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LYDIA FOSSA
pasado indefinido pero anterior al momento presente: “hasta aquí [y ahora]”. Esta última frase ancla el cantar en el presente de Inka Yupanki y lo centra en sí mismo y en su tiempo-espacio. “Y ya soy tornado tierra” marca una proyección hacia el origen, en una identificación implícita con la semilla, en un círculo que regresa a la materia que dio vida a la flor. El momento presente del cantar, que se asocia con la muerte del Inka, es el momento en que él vuelve a la tierra para volver a germinar. El paralelo semántico entre un gobernante y una flor (explícito) y una semilla (implícito), aun en la esfera de lo poético, es extraño para la cultura occidental. Postulo que se trata de metáforas y elaboraciones estéticas nativas. Esta flor, que tendrá que morir para dejar paso al fruto y a la semilla, no es una flor cualquiera ni una flor puramente decorativa: es una “flor de huerto”, productiva en un doble sentido. Para obtener una “flor de huerto” es necesario el trabajo humano, la asociación con la naturaleza. Este resultado no es el final: es el producto de un desarrollo y sólo una etapa en él. Es la flor de una planta cultivada para producir alimentos que darán semillas para reiniciar el proceso. La energía vital no se acaba, sólo se transforma y en cada transformación brinda un producto diferente dirigido a perpetuarse a sí misma: “La vida humana no se percibe como una breve aparición en el Tiempo, entre dos vacíos; la precede una pre-existencia y se prolonga hacia una post-existencia” (Eliade 1965: 128).40 Tenemos imágenes puramente agrarias: se equipara el vivir con el florecer que deja de existir como individuo pero no como parte de todo el tejido vegetal/social que contribuyó a urdir. Esa flor continúa viva mientras dura el ciclo vital de ese individuo. Cuando termina su vida, una vez que las “fuerzas bastaron”, se agotaron, regresa a la tierra como la semilla que deja la flor seca, para reiniciar el ciclo. Como afirma Eliade: “Para el hombre religioso la muerte no pone término definitivo a la vida: la muerte no es sino otra modalidad de la existencia humana” (Eliade 1965: 128). Entre el florecer y volver a la tierra tiene lugar la serie de actividades que marcan el tipo de existencia que ha llevado Inka Yupanki: sagrada y productiva, con énfasis en la reproducción. Hay allí una estructura verbal, dar “orden y razon”.41 Se trata de una expresión cargada de
LOS
TEXTOS HUÉSPEDES O SUBTEXTOS
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connotaciones positivas, de elementos edificantes tanto para la vida individual como para el grupo donde ese individuo se desarrolla. Inka Yupanki no se vanagloria de acciones guerreras ni de ocupación de territorios, actividades glorificadas, más bien por los occidentales. Esta podría ser una segunda confirmación de la “inkanidad” del cantar relatado por Betanzos. Podríamos afirmar, entonces, que un Inka del Tawantinsuyu se precia de haber establecido o continuado una buena organización, una administración constructiva. Resulta extraordinario que el cronista haya podido conservar tantos rasgos estéticos del cantar de Inka Yupanki en su versión traducida y narrativizada. A partir de ello es posible dar cuenta del destacado trabajo poético que conllevaba la confección de un cantar. Esa belleza no sólo ha transitado de una lengua a otra, de un tipo de registro a otro, sino que ha superado las barreras del tiempo, de las corrientes estéticas, y también, las barreras culturales.
Los ejemplos y cuadros de costumbres en Notables daños [...] El tipo de texto redactado por Polo Ondegardo, una comunicación oficial, no podría haber incluido pasajes con dosis de ficción o subtextos maravillosos, pero está cargado de ejemplos que, a modo de microrrelatos,42 ilustran su relación. Ondegardo utiliza la ejemplificación de las costumbres nativas que encuentra sorprendentes o llamativas como un instrumento para graficar mejor su estrategia persuasiva. Su objetivo es representar la realidad nativa para que sus lectores, que no han estado en los Andes, puedan comprender mejor sus argumentos. En la práctica, sus ejemplos cumplen con la misma función que los microrrelatos en Betanzos, o los subtextos en Cieza: le dan vivacidad y color local a su escrito. Ondegardo extrae sus ejemplos de hechos que han ocurrido, ya sea en España o en los Andes, pero mayormente en Indias. Cada uno de estos casos le sirve para recomendar la conveniencia de continuar con cierta práctica o, de lo contrario, denunciarla para su erradicación. Así hace con cada uno de ellos en su Notables daños de no guardar a los indios sus
40. (Traducción de la autora). 41. “Orden. La colocación de las cosas, cuando cada una está puesta en su lugar [...]” (Covarrubias 1995: 788); “Razonable, lo que está puesto en razón y medianía” (Ibíd.: 851); “Orden. poner una cosa en orden. Fr. Reducirla a método y regla, quitando y enmendando la imperfección o los abusos que se han introducido o la confusión o desconcierto que padece. 2. fig. Reglar y concordar una cosa para que tenga su debida proporción, forma
o régimen” (Diccionario de la lengua española 1992: 1051); “Razón [...] 6. Orden y método en una cosa. 7. Justicia, rectitud en las operaciones, o derecho para ejecutarlas [...] Razonable. Arreglado, justo, conforme a razón” (Ibíd.: 1227-1228). 42. “[...] cualquier redacción corta o pasaje autónomo, generalmente prosa descriptiva” (Baldick 2001: 272). (Traducción de la autora).