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LYDIA FOSSA
dado en muchos años.” (1990: 85). Ondegardo nos habla de “séptima o quinta o décima parte”, y aun de vigésima parte, lo que confirma el fraccionamiento y la asignación de cuotas a cada parcialidad. Faltaría investigar cómo se representaban las unidades de las operaciones aritméticas y cómo se efectuaban esas operaciones con las “fichas”: piedras, maíces o frijoles.101 Estos objetos podrían estar tallados, pintados o marcados en alguna forma para representar diferentes cantidades o múltiplos. Eran de diferente color102 y seguramente habría de diferente tamaño o se combinaría color y tamaño para expresar las diferentes fracciones. En el caso de la comunidad de Sacaca mencionada por Urton, al momento de pedirles cuentas a terceras personas, tienen que reunirse las dos parcialidades para dar la información completa, rehaciendo la distribución original: los productos tributados por cada parcialidad que registra el khipu y las cantidades totales que indican las piedras. Las operaciones aritméticas necesarias para consolidar estos datos eran la suma de fracciones. Se comprueba así la necesidad de ambas parcialidades de contar juntas, en parte para corroborar lo entregado y en parte para confirmar que se estaba entregando el total de cada provincia, sumando las fracciones que correspondía a cada parcialidad. Por lo que nos informa Ondegardo, el khipu sirve para “asentar” los resultados de lo ya contado, es el registro en el que está contenida la información: “[...] sería dificultoso creerlo ni darlo a entender como ellos lo tienen [el bastimento entregado] en su cuenta103 y por registros [...]”
101. “Y para saber lo que cabía a cada pueblo hacían las particiones con granos de maíz y piedrezuelas, de manera que les salía cierta su cuenta” (De la Vega [1609] 1995: 128). 102. “Los caciques e principales su oficio es holgar y beber y contar y repartir, que son muy diestros en esto, más que ningún español, y cuéntanlo de espacio y con sus piedras de munchas colores, que cierto es cosa de ver” (Matienzo 1967: 21). 103. Martín Alonso, en su Enciclopedia del idioma (1958: 1296), nos ofrece la siguiente información semántica sobre “cuenta”: “Cuenta: S XVII al XX: Cálculo u operación aritmética. S XVI al XX: Cálculo, investigación, conjetura. Libro de cuentas ajustadas, prontuario de contabilidad elemental. S XIII: Cantidad, número, cuenta. Cuento: S XIV al XX: Cómputo, cuenta o cálculo. S XVII: Cuenta”. Según Corominas (1980: tomo III, 180): “Contar: Del lat. Computare, ‘calcular’”. El Diccionario de autoridades (1969: 680 y ss.) nos dice lo siguiente: “Cuenta: Cómputo, cálculo o razón de alguna cosa, que se hace con operaciones arithméticas de sumar, restar, multiplicar o partir. Y por antonomasia se llama assi la razón que se da por escrito, con cargo y data, de los caudales y otras cosas que se han manejado. Viene del verbo contar”. En este mismo diccionario: “Cuento: En lo antiguo vaía lo mismo que cuenta” (682)”; “Contar: Numerar alguna cosa. Es formar cuentas, usando de los números y reglas que da la Arithmética para ello. Poner o meter en cuenta [...]” (546).
NARRATIVAS
PROBLEMÁTICAS
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(1990: 85). Se trata, claramente, de dos actividades distintas: contar y registrar, que requieren de instrumentos diferentes, pero que realizan las mismas personas. Esto lo deduce Urton en su estudio, pero no lo puede probar por carecer de datos. Si lo registrado en el khipu de cada parcialidad se quiere “contar” o sumar, se hace necesario recurrir a otros elementos más apropiados para hacer los cálculos: “[...] por las cuentas pudiéramos averiguar la cantidad de las tierras que para esto se aplicó en cada parte [...]” (1990: 50). Se presenta una asociación de funciones entre el cómputo y el registro, necesaria por la complejidad de las dos tareas que exige el uso combinado de sendos instrumentos: la yupana para hacer los cálculos,104 y los khipu para registrar los resultados. En este punto, interesa indagar sobre el significado de la palabra quechua yupay y sus derivados. La raíz del verbo es yupa_; añadiéndole el sufijo _y, tenemos el infinitivo. González Holguín (1989: 371) siempre nos brinda el verbo conjugado en la primera persona: Yupa_+_ni; esto es, raíz verbal + marcador de primera persona singular, y frases verbales ya construidas: “Yupani. Contar y hazer quentas. Yupay. Quentas. Yupachicupuni. Tomar quenta, o hazer que la de. Yupaycupuni. Dar quenta de lo recebido. Yupani ttiuspa. Sumar la quenta, o resumir en breve”; “Numerar. Yupani” (Anónimo 1958: 165). “Numerar, contar. Yupani” (González Holguín 1989: 603). Sabemos que para formar sustantivos se le añade la partícula _na (Cerrón-Palomino 1987: 122) a la raíz, como en: “Yupana simi. Los números o nombres numerales. Yupana. Letra, los numeros de guarismo. Yupana qquellca, o qquipu. Las quentas por ñudos o por escrito” (González Holguín 1989: 371). El autor nos ofrece yupay como sustantivo “quentas”, cuando debería ser yupana tanto el objeto para contar como la cuenta misma. Pero en los vocabularios consultados no encontramos la acepción de “yupana: objeto rectangular, de piedra tallada o de cerámica, con divisiones y niveles donde se colocan las piedras, maíces u otros objetos utilizados para contar o hacer las cuentas”. Por su parte, Guamán Poma105 presenta en su lámina 360, Contador maior y tesorero ([¿1615?] 1993: 272) la asociación yupana-khipu. Se
104. No deja de llamar la atención la cantidad de verbos relacionados con contar y, por extensión, sumar: yupay, huñuy, khipuy, huatuy. 105. Siguiendo a Garcilaso, véase también la lámina 358 (p. 270), y especialmente, la 335: “Depocito del Inga. Collca” (p. 253).