Proceso - 26 Junio 2022

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D ELI N C U E N C I A O RG AN I Z ADA lar ha insistido en que estos crímenes son realmente “clericidios”, puesto que el sacerdote es un “estabilizador social” que brinda apoyo espiritual, educativo, de salud y de derechos humanos a la población local. Una labor que el crimen organizado tiene bien identificada, de ahí que intencionalmente provoca “miedo y desestabilización social” al matar al sacerdote de la comunidad (Proceso 2132 y 2199). Vuelve a recalcar ahora Sotelo: “No son asesinatos por cuestiones de fe, ni tampoco somos víctimas colaterales. No, nada de eso. Nos están matando por ser clérigos que incomodamos al narcotráfico con nuestras prédicas. Estamos ante un clericidio, no puede llamarse de otra manera”. Y por lo común –prosigue–, primero se amenaza de muerte al sacerdote, luego se le secuestra y tortura, para finalmente asesinarlo. Incluso en ocasiones después se le difama, al acusarlo de libertino, de haber estado involucrado en actividades ilícitas, en actos de pederastia o en venganzas pasionales que ocasionaros su muerte. De ahí que, durante 13 años consecutivos –asegura enfático–, México es el país más peligroso para ejercer el ministerio sacerdotal en toda América Latina. “Y mire que no somos un país en guerra o donde se persiga al cristianismo, como ocurre en

y Acción Laboral, enfocado a defender los derechos de los trabajadores. Los jesuitas trabajan igualmente con migrantes de otros países que llegan a territorio mexicano en busca de mejores condiciones de vida, para quienes han abierto dos importantes “obras”: el Servicio Jesuita a Migrantes y el Servicio Jesuita a Refugiados. Lo mismo han instalado estaciones de radio comunitarias en algunas zonas rurales, como Radio Huayacocotla, en Veracruz, y Radio Bachajón, en Chiapas. Además, “radios universitarias” en algunas de sus universidades. A raíz del avance del narcotráfico crearon recientemente la “obra” denominada Jesuitas por la Paz, con el fin de reconstruir el tejido social de comunidades afectadas por la violencia y, por lo tanto, encaminada a la pacificación. En 1572, hace 450 años, la Compañía de Jesús llegó al entonces territorio novohispano. Ahora, encabezados por su provincial en México, Luis Gerardo Moro Madrid, hay alrededor de 300 jesuitas en el país, según los datos proporcionados por su oficina de Comunicación Social. Y quien lidera a los 14 mil 439 miembros de la Compañía que hay a nivel mundial es el actual “padre general”, el venezolano Arturo Sosa Abascal, radicado en Roma, desde donde dirige a toda esta congregación fun-

dada en 1540 por el militar español Ignacio de Loyola. A la Compañía también pertenece el Papa Francisco, el argentino Jorge Bergoglio, quien asumió el trono pontificio en marzo de 2013. Ante el asesinato de los sacerdotes jesui-

Irak, Pakistán o algunos países africanos. Más bien somos un país católico”, dice.

“Clericidios” En el estudio Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México; reporte anual 2021, elaborado por la Unidad de Investigaciones Especiales del CCM, a cargo de Guillermo Gazanini, se hace el recuento pormenorizado de los asesinatos, amenazas, secuestros y extorsiones que ha sufrido el clero en el actual sexenio. De manera cronológica, el estudio comienza por mencionar el asesinato del sacerdote José Martín Guzmán Vega, ocurrido el 23 de agosto de 2019, en la parroquia Cristo Rey de la Paz, ejido Santa Adelaida, perteneciente a la diócesis de Matamoros, Tamaulipas. Fue herido varias veces con arma blanca en el interior de su templo, murió al ser atendido en un hospital de la localidad. Apenas una semana antes de su muerte, Guzmán Vega puso a circular en redes sociales un video en el que criticaba duramente al gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, por no resolver el problema de la inseguridad en el estado. Y el 28 de marzo de 2021 se reportó el hallazgo del cuerpo sin vida de Gumersin-

tas Javier Campos Morales, de 79 años, y Joaquín César Mora Salazar, de 80, el pasado lunes en la sierra Tarahumara, el Papa exclamó: “¡Cuántos asesinatos hay en México!”. Y añadió: “La violencia nunca resuelve los problemas, sólo aumenta el sufrimiento inútil”. O AP photo / Andrew Medichini

–¡Ninguno! Obviamente que los crímenes de los dos jesuitas, por ser muy recientes, apenas comienzan a investigarse. Pero de los anteriores cinco sacerdotes asesinados en este sexenio ningún caso se ha resuelto. No sabemos de ningún detenido ni de avance en ninguna de las carpetas de investigación. Hasta el momento, todos estos homicidios han quedado en la más completa impunidad. “Y si esto ocurre con los casos del gobierno actual, ya se imaginará cómo están las investigaciones sobre los sacerdotes asesinados en los sexenios anteriores, que llevan más años de haber ocurrido. Sus casos están empolvados en los archivos. Los asesinos siguen libres, como hasta el momento continúa libre El Chueco, señalado como el presunto asesino de los jesuitas y quien ya tenía cuentas pendientes con la justicia desde 2018. Resulta increíble tanta impunidad. “Pero el caso más extremo es el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido hace 29 años en Guadalajara. Ese crimen no se ha esclarecido. No se encontró a ningún culpable. ¡Imagínese! si no se ha resuelto el asesinato de un cardenal, mucho menos los crímenes contra sacerdotes ocurridos en este y otros sexenios”. En entrevistas anteriores, Sotelo Agui-

Francisco. “¡Cuántos asesinatos hay en México!”

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