recubre toda la sepultura deja a la vista algunos grafismos de paleografía medieval pudieran corresponder a la Edad Media Plena-, donde parece leerse yspa¿n?o…, aunque nada es posible interpretar mientras no se decape la cal; quizá se trate del epitafio de quien allí estuvo enterrado, posiblemente desde la construcción del edificio, que es una obra rústica y de aspecto antiguo, de planta
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Ilustración 4. Sepulcro de San Vicente y San Pelayo. Una inscripción aparece bajo la cal.
rectangular con bóveda ligeramente apuntada en toda su longitud, la cual se menciona en un documento del año 1176 por el que el Papa Alejandro III confirma al monasterio de San Isidoro de León la propiedad sobre La Vid y dos iglesias (antes, en el siglo XI, ya le habían sido donadas por el rey leonés Alfonso VI), una situada en el pueblo y otra “ubi iacet corpus cuiusdam Sancti Vicenti”, lo cual nos lleva a decir que la leyenda de la sepultura de San Vicente ya se conocía en el siglo XII y que, además, este santo era quien ostentaba la titularidad de la ermita. Así lo confirma otro documento de 1313 mediante el cual el monasterio de San Isidoro otorga fueros al pueblo de La Vid, mencionando a la susodicha ermita con el nombre de “Sant Vicente de la Gotera”. Posiblemente no fuera hasta el siglo XIX cuando, por efecto de la leyenda, el lugar pasase a la advocación de San Lorenzo, tal y como se deduce del Diccionario Geográfico de Pascual Madoz (1845-1850) que la menciona bajo esta última advocación.
Una dedicatoria a misteriosos dioses indígenas El sepulcro tiene adosada en su parte trasera (frente según se entra) un ara o cipo votivo, un poco trapezoidal en la parte superior (75 x42/37 x31 cm), que en su cara anterior lleva grabada la siguiente inscripción latina, con letras de tipo capital: ”Deis / Queunu^r(is) / Iulius / Reburrus / v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)”, cuya traducción es: “A los dioses Queunuros, Julio Reburro cumplió su voto de buen grado como debía”. Esta lectura ha sido efectuada en el año 2012 por un equipo que integraban Silvia Alfayé, M.ª Cruz González y Joaquín Gorrochategui, dentro de sendos proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y por las universidades de Zaragoza y del País Vasco. No existe, y así lo confirma el propio equipo investigador y
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Ilustración 5. Ara a los dioses Queunur con una pintura sobre el texto aplicada indebidamente por desconocidos.
Ilustración 6. Ara a los dioses Queunur con el texto resaltado con programa informático.
otros historiadores, ninguna deidad romana a la que se pueda referir el teónimo QVEVNVR(is), optando todos por una de las muchas divinidades indígenas que poseían los astures, el pueblo prerromano de influencia celta que habitaba la región y cuyo país se extendía a las actuales provincias de León y mitad norte de Zamora, los extremos orientales de Lugo y Orense y la mayor parte de Asturias, habiendo sido descrito por Estrabón, Floro, Plinio el Viejo y otros historiadores romanos. Ya en época visigoda, San Isidoro también se refiere a ellos en los siguientes términos: “Astures, pueblo de Hispania, así llamados porque les rodea el río Esla (Astura)”. Dado que la paleografía de la inscripción apunta a que pertenece a finales del siglo II d. C. (principalmente por el comienzo de nexos y tendencia a la rústica), se confirma que ya corresponde a un período en el que los astures habían sido conquistados -la conquista se inició en el año 26 a. C.)- y romanizados o, al menos, latinizados, manteniendo, no obstante, sus propias creencias y cultura. A pesar de la rareza del vocablo Queunur, su análisis etimológico podría llevarnos a la raíz indoeuropea kwen, vinculada a la idea de festejar o santificar e, incluso, de dioses mismos, lo cual sería lo mismo que hacer la dedicatoria “A los dioses Dioses”, posiblemente entendiendo como tales a los dioses de la naturaleza, que eran objeto de cultos locales y normalmente estaban ligados a lugares geográficos muy concretos, sobre todo a montes altos como es nuestro caso. Aunque la traducción que hemos expuesto tres párrafos atrás parece bien confirmada, es preciso decir que, previamente al estudio efectuado por este equipo, el arqueólogo y posterior catedrático de la Universidad de Oviedo Jose Avelino Gutiérrez había efectuado, en 1985, una lectura en la que el nombre de los dioses fue interpretado como Equeunuros, por considerar una E lo que parece una roseta grabada al final de la primera línea (ver imagen nº 7), cuya raíz equ sugiere una relación con el culto al caballo, hecho frecuente entre los pueblos prerromanos
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En cuanto al oferente del voto, Julio Reburro, sin duda nos hallamos ante un indígena importante cuyo nombre era frecuente en territorio astur y, a juzgar por los lugares de hallazgo de la epigrafía que menciona este antropónimo, principalmente de la zona más occidental del país -en la provincia de León aparece en otras tres inscripciones-. Entre los Reburros llegó a haber soldados y personajes relevantes que colaboraron con los romanos, como un tal Marco Ulpio Reburro, mencionado en el pedestal de una estatua desaparecida en Tarragona, que fue un cargo destacado en la administración de su ciudad y llegó a ser flamen (sacerdote de gran prestigio, equiparable a un pontífice) de la provincia Tarraconense, a la que pertenecía el territorio astur.
Ilustración 7. Detalle de la inscripción. Efectivamente, parece existir una roseta al final de la primera línea.
de León y norte de España, no siendo descabellado pensar que nos hallábamos ante el voto a unos seres equivalentes a la diosa céltica Epona (en la Galia), una deidad de carácter psicopompo, conductora de las almas de los difuntos hacia la ultratumba -así lo confirman algunas lápidas vadinienses (tribu cántabra de la zona de Riaño) existentes en el Museo de León- y una de las pocas deidades bárbaras que fueron incorporadas por los romanos a su propio panteón.
Nos queda dar respuesta a una última pregunta en relación con el ara: ¿De dónde procedía? Aunque algunos investigadores han querido situar su origen en la calzada romana que enlazaba Legio VII (después León) con Gigia (Gijón), que atraviesa a solo dos kilómetros al oeste de la ermita, en su tramo entre las localidades de Buiza y Villasimpliz, más me inclino a pensar que su primer emplazamiento ya fue el que hoy ocupa la ermita, desde donde la visión del entorno y el sentimiento interior son verdaderamente hierofánicos, provocadores de la sensación de lo sagrado. La operación de sincretismo operada después en este lugar a favor de los tres hermanos santos hizo el resto de lo que hoy vemos.
Las huellas de la mula Pedro Zúñiga de Avellaneda, a quien ya hemos mencionado como abad de San Isidoro, describe en su relato de 1580 el lugar donde se detuvo la mula: “(…) la acémila no avía parado hasta donde ahora está la ermita fundada, que es una tierra muy alta y avía oído decir el testigo que la acémila avía señalado las herraduras en las dichas sierras”.
Ilustración 8. Lápida vadiniense de Villayandre en el Museo de León.
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
Ilustración 9. Huella A de herradura próxima a la ermita. Es posible que haya sido retocada hace algunos años.
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Vemos que en el siglo XVI ya señalaban la presencia de grabados de herraduras, lo mismo que hoy podemos decir al observar las marcas o petroglifos existentes en las últimas rocas del ascenso hacia la ermita y superpuestas o casi al lado de la senda que todavía conduce hasta su puerta, la mayoría sobre el propio suelo horizontal, aunque también existe alguna en paramentos inclinados, y de unas dimensiones que oscilan entre 4 y 8 cm de longitud.
Ilustración 11. Huella E. No se observan retoques, incluso el musgo no se ha tocado.
pagana a un santo o virgen que por sus características y/o leyenda resultase adecuado para la permuta. En la provincia de León, como en tantas otras, son frecuentes estos casos, sea con petroglifos podomorfos o de otra índole.
l.
La antigüedad de estas marcas de herradura es tema debatido, pues como ocurre con las cazoletas abarcan un espacio temporal que discurre desde el período megalítico hasta la Edad Media, con un máximo durante la Edad del Hierro. Algunos investigadores limitan su máxima antigüedad al siglo II a. de C., en coincidencia con una supuesta invención romana de herraduras para caballerías -en realidad hasta el siglo I no se inventaron las “hipposandalias”, con forma distinta a la herradura, mientras que la herradura parece ser invento oriental que llegó a Europa en el siglo V-, claro que para respaldar la teoría anterior, además, habría que considerar que los grabados con apariencia de herradura representan real y exclusivamente herraduras, sin dar cabida a otras interpretaciones tales como pisadas de équidos sin herrar -parecen herraduras con una pequeña incisión central-, símbolos lunares, úteros creadores de
Ilustración 10. Huellas A, B y D. Es posible que A y D hayan sido retocadas.
Muchos de los habitantes de la zona no tienen duda de que son las pisadas de la mula que transportó el arca con los restos de San Vicente y de San Pelayo; otros, sin embargo, se las atribuyen a un bromista local que las grabó hace ya unos cuantos años, aunque hay quien matiza que en realidad no era una broma, sino que el hombre se limitó a resaltar unas huellas ya existentes. Y esto último pienso yo, pues solo son las más cercanas a la ermita las que parecen haber sido retocadas. No es nuevo que grabados con forma de herradura existan en el entorno de algunas ermitas y que, desde una visión antropológica, estos petroglifos seminaturalistas puedan ser, en realidad, la causa original de la propia ermita, en un intento que alguien tuvo de transmutar un culto de perduración
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
Ilustración 12. Huellas de caballo sin herrar.
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vida, indicadores de dirección, y un largo etcétera con el que muchos estudiosos las han equiparado. El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo De Blas Cortina, en su estudio sobre los grabados asturianos de Pico Berrubia, en los que abundan las herraduras, considera que se trata de manifestaciones ligadas al fenómeno megalítico, fuertemente arraigado y estancado en todo el reborde septentrional y noroeste de la Península, que “llega a alcanzar de lleno al primer milenio, tal vez incluso al nacimiento de lo que se ha dado en llamar cultura castreña”.
Claro que en este caso también podríamos hallar otra explicación: cuando se construyó la ermita para cristianizar a los dioses Queunuros, divulgando también la leyenda de San Lorenzo y el culebro de La Gotera, la operación pudo completarse con una simulación de las huellas de la mula que trasportaba el arca de alabastro con los cadáveres de Vicente y Pelayo cuando se acercaba al lugar donde debía construirse la ermita. Ante las dos posibilidades apuntadas, existen otros tantos factores que inducen a decantarnos en favor del carácter cultual y de la antigüedad proto o prehistórica de las herraduras de la ermita de San Lorenzo: Primero, la existencia del llamado “Ídolo de Villasimpliz”, un grabado de antropomorfo cruciforme hallado en 2009 por el geólogo Pedro Fandos cerca de nuestra ermita, que fue presentado en el Congreso Internacional del Patrimonio Geológico y Minero, celebrado en Teruel ese mismo año, cuyo parecido morfológico con pinturas rupestres como las de Sésamo o Librán, también en la provincia de León, posibilita una cronología cuya datación más cercana las sitúa en la Edad del Hierro.
Ilustración 13. Herraduras de Pico Berrubia (Asturias). Foto J. Mª Montes.
Parecida dispersión hay en la interpretación del significado de estos grabados, aunque existe una corriente mayoritaria en favor de su carácter religioso y cultual, vinculado a la representación de pisadas de animales que, mediante determinados rituales, se consigue que ejerzan su función o que atraigan a los espíritus a quienes representan, algo que estaría vinculado con las llamadas icnohierofanías o huellas de animales que desencadenan interpretaciones sacralizantes.
Ilustración 14. Pedra das Ferraduras (Fentans, Pontevedra). Grabados representando pisadas de cérvidos (Edad del Bronce)
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Ilustración 15. Antropomorfo de Villasimpliz (Foto ICAL).
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Segundo, en similar dirección apuntan también, y solo mencionamos los más similares y cercanos, los grabados de herraduras existentes en torno al Pontón de Forniellos, en la localidad de Pendilla de Arbas próxima al puerto de Pajares y a la ya mencionada calzada romana de León a Gijón, cerca del término de La Carisa, donde excavaciones arqueológicas están alumbrando la existencia de un importante campamento del ejército romano.
1ª. Cubre una etapa de la Prehistoria reciente y de la Protohistoria, testimoniado en los grabados seminaturalistas de équidos, efectuados en el lugar donde el dios se manifiesta o debe manifestarse. En este caso no tendría nada de extraño que, además del sendero de huellas en dirección a la ermita, una concentración de ellas se hallara bajo el suelo de la misma. 2ª. Comienza con la operación de sincretismo religioso o de simple refuerzo cultual que supone el monumento dedicado a los mismos dioses de la naturaleza (Queunuros), operada por los nativos astures cuando, en el segundo siglo, hallándose ya bajo dominación romana, colocaron junto a las herraduras un ara dedicada a dichos dioses.
Ilustración 16, Una de las rocas con grabados de herraduras en Pendilla de Arbas (Foto Juan Carlos Campos).
Dichos grabados, según su primer investigador, el veterano arqueólogo Manuel Mallo Viesca, en un artículo publicado en la revista Estudios Interdisciplinares de Arqueología (nº4, 2017), “encajan, por convenciones y equivalencia, con expresiones gráficas propias de cronología prehistórica o protohistórica”. En dicho artículo se refiere también a su intención y significado en los siguientes términos “pudieron ser para aquellas sociedades arcaicas expresiones de carácter religioso, encerrando un complejo sistema de símbolos, hoy inaccesibles”.
3ª. Llega a nuestros días desde la clara operación de sincretismo religioso operada por algunos cristianizadores cuando, dispuestos a terminar con un culto pagano todavía imperante en aquellos años de la Plena Edad Media, casi incrustaron el ara en un gran sepulcro donde supuestamente reposaban los restos de los mártires hispanos San Vicente y San Pelayo traídos a lomos de una mula por su hermano San Lorenzo.
Casi una conclusión Sobra el casi para que sea una conclusión, queda mucho por averiguar sobre materias tan lejanas que carecen de documentación y de elementos comparativos suficientes como para que las verdades sean irrefutables. Entre tanto, a la espera de nuevos avances, concluiremos diciendo que en la ermita de San Lorenzo parece haberse producido una perfecta continuidad de culto a unos dioses menores desde tiempos pre o protohistóricos hasta nuestros días, aunque, eso sí, secuenciado en tres fases o períodos bien definidos:
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Terminados los actos religiosos, los asistentes reponen fuerzas con sus propias viandas y regresan a sus lugares de procedencia. Los residentes en La Vid intentarán esquivar el refrescante recibimiento, a base de cubos de agua fría, que les tiene preparado la chiquillería. Y esto no parece que tenga nada que ver con culto alguno.
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ESTE EXTRAÑO Y LEJANO PUEBLO MANSI
Por Mercedes Pullman
Viajando por el mundo, en primer lugar, nos familiarizamos con otras culturas, sus tradiciones y costumbres. Algo que nos sorprende, inspira, y provoca la aparición de sentimientos bastante extraños, a veces, en completo desacuerdo. Pero en cualquier caso vale la pena conocer otras culturas para apreciar las similitudes y diferencias. Hoy hablaremos de los Mansi una misteriosa nación del Norte que comenzó su historia en el Neolítico acompañada de muchos mitos y leyendas ocultos tras el tupido y enigmático velo de lejanía. Los Mansi y los Janty, que desde la antigüedad vivieron en las vastas extensiones de Ugra (Yugra) , tierras situadas entre el río Pechora y los montes Urales, fueron quienes esbozaron muchas preguntas a historiadores y etnógrafos, cuyas respuestas siguen sin respuesta. A pesar del parentesco incondicional, que se expresa en la similitud de idiomas y muchos ritos, los Janty y los Mansi son pueblos diferentes. Los colonizadores rusos de Siberia occidental, que representaban los intereses del Imperio ruso, no estaban dispuestos a identificar las diferencias etnográficas de dos naciones tan pequeñas. Los residentes de Ugra fueron mencionados en masa tanto en documentos oficiales como en estudios científicos. Este enfoque condujo a la aparición del Okrug Autónomo Janty-Mansisk donde, hasta el día de hoy, viven los Mansi.
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El nombre común que inventaron los científicos para justificar la unificación de estos dos pueblos suena como "Ob Ugrianos". Dado que estas personas viven en la cuenca del rio Ob y pertenecen a los pueblos ugrofineses. Por cierto, según los lingüistas, sus parientes más cercanos son los húngaros (magiares). Janty, Mansi y Húngaro, que son parte del grupo Ugric de la familia de lenguas Urálicas. Se cree que la etnogénesis de los pueblos indígenas de Siberia occidental se produjo en los Urales como resultado de una mezcla de residentes locales que vivieron en estas tierras desde el Neolítico, y las tribus finno-ugric que vinieron del Sur. Con el tiempo, los Janty y los Mansi migraron hacia el Nordeste. La principal diferencia entre los dos pueblos mencionados es su estilo de vida. Los Mansi (Voguls) son pastores nómadas de renos que habitan la tundra y los Janty (Ostyaks) viven en la taiga y a lo largo de las orillas del rio Ob, o el rio Irtysh, así como en sus afluentes. Mansi es un nombre propio de una nacionalidad, originario de la palabra prafino-ugric *manc?, que significa tanto "hombre" como "humano". Curiosamente, los húngaros eligieron una palabra similar como nombre propio: magyar. Desde la Edad Media hasta los años 20 del Siglo XX, a los Mansi se les conocía con el nombre de "Voguls" o “Vogulichi”.
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Según la versión de los historiadores se llamaron así por el nombre del río Vogulka. Aunque otros investigadores afirman que es debido a su carácter fuerte y sanguinario, ya que la traducción de la palabra se acerca al significado de "salvaje".
La famosa “Piedra pintada de Visher” es el monumento principal de aquella época, que se encuentra en el territorio de la ciudad de Perm. Es una pared con pinturas rupestres y murales realizados por los antepasados de los Mansi modernos.
Idioma El idioma Mansi es parte de un extenso grupo de lenguas ugrofineses y, según los lingüistas es muy similar al húngaro. Básicamente la herencia histórica de los Mansi está representada en versión oral o en pinturas rupestres. Los Mansi no tenían escritura hasta el Siglo XX. El primer alfabeto, basado en el sonido, fue creado en 1931 usando letras del alfabeto latino. Sin embargo, a finales de los años 30 fue reescrito, tomando como base el idioma ruso. Otra modernización tuvo lugar en los años setenta: se agregaron letras para denotar vocales largas. Hoy, el idioma Mansi se estudia en la escuela primaria en el área de residencia de este pueblo y en la Universidad de Ugra.
Piedra de Visher
Los primeros contactos registrados con los nativos ocurrieron en el siglo XI, cuando los colonizadores de Novgorod (una de las principales ciudades rusas de la época) llegaron a los Urales. Las tribus Mansi en ese momento eran parte de los principados de Kondinsky, Sosvinsky, Lyapinsky y Pelymsky. Actual alfabeto Mansi
La historia Se cree que las tribus que sentaron las bases de la peculiaridad nacional de los Mansi aparecieron en las llanuras de los Urales hace 2-3 mil años a. C. Más tarde, empezaron a migrar adentrándose en los Montes Urales, donde su desarrollo fue significativamente influenciado por los pueblos iraníes que habitaban estos lugares.
La abundancia de riqueza natural y el deseo de apropiarse de nuevos territorios, llevaron a los rusos, más de una vez, a estas tierras. Primero, debido a sus incursiones, los Mansi dejaron las estribaciones de los Urales y se trasladaron a la zona meridional y media de Siberia occidental. Se cree que fue durante este período, cuando las tribus ugric de Asia se unieron a los ugrianos neolíticos, formando el pueblo Mansi con el que estamos familiarizados hoy. En los siglos XVI-XVII, las tierras de Ob-Irtysh se anexionaron al principado de Moscú, tras lo cual el reasentamiento activo de los campesinos, comenzó a desarrollar nuevos territorios. Como resultado y al mismo tiempo, comenzó la opresión de los pueblos indígenas, la lucha contra ellos por el territorio y un intento de convertirles a la fe cristiana. Esto condujo a enfrentamientos y posteriormente a la partida de los nativos a las frías zonas del norte de la región. Tal vez, tras estas guerras se les añadio la caracteristica de un pueblo sanguinario que no tiene nada que ver con la realidad.
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Los hombres Mansi
permitía participar en los rituales chamánicos, ni realizarlos ellas mismas. Cada casa Mansi tiene un amuleto en su pared externa posterior, que la mujer no solo no podía tocar, sino pasar por aquel lado de la casa o dormir al lado de aquella pared. Durante la más importante festividad de los Mansi “la fiesta del oso”, solo los hombres podían realizar ritos sagrados, cantos y bailes sacros. Las mujeres, en estas ocasiones tenían que cubrir su cara para no ahuyentar a los espíritus. Sin embargo, a pesar de esto y según la leyenda, fue la Osa quien parió al primer Mansi. Por esta razón, y de acuerdo con el orden establecido, los hombres respetan y cuidan a las mujeres y en las familias gobierna la paz. Uno de los roles principales de la mujer Mansi eran: la descendencia sana y mantener la lealtad a su esposo. Durante mucho tiempo, la infertilidad de las mujeres se consideró una buena razón para la poligamia en esta tribu.
Matrimonio y adulterio Ya se mencionó anteriormente que el nombre "Mansi" en sí mismo significa "hombre" y "humano", que ya habla de la importancia y el papel de este último en la vida de la tribu. El hombre era responsable de todo lo que ocurría fuera de la casa: caza, pesca, comercio, cría de ganado. También tenía derechos exclusivos para comunicarse con los espíritus. Solo el sexo más fuerte podría convertirse en chamanes, participar en ritos religiosos y hacer sacrificios.
Los representantes de los pueblos indígenas de Ugra no vigilan estrictamente el comportamiento de sus hijas, porque las relaciones prematrimoniales no se consideran entre ellos como algo reprobable. Tener un hijo de otro hombre no impide a la chica casarse con otro. Desde el punto de vista del novio, este es un detalle positivo, ya que demuestra que la muchacha es capaz de soportar y dar a luz una descendencia sana.
La mujer Mansi
El papel de la mujer Mansi era el cuidado del hogar. Tenía que encender y mantener el fuego, calentar la casa, cocinar, coser ropa, cuidar a los niños y al ganado. A las mujeres no se les
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Pero la infertilidad es una verdadera tragedia a los ojos de los Mansi. Incluso permiten el adulterio si una mujer no logra quedar embarazada de su esposo. En caso de infertilidad de la mujer, el hombre tiene permitido la bigamia.
personaje principal de la leyenda es el ave acuática Gagara, que podía moverse en esas tres partes. Zambulléndose incontables veces al fondo del único océano iba sacando limo hasta que se formó la Tierra.
Los Mansi creen que un parto difícil atestigua la infidelidad de la mujer, y son los propios dioses quienes la castigan por tener un hijo que no es de su marido provocando el sufrimiento y dolor que una mujer decente no experimenta. Pero cualquier recién nacido es aceptado con gran alegría, ya que los asuntos de los dioses no conciernen a los simples mortales.
Religión Inicialmente, como la mayoría de los grandes pueblos, los Ob Ugrians tenían muchos dioses, cada uno de los cuales personificaba el poder de la naturaleza.
Dios supremo Num-Torum. Pintura digital Vladimir Nagovitsyn
Con la imposición del cristianismo, los Mansi siguieron sus tradiciones. Aunque, es cierto que con la colonización masiva de Siberia por los rusos, comenzaron a practicar sus cultos en secreto, trasladando sus ídolos a lugares especiales que fueron sus santuarios. l.
Tradicionalmente, los Mansi se adhirieron a las creencias paganas. Adoraban a los dioses, los espíritus de la naturaleza, los animales tótemicos, los árboles y los espíritus de antepasados. La autoridad incuestionable para ellos era el chamán. Y aunque los Ob Ugrians adoptaron oficialmente el cristianismo, el animismo, el zoomorfismo y la ortodoxia se combinaron milagrosamente en su visión del mundo. Su Dios supremo era Num-Torum, el inframundo estaba gobernado por el espíritu de Kul-Otyr. El Polum Torum era el santo patrón de los peces y las aves (la principal fuente de alimento), y Kaltash-equa era considerada la Diosa de la tierra y la fertilidad. Los Mansi tienen su propia cosmovisión representada en la leyenda de la creación del Mundo. Creían que todo estaba dividido en tres partes: tierra, agua y aire. Por esta razón, el
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Actualmente, más del 80% de los Mansi profesan el cristianismo, pero estrechamente entrelazado con las creencias paganas. Identifican a San Nicolás con Num-Torum, y a la Virgen María con la diosa de la tierra Kaltash-Equa. Es sorprendente el arraigo a las creencias paganas que les permite realizar los rituales de sus ancestros, utilizando los iconos ortodoxos que están presentes en todas las casas de este pueblo. Para apaciguar a los dioses, los Mansi manchan los labios de los santos cristianos con la sangre de animales sacrificados, porque identifican sus caras como si fueran los dioses paganos. Los sacerdotes ortodoxos, por mucho que lo intenten, no pueden hacer nada con tal sincretismo religioso, ya que los Mansi aseguran que son cristianos.
Música en la vida de los Mansi La cultura musical de los Ob Ugrians es mucho más rica y diversa que la mayoría de sus vecinos. A lo largo de los siglos, los Mansi fabricaron una gran variedad de instrumentos de cuerda y punteados (una especie de arcos musicales). Los investigadores descubrieron 27 variedades, cada una de las cuales está asociada con algún animal totémico o ritual pagano. Por ejemplo, un arpa de siete cuerdas es un cisne. Y hay tumran, nars-yuh, rasp, kugel-yuh, nin-yuh y muchos otros.
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Traje nacional
Viviendas Mientras vivían en las laderas de los Montes Urales, los Mansi habitaban en cabañas bajas cubiertas por un techo de tierra. Con la partida hacia el Norte, comenzaron a construir viviendas más completas, aisladas desde el interior con pieles, cubriendo las grietas con el musgo Jagel. Actualmente, muchos de ellos, siguen viviendo en casas de madera con diseños más modernos. Durante el verano, en la época de caza y pesca, construyen unas cabañas de corteza de abedul en forma de cono cubiertas por las pieles de los renos.
Debido al clima natural, el traje nacional Mansi se distingue por la presencia obligatoria de ropa de abrigo cálida. Las mujeres elaboran los vestidos con las pieles de renos utilizando las venas del pescado como hilos y las espinas como agujas. La ropa masculina consistía en calcetines de lana gorda en las que se metían pantalones de piel y camisas de ortigas o telas sujetas por un cinturón de cuero decorado con cadenas de metal o huesos. Estos cinturones se consideraban amuletos de la suerte, y solo los hombres podían usarlos. En caso de peligro, por ejemplo, antes de un huracán o durante una cacería, se arrojaban cinturones al lago o al bosque para apaciguar a los espíritus de la naturaleza. Los hombres llevaban anillos que se consideraban sagrados ya que les ayudaban a lograr objetivos o encontrar el camino correcto. Su peinado también es curioso: el cabello no se cortaba, sino se entrelazaba en dos trenzas unidas en la parte inferior por una cadena. El traje tipico de las mujeres consistía en un vestido largo de corte recto, sobre el cual se usaba una especie de batín oscilante con diferentes bordados. Sus cabezas siempre estaban cubiertas por un pañuelo ya que se consideraba indecente ir por el mundo con la cabeza descubierta. El cuello y los puños de sus vestidos y abrigos estaban decorados con cuentas de colores.
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LAS EXTRAÑAS COSTUMBRES MANSI La fiesta del Oso Muchos pueblos de Siberia consideran al oso como su antepasado, incluidos los Mansi. Pero el culto religioso no les impide matar a este animal, desollarlo y comer su carne. Por el contrario, cada "amo de taiga" obtenido por los cazadores, es una ocasión para festejar entre todo el poblado. Además, si matan una osa, la festividad dura 4 días, y si es un oso se celebra un día más. Esto se debe a la creencia de los Mansi de que una mujer tiene 4 almas, y un hombre tiene 5, y cada una de ellas debe ser respetada. Se sacrifica un reno, cuyo cráneo se cuelga en un lugar destacado durante toda la fiesta.
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Los rituales se realizan ante multitud de gente. Despellejan al animal solemnemente, sin quitar la piel del cráneo, deshuesan y cortan la carne y la cabeza la colocan entre las patas delanteras que dejan intactas. Si es un macho, ponen monedas de plata en la nariz y los ojos y un bozal hecho de corteza de abedul. A las hembras las atavían de manera diferente, cubren sus cabezas con un pañuelo, adornándolas con collares de cuentas.
Esto se ha convertido en una tradición que algunos criadores todavía siguen manteniendo.
El plato típico de los Mansi Muchos pueblos del mundo pueden sorprender con sus platos nacionales. Y los pueblos indígenas de Siberia no son la excepción. No solo, comen la carne del animal, sino el contenido de sus estómagos. Está considerado un manjar llamado "kaniga", que en invierno consiste en Jagel semi digerido, los líquenes con los que se alimentan los renos, y en verano en el follaje de arbustos, hierbas, líquenes y setas expuestos a los jugos gástricos del estómago del reno.
Foto de O. A. Kravchenko
Si tenemos en cuenta que cada familia local tiene más de una piel de oso, podemos suponer que la caza de los "amos de taiga", en Siberia Occidental, se lleva a cabo regularmente. En la celebración, la gente disfruta de la carne fresca del oso y otros platos de la cocina nacional. Los hombres realizan rituales de baile con cánticos. Para los Mansi, la “fiesta del oso” es una realidad alternativa, una especie de espejo, donde el mundo de los espíritus se entrelaza con la realidad.
Castración de los renos Generalmente, las familias Mansi, tienen manadas de renos que les proporcionan el alimento y la ropa. Los cuernos y huesos se usan en la fabricación de diversas herramientas y utensilios domésticos. A veces, usan a los renos como moneda de cambio. En una manada, dejan un semental (con menos frecuencia, dos) que insemina a las hembras durante la temporada de celo. Al llegar a la edad adulta castran a la mayoría de los machos, para evitar las violentas luchas entre ellos por montar a una hembra. De esta manera, sus dueños evitan las pérdidas de ganado y el aumento de peso de los machos por la castración. En los viejos tiempos, sin las herramientas necesarias y sin temor a la aparición de infecciones en los animales, los Mansi mordían los testículos del joven reno para castrarlo con sus propios dientes.
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
Se cree que el "kaniga" es muy saludable y contribuye a la digestión de los alimentos para animales. Para enriquecer con vitaminas y minerales, este plato se come junto con diferentes bayas del norte. Además, los Mansi beben la sangre del reno recién sacrificado, y también comen la médula ósea de las patas del animal, aplastándolas con un hacha. Los nativos de Urga consideran que la carne cruda y todavía caliente ayuda a combatir muchas enfermedades, fortalece la inmunidad, da fuerzas y calienta por dentro, lo cual es importante durante las heladas severas.
Ritual del entierro al aire. Una de las tradiciones funerarias más antiguas de los Mansi es el entierro aéreo. La palabra "entierro" claramente no es la más adecuada, porque el cuerpo del difunto se cuelga en una barra especial durante el funeral o se deja en una plataforma alta en un lugar sagrado para que el alma de la persona muerta pueda volar por el aire al otro mundo para su próxima reencarnación. Este tipo de funeral también lo practican los pueblos Janty,
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Nenets (un pueblo formado por unos 40.000 pastores nómadas, que se conocen como los cowboys siberianos), los Nganasans, Yakutos, Tuvanos y otros, incluidos los Iroquois de América del Norte.
además, algunas familias de los Mansi habitan en la Reserva Estatal Vishersky en el Territorio de la ciudad Perm. A pesar de que estos lugares se consideran la patria histórica de este pueblo, en el mundo moderno son las regiones del Norte de Siberia occidental las que están asociadas con los Mansi. Para comprender la naturaleza y las características de una cultura, necesitamos conocer sus orígenes y el desarrollo a lo largo del tiempo. Si el pueblo Mansi tuviera su propio lenguaje escrito, sería más fácil, pero las únicas fuentes escritas son información fragmentada de sus vecinos lejanos, que ni por asomo nos acercan a la profundidad y riqueza de la cultura y tradiciones de la población indígena de Siberia.
¿Sabías que…?
V.N.Vasiliev observa el entierro al aire, 1905
Vasily Kandinsky, destacado artista ruso, fue uno de los fundadores del abstraccionismo en las artes visuales, y a lo largo de su carrera, recurrió a los motivos del chamanismo. Eeste hecho no fue un homenaje a la moda o una pasión por lo exótico. Los temas chamánicos de Kandinsky tienen profundas raíces en su genealogía, psique y hechos biográficos. El origen del apellido Kandinsky está asociado con el nombre del río Konda (Siberia), que fluye a través del territorio de la región Janty-Mansiysk, donde se asentó la familia tras conquistar una parte de las tierras siberianas. Esta región era sagrada para Voguls (Mansi), Ostyaks (Janty) y Zyryans (Komi). Según Kandinsky, los antepasados de su padre, eran los Mansi del Este, exiliados por razones políticas de Siberia occidental. Desde pequeño tuvo la oportunidad de conocer la lejana historia de sus raíces, incluidos los Voguls, quienes, junto con los Ostyaks, vagaron desde los Urales hasta el Océano Ártico.
Foto realizada por el el grupo de Diatlov, 1959
Conclusión Según el censo del 2010, el número de los Mansi era de 12.269 habitantes. Actualmente, alrededor del 80% de los Mansi viven totalmente adaptados en pueblos y ciudades. El 60% de ellos consideran el ruso como su lengua materna, y solo el 13% habla Mansi con fluidez. La población indígena del Norte recibe apoyo material y, si es necesario, se les proporciona de forma gratuita su propia vivienda moderna. Los representantes de la etnia, que apoyan el estilo de vida tradicional, reciben gratuitamente tierras para su uso, con una superficie de varios cientos de miles de hectáreas. Un pequeño número de los llamados "Ural Mansi", unas 200 personas, viven en la zona Norte de la región de Sverdlovsk,
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Las hipótesis infundadas Existe una teoría de que los indígenas del pueblo Mansi podrían haber atacado y asesinado al grupo de 9 esquiadores rusos que en febrero de 1959 montaron un campamento junto a la Montaña de la Muerte, en la ruta de los Montes Urales. El incidente se conoció como Paso Dyatlov, en referencia al nombre del líder del grupo, Igor Dyatlov, y nunca fue aclarado. Los cuerpos fueron encontrados una semana después en diferentes lugares. Algunos especulan que fueron los Mansi los que mataron a los chicos por invadir sus tierras, pero no existe dato alguno que apoye esta absurda teoría ya que este pueblo se caracteriza por ser pacífico y amigable. Las investigaciones realizadas en la zona indican que no se han constatado ningunas huellas que no fuesen de los excursionistas, y tampoco existieron señales de una lucha cuerpo a cuerpo.
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ULACA, EL RECINTO SAGRADO DE LOS VETTONES EN LA PROVINCIA DE ÁVILA Por Álvaro Anula Pulido
Existen enclaves donde la magia no desaparece con el paso de los milenios. Emplazamientos donde la barrera entre lo natural y lo ignoto se estrecha hasta límites insospechados. En definitiva, lugares con un halo diferente a los que los antiguos se referían como recintos sagrados, pues era el punto adecuado donde podían conectar con lo numinoso, con lo sobrenatural. Y uno de esos recintos sagrados, cuasi-divinos, se encuentra escondido de los avatares del tiempo en lo más recóndito del valle de Amblés, en la sierra de Ávila. Entre los abruptos y funambulescos riscos graníticos que gobiernan sobre Villaviciosa (municipio de Solosancho) se halla íngrimo el castro de Ulaca, axis mundi u ombligo del pueblo vettón. Su ubicación es inhóspita, casi inimaginable. Su acceso es solo para valientes que se atreven a desafiar a la montaña, con una pendiente de 600 metros valle arriba, sorteando todo tipo de moles de piedra que parecen comenzar a rodar en cualquier momento. Sin embargo, cuando se divisan las ruinas de Ulaca y se pasea por sus viejos restos, una sensación difícil de describir invade a todo aquel que se inmiscuye en este paraje. Una sensación que, como una señal de advertencia, avisa de que el enclave se ha abierto de par en par para mostrar sus secretos mejor guardados.
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Ulaca: cuando los vettones dominaban la provincia de Ávila Ulaca era la razón de ser de los vettones. Este pueblo se situaba en el centro-oeste peninsular, en lo que hoy son las provincias de Salamanca, Ávila y Cáceres, antes que las águilas de Roma hicieran acto de presencia en la Península Ibérica. Destacaban por refugiarse en las montañas, dedicarse a la ganadería y por no ser especialmente aguerridos. Se sabe que incineraban a sus fallecidos y sus elementos artísticos más característicos son los “verracos”, esas representaciones zoomorfas en piedra de toros y cerdos.
fue el saqueo y posterior incendio del oppidum, ya que sabían la importancia que tenía el recinto para los vettones. Tras ser arrasado, comenzó una decadencia del poblamiento hasta ser abandonado en torno al siglo I a.C. con la conquista del Imperio romano, cuando los habitantes de los valles y montañas se vieron obligados a establecerse en las vegas de los ríos de la comarca. De esta forma, se despobló y uno de los grandes centros de poder de la Hispania prerromana quedó a merced de las inclemencias del paso del tiempo.
Foto 1: Verraco de Villaviciosa
Custodiados por el terreno arisco y escarpado del valle de Amblés, los vettones construyeron en el siglo VI a.C. lo que los romanos conocían como un oppidum, pero con el transcurso de los milenios ha pasado a ser conocido como “el castro de Ulaca”. Se creó en un área pobre en recursos y se torna en complicado imaginar cómo podían subsistir en un terreno tan inaccesible, donde las actividades agrícolas y ganaderas no se podían llevar a cabo en un terreno tan impracticable. No obstante, el castro se convirtió en el asentamiento más próspero del pueblo vettón. Pudo albergar más de 250 casas en las que llegaron a habitar más de un millar de personas. Se levantó una muralla con grandes bloques de piedra con un torreón para defender la plaza. Y, sobre todo, el poblado contaba con un altar de sacrificios y una sauna ritual que Eduardo Sánchez Moreno, profesor de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Madrid, describe como “las muestras más paradigmáticas en territorio vettón de espacios sagrados indígenas”. Estos pobladores prerromanos permanecieron en Ulaca hasta que Aníbal llegó a la Península Ibérica. En el año 220 a.C., el comandante cartaginés, que por aquel entonces tenía 27 años, inició una campaña militar por la Meseta Central. El resultado
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Foto 2: Casas del oppidum de Ulaca
El búho sagrado que vigila Ulaca A pesar de que el castro de Ulaca fue deshabitado hace más de 2.000 años, aún exhala un fulgor taumatúrgico. Y lo desprende porque no es un lugar cualquiera. Los vettones no levantaron este poblado en mitad de la nada así porque sí, aun a sabiendas de las dificultades que presenta el terreno. Sabían que su centro más importante tenía que estar en este paraje y no en otro. De ahí radica el fuerte componente numinoso que emana Ulaca. Ese carácter sagrado es señalado desde que se asciende al yacimiento. En el margen izquierdo del casi impracticable sendero que conduce hasta Ulaca existe una gran roca de granito con una silueta muy característica. Se trata de un peñasco cuya forma recuerda a un búho. En la actualidad, dicha figura sería considerada como una mera pareidolia, pero dentro del mundo mágico de los antiguos, esta tendría un gran significado y, sobre todo, estaría emplazada ahí por motivos concretos.
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Foto 3: Búho sagrado de Ulaca
Dentro del pensamiento mágico, el búho se ha considerado como un animal totémico. Esta ave rapaz siempre se ha vinculado como un símbolo protector de poblaciones. Por sus facultades biológicas, el mencionado animal sería el guardián nocturno de los asentamientos gracias al eficaz oído y determinante vista que posee en la oscuridad. Por ello, en la Antigüedad varias civilizaciones y pueblos se encomendaban al búho como talismán de protección. Y los vettones no iban a ser menos, ya que esta ave estaba muy arraigada también en las creencias del mundo céltico. Los celtas vinculaban al presente animal con la sabiduría, a la altura de la divinidad, como atestiguan las sagas de la tradición gaélica. No es de extrañar, por tanto, que el entramado de pueblos prerromanos de cultura céltica adoptara al búho como un ser vivo sagrado, idóneo para extrapolarse a las necesidades humanas de protección cuando cae la noche. Y uno de esos ejemplos se encontraría antes de cruzar las murallas de Ulaca, donde una piedra con los rasgos del ave nocturno se habría convertido en el pretexto adecuado para dar rienda suelta a un pensamiento mágico que persigue al ser humano desde épocas inmemoriales.
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El santuario de Ulaca: sacrificios de animales...¿y humanos? El búho pétreo es un indicador, una especie de “letrero” milenario que anuncia la entrada a un espacio distinto. Pero traspasadas las murallas que servían de fortaleza defensiva, se llega al santuario, el culmen del entorno sagrado que representa Ulaca. El altar escalonado, las losas con sus extrañas formas y sus misteriosas inscripciones son el reflejo tallado en roca de la importancia que albergaba este templo para los antiguos vettones.
Aquel espectáculo de luces considerado como “divino” que anunciaba la oscuridad demostraría que los antiguos prerromanos no eran tan primitivos como afirmaban los romanos. Tendrían unos conocimientos astronómicos más avanzados de lo que pensaban, hoy difíciles de concretar, que tenían relación también con el Pico Zapatero. La cumbre más alta de la sierra de Paramera abulense se encuentra alineada con el santuario de Ulaca, en una suerte de creencia que en la actualidad se desconoce.
Lo más llamativo es que no siempre se ha pensado que fuera un santuario. Las primeras referencias acerca de este complejo son de 1901, cuando el arqueólogo Manuel Gómez Moreno comenzó a elaborar un catálogo monumental de lo que encontraba en la provincia de Ávila. Gómez Moreno cuenta que en lo alto del valle de Amblés hay un lugar donde los montañeros aseguran que hay una estancia que definen como “una escalera del palacio de doña Urraca” y que llevaba a un mero depósito de agua. Los lugareños no eran conscientes de la relevancia del emplazamiento para los antiguos moradores de la zona...
Foto 5: Escalera del santuario de Ulaca
Durante las fechas en que se producía el solsticio de invierno, aún es posible imaginar en el santuario las reuniones religiosas a las que acudían la población vettona para adorar a deidades ignotas mediante cultos colectivos. No obstante, esta estancia comenzó a ser llamada con otro apelativo: “el altar de sacrificios”.
Foto 4: Santuario completo de Ulaca
Con las posteriores investigaciones arqueológicas que culminaron en 1931, cuando Ulaca se declaró Conjunto Histórico-Artístico, la concepción del santuario cambió por completo. Ya no eran unas simples escaleras que conducían a un depósito de agua para satisfacer a una reina leonesa. Era mucho más que eso. El catedrático Martín Almagro-Gorbea postuló que era un santuario onfálico, situado en el centro de Ulaca para destacar su importancia sobre las demás construcciones. En él, cuando caía el ocaso del solsticio de invierno, los anaranjados rayos solares se posaban sobre las losas e iluminaban los entalles izquierdos de la escalera con los destellos que conseguían atravesar las moles de piedra.
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La piedra escalonada de Ulaca fue el escenario de todo tipo de sacrificios. Ricardo Martín Valls comparó el santuario del valle de Amblés con el santuario de Panóias. Este altar prerromano (y después romanizado) situado en el concejo portugués de Vila Real guarda grandes semejanzas con el de Ulaca, aunque en él existieron una serie inscripciones en latín y griego que ayudaron a saber su utilidad. En las inscripciones del monumento portugués detallaban que era un recinto sagrado donde “se sacrificaba y se mataba” para los dioses, las vísceras se quemaban en unas cazoletas y la sangre se vertía por unas cavidades. En la equiparación de ambos yacimientos arqueológicos, Martín Valls no tenía dudas: “Panóias se ha convertido en el referente explicativo de los ritos celebrados en el altar abulense (Ulaca)”.
¿Y cuáles eran esos ritos que se celebraban en el altar de Ulaca? 29
Se trataría de rituales de fuego, tan extendidos a lo largo de la Península Ibérica. En ellos se sacrificaba animales como ofrendas a los dioses, que posiblemente serían acompañados por la ingesta de carnes y el consumo de ciertas sustancias alcohólicas o psicotrópicas. La sangre corría por los derramaderos de la roca y se vertía en cubetas donde era recogida. Por otro lado, las entrañas de las víctimas sacrificadas eran quemadas en las cazoletas de la parte superior del altar.
Foto 7: Derramadero del altar de sacrificios de Ulaca
Foto 6: Dibujo que reconstruye los sacrificios en Ulaca
También se llevaría a cabo el sacrificio de animales de gran tamaño, como toros y caballos, aunque estarían reservados a circunstancias especiales en el que se busca un mayor favor divino o en períodos de guerra, con el objetivo de alcanzar la victoria ante el enemigo. Los vertidos de la sangre de estos animales, tras haber sido recogida, podrían haberse oficiado tanto en la misma roca escalonada como en un gran pedrusco circular con un derramadero que se encuentra a la entrada del castro, rodeado de agujeros a modo de cazoletas. A pesar de que no cuenta con una superficie plana en la parte alta, esta mole de granito presenta una especie de recipiente con un conducto que desemboca en el suelo, en el que se podría trasvasar cualquier tipo de líquido. Ningún investigador ha puesto en tela de juicio que en el santuario de Ulaca se produjeran sacrificios animales. Sin embargo, ¿tuvieron lugar sacrificios humanos? Hay que tener en cuenta que el pueblo vettón realizó sacrificios humanos. Los habitantes vettones de Bletisama, actual Ledesma (Salamanca) sellaban la paz con sus enemigos a través del sacrificio de un caballo y un hombre. Estas ejecuciones se alargaron hasta el siglo I a.C., ya en dominio romano, por lo que el procónsul Publio Craso tuvo que prohibir que efectuaran este tipo de hábitos en tierras vettonas.
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Algo similar también era realizado por los lusitanos, cuyas costumbres tendrían que ser muy similares a los de los vettones por compartir límites territoriales. Estrabón cuenta que “los lusitanos hacen sacrificios (humanos), observan las entrañas, pero sin extirparlas”. También añade que “observan las venas del pecho y conjeturan palpándolas”. Y el geógrafo e historiador griego concluye su descripción de los lusitanos narrando que “predicen mediante las entrañas de los prisioneros de guerra, cubriéndolos con sagos; luego cuando el arúspice golpea por encima de las entrañas, predicen primero según la forma en la cae el cuerpo” y “cortan a los prisioneros la mano derecha para consagrarla como ofrenda”. El profesor francés Christophe Bonnaud, dedicado al estudio de los vettones, admite que estas prácticas de sacrificios humanos también pudieron haber sucedido en el recinto sagrado de Ulaca: “En Ulaca, la escalera doble que conduce a piscinas conectadas, entre ellos por canales de flujo, no parece cumplir otro uso que ofrecer sacrificios humanos y/o animales”.
Foto 8: Piedra circular con muchas cazoletas
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La sauna ritual de Ulaca donde eran consagrados los guerreros El santuario de Ulaca era el medio donde se llevaban a cabo los rituales de fuego, pero también hay un monumento destinado a los rituales de agua, tan esencial dentro del entramado de creencias prerromanas. Es la sauna ritual, conformada por tres dependencias dedicadas a la creación de vapor, a la disposición de los asistentes y a la recepción de estos, respectivamente Al igual que el “altar de sacrificios”, fue mal catalogado en las primeras investigaciones. En un principio, se aseguraba que la sauna ritual de Ulaca era en realidad una fragua donde sus habitantes fabricaban utensilios y armas, debido a la existencia de una abertura que recordaba a un gran horno.
Con el avance de los estudios, se demostró que esta construcción era mucho más transcendental, más mágico que todo eso: era lo que los galaicos denominan como “pedra formosa”. Las “pedras formosas” o saunas castreñas son rocas moldeadas en estructuras, a menudo semienterradas, con varias estancias que funcionaban como pequeños balnearios de vapor. Esta tradición estaría muy arraigada entre los pueblos primitivos de la Península Ibérica. En una de las dependencias colocaban piedras ardientes que, tras echar agua sobre ellas, comenzaban a producir el vapor de agua, que llegaba a los asistentes a la sauna mediante un gran orificio. Los individuos que recibían el baño de vapor en Ulaca eran dos personas, que podrían estar a puerta cerrada entre cuatro y seis horas, si se compara con otras construcciones similares
Foto 9: Sauna ritual de Ulaca
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Estaban tantas horas encerrados en la sauna porque no era un baño de vapor cualquiera, sino que era ritual. Almagro-Gorbea sostiene que tienen una gran carga ideológica porque estaban asociados a baños medicinales o de iniciación para guerreros. La segunda opción cobra más fuerza, según el catedrático, ya que hay indicios de la existencia de pequeñas cofradías de jóvenes guerreros en la zona, que acudirían a la sauna de Ulaca acompañados de sus armas para ser partícipes de un baño ritual. Estrabón describe el procedimiento de uso de las saunas rituales por parte de los constructores del castro abulense, cuyos dominios se extendían hasta la ribera del Duero: “Dicen que algunos que habitan junto al río Duero viven como espartanos, ungiéndose dos veces con grasas y bañándose de sudor obtenido con piedras candentes”. Lo referido pertenecería a las tradiciones ancestrales del mundo céltico instaurado en la Península Ibérica. Dentro de esta ritualística no es extraño que tuvieran como protagonistas a diversas sustancias estimulantes o alcaloides. En los alrededores de Ulaca es fácil hallar tejos con sus frutos, bayas de enebro, digitalis y psilocibes que provocan estados alterados. Su uso en la sauna ritual pudo ser muy parecido al que describe Herodoto sobre los escitas, quienes colocaban piedras enrojecidas al fuego y situaban junto a ellas granos de hachís; después arrojaban agua a las piedras y con el vapor provocado por el agua y el hachís, los escitas, en palabras del historiador griego, excitados por el humo, aullaban de alegría”. Las hierbas y sustancias psicoactivas no solo se consumían en los baños de aire caliente como rito de iniciación. También eran empleadas para tratar enfermedades o aliviar dolencias a través de la inhalación, especialmente a los guerreros quienes eran los más habituales en las saunas rituales.
a través de un “bautismo de sangre”. Aunque una de las variantes era recoger el líquido de los pozos de sangre para crear una bañera dentro de las saunas, en la que los guerreros se introducían desnudos para ser ungidos. Los taurobolios eran habituales entre los romanos, si bien era un procedimiento muy extendido en toda la Europa Antigua. No era necesario hornos ni “pedras formosas”, pero sí un área donde pudiera concentrarse la sangre, como los asientos de la sauna de Ulaca. Finalmente, en su análisis, Almagro-Gorbea propone que la sauna de Ulaca ofrece un carácter ctónico al estar semiexcavada de forma intencionada: “Este hecho explicaría su relación habitual con divinidades cosmológicas, de tipo astral e infernal”. Representarían, por tanto, entradas al Más Allá, que dentro de la cultura céltica tendría gran conexión con los cultos con agua. “El agua era el elemento de comunicación con el Más Allá, o mejor dicho, el propio Más Allá”, comenta el historiador. Esta idea entroncaría con la idea de la comparación de las saunas castreñas con fuentes rituales que permitían el acceso al mundo de los muertos de acuerdo con la ideología indoeuropea y céltica, como defiende Mircea Eliade, estudioso rumano de las religiones.
Foto 11: Asientos de la sauna ritual de Ulaca
El 'Canto de los Responsos' y las almas que vagan por los alrededores de Ulaca
Foto 10: Bayas de enebro, psilocibes y del digitalis
Otro de los rituales que solía celebrarse en saunas castreñas como la de Ulaca era el del taurobolio. Consistía en sacrificar a un toro, cuya sangre era vertida en el momento sobre la cabeza de los guerreros, potenciando así las facultades bélicas
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Con el Más Allá también habría tenido relación un gran bolo de granito que se encuentra a extramuros de Ulaca. Su impresionante aspecto y su posición dominante sobre el paisaje del valle, unido a los indicios observados en su entorno, hace pensar que en él se celebraron ritos en la actualidad desconocidos. El grosor es recorrido por una enorme cruz, señal de que la prominente roca intentó ser cristianizada tiempo después. Esta circunstancia no es aislada y pudo ser otro “Canto de Responsos”, como el que se encuentra muy cerca del castro de Ulaca, en los alrededores de Villaviciosa, ya en la ladera del valle.
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Foto 12: Roca que tiene una cruz en Ulaca
La importancia del “Canto de los Responsos” es vital para comprender el corpus mítico e ideológico de los habitantes de Ulaca. Situado al borde del camino, a poco menos de tres kilómetros al sur de Villaviciosa, es un gran berrocal ovoide con casi cuatro metros de altura por seis metros de diámetro. Lo más llamativo es la parte superior del cancho, repleta de pequeñas piedras acumuladas. Como indica su denominación, sería el lugar propicio para “echar un responso”. Por ello, los más mayores que pasan por aquel camino tienen como tradición lanzar una piedra sobre la zona alta de la roca. Los jóvenes describen esta costumbre entre risas y como una tontería, pero los lugareños de más edad aún relatan que había que echar un guijarro sobre el “Canto de los Responsos” para sacar un alma del Purgatorio y así evitar tener algún accidente cuando subían a la sierra a por leña, de caza o cuando viajaban en carros al otro lado del valle. Asimismo cuentan que si la piedra lanzada se quedaba sobre el berrocal y se pedía un deseo, este se concedía; si se caía, en cambio, la petición no se cumpliría. Queda patente la relación del “Canto de los Responsos” con ritos adivinatorios y, sobre todo, con ritos asociados a los muertos. Cultos que se remontarían a la época protocelta de la Edad del Bronce y que tuvieron una presencia especial en los celtas de la Península Ibérica como los vettones. Con el avance de los siglos, se habrían adaptado hasta preservarse en tradiciones actuales sin olvidar ese sustrato ancestral originario. Esto entronca con las teorías de Angelo Brelich, historiador ítalo-húngaro que proponía que los ritos folklóricos actuales provienen de la Antigüedad.
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Por su parte, el “Canto de los Responsos”, al igual que Ulaca, también fue estudiado por Almagro-Gorbea. Concluye que puede estar vinculado con “el límite simbólico del territorio antropizado de dicha población prerromana”. En otras palabras, entre los vettones del oppidum existiría la creencia en que los espíritus de los fallecidos vagaban errantes por los montes aledaños a Ulaca, en una contraposición entre el mundo de los muertos (los alrededores del poblado) con el mundo de los vivos (el propio poblado). Fuera de los límites del pueblo, las almas de los muertos campaban a sus anchas y podían hacer daño a los vivos, que permanecían desprotegidos al abandonar el confort y la seguridad de su “mundo viviente” que denota el poblamiento.
representación de ánimas errantes. O en Portugal, en cambio, perviven los “penedos do casamento”, más ligados a deseos, en el que las solteras tiraban guijarros encima de un gran peñasco para saber si se iban a casar o no.
Foto 13: “Canto de los Responsos” de Villaviciosa
En este sentido, el gran berrocal sería un punto de contacto con el Más Allá, donde convergen el mundo de los vivos con el de los muertos. Hay que mencionar que se ubica justo en la confluencia de dos arroyos y ya se ha aludido al agua como entrada al Más Allá dentro de las convicciones célticas. El rito de arrojar una piedra serviría para alejar o sosegar a las almas de los difuntos que merodeaban por lo más recóndito del valle de Amblés y de la Sierra de Paramera.
La tradición de acumular cantos como agente protector no es exclusivo de los valles de la sierra de Ávila. Recuerda mucho a los “amilladoiros” del folklore gallego, que eran aglomeraciones de piedras en cruces de caminos creadas por peregrinos al lanzarlas en señal de ofrendas para no ser dañados por malos espíritus, pues asociaban las piedras con las almas de los difuntos. En la provincia de León todavía persiste el convencimiento de que los mojones son la
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Foto 14. Cartel del “Canto de los Responsos Con la llegada del cristianismo, la tradición local estaba tan enraizada que tuvo que ser asimilada por la religión entrante. Para ello se recurrió a la idea cristiana del responso como forma para liberar un ánima del Purgatorio. Aun así, se mantuvo la creencia de que, si no se realizaba la ofrenda de arrojar una piedra sobre el “Canto de los responsos”, aquellas almas en pena que moraban en la zona harían de las suyas. Quizá también se intentó cristianizar la gran formación granítica con una cruz que parece comenzar a rodar en cualquier momento valle abajo frente a castro abulense. Pero ni el cristianismo ni la romanización, ni los incendios ni los saqueos han podido doblegar a Ulaca, que continúa cual vigía milenario custodiando el secreto más preciado de los vettones. Secreto al que nadie ha podido ni podrá acceder...
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CAMINANDO ENTRE DINOSAURIOS Texto : Alexandra Fernández Fotos: Alexandra Fernández e Yvan Figueiras Los primeros dinosaurios conocidos aparecieron aproximadamente hace 230 millones de años, durante el Triásico, en Sudamérica y Europa. La Rioja fue habitada por estos seres hace unos 120 millones de años durante la Era Secundaria, en el Cretácico inferior, por ello existe una riqueza excepcional en cuanto a paleontología en nuestras tierras. Según algunos expertos, esta provincia es una de las más importantes del mundo en este aspecto aún sólo habiéndose descubierto más o menos un 10 % del potencial que esconde. Los dinosaurios nos dejaron constancia de su presencia mediante restos fósiles e icnitas, huellas formadas producto de la pisada de un dinosaurio en terrenos húmedos, que tras el paso del tiempo y debido a la desecación entre otros factores, se han podido conservar hasta nuestros días. Desde 2005 y varios años posteriores, algunas Comunidades Autónomas de nuestro país - La Rioja, Castilla y León, Aragón, Asturias, Valencia y Cataluña - junto a Portugal; presentaron la candidatura de 35 enclaves paleicnológicos repartidos por toda la península con más de 200 yacimientos y miles de huellas, para ser declaradas Patrimonio de la Humanidad, pero la UNESCO lo rechazó.
características también descubriremos leyendas que se asocian a algunas ellas según la tradición popular. Estos yacimientos se encuentran perfectamente señalizados para facilitar su localización, además suelen añadir un cartel informativo explicando qué tipo de huellas encontraremos allí. La Rioja cuenta con más de 110 yacimientos, los cuales están repartidos en al menos 15 pueblos diferentes. Vamos a recorrerlos guiándonos por los principales valles que las albergan. Comenzaremos por el valle del Leza - Jubera donde en aquel tiempo estas tierras de los Cameros era una llanura bañada por ríos. Los primeros yacimientos en los que ya podremos ver más de 50 huellas los encontraremos en Soto en Cameros denominados Soto 1 y Soto 2, descubiertos en la década de los 80 y catalogados como Bienes de Interés Cultural por el Gobierno de La Rioja. Para llegar hasta ellos seguiremos el camino de Peña la Mora por el margen derecho del río Leza y en unos 10 minutos hallaremos el primer yacimiento ubicado en un estrato vertical. Si seguimos caminando en el segundo yacimiento podremos observar el tránsito de una manada de saurópodos. Por último en este mismo término tenemos un tercer yacimiento denominado como San Babiles. Cerca de este mismo pueblo en el término de Trevijano encontramos los afloramientos de Trevijano 1 y Trevijano 2.
Vamos a hacer un recorrido por los diferentes yacimientos riojanos que podemos visitar, pero no sólo conoceremos sus
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El yacimiento de La Pellejera es uno de los más grandes en extensión de la zona, situado en Hornillos de Cameros donde se han descubierto un total de 976 icnitas, 730 han sido halladas repartidas por los cinco afloramientos de esta zona; aunque se estima que solo se ha limpiado la quinta parte de la extensión que puede albergar icnitas. En Muro en Cameros se sitúa el yacimiento de La Cela con cuatro afloramientos: La Cela A con 21 huellas, 13 de un rastro de saurópodo y 8 huellas aisladas; la Cela B con 67 huellas de bípedos carnívoros y herbívoros, uno de los rastros llama la atención ya que podrían pertenecer a una cría. La Cela C tiene 23 huellas, de las cuales 12 huellas son de un herbívoro del que se ha estimado que caminaba a 2 km/h y el resto pertenecerían a carnívoros; y para concluir tenemos la Cela D con 8 icnitas aisladas.
En esta zona la tradición popular a lo largo de los años ha identificado alguna de estas huellas de dinosaurios con númenes, moras y finalmente se han cristianizado relacionándolas con las pisadas del caballo del apóstol Santiago “matamoros”. Se creía que cuando Santiago se dirigió a la batalla de Clavijo, su caballo brincó desde peña de La Canal, hasta peña La Mora, aquí se detuvo en el fondo del cañón del río Leza donde dio una coz contra una roca, creando las famosas fuentes del Restauro y finalmente con otro salto llegó hasta el monte Laturce. Dejamos la zona del Camero para adentrarnos en el valle del Cidacos, una de las más importantes en cuanto a yacimientos paleontológicos se refiere. Entre Villarroya y Muro de Aguas se han encontrado restos fósiles de mamíferos de la época Pleistocénica en el yacimiento de La Horna, lugar emblemático para el estudio de la transición de linajes de diferentes especies. En 2014 salió a la luz el ejemplar más completo y antiguo hallado en España de un esqueleto fósil de rinoceronte perteneciente a la especie Stephanorhinus etruscus. Actualmente su réplica se puede observar en el Centro Paleontológico de Enciso.
Dinosaurios Enciso
Cartel yacimiento de la Cela
Por último nos iremos hasta Cabezón de Cameros donde podremos disfrutar del yacimiento de Valdemayor, uno de los más peculiares de La Rioja; en él se localizan las huellas y extremidades anteriores de un Iguanodón. Ajamil, Robres del Castillo, Terroba o Santa Engracia son otros pueblos del Camero donde podremos encontrar otros yacimientos.
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Ya en Muro de Aguas hallamos tres yacimientos, el del Chorrón del Saltadero y el de Perosancio, ambos de difícil acceso y mal conservados. A 5 km en dirección a Ambas Aguas limitando con Préjano, se sitúa el yacimiento de Valdeté; en él podemos encontrar 13 huellas de un herbívoro con indicios de estar herido, puesto que caminaba cojeando. Este yacimiento mencionado junto al de La Magdalena en Préjano fueron los primeros estudiados de la provincia. Préjano cuenta además con otros yacimientos como el del Tomilloso, Valdemurillo, La Basta, la cuesta del Peso y Sol de la Pita; en este último se han encontrado restos de organismos acuáticos, como partes del caparazón de tortuga, escamas y dientes de peces y cocodrilos. Incluso falanges de las alas de pterosaurios.
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Si hay un lugar conocido en La Rioja por sus icnitas es Enciso. Este territorio posee 13 afloramientos con 1400 huellas en total catalogadas y el rastro más largo encontrado en La Rioja con 33 huellas. En el yacimiento de la Virgen del Campo, además de poder encontrar marcas en el suelo producidas por el oleaje del agua que antiguamente bañaba estas tierras, si tenemos buena vista quizá descubramos alguna concha de molusco. Podremos apreciar 506 huellas; en algunas de ellas con suerte veremos algunas marcas de piel en dichas pisadas. Como dato curioso también hallaremos marcas del inicio de un enfrentamiento entre un dinosaurio carnívoro con un herbívoro. No nos podemos ir de Enciso sin visitar el reloj de la plaza del ayuntamiento, cuando sus agujas marcan las 12.00, 14:00 ó las 18.00; se abren las compuertas negras y aparece un Tyrannosaurus rex rugiendo. Hará el recorrido hasta la compuerta del lado opuesto escuchándose sus zancadas y desaparecerá.
Finalizaremos el recorrido por este valle en Munilla con 900 icnitas más repartidas en varios yacimientos, pero nos centraremos en los dos más importantes. Por un lado tenemos el yacimiento del Barranco de la Canal, donde observaremos el rastro más largo de La Rioja de un hervíboro a dos patas, con 31 pisadas a lo largo de 27 metros. Por otro lado, el yacimiento de Peña Portillo destaca por ser uno de los pocos de España que conserva un rastro de siete huellas de un hervíboro junto con la marca de su cola. Además de 17 huellas a lo largo de 13 metros de un carnívoro, en el que se aprecian en cada huella las almohadillas de los dedos y el talón de los pies y sus uñas. Nuestro recorrido llega a su fin por el valle del Alhama – Linares. Probablemente por su orografía, esta zona de la Reserva es especialmente rica en yacimientos de icnitas. Nuestra primera parada será en Cornago; si queremos un enclave con leyendas, hemos llegado al lugar indicado. Son muchas las historias que se cuentan en diferentes enclaves del pueblo y concretamente de su castillo, desde una dama blanca que vaga por una de sus torres, la existencia de pasadizos secretos, hasta supuestos accidentes inexplicables de personas que pasean por sus alrededores. Pero, ¿Qué es un castillo sin sus dragones?. Cuenta la tradición que hace siglos hubo avistamientos de dragones, los cuales custodiaban el entorno al castillo y las huellas que existen junto a éste lo atestiguan.
Huellas junto al castillo de Cornago
Yacimiento de valdecevillo Enciso
En esta misma zona tenemos los yacimientos de la Senoba, Valdecevillo - en este yacimiento veremos réplicas de algunos de los dinosaurios que habitaron el lugar en tamaño real, fabricadas a partir de huellas reales-, el de Villar-Poyales, Navalsaz - donde encontraremos la huella más grande de La Rioja de un hervíboro con 75 cm -, el yacimiento Icnitas 3 o el de la cuesta de Andorra.
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Estas marcas realmente están ahí, existen y las podemos visitar en la entrada del castillo, pero se trata de huellas de dinosaurios. No podemos irnos de Cornago sin visitar el yacimiento de los Cayos, considerado como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico; formado por cinco afloramientos con un total de unas 900 huellas y 50 rastros más. Podremos encontrar calcos –barro en el que se conserva la impronta; no es la capa directa sobre la que se apoya el animal, sino un estrato inferior– de la antigua fauna y flora que ocupaba ese antiguo sistema de lagos.
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Este enclave además es famoso en el mundo del misterio y en la tradición popular por ser donde antiguamente se reunían brujos y brujas para realizar sus aquelarres y haberse dado algunos de los avistamientos ovni más espectaculares de la provincia. También podremos visitar el yacimiento de la Era del Peladillo, el mayor descubierto hasta ahora en La Rioja, primer yacimiento de Europa y tercero del mundo en cuanto a número de huellas. Ofrece unas 3.000 huellas catalogadas de una manada de saurópodos entre otros, en un área de unos 2.100 m2. Si nos quedamos con ganas de ver más, en esta zona también tenemos los yacimientos de La Cañada, con tres afloramientos, Las Navas, Santa Ana, La Torre, El Villar y Fonsarracín. Es posible que para cuando visitéis estos lugares hayan aparecido restos nuevos; en las últimas excavaciones realizadas en julio de 2018 se hallaron hasta 40 piezas diferentes, entre ellas dientes de tiburón y escamas de pez.
Yacimiento de los Cayos
No sólo hallaremos huellas de dinosaurios, sino también de tortugas, cocodrilos, diferentes aves y pterosaurios. Otro lugar de referencia que podremos visitar en este valle es Igea, donde encontramos el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja. Pero por lo que realmente se hizo famoso este pueblo fue por la aparición de un árbol fósil, en concreto de un tronco de una conífera de 11 metros de altura; se calcula que tiene nada más y nada menos que 120 millones de años.
En Cervera del río Alhama podremos visitar los yacimientos de Las Navillas y de Valdebrajes. Así terminaremos nuestro recorrido en el yacimiento Virgen del Prado, situado en Aguilar del Río Alhama – Inestrillas, junto a la ermita que lleva el mismo nombre. Declarado el 23 de junio de 2000 como Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico, tiene la peculiaridad de albergar las huellas más antiguas encontradas en La Rioja, del periodo Jurásico superior – en torno a los 135 140 millones de años –. Además de numerosas huellas también han encontrado escamas de peces del género Lepidotes y algunos restos fragmentarios de tortuga y cocodrilo. En todos estos yacimientos mencionados la entrada es libre y gratuita, aunque algunos de ellos tienen la posibilidad de concertar visitas guiadas. Por ello entre todos debemos proteger estas huellas del pasado para que se conserven millones de años más. Todos estos yacimientos tienen un valor incalculable ya que se han podido realizar numerosos estudios y conocer datos de cómo era la vida en este periodo. Gracias a los rastros encontrados conociendo la longitud de la huella y la longitud de la zancada se ha podido averiguar la velocidad a la que se movían estos animales, a qué especie de dinosaurio pertenecía, si estaba herido… Además nos desvelan aspectos de su comportamiento y forma de vida: si se movían en manada o si iban en solitario, si ese era un lugar donde se alimentaban o si era una zona de paso… Toda esta información sacada de una simple impresión en este milenario suelo. Si vienes a La Rioja te invito a pasar una increíble jornada caminando entre dinosaurios. BIBLIOGRAFÍA : “La Rioja de los dinosaurios" Luis Ignacio Viera y José Ángel Torres “Montes de La Rioja cimas, hitos y leyendas” Marcos Illera Cueva “Rutas de La Rioja encantada” Angeles Rubio Gil
Árbol Fósil Igea
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PADUREA HOIA BACIU - BOSQUE HOIA BACIU Por Dana María Ciurtin Durante toda mi vida me he considerado una persona escéptica, y que siempre que se hablaba en mis círculos cercanos sobre los fenómenos paranormales, pensaba que necesitaba pruebas solidas sobre ello. Pero debo admitir, que siempre he guardado en mí la sombra de la duda, sobre este extraño bosque, a las afueras de la ciudad donde pase mi infancia y mi adolescencia, y del que siempre oía hablar a las personas de mi ciudad Cluj Napoca. Más cuando años después se convertiría en un lugar siniestro, oscuro y triste para mí, al conocer como dos de mis amigos, decidieron renunciar a sus vidas, en este bosque. Esta sensación de lugar enigmático, se acrecentó en mí, cuando en un breve viaje realizado hace dos años junto a mi pareja, volvieron a mí los sentimientos de miedo y respeto, y me llevaron a escribir este artículo, aportando datos quizá para muchos desconocidos. Todo el mundo a oído hablar de Transilvania, un lugar con gran numero de bosques que incitan a la imaginación y alimenta la inspiración de aquellos fascinados por la magia y el misterio… Uno de ellos fue el gran Bran Stoker que a pesar de no haber ido nunca a Transilvania se sintió inspirado por la exuberancia de su proprio nombre, al igual que de su historia y sus leyendas, para convertirlas en el hogar de DRACULA. Pues es allí, donde se encuentra el Bosque Hoia Baciu, en el corazón de la zona Ardeal , al Oeste de la ciudad Cluj-Napoca, y que se extiende aproximadamente unas 300 hectáreas. Es considerado por los grandes parapsicólogos, como el área más importante del planeta en manifestaciones de fenómenos parapsicológicos, apariciones de fantasmas, ovnis y otros misteriosos fenómenos.
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El nombre de Hoia Baciu tiene su propia leyenda y cuentan que fue el nombre real de un pastor que perdió a sus 200 ovejas en este sitio. Se adentró hasta un lugar llamado Poiana Rotunda (Prado Redondo) y desde entonces no se ha vuelto a saber nada de él.
Dolores de cabeza, sensación de vomitar, ansiedad e incluso quemaduras en la piel, sombras y fantasma además de experiencias y apariciones de ovnis decían. El bosque Baciu es famoso por sus apariciones, las anomalías magnéticas, la fluctuación del campo electromagnético, las extrañas y peculiares formas que poseen muchos de sus árboles, curvados en su base o su tronco; robles que de manera natural serian rectos y fuertes, y que están considerados por la tradición popular, como las almas de todos aquellos que murieron allí.
Poiana Rotunda
Desde la antigüedad los habitantes ya conocían el mal que poseía el bosque, y que al entrar en él a cortar leña, recoger frutas, setas, o simplemente a dar un paseo, algo extraño les iba a pasar. Manifestaciones como huellas sin ninguna explicación que aparecen de la nada sobre la tierra, hierba o la nieve bajo la mirada impotente de algunos visitantes, y que se hacen presentes sobre todo en la zona Poiana Rotunda, junto con la sensación muy acentuada de que te están mirando o siguiendo. Muchas fueron las leyendas que se oían y los hechos extraños que mi padre Ciurtin Vasile me contaba haber experimentado en ese sitio.
El bosque nublaba la mente y muchos iban allí a suicidarse, razón por la cual los habitantes le llamaban también el Bosque de los Suicidas. Durante mucho tiempo se dejo de hablar del bosque por miedo, ya que se le consideraba un sitio maldito, poseído por el demonio…
Alexandru Sift
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El 18 de agosto de 1968, acaeció el hecho que más fama internacional dio a este lugar, fue cuando Emil Barnea, un técnico militar de 45 años, decidió ignorar las advertencias de los habitantes de la zona y se adentro en el bosque para pasar allí un fin de semana acompañado de tres amigos. En este bosque tuvo la experiencia de observar aquello que parecía ser un OVNI sobrevolando sin ruido alguno por encima de las copas de los árboles del frondoso bosque. El extraño objeto suspendido en el cielo, empezó a brillar y acelerando, desapareció dirigiéndose hacia lo más profundo del firmamento. Emil Barnea, observando el fenómeno con incredulidad, consiguió fotografiar el OVNI, en unas instantáneas únicas captando las imágenes que pasados algunos años fueron clasificadas por especialistas internacionales en ufología como: “las imágenes de un avistamiento, más claras tomadas en Rumania y sin duda alguna en el mundo, en aquel momento”.
basándonos en investigaciones rigurosas, debemos mencionar a Alexandru Sift (1936-1993). Un biólogo rumano que ha realizado un valioso trabajo de campo, siendo el pionero en el estudio de los fenómenos paranormales del Bosque de Robles con formas extrañas. Sus investigaciones englobaron los fenómenos luminosos, magnéticos y radiológicos que el mismo presenció. En la década de los cincuenta visitó, en numerables ocasiones, el bosque observando que cada vez que entraba entre los arboles una serie de sombras extrañas le acompañaban, y a las que con gran valentía y mucho empeño a conseguido fotografiar acabando por llevarse una inmensa sorpresa al revelar varias fotografías y descubrir en ellas, que además de las sombras habían otras muchas formas, luces y siluetas que el ojo humano no podía observar. En 1969 también fue testigo del vuelo de un objeto sobrevolando la zona del bosque, para su gran sorpresa, al día siguiente encontró en el bosque una huella circular con un diámetro de casi 5 metros, donde la hierba se había secado. Esta huella fue visible durante muchos años, hasta mediados de 2009…
Florin Gheorghita e Ion Hobana dos de los grandes ufólogos rumanos confirmaron la autenticidad de las fotografías y después de recibir la aceptación de las autoridades de aquellos tiempos, fueron recogidas y publicadas por la agencia nacional de prensa Agerpres, tanto a nivel nacional como internacional. Años después, estas mismas fotografías fueron presentadas en 1977 por el profesor C.S.Vonkeviziczky en el Congreso Internacional de Ufologia celebrado en Acapulco, donde causaron un gran impacto a los asistentes al mismo, y fueron inmediatamente recogidas, publicadas y mencionadas en revistas y libros de todo el mundo donde se abordaba la temática OVNI. A partir de estos hechos muchos otros investigadores rumanos han continuado con estas investigaciones siendo atraídos por este misterioso lugar.
El profesor de biología Alexandru Sift ha conseguido tener un gran archivo de fotografías de los fenómenos extraños, que desgraciadamente se perdieron después de su muerte, en el año 1993, por haber sido robadas. Las pocas imágenes que quedaron fueron publicadas en 1995 en el libro “Fenomenele de la Padurea Hoia –Baciu” (Los Fenómenos del bosque Hoia – Baciu) escrito por su amigo el profesor universitario de química y presidente de la Asociación Rumana de Parapsicología Adrian Patrut.
Pero si tratamos de descubrir los secretos de Hoia Baciu,
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Con todas las investigaciones y estudios, que se llevaron a cabo sobre estos y otros hechos que han tenido lugar en el Bosque de Hoia Baciu, podemos llegar a ciertas conclusiones, que son aceptadas y compartidas por la mayoría de los investigadores: - Los fenómenos en el Bosque Hoia –Baciu son generalmente muy discretos pero continuos en el tiempo -Parece ser que hay una conexión entre la presencia en el bosque de las personas con una posible percepción extrasensorial y la aparición de fenómenos extraños… –Un simple paseo por el bosque garantiza una vivencia inolvidable tanto por las experiencias que se puedan llegar a sentir como por la exuberante belleza de su naturaleza. Imagen del libro “Fenomenele de la Padurea Hoia –Baciu”
El 23 de enero 2013 la BBC publicó un artículo sobre los cinco bosques con mas fenómenos paranormales del mundo y Hoia Baciu ,el bosque de Cluj Napoca se incluyó entre ellos, lo cual le convirtió en una atracción turística para los amantes del misterio.
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Yo, queridos lectores seguiré siendo escéptica, curiosa y sobre todo abierta de mente para todo aquello que estos temas pueden ofrecer a mi proprio crecimiento personal y es por lo mismo que invito a todo el que pueda y quiera, visitar ese bosque.
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LA VILLA DE FITERO: RITUALES MÁGICOS, HISTORIA Y LEYENDAS EN LA CUNA DE LA ORDEN DEL CISTER EN ESPAÑA Por Javier Cabrejas Fernández de Ávila Siempre solemos pensar, que lo que hace a un lugar diferente, mágico o especial, reside en solo una circunstancia. Quizá nuestra imaginación dibuje intentando saber esa cualidad, un paisaje increíble, o bien unas ruinas bucólicas, o la monumentalidad de alguna construcción dejada por el curso de la historia, o una leyenda capaz de ser recordada por generaciones y generaciones. Pero existen mucho más cerca de nosotros, escondidos para aquellos que sean capaz de ver mas allá de lo evidente, y esperando ser descubiertos, lugares en los que se muestran todas estas características; y que esperan entre la niebla del desconocimiento, que unos ojos ávidos y con sed de saber y conocimiento descubran toda su grandeza.
Fitero está situado en el extremo sur de la Comunidad Foral de Navarra, en la ribera del rio Alhama, muy cerca de frontera con la provincia de Zaragoza y Soria. Esta situación le llevo a ser durante siglos a esta villa, lugar de frontera entre reinos, entre pueblos conquistados y conquistadores, y de ahí la toponimia de su nombre, que en romance significa: “Frontera”. Pero su historia comienza mucho antes de ser pueblo de frontera; Ya a finales de la Edad de Bronce entre los siglos XXI a.C. se fundó en un cerro situado a las afueras de la localidad, conocido hoy como “Peñahitero” o “Peña de Fitero”, un asentamiento de uno de los primeros pueblos Celtas que llegaron a la península desde Centroeuropa. Y es aquí donde comienza nuestro descubrimiento de lo mágico de este lugar.
La Villa de Fitero, es sin duda alguna y por meritos propios, uno de los más destacados lugares que conjuga todas estas características y que podemos visitar. Porque en esta Villa, nos esperan Rituales Celtas desconocidos en la península; ruinas de castillos que sirvieron de escenario a la prodigiosa imaginación y creatividad de Gustavo Adolfo Bécquer, para que con su pluma, fuera dando forma a leyendas que han perdurado en el tiempo; bellos monasterios y grandes personajes ilustres, que sirvieron de base para la aparición del primer monasterio español de una de las más grandes ordenes monásticas que vio Europa: La Orden del Cister. Pero antes de nada, debemos de saber a dónde encaminar nuestros pasos.
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En 2004 empezaron las excavaciones en este lugar, y las mismas revelaron la existencia de una muralla defensiva que rodeaba parte del poblado, y en el interior de la propia muralla, se descubrió que existía una enigmática habitación funeraria, que contenía unos restos, más enigmáticos aun, y que se denominaron como: “La Tumba del Príncipe Celta”.
Lugar Real de Tumba
Pero ¿qué podemos averiguar sobre el significado de este ritual, investigando en textos de la cultura Celta?
Dibujo Yacimiento
Dentro de esta habitación, se encontraron los restos de un cráneo de un varón, junto con la parte superior de un casco de hierro, dientes de jabalí, cuernos de ciervo, y unas vasijas que estaban colocadas en el suelo de esta habitación, junto a un banco construido en adobe. ¿Por qué extraña razón, se habría enterrado solamente esta cabeza en esta habitación, dentro de la propia muralla defensiva? ¿Qué significado tenia este ritual, nunca antes visto en la Península Ibérica? Para conocerlo me remitiré a las palabras que me dijo Manuel Medrano Marques, Arqueólogo y Doctorado en Historia por la Universidad de Zaragoza, cuando tuve el placer de mantener una gran tertulia sobre este yacimineto en la propia localidad de Fitero: “Lo que estábamos allí viendo, era la fortaleza de un príncipe celta, algo muy centroeuropeo, que no es nada normal en la Península Ibérica, pues son gentes venidas del Danubio…Este yacimiento tiene un aspecto especial y distinto desde el punto de vista sociopolítico, correspondiendo a una estructura celta o protocelta. Esta tumba pertenecía a un señor que domina el territorio con su familia, y que tiene una estructura social muy militar. Y se realizo como homenaje de sus gentes y pobladores, a un personaje ilustre al cual se entierra su cabeza junto con su casco de hierro, que confirma el carácter guerrero del difunto y que era lo más caro que había en la época, más incluso que las joyas y más que otras armas” Como observamos por las palabras de este arqueólogo, en este lugar nos encontramos con algo único en la península ibérica.
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Podemos desentrañar el significado de este ritual, mediante un libro gales llamado “Mabinogi” donde existe un relato: “Branwen, hija de Llyr”, que narra el conflicto entre pueblos célticos de Gales e Irlanda. En él se nos cuenta como el rey galés Bendigeit Bran desembarca en Irlanda con sus huestes, pero es herido con una lanza envenenada. Es entonces cuando ordena que a su muerte le sea cortada la cabeza y esta sea llevada a Gwynn Vrynn (la Colina Blanca) en Llundein (Londres) y enterrada en ese lugar con el rostro mirando al continente, para que ningún mal llegue a la isla. Con las pistas que nos proporciona este texto podemos concluir, que a través de este ritual, se buscaba la protección y potenciación del grupo humano. La defensa del pueblo que realizo este homenaje a quien sin duda alguna fue un guerrero ilustre cuyos valores, tenían la convicción que trascendían la muerte. Así mismo se buscaba con este ritual, convertir en héroe a un personaje que además de protección infligía ánimo, si su pueblo sufre un ataque. En cuanto a los dientes de jabalí, el jabalí fue un animal emblemático para los celtas por su coraje y valor, pues ataca incluso estando herido, además de que defiende a su familia hasta el último momento, siendo por ello símbolo de las cualidades de héroes y guerreros. La cornamenta de ciervo posee también una simbología muy clara: son elementos de realeza, de gente distinguida dentro del estamento guerrero. Los ciervos eran venerados por su velocidad, su virilidad y sus abultadas cornamentas, que evocan la imagen de los señores y reyes de los bosques en el mundo celta. No sabemos, si realmente este enigmático ritual celta, cumplió su objetivo con los pobladores de este asentamiento…aunque el mismo siguió habitado hasta la llegada y conquista de estas tierras por el Imperio Romano.
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Pero nuestro recorrido por este lugar mágico continua. Pasaron los siglos y estas tierras de frontera fueron viendo pasar a diferentes pueblos; Después del Imperio Romano, llegaron los Visigodos y tras estos la conquista musulmana de esta zona, cuyo asentamiento más destacado fue el poblado y castillo de Musulmán de Tudejen o Tudilén (al que viajaremos un poco más adelante para sumergirnos en sus leyendas).
La Historia Oficial, nos cuenta que en 1.140 Don Alfonso VII Rey de León y Castilla, informado por sus consejeros de la rápida expansión de una nueva orden monástica con una nueva ideología y que abanderaban el espíritu cruzado, llamada la Orden Del Cister, decide ofrecer a esta orden un lugar,(en los territorios denominados El Castellón-Fitero, a la vera del rio Alhama y cerca del Castillo de Tudejen, conquistados por su reino años antes) para fundar el primer monasterio de esta orden en la península ibérica. Y así decide traer a varios de estos monjes cistercienses, conocidos también como “Monjes Blancos” del monasterio francés de Scala Dei, encabezados por su Abad, Raimundo, que mas tarde seria conocido como Raimundo de Fitero, y que fundarían el Primer Monasterio de la Orden del Cister en España, que se llamaría Monasterio de Santa María la Real. Este ilustre personaje conocido como Raimundo de Fitero, seria después el fundador de la Orden Militar de Calatrava, que junto a la Orden del Temple tuvo gran presencia en la Península.
Restos Castillo de Tudejen
Siglos después, ya en la Edad Media, el gran Alfonso I “El Batallador” reconquista la zona en 1.119. Y desde este momento y ha manos de dos personajes celebres Don Alfonso VII Rey de León y Castilla y Raimundo, es cuando Fitero, escribirá su nombre para la posteridad en los libros de historia…aunque como en ocasiones suele ocurrir, la historia conocida y oficial, guarde escondida entre la niebla, misterios que solo el inquieto y el perseverante puede descubrir.
Escudo Orden del Cister
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Lo que hemos descrito, es lo que nos cuenta, la historia oficial, sobre el primer asentamiento de la Orden del Cister en España y sobre quien fue su primer Abad. Pero ¿realmente fueron así estos hechos? Permítanme discrepar…porque en esta historia se omiten unos detalles, que para mí son fundamentales, y que es necesario conocer. La historia no oficial, y que compartimos varios historiadores e investigadores, nos trasladaría en un principio a unos veinte kilómetros de Fitero, al conocido Monte Yerga en tierras de lo que actualmente es La Rioja. Aquí un pequeño grupo de eremitas había fundado una pequeña ermita en honor Nuestra Señora de Yerga, en lo alto de este monte. Tiempo después llegarían a esta localización un grupo de monjes Cistercienses, venidos del monasterio francés de Scala Dei, para cumplir el cometido del Rey de León y Castilla Don Alfonso VII, de fundar el primer monasterio del Cister en España. Pero este grupo de unos doce monjes tendría por abad a Don Fray Durango y no a Raimundo de Fitero, el cual solo venia en calidad de Prior.
stos monjes llegados a estas tierras, decidieron asentarse, pese a las duras condiciones climatológicas, en lo alto del Monte Yerga, donde aprovecharon la ermita de Nuestra Señora de Yerga y empezaron a construir varias estancias para su vida monacal. Pero tras un duro invierno de nieblas constantes y fuertes vientos característicos de esta zona, decidieron trasladarse a otro lugar más resguardado en el valle, y así fundaron el Monasterio de Niencebas, del cual ya si fue su abad Raimundo de Fitero. Por lo tanto, el primer emplazamiento de la Orden del Cister en España, no sería el Monasterio de Santa María la Real de Fitero como aparece en los libros de historia, ni tampoco sería el Monasterio de Niencebas, del que a día de hoy no queda ningún resto ni el lugar exacto de su localización. El primer emplazamiento de la Orden del Cister en España, estuvo situado donde hoy se encuentran las ruinas de su iglesia en el Monte de Yerga y su primer abad fue Fray Durango.
Restos Monasterio Monte Yerga
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Pero dejemos que sean los historiadores y académicos, quien en algún momento de la historia cambien los libros en honor a la verdad, y descubramos el tercer motivo que nos ha llevado a esta mágica localidad de Navarra, y que nos lleva ahora al siglo XIX, donde el gran poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer recorre estas tierras, e impresionado por su belleza, su encanto y el misterio de muchas de sus ruinas, crea en varias de estas localizaciones, dos de sus leyendas más famosas: El Miserere y La Cueva de la Mora.
Bécquer pregunta a uno de los monjes de donde provenía este pergamino este le empezó a contar una vieja leyenda donde lo insólito y lo sombrío se aúnan para contar la historia de un músico que buscando inspiración para crear un miserere cántico de un salmo del Antiguo Testamento-, que le ayude a redimir las culpas del pasado, recalará en la abadía de Fitero; allí le hablarán del extraño suceso que ocurre cada Jueves Santo en las ruinas del viejo monasterio en la cima de la montaña –en un cóncavo peñón, de donde nace una cascada, que forma el riachuelo que viene a bañar los muros de esta abadía-, y donde aseguran se ven brillar luces y se oyen los cánticos lúgubres de un miserere entonado por los monjes ya fallecidos, que vuelven del purgatorio envueltos en los jirones de sus antiguos hábitos a implorar misericordia cantando un extraño Miserere.
Gustavo Adolfo Bécquer, por Valeriano Bécquer, 1862. Museo de Bellas Artes de Sevilla.
La primera de estas leyendas, El Miserere fue publicada en el diario madrileño El Contemporáneo en el número 402 del 17 de abril de 1862. En ella, Bécquer nos traslada una abadía en Fitero, el Monasterio de Santa María la Real. Allí en su abandonada biblioteca encuentra unos empolvados cuadernos de música que resultan ser un Miserere, con unas extrañas anotaciones:
Capilla Monte Yerga
“Crujen, crujen los huesos, y de sus medulas han de parecer que salen alaridos…; Las notas son huesos cubiertos de carne, lumbre inextinguible, los cielos y su armonía… ¡fuerza!... ¡fuerza y dulzura!”
¿Y os imagináis cuales son las ruinas de este antiguo monasterio a las que se refiere Bécquer? No pueden ser otras que las ruinas del primer emplazamiento de la Cister en España, las ruinas del monasterio en la cima del Monte Yerga.
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No puedo sino recomendar al lector, que acuda a la representación teatralizada “El Miserere de Yerga” que de esta leyenda y en las propias ruinas del monasterio, tiene lugar cada verano, y a la que acuden miles de personas.
Esta leyenda tiene lugar durante la Reconquista y nos cuenta la historia de un caballero cristiano que se enamora de la hija mora del alcaide del castillos, mientras él está allí retenido. El Caballero es recatado, pero decide volver en busca de su enamorada. Y de nuevo, esta leyenda tiene lugar en uno de los lugares destacados de la historia de Fitero. En esta ocasión, es el castillo de Tudejen, que durante la conquista árabe de la península fue un bastión casi inexpugnable, por su situación en lo alto de un risco. De este castillo defensivo, se conservan todavía, los restos de la torre de homenaje y de un edificio con techo abovedado. Y en muy cerca y escavada en la roca se encuentra la cavidad que inspiro a Bécquer para la creación de esta leyenda.
Representacion Miserere de Yerga
La segunda de las leyendas, La Cueva de la Mora fue publicada también en el Contemporáneo en el número 626 del 16 de enero de 1863. En ella Gustavo A. Bécquer nos traslada a su estancia en los famosos baños de Fitero, y a los paseos que por los alrededores realizaba. Y nos habla de los restos abandonados de un castillo árabe, celebre en los tiempos de la reconquista, por haber sido escenario de grandes y memorables hazañas, y de una cueva abierta en la peña viva y medio oculta por frondoso y espesos matorrales. Para saciar su curiosidad sobre si alguien había penetrado en el interior de esta cueva, pregunta a un aldeano quien le cuenta una leyenda sobre un ánima que habita dentro de ella. Cueva de la Mora
Hasta aquí, este recorrido por la Villa de Fitero, por su historia y por sus leyendas. Solo me queda animar al lector a que descubra esta mágica tierra de frontera, a que visite cada uno de los lugares aquí mencionados, para, sabiendo estas pequeñas parte de su historia, observar con su mirada estos lugares y descubrir su magnífica construcción, su belleza paisajística o el encanto de las ruinas que aún perduran pese al paso implacable del tiempo, y que pese a ello, no les resta ni una ápice de la magia que estos lugares poseen.
Bibliografía: El Patrimonio Arqueológico de Fitero (Navarra) – Manuel Medrano Marques. El Monasterio de Yerga: El Cister en Autol – Victor Ruiz Soldevilla. Rimas y Leyendas – Gustavo Adolfo Bécquer. La Cueva de la Mora
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CARAL, CUNA DE LA CIVILIZACIÓN MÁS ANTIGUA DE AMERICA Texto y fotos: Miguel Labrador
Introducción
España a lo largo de la Edad Moderna.
Cuando hablamos de los imperios o civilizaciones de la América prehispánica —sin olvidar que los primeros «descubridores» se remontan a muchos miles de años atrás, cuando penetraron en el continente por lo que hoy conocemos como el estrecho de Bering— a todos nos vienen a la mente mayas, incas o aztecas; no es necesario un conocimiento profundo ni especializado para encontrar a cualquiera que haya oído hablar de estas civilizaciones. Los interesados en el tema podrían ampliar la lista con un largo etcétera.
Ahora bien… ¿qué puede suponer eso en comparación con ser la cultura madre de América, su primera civilización? Justo es de ello de lo que hemos venido a hablar.
Sin embargo, por mucho que se remontaran en el tiempo, nadie podría ir más allá de los 5.000 años; nada más y nada menos. Nos estamos situando en la misma época en que emergieron otras primerísimas civilizaciones como la egipcia, la sumeria o la china. Una vez más, no deja de ser sorprendente la coincidencia de culturas a uno y otro lado del mundo, con tantas similitudes en un mismo momento histórico: construcciones monumentales, ritos religiosos, conocimientos sobresalientes a nivel matemático y astronómico, agricultura, domesticación de animales… Si las que hemos citado arriba son tan relevantes en nuestra cultura es por el impacto que tuvieron en el desarrollo de
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Quizá deberíamos empezar matizando tipos diferentes de desarrollo, para evitar confundir culturas con imperios. Cuando hablamos de cultura —es el caso que aquí nos ocupa: la cultura Caral— nos referimos a pueblos que, a diferencia de los imperios, como por ejemplo el inca, no se dedicaban a someter a aquellos que iban encontrando a lo largo de su desarrollo. Por el contrario, estas culturas compartían los recursos en una sociedad bien delimitada y jerarquizada, pero sin el objeto de imposición y nada o poco violenta. De este modo, diferenciamos las culturas de los imperios en que en estos últimos se produce una convivencia violenta y con sometimiento, mientras aquellas, en cambio, se basan en el intercambio y el comercio desarrollados de manera pacífica. Localización Caral se encuentra en el impresionante valle de Supe —el valle del diablo— y, a medida que uno se va separando de Lima en dirección norte, empieza a averiguar el por qué de ese nombre. La distancia que separa la capital peruana de este emplazamiento no llega a los 200 km de distancia. Sin embargo, se necesitan casi 6 horas de inclemente desierto que provoca unas condiciones de habitabilidad penosas de cara a la supervivencia. En este valle pueden encontrarse
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hasta 25 asentamientos contemporáneos a Caral, a pesar de las condiciones descritas. Sin duda el secreto está en los ríos que
modernos arquitectos en localizaciones altamente sísmicas. Los artilugios de este método constructivo sismo-resistente se conocían con el nombre de shicras.
descienden de las altísimas montañas andinas; es exactamente en sus riberas donde la cultura se pudo asentar y, además, no muy lejos del mar, situado a unos 20km.
Restos de Shicras
Carretera entrada Caral.
Pirámide Mayor.
Descripción Caral, entre otras cosas, era principalmente un centro religioso y comercial, compuesto por un impresionante conjunto de 32 pirámides de diversas etapas cronológicas. No deberíamos perder de vista que estaban diseñadas para aguantar sismos de casi 8 grados en la escala de Richter. ¿Cómo podrían?... El avance tecnológico que permitía salvar semejantes fenómenos consistía en bolsas fabricadas con fibra vegetal, rellenas de rocas de diversos tamaños, que se colocaban en las bases de las estructuras, dando estabilidad a las mismas en casos de movimientos sísmicos, pues estos elementos eran los que absorbían la mayor parte de la fuerza que sacudía la ciudad. No en vano, a día de hoy siguen inspirando a los
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La ciudad ejercía como capital económica, puesto que absorbía una importante actividad comercial. Se han encontrado intercambios con pueblos lejanos, incluso de lugares tan dispersos como la selva o incluso más alejados, ya que, por ejemplo, por el norte encontramos moluscos de Ecuador como el spondylus, considerado el alimento de los dioses que, con posterioridad, sería más valorado que el oro. Mucho más al sur, se ha descubierto el intercambio de un mineral llamado sodalita, empleado para la fabricación de collares, pendientes y pulseras, material que solo se encuentra en Bolivia, a unos 2.000 kilómetros. Esto evidencia que nos encontramos ante una sociedad que gozaba de un gran prestigio y que era conocida en territorios muy lejanos. Se organizaban en una jerarquía muy definida y con muchísimos tipos de oficios, donde no faltaban las élites, sacerdotes y trabajadores tales como pescadores o agricultores. Su esplendor propiciaba un enorme intercambio de todo tipo de bienes. Pero si estos aspectos ya nos parecen importantes, no menos relevante era la religión: formidable instrumento de cohesión social. La lengua de esta civilización vendría a ser proto quechua, que incluso los incas asumieron sin ser suya. Fue así como llegó hasta épocas muy posteriores, cercanas ya a la llegada de los españoles. Otro hallazgo ilustre es el de un quipu (instrumento de almacenamiento de información consistente en cuerdas de lana o de algodón lleno de nudos). Este utensilio fue ampliamente utilizado por los incas, lo que de nuevo sugiere la importancia vital de la cultura de Caral, extendida a lo largo de los siglos. ¿Estamos ante el primer quipu de la historia?... Son este tipo de cuestiones, nada disparatadas, las que hacen de Caral un emplazamiento digno de estudio. Y para los profanos, por qué no, de visita, pues
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innegable el sobrecogimiento que embebe el lugar y, por extensión, a todos sus visitantes, que no pueden sentirse sino pequeñas motas de polvo en la inmensidad de la Humanidad.
Pirámides Caral.
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Astronomía Caral fue una cultura avanzada, que superaba en mucho ser un mero centro ceremonial y administrativo, pues además fue un complejo astronómico que contenía recintos de observación, donde se advertía el movimiento aparente de los astros más importantes y visibles del firmamento, como pueden ser el sol o la luna. También emplearon monolitos hincados, geoglifos, huecos en piedra, etc.
Huanca(monolito).
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Aunque son ampliamente conocidas las líneas o geoglifos de Nazca, cabe reseñar que muchísimo antes ya se hacían este tipo de representaciones; por supuesto, Caral fue también la precursora, la primera. Un gran ejemplo se localiza tan solo a poco más de un kilómetro: el geoglifo de Chupacigarro, una enigmática cara que aún esconde muchos secretos.
a nivel social, económico y religioso. Sin duda, como corresponde a una sociedad prominente y avanzada.
Fin de una civilización Se sabe que la cultura de Caral termina unos 1.200 años después de su inicio; esto es, sobre el 1.800 a. C. Aunque parece que no están comprobados los principales motivos que dio fin a una civilización como la que estamos abordando, entre las causas más probables se encuentran los terremotos, fenómenos climatológicos como El Niño o cualquier otra circunstancia de amplio sesgo desestabilizador. A pesar de su desaparición, nos queda claro que su influencia nunca abandonará esa enigmática y maravillosa zona del mundo llena de misterios, con más preguntas que respuestas, donde lo mágico se une a lo científico.
El descubrimiento y una mujer El descubrimiento de este lugar se lo debemos entre otros a Max Hulhe y Paul Soko, si bien no se sospechaba la importancia que más tarde el mundo arqueológico le tendría que dar. Pero la persona más importante de la que somos deudores en nuestra visión de Caral como cuna de América es sin duda Ruth Shady, la científica que había escuchado hablar sobre unos montículos inciertos y, en 1994, halló una enorme colina que a la postre resultó ser una pirámide, y después una detrás de otra. En definitiva, estaba frente a una auténtica ciudad perdida. Algo envidiable, en la medida en que uno no puede llegar a imaginarse los sentimientos que deben embargar tras un descubrimiento de semejante calibre.
Símbolo muy común en otras culturas.
Música En Caral han encontrado 32 flautas traversas grabadas con gran belleza, así como otros instrumentos de viento, lo que en sí ya revela una sociedad bastante relajada y que tenía sus momentos de distracción y disfrute en sociedad.
Equidad hombre mujer En una época como la nuestra, donde no se pone en duda —al menos desde el punto de vista intelectual— la igualdad entre hombres y mujeres, se nos antoja poco menos que un imposible pensar en alguna cultura pretérita donde no haya imperado la supremacía del hombre sobre la mujer en todos los ámbitos de la vida social y familiar. No obstante, parece ser que no había distinciones de ningún tipo entre el hombre y la mujer y que ambos podían estar en el mismo plano de poder
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El hecho de no encontrar cerámica ni herramientas de metal ya hacía sospechar que el yacimiento fuese muy antiguo. Por fin, al encontrar la fibra vegetal que se utilizaba como técnica de construcción (shicras), que podía analizarse mediante el carbono-14, se obtuvo la evidencia impactante de estar ante restos de 5.000 años de antigüedad. Se rompía así un claro paradigma, ya que hasta entonces se había tenido por la más antigua de América la cultura chavín, datada en sus inicios en el 1.200 a. C. Hasta entonces, nada hizo suponer que existiera otra cultura tan alejada hacia atrás en el tiempo. Primera civilización A pesar de poder hablar con varios expertos que han dirigido in situ excavaciones por toda la zona andina y que rechazan cualquier idea de cultura anterior a la de Caral, siempre resulta estimulante tomarse ciertas licencias —y entiéndanse así—, como pensar que otras culturas como Tiahuanaco, de la que ya escribí otro artículo para esta revista, así como otros lugares de toda la zona incaica, pudieran tener el privilegio de denominarse la cuna de América, la primera cultura de todo el continente.
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Resulta evidente que semejantes ideas quedan fuera de la ortodoxia, y ya sabemos qué sucede cuando alguien se sale del denominador común. Entre tanto, nos complaceremos con las citadas licencias, pues ¿hay alguien que sea poseedor de la verdad absoluta?... El mayor cambio de paradigma y la mayor esperanza para el ser humano Los caralinos tenían sin duda una visión integral de la vida y vivían en armonía, respetando la naturaleza, como una divinidad, para poder seguir obteniendo los recursos tan vitales para su pueblo. No sólo es el hecho de que Caral sea la civilización más antigua de América para cambiar, una vez más, la historia conocida. Lo que resulta del todo asombroso y relevante es el hecho de que no se haya descubierto ni un solo útil de ataque o defensa; tampoco estuvo la ciudad amurallada en su primera época. Todo ello nos lleva a pensar que, quizá alguna vez, en un tiempo remoto, el ser humano fue capaz de vivir en armonía y sin conflictos y no como por desgracia estamos acostumbrados debido a nuestra tremenda incapacidad y estupidez constante, pese a los logros tecnológicos alcanzados desde la revolución industrial hasta hoy. Todo parece indicar que esto fue así durante unos 1.000 años. ¿Se imaginan lo que podríamos aprender de unos supuestos pueblos primitivos? Da que pensar. Y ya hemos dicho lo gratificante que es, en ocasiones, tomarse ciertas licencias…
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LAS LÍNEAS DE NAZCA, EL LEGADO DE LA CULTURA HUMANA Por Iván Montoya Camacho Al sur de Perú, en las Pampas de Jumana, se encuentran las misteriosas líneas talladas de Nazca. Unos majestuosos dibujos solo observables desde las alturas debido a sus descomunales dimensiones; con unas longitudes que varían entre 10 y 300 metros, y una profundidad de sus surcos de unos 30 centímetros, estas majestuosas representaciones se extienden por toda la planicie peruana por centenares para las representaciones de seres vivos y por miles para los insondables diseños geométricos.
¿Pero cómo se construyeron? A pesar de lo que hemos podido escuchar sobre la esotérica creación de las líneas, nada tuvo de sobrenatural, al revés, todo fue debido a un rudimentario y artesanal proceso de trabajo.
De todas formas, con misterio o sin él, las líneas y geoglifos de Nazca forman parte de nuestra historia, y del legado antropológico de las creencias y costumbres de nuestros antepasados, tal y como se recogió el comité de la UNESCO al declararlas en 1994 Patrimonio de la Humanidad. Se ha especulado mucho sobre el origen y significado de estas líneas, y aunque a día de hoy tenemos clara su formación y no tanto su sentido, es evidente que la mayor parte de teorías que nacieron quizás algunas por delirio o por anhelo de encontrar un vestigio extraterrestre entre sus marcas, otras por puro afán de obtener réditos económicos o popularidad vendiendo incoherentes teorías sensacionalistas e inverosímiles, y muchas más por falta de estudio científico riguroso, pero todas ellas basada en suposiciones endebles y frágiles.
¿Qué son estas líneas? Las figuras tuvieron un modelo a escala del dibujo a partir del cual se calcularon sus distancias reales y se organizaba el trabajo de campo en varias fases. La primera, consistía en la señalización del contorno de los geoglifos a través de estacas unidas por cordeles, la segunda, el surcado de la silueta, limpieza del cuerpo de la figura y retirada de cantos de su recorrido, y la tercera, la adicción de los guijarros retirados a la zona perimetral de las líneas. Además, hay que tener en cuenta que debido a que la superficie del desierto peruano está formada por una capa de cantos de color rojizo oscuro, producto de la oxidación, y otra debajo de ella de color amarillo claro, el contraste de colores que se produce al ser retraídas las piedras junto a la profundidad de los surcos, permite poder apreciar las líneas a gran distancia.
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Se ha especulado mucho sobre el origen y significado de las líneas, y aunque a día de hoy tenemos claro su formación y casi su sentido, es innegable que el anhelo de los años 70 por encontrar algún vestigio extraterrestre en ellas sometió a la sociedad a una especie de delirio que obviaba la realidad que allí se encontraba. Desde un gran calendario astronómico, a mapas cartográficos aeroespaciales, o pistas de aterrizajes, fueron algunas de las muchas hipótesis que se plantearon para legitimar la existencia de seres ancestrales.
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La teoría matemática del calendario astronómico que formuló la alemana María Reiche, aunque muy sugerente y espectacular pronto dejó de ser considerada al demostrarse por un lado y por estudios posteriores que solo un 30% de las figuras podrían ser relacionadas astronómicamente al marcar éstas posiciones o movimientos astrales, y por otro, al evidenciar que cualquier figura que actualmente se pudiese representar al azar en el desierto, podría hacerse casar con alguna posiciones o alineaciones celestes. Por lo tanto, toda su teoría se basaba en una probabilidad estadística. Los mapas aeroespaciales y pistas extraterrestres continúan hoy día contando con miles de seguidores, sí, esos mismos que observan en cualquier enigma evidencias de vida extraterrestre, y no son capaces de corregir su posición tras las investigaciones científicas, entre ellos el conocido escritor Erich Von Däniken, pero este último por puros motivos editoriales. A pesar de ello, no todo tiene que ser falso, pero si deben adecuarse a los axiomas científicos y caminar junto a ellos en pos de la verdad. Otro famoso investigador que merece toda mi admiración ya que junto a sus libros descubrí la fascinación por estos temas, J.J. Benítez, se hace eco de una versión indígena nasqueña en la que se cuenta que los primeros dibujos de Nazca fueron realizados por los “Viracochas”, seres que descendieron del cielo para traer concordia y progreso.
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Posteriormente y para agradecer su regalo, los descendientes de aquellos viracochas siguieron creando esos dibujos para el regreso de esos dioses. Sí, una bonita explicación, pero sin duda más a lado de la leyenda que de la historia.
Pero entonces y después de las últimas investigaciones ¿qué significan dichas líneas y geoglifos? Durante años las pruebas su buscaban desde las alturas, se intentaba averiguar qué representaban y qué relación tenían unas figuras con otras, se medían las distancias entre ellas, la longitud en la que comenzaban a divisarse, y la altura vertical en la que desaparecía, se calculaba su orientación, su cartografía, y un sinfín de mediciones de todo tipo, pero lamentablemente nada era suficiente, las respuestas no estaban ahí, únicamente valían para engrandecer más el misterio y generar decenas de suposiciones fantásticas y curiosas. Pero por fin en el 2004 se comenzó a investigar el origen de las líneas desde su génesis, es decir, a partir de la civilización que habitó el lugar, la civilización Nazca. Comenzaron las excavaciones en asentamientos prehistóricos, y con ellos los primeros descubrimientos, la datación de esta civilización a partir de la prueba del carbono 14 indicó que esta cultura vivió entre el 100 a.c. y 700 d.c., y pese a que esta civilización no sobrevivió, las miles de vasijas de cerámica y ofrendas que se
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enterraban junto con los muertos, y los propios difuntos, lograron darnos respuestas de cómo eran, qué comían, cómo luchaban y sobre todo, si fueron ellos o no los constructores de las líneas de Nazca.
El hombre
La vasijas y ornamentos hablaron, y se halló que los dibujos de Nazca también estaban representados en ellas, por lo tanto, las líneas eran algo más que dibujos en el desierto peruano, se trataba de su propio legado cultural como civilización. Aunque las líneas más famosas de Nazca representan criaturas familiares, miles de ellas son figuras geométricas inmensas, se entrecruzan unas con otras, forman laberintos indescifrables, y se extienden kilométricamente por toda la planicie.
La araña, un símbolo ligado a la lluvia
Imágenes líneas geométricas
El mono, símbolo del Amazonas
La ballena, un dios del océano
¿Por qué lo hicieron? El pájaro El clima severo y el asedio de la sequía inspiró al pueblo nasqueño a crear sobre el 400 de nuestra era un método para extraer agua del subsuelo y trasvasarlo a los campos de cultivos, un extraordinario sistema hidráulico para conducir las filtraciones de los ríos a través de una red de “puquios” y de “pozos de registro”. Los puquios eran manantiales de agua natural, acuíferos subterráneos que formaban parte de un entramado de acueductos para regar los cultivos, y los pozos espirales de registro, que servían a su vez como ventilación o como acceso para su mantenimiento y limpieza.
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sublime y de elevado rango contributivo, que posicionaba a las personas que actuaban como ofrendas para los dioses como auténticos héroes. Para la civilización nasqueña la muerte no era un motivo de totalmente de desgracia, sus creencias inoculadas consideraban a ésta como un proceso de regeneración y de transcendencia hacía otro lugar, un camino a la vida eterna. Esta extensa red de acueductos como son los famosos puquios de Cantalloc, Agua Santa, Majoro, Majorito, Pangaraví y Soisonguito, continúa a día de hoy trasladando agua como el primer día. El nombre puquio es una palabra quechua que quiere decir “manantial natural”, aunque actualmente se denominen “acueductos” o “galería filtrante”. En los asentamientos también se descubrió fosas con enterramientos de hombres decapitados, y túmulos de cabezas seccionadas de niños, mujeres y hombres, lo que demostraba que las decapitaciones hechas con armas cortantes eran consecuencia de batallas o de ritos ceremoniales. En paralelo con esta segunda opción se descubrió casualmente y a pocos kilómetros del centro ceremonial de Nazca la mayor concentración de ofrendas ceremoniales y geoglifos, lo que sin duda desvelaba que las líneas debían estar estrechamente relacionadas con aspectos religiosos y rituales de su sociedad. Por lo tanto, algunos de estos geoglifos pudieron ser auténticos templos ceremoniales y religiosos al aire libre. Santuarios de exhortación y de rituales para implorar lluvia y fertilidad a sus dioses, es decir centros de rituales de agua y vida.
En uno de los decapitados esqueletos, hallaron una vasija donde se representa en la parte inferior una cabeza humana, muy probablemente aquellas mismas que decapitaban como sacrificio para sus dioses, y sobre ella y en la parte superior un árbol que nace de su cráneo, es decir, vida que brota de la muerte, vida que se transforma en esperanza para sus cultivos.
Intaglios de Blythe Las explicaciones anteriores a las misteriosas líneas de Nazca se ven refrendadas al estudiar otras figuras similares como los Intaglios californianos de Blythe, en la ribera del río Colorado. Aunque científicamente son conocidos como geoglifos antropomorfos, vulgarmente se les conoce como los Gigantes de Blythe y o Intaglios. Entre sus figuras destaca un hombre de más de 165 pies de largo, unos 50 metros y que se cree que representa la figura de un cazador.
¿Agua y fertilidad? No es necesario ser muy erudito en la materia para entender fácilmente que las necesidades de una región propensa a sequías extremas no eran otras que las de asegurar el agua y las cosechas para su supervivencia, convirtiéndose éstas sin lugar a dudas en las mayores preocupaciones de su civilización. La civilización nasqueña giraba en torno a sus dioses, para ellos, éstos eran capaces de hacer brotar agua en plena época estival o causar la más terrorífica sequía en tiempos de lluvia, por ello, y al igual que ocurrió en cientos de civilizaciones, recurrieron a ceremonias y rituales religiosos para reclamar a sus dioses el abastecimiento de agua, pactando la supervivencia de su pueblo a partir de ofrendas y sacrificios, muy probablemente humanos. Sin duda alguna el sacrificio humano fue el rito más importante que se le hacía a los dioses, un acto máximo,
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Estas representaciones fueron realizadas por los indios, posiblemente hace miles de años, pero, aunque se desconoce a quién otorgárselas exactamente, aquellas zonas fueron habitadas por los Mohaves, Metas, Halchidomas, Quechans y Maricopas. No obstante, de acuerdo con los indios Mohaves y Quechans, antiguos habitantes de la región, Blythe fue escenario de ceremonias indígenas en las que se honraba a la creación, y se dibujaban figuras, las humanas para representar a Mastamho, el creador de la vida, y las de animales para personificar a a que ayudaron a crear el mundo. Al igual que en Nazca la mayoría de Intaglios se realizaron mediante el raspado de la roca oscura en el suelo del desierto, desvelando de esta manera un suelo de color canela. A pesar de todo, el misterio de Nazca no está resuelto, pero sin duda alguna ahora nos encontramos más cerca de conocer la verdad.
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