OBSERVATORIO ECLESIAL AÑO 7 * 04 - 10 JUL 2020 * NUM. 358
los humanos sino a todo el cosmos (Romanos 8, 2023).
Tres conclusiones finales y una llamada a una espiritualidad ecológica
3) La Realidad es un tejido sin costuras
A los que apostamos por el paradigma holístico, nos alegra ver que la encíclica va más allá de la sola denuncia del atentado ecológico, en un nivel ético y aún antropológico, para hablar de una Realidad como relación y de una espiritualidad ecosófica relacional.
La feliz expresión de la realidad como un tejido sin costuras del antropólogo y filósofo francés Bruno Latour, también aparece en la encíclica de Francisco: ―Lo divino y lo humano se encuentran en el más pequeño detalle contenido en los vestidos sin costuras de la creación de Dios, hasta en el último grano de polvo de nuestro planeta‖ (n. 9). Dios está presente en toda la Realidad, ―en lo más íntimo de cada cosa‖ (n. 80). El Espíritu de Dios está en toda la Realidad, hasta la más minúscula e íntima. El papa añade algo que ha sido particularmente destacado por los defensores de los derechos de los animales no humanos, entre los que me encuentro: ―Sería equivocado pensar que los demás seres vivos deban ser considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana‖ (n. 82). El Espíritu no está sólo en los humanos, sino ―en cada creatura‖(n. 88). De este modo, podemos decir sin desdoro que los perros tienen ―alma‖; como la tienen los árboles y las plantas, cada ser a su manera. En consonancia con el mensaje paulino, el papa Francisco llegó a decir en otra ocasión: ―La vida después de la muerte no solo es un regalo para los creyentes, sino también para los animales‖ (―El Papa Francisco y los animales‖, https://misanimales.com/papa-francisco-losanimales/). 4) Interdependencia de las creaturas: estamos interpenetrados en una sublime comunión. Una llamada a la superación de los dualismos que nos matan Para Francisco, esta relación interdependiente de toda la Realidad es algo querido por Dios (n. 86). Por eso, con otra hermosa expresión, dice que formamos una ―familia universal‖ con todo lo que es, una ―sublime comunión‖, ―estamos interpenetrados‖ (n. 89 y 139). Esta comunión con toda la Realidad no es pura cuestión de generosidad de los humanos, es una cuestión de conocimiento y de conscienciade la Realidad, de lo que es y de lo que somos. Por eso, dice la misma encíclica: ―La persona humana crece más, madura más y se santifica más a medi-da que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas‖ (n. 240).
Para que nosotros mismos y nuestro mundo tenga futuro, necesitamos una nueva manera de pensar el mundo y de pensarnos a nosotros mismos en relación con él; una manera global, holística, relacional, interconectada como hemos repetido aquí. Tres conclusiones de la enc clica Laudato si’: 1ª. La encíclica Laudato si‘ es una denuncia profética de que la destrucción de nuestro medio ambiente no es una fatalidad, sino una consecuencia de nuestro pecado de seres humanos escindidos del resto de la Realidad y depredadores. 2ª. Esta destrucción es el producto de una comprensión errado del mundo y de nuestra relación con él: no reconocer que somos en relación, y que si rompemos el equilibrio de esa relación, simplemente no somos. 3ª. La encíclica es una llamada a una conversión profunda, una metanoia, un cambio radical de actitud para vivir en armonía no sólo con los hermanos y hermanas humanos, o con los animales y las plantas, sino con toda la materia, con todo el cosmos, con todo lo que es. La encíclica termina con una llamada a una espiritualidad ecológica (n. 216). Una espiritualidad que lleve a un cambio de vida que transforme la relación destructiva entre los seres humanos y con el mundo del que forman parte, para llegar a la armonía hombre-mujer, humanos-no humanos, materia-espíritu. Una armonía en que es fundamental la atención plena en cada instante: ―saber estar plenamente presentes‖, viendo esto como un mo-mento místico (n. 226). Y saber que la plenitud está en cada uno de esos instantes: ―El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío‖ (n. 233). Saberse en relación con los demás, con la Realidad, con la Divinidad, con conciencia que todo está conectado, y eso nos invita a madurar una nueva espiritualidad (n. 240). (religiondigital.org) 02/07/2020
ÁMBITO INTERNACIONAL 51