12 12
agustín ferrer casas
Traducciones a varios idiomas, un montón de ediciones... tu novela gráfica MIES ha sido un éxito tremendo. ¿Temes que todo lo que hagas en adelante se compare con este trabajo? Por supuesto. Tampoco es que yo pensase en ello cuando trabajaba en MIES. En aquel tiempo me preocupaba más no defraudar al lector relacionado con la Arquitectura, conocedor de la vida y obra de Mies van der Rohe. Pero cuando el libro fue publicado por Grafito Editorial y las primeras críticas desde el gremio de los arquitectos fueron tremendamente positivas, respiré tranquilo. Ahora me doy cuenta de que tal vez me puse el listón demasiado alto con una obra tan personal y detallada. Y puede que a partir de este libro cualquier otro título que llegue a publicar pueda ser mirado con lupa por unos lectores que van a ser de todo menos permisivos con una obra menor. Así que lo que toca a partir de ahora es intentar superarse en los sucesivos títulos, intentando rizar el rizo de una buena obra.
¿Qué nos puedes adelantar de Plan de huida, tu próximo trabajo? Pues que, sin llegar a ser MIES, pretende ser ese nuevo escalón en cuanto a calidad, tanto por historia como por dibujo. Plan de huida parte de un hecho real, el traslado del Patrimonio Histórico Artístico desde Madrid a Valencia durante la Guerra Civil española para preservarlo de los bombardeos fascistas sobre la capital. Desde esta base se desarrolla una doble trama paralela en dos épocas históricas diferentes: por un lado, en marzo de 1938, con un intento de robo de uno de los cuadros evacuados del Museo del Prado. Y por otro en la época actual, en marzo de 2019, con dos personajes antagónicos que se ven abocados a trabajar en equipo para descubrir si se consumó dicho robo. La idea original es del guionista Josep Busquets y me la propusieron como encargo desde Grafito Editorial. Lo malo es que estoy trabajando al ralentí, habrá que esperar para verlo en papel. Eres un tipo elegante que trabaja a la antigua usanza y ambienta todas sus obras en épocas pretéritas. ¿Detectamos cierto rechazo al presente? Muchas gracias por lo de elegante. Al menos lo
intento. Trato de hacer cómodo mi trabajo y eso incluye el menor uso de herramientas digitales posible. Soy muy cavernícola para la informática y los cacharritos, móviles incluidos. Pero tampoco es que sienta rechazo al presente, ni sea de los que defienden que el tiempo pasado fue mejor. Simplemente creo que fue un tiempo más sencillo y más estético, pero sólo a mi parecer. Me gusta mucho la ambientación de los años sesenta y lo que se deriva de esa época. Aquello que podía haber sido una suerte de evolución positiva de la sociedad, con un montón de cosas por descubrir y alcanzar, se fue al garete. Es lo que pasó al acabar conflictos como las dos guerras mundiales, que se desató una euforia que podía haber desembocado en evolución, cambio y renovación y acabó siendo un desastre. En los sesenta todo parecía nuevo para la generación del baby boom: la publicidad y el consumo, las relaciones sociales y morales, la sexualidad, la integración racial, la carrera espacial… Pero todo acabó en una polarización del mundo en dos grandes bloques enfrentados en la llamada Guerra Fría, una política errónea de descolonizaciones y un absoluto liberalismo económico desbocado. Puede que ambientando mis cómics en esas épocas, como el 1961 de Cazador de sonrisas, el 1959 de Arde Cuba, el 1962 de Cartas desde Argel o de nuevo la década de los sesenta en Las apasionantes lecturas del Sr. Smith quiera retrotraerme a unos años desde los que se pueda descubrir -o al menos hacer descubrir- el porqué de la situación actual. La portada de este mes está sacada de tu cómic Cazador de sonrisas, que nos gustó un montón. ¿Cómo se te ocurrió la historia de este dentista un tanto psicopatín? La inspiración la tuve a través de una noticia que escuché en la radio hace un montón de años -si seguí acordándome de ella tiempo después debió ser por lo impactante de la misma-. En ella