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LYDIA FOSSA
NARRATIVAS
PROBLEMÁTICAS
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laciones del zodiaco inka. De esta forma, cada año, un barrio celebraba el mes de una de las constelaciones, siendo responsable de su ritual y ceremonial. Esta organización barrial estaba regida por los siqi o ceques, líneas que salían del Coricancha y que se extendían a la redonda de ese centro sagrado. A lo largo de los siqi estaban las diferentes w’aka y otros lugares de culto. Cada barrio tenía un siqi a su cargo. Este calendario, además, organizaba las labores agrícolas. El inka también llevó consigo la lengua general, uno de los conocimientos imprescindibles para la integración con el resto del Estado inka y la administración de todo ello: “Entendian [los cañaris de Quito] en aprender la lengua jeneral del Cuzco y en saber las leyes que avian de guardar [...]” (1985: 165). Como confirmación lingüística de este hecho, los dialectos quechua que se hablan hoy en Quito y en el Cuzco caen bajo la misma caracterización taxonómica: quechua II (Cerrón-Palomino 1987: 246; Torero 1974: 32-36), mientras que en otras zonas centrales peruanas, como Junín y Ancash, se habla hoy el quechua I. Lo que prueba esta verificación es la presencia simultánea de quechua hablantes de quechua II en el Cuzco y en Quito, la lengua que hablaban los funcionarios administrativos de algo rango, así como los mitmaq: “[...] no obstante la gran distancia entre estas dos ciudades, el dialecto quichua de los quiteños se diferencia poco del dialecto quichua de los cuzqueños [...]” (Pottier 1983: 25-26). El énfasis sobre las nuevas construcciones debemos atribuirlo, pues, al hecho de ser Quito un centro nuevo con respecto al Cuzco y ubicarse allí el “asiento más agradable al sol” (Garcilaso 1995: 121). Encontramos muchas comparaciones de este tipo entre los dos centros, Cuzco y Quito, que resaltan la idea de tener, los dos, la misma importancia relativa como sedes. El esfuerzo desplegado por los inkas para elevar a Quito al rango del Cuzco e integrarlas en una misma organización territorial debe ser tomado en consideración cuando se describe la importancia del segundo polo que se proyecta hacia las regiones norteñas, formando un eje noroeste/sureste,23 más asociado con cuestiones astronómicas, es decir, del culto, que de control de territorios por ejércitos. Entonces, la
esperada historia de la formación de un imperio militarizado aparece, más bien, como la del establecimiento del culto solar. Al describir las actividades que desarrolla Túpac Inka Yupanki en Quito, Cieza nos está informando que se le usaba como un centro de culto, receptor de ofrendas: “Y de muchos señores de la tierra le venian [a Quito] cada dia enbaxadores y le trayan grandes presentes y su corte estava llena de prençipales y sus palaçios de vasijas y vasos de oro y plata y otras grandes riquezas. Por la mañana comia y desde medio dia hasta ser algo tarde oya en publico aconpañado de su guardia a quien le queria hablar” (1985: 167). El cronista está esbozando la figura de un alto magistrado en actividad, subrayando a Quito como un centro de poder, aunque lo hace de manera tal que nos recuerda las costumbres cortesanas de las monarquías europeas. Después, cuando Túpac Inka Yupanki regresa al Cuzco, deja a Chalcomayta la responsabilidad del gobierno de Quito: “En Quito dexo por su capitan general 24 y mayordomo mayor 25 a un orejon ançiano quien todos quentan que hera muy entendido y esforçado y de jentil presençia a quien llamavan Chalcomayta y le dio liçençia para que pudiese andar en andas y servirse con oro y otras libertades que el tuvo en mucho” (1985: 167). Como capitán general, esta persona estaría a cargo del ejército; como Mayordomo, lo estaría del palacio del señor. Pero los datos que tenemos con respecto a su edad y disposición no son indicativos de una persona dedicada a las armas. Su descripción es, más bien, la de un sacerdote o maestro: Chalcomayta actúa como si tuviera las prerrogativas de un Inka, aunque no esté involucrado en conquistar sino en consolidar el territorio. Túpac Inka Yupanki entonces se establece en el Cuzco 26 y desde allí viaja a otras tierras que terminan por quedar bajo su dominio, actuando más como un líder militar. Tenemos aquí la descripción de por lo menos un gobierno dual, en el que un alto funcionario ocupa el puesto del poder y comparte los deberes del gobierno administrativo con su “segunda per-
23. “[...] Antisuyu y Cuntisuyu, dados como los dos polos de una diagonal, representan las direcciones este/oeste (orientación del movimiento solar), mientras que Chinchaysuyu y Collasuyu equivalen a norte/sur (orientación del movimiento lunar). La unión de las diagonales en forma de aspa, entonces, indica las cuatro direcciones. Cada suyu representa, no un espacio, sino una dirección espacial en relación a un centro, desde el cual brota y asimila energía” (Lizárraga 1992: 11).
25. “Mayordomo: El que tiene el cuidado del govierno de la casa de un señor, quasi major domus” (Covarrubias [1611] 1943: 780).
24. “Capitan: El que tiene debaxo de su mando compañía de soldados; quasi caput tenens. III. Sobre todos estos [tipos de capitanías] es el Capitan General” (Covarrubias [1611] 1943: 297).
26. “La perspectiva cercana de este centro ofrece la imagen de un “arriba” y de un “abajo” que se caracterizan por la presencia de fuerzas opuestas, que no se contradicen fundamentalmente sino que se complementan de alguna manera porque, por decirlo así, se necesitan mutuamente” (Grillo 1991: 26).