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8. La hacienda: asentamiento humano y centro laboral
PoblaCión, ProduCCión agraria y MerCado interno, 1700-1824 | 51
que con estas medidas se abrió paso a un régimen de propiedad territorial más liberal.47
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7. Los impuestos a la propiedad rural y a la producción agrícola
Los impuestos que gravaban la propiedad rural y la producción en ella fueron:
a) la alcabala de cabezón o cabezón era un impuesto del 2% que pagaba cada propiedad agrícola, según la estimación realizada de su extensión y su rendimiento anual. Estaban exentos los indios tributarios y, en algunos casos, los propietarios eclesiásticos. En muchos años, los pequeños propietarios dejaron de pagar este impuesto, lo que hizo que el nivel de recaudación fluctuara entre el 40 y el 80% del monto asignado en el “padrón de encabezonamientos”. En 1773, se formó por disposición real una junta de cabezones, para aplicar un aumento del 4%, que requirió además una nueva estimación de la base impositiva que tomara en cuenta la calidad de los productos, el costo del cultivo y el nivel de endeudamiento. A esta medida se resistieron, especialmente, los hacendados del valle de Lima, pues antes de 1773 todas las haciendas de Lima pagaban una suma total de 2.990 pesos al año, pero con la reforma se les obligaba a pagar 14.000 y, posteriormente, 21.000 pesos. Entablaron el largo “pleito de los labradores” que culminó en 1785, en obediencia a cuya sentencia debieron pagar al Estado los nuevos tributos más las costas judiciales.48 También las huertas —muchas, probablemente, situadas intramuros— de no pagar nada pasaron a pagar 1.000 pesos anuales.49 b) el diezmo correspondía a la décima parte de lo cosechado o criado en toda hacienda o finca. Estaba en manos de la Iglesia que a su vez lo remataba, es decir, cedía a un particular el cobro de dicho gravamen a cambio de una cantidad fija. Generalmente se cobraba en especies, las que eran luego colocadas en el mercado. c) la primicia era también un gravamen eclesiástico, que consistía en ofrecer a la Iglesia el primer fruto de lo cosechado o lo criado. No tenía un porcentaje fijo. d) la alcabala era un impuesto que se aplicaba a todas las ventas, razón por la cual afectaba también la circulación de tierras y productos agrícolas.
Durante el siglo XVIII, se estableció a un 2% del valor de venta; pero, en
47. Quiroz 1993: 136. 48. febres 1964: 119. 49. febres 1964: 170.
52 | Magdalena ChoCano
1773, a partir de la creación de la aduana de Lima, subió al 4%. Hubo una alcabala específicamente agraria: la de la coca. e) la sisa era un impuesto establecido por el cabildo sobre los productos agropecuarios que se vendían en su jurisdicción. Los productos afectados y los montos variaban según la localidad.
Otra institución mediante la cual el Estado incidió en la economía agraria fue el estanco. En el Perú, se instauró el del tabaco en 1752. Existió el proyecto de establecer un estanco de aguardientes de caña y de uva, como había ocurrido en otras partes de la América española, pero se optó por descartarlo y establecer impuestos más altos sobre dichos productos.50 Indirectamente, la institución del tributo indígena también afectaba a los propietarios rurales, ya que en el caso de que hubiera trabajadores indígenas en sus propiedades debían pagar a la Corona la suma adeudada por dichos trabajadores. Este abanico de impuestos e instituciones suscitaba reacciones de evasión, contrabando y encubrimiento de información por parte de los probables afectados.
8. La hacienda: asentamiento humano y centro laboral
La hacienda es una institución de muchos aspectos; enfocaremos aquí su carácter de centro laboral y de asentamiento humano. En lo referente a las categorías laborales pueden distinguirse dos estratos: por una parte, el personal de supervisión y el personal técnico auxiliar; por otra, los trabajadores sometidos a distintos regímenes de trabajo y remuneración.
En una hacienda grande, el primer grupo estaba dirigido por un administrador, generalmente, con un salario superior (más o menos 500 pesos). Seguía en esta escala el mayordomo, con un salario que no llegaba a la mitad; según fueran las necesidades del proceso productivo en la hacienda, podía haber varios mayordomos: en las de caña había mayordomo de chacra, otro de pailas y otro de pampa. En las haciendas con un buen número de esclavos era importante contar con un médico o cirujano, encargado de atenderlos en caso de accidentes y dolencias diversas. Asimismo, según el número de población estable, había propiedades que contaban con un capellán dedicado a los servicios religiosos. En las haciendas de mayor envergadura (sobre todo las de caña), se incluía en planilla de modo permanente a un carpintero, un herrero, un despensero, un panadero y sus respectivos auxiliares, según el caso. En una postura intermedia, se encontraban los caporales o capataces, encargados de vigilar el cumplimiento de las tareas en cada momento y área de la producción. En el
50. Laviana Cuetos 2004.