La rebelión espiritual de Colombia
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Por: Faber Cuervo Junio 15 de 2021
legué a pensar que me iba a morir sin ver la rebelión de la dignidad en mi país. Ahora, que soy testigo de ella, me siento orgulloso de una juventud inteligente que florece como un jardín de esperanzas en medio de un desierto infértil. La generación de cristal brilla como un sol en el horizonte anubarrado de esta trágica nación. Sueños legítimos y sagrados toman alas en multitudinarias movilizaciones día tras día. Las voces adolescentes llenan el aire de las ciudades con la dulce inocencia de quienes apenas empiezan la aventura de la vida. Por fin, el pueblo comprende que si se une puede ir por todo. Un torbellino incontenible exclama en las calles ¡No más corrupción ¡Cambio ya Jóvenes populares, universitarios, campesinos, indígenas, negritudes, trabajadores, profesionales, profesores, académicos, pequeños comer-
ciantes, camioneros, vendedores informales, madres, etc., defienden en largas caminatas los derechos a comer tres veces al día, a estudiar en una buena universidad, a trabajar con buena paga, a una salud de calidad, a la libertad, a una vida digna! Los chicos no quieren resignarse al falso dilema de elegir entre un trabajo de rebusque y el estudio con hambre y sin pasajes. Un estallido social sacude a Colombia desde la Guajira hasta el Amazonas. Es una rebelión contra el hambre, contra la miseria, contra la falta de oportunidades, la violencia y la corrupción. Nada de “vándalos”, ni de “vagos”, ni de “bloqueadores”. Son los muchachos que se movilizan como bandadas de pájaros al rescate de la libertad; son los polluelos que no quieren repetir la miserable vida de sus padres; saben con prístina claridad los derechos que defienden, saben también sus deberes. No piden que les regalen
Edición 29 • ISSN: 0123-238X • Ciudad, revista de asuntos urbanos
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