La poesía es un acto de rebeldía absoluta. Cada verso abre la posibilidad de comprender lo que se escapa a nuestra mente, lo que se mostraba como absolutamente impronunciable, lo que nos coloca ante el más preciso y despiadado de los espejos. Ella, al mismo tiempo, clarifica el mundo y nos desnuda sin que podamos resistirnos a su fuerza, ella es la palabra precisa que da voz a las intimidades y nos obliga a entrar en nosotros mismos. A veces armados hasta los dientes, y en otras ocasiones, con la luz que nos revela lo que no queríamos mirar ni entender.