Lee+ 150 Poesía combatiente

Page 18

La poesía y el invento de una nación

José Luis Trueba Lara

I

A

Guillermo Prieto

estas alturas del partido, no tiene ningún caso ocultar lo que pasó. En aquella ocasión, los mandarriazos estuvieron de a peso, y algunos hasta dicen que la cosa estuvo más ruda que el día en que, en la Academia de Letrán, Ignacio Ramírez le informó a la amable concurrencia que Dios no existía. La causa del nuevo encontronazo era mayúscula, y los contendientes, más que buenos para los riatazos: Ignacio Manuel Altamirano, el coronel que sí tenía quien le escribiera, y don Francisco Pimentel llegaron al Liceo Hidalgo con las lenguas afiladas. La mera verdad es que ignoro si traían escritos sus discursos, pero los acontecimientos posteriores me hacen pensar que se aventaron al ruedo sin papeles. Ahí, delante de sus cuates y sus no tan amigos, se batirían a muerte. ¿Para qué lo negamos? Las cosas ya estaban calientes desde antes. Ignacio Ramírez había puesto las cartas sobre la mesa en julio de 1851, cuando le hizo una pregunta fatal a los poetas mexicanos: “¿Qué cantos ha de entonar el que canta entre ruinas?”. La razón de la disputa que estaba a punto de comenzar la dejó clara José López Portillo y Rojas en las primeras páginas de La parcela: ellos discutirían “si México debía tener o no una literatura especial”. El mexicanismo y el hispanismo estaban a nada de darse el que parecía el agarrón definitivo. Para nuestra desgracia, las palabras de Altamirano y Pimentel no conocieron la caricia de la imprenta y sólo podemos conocerlas de oídas. De esta polémica apenas nos quedan algunos recuerdos y lo poco que escribió don Francisco en su Historia crítica de la poesía en México. Para el defensor del castellano era absolutamente inaceptable la existencia de una literatura escrita en mexicano; ésta sería “una jerga de gitanos, un dialecto bárbaro, formado por toda clase de incorrecciones, de locuciones viciosas, cosa que no puede admitir el buen sentido, llamado en literatura buen gusto”. Obviamente, para él serían inaceptables los versos de la Musa callejera, en los que Guillermo Prieto contaba lo que le ocurrió a una guisandera cuando llegó a un juzgado para presentar su querella:


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.