Instrucciones para el congresista electo
Aland Bisso Andrade Médico Internista
E
l congresista electo gana con todos los honores la denominación de “padre de la patria”. Probablemente, tenga la vaga idea de patria como un conglomerado de millones de personas que tratan de sobrevivir unas sobre otras dentro de un territorio definido, acorde al mapa que vio en sus libros escolares. En todo caso, más allá de pretender una definición, le debe aflorar un “sentimiento pa-
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trio” cada vez que canta el himno nacional o cuando aplaude el paso gallardo de un batallón de escolares famélicos desfilando en ayunas en fiestas patrias. También es probable que el corazón le palpite más rápido y se le infle el pecho bajo el sopor de un estado de “peruanidad”, cada vez que Chile se atribuye la propiedad del pisco o cuando repiten los goles de Paolo. Sin embargo, cada cosa debe tener su lugar y nada tiene que ver ese sentimiento con la aprobación de dietas especiales, viajes, comisiones, oportunismo político y una que otra dádiva a cambio
AÑO 2 Nº 7 JULIO 2021
de favores subterráneos que le esperan en los próximos cinco años de curul. En mérito a la importancia del evento, la juramentación del nuevo congresista debe contener ingredientes especiales. No bastará con poner la mano sobre la Biblia y decir un simple: “Sí, juro”. Todo lo contrario, la vida le ofrece un abanico de alternativas para expresar el juramento en el momento cumbre de su popularidad: puede jurar por las cenizas de su abuela bendita, por la masa de ambulantes que mueven la economía, por los hé-