
3 minute read
La ciudad medida en tiempos
from Green is more
Estamos en tiempos de emergencia climática y muchos países han acordado -durante los próximos diez años- enfocar sus esfuerzos en revertir o al menos mitigar esta situación. La manera de medir la contaminación es a través del dióxido de carbono que generamos, los gases de combustión que emitimos. Y aunque -lamentablemente- los países que más contaminan son los menos preocupados en dejar de hacerlo, todos debemos ocuparnos de cuidar -como la llama el Papa Francisco- nuestra casa común, que es nuestro planeta.
Durante el siglo pasado, la necesidad llevo a las clases obreras a vivir en donde el suelo era barato, aunque trabajaran en áreas céntricas, teniendo dos o tres horas de traslado por día. El ritmo de vida contemporáneo hace que trasladarnos de un lugar a otro sea de las actividades que hoy más contamina, el Observatorio de Cambio Climático español estima que un 40% de los gases del efecto invernadero provienen de ello. Y es por esto, que los protagonistas en la ciudad del futuro serán la movilidad y el transporte sustentable.
Advertisement
El transporte público debe volverse amable con el medio ambiente. Primero, debemos invertir en poder viajar mejor en colectivo, acortar los
tiempos de traslado, con más frecuencias y paradas seguras a cualquier hora. De la misma manera, los trenes metropolitanos (como el que se proyecta entre Garupá y Posadas) emiten solo el 27% de los gases que se generan viajando en automóvil. El criterio es pensar en un transporte público tentador, que nos resulte a todos una buena idea usarlo. Incluso que aliente a los que tiene auto, a dejarlo en su casa.
En cuanto a la movilidad sustentable, la posibilidad de recorrer la ciudad por peatonales, en bicicleta o con un monopatín eléctrico requieren mucho más que ciclovías. Es preciso repensar la ciudad, las distancias que un vecino puede recorrer a pie o pedaleando no son muy largas, la gente se cansa rápido.
Todas las grandes ciudades tienen los mismos problemas, y es interesante conocer cómo otras buscan solucionarlo de maneras que a nosotros -adaptándolo a ciertas particularidades- también pueda servirnos. Anne Hidalgo es la actual alcaldesa de París, y consciente de esta problemática empezó a preparar junto al especialista en Ciudades Inteligentes Carlos Moreno, un programa para rediseñar su ciudad en cuatro años. Según el catedrático asesor, seis cosas hacen feliz a una persona: vivir con dignidad, trabajar en condiciones dignas, comprar, bienestar, educación y ocio.
Para mejorar la calidad de vida, es necesario reducir el perímetro de acceso a estas seis funciones. Así fue como presentaron recientemente “La ciudad de los 15 minutos” donde planifican una reingeniería de la capital francesa de manera que desde las zonas residenciales no quede ninguna actividad a más de quince minutos caminando. Primero removerán 60.000 espacios de estacionamientos de autos para ocuparlos con veredas más anchas, huertas urbanas y ciclovías. Y reingeniería significa que, por ejemplo, si hay un hospital a media hora de viaje, es necesario proyectar y construir un nuevo centro de salud a mitad de camino. Descentralizar es la clave.
El programa revisa que todo ciudadano tenga próximo a su hogar el obtener alimentos, aprender, trabajar, comprar artículos para el hogar, asistir
a eventos culturales y religiosos, atender su salud, ejercitarse y contar con espacios de esparcimiento. Pero no todo queda en la misma dirección, la escuela puede estar quince minutos hacia el norte de nuestra casa, y las canchas de fútbol quince minutos hacia el sur. Para cubrir estas distancias entre las actividades, un anillo de metro ligero, colectivos en carriles exclusivos y trenes metropolitanos complementan la red de transporte integrado.
El desarrollo debe buscar la felicidad de la gente e impulsar la transformación de la ciudad para volverla amigable con nuestro ecosistema. Es una nueva manera de encarar los problemas y es casi seguro que lleve a la funcionaria a una reelección pronto. Desde la Sorbonne, donde Moreno es docente, empezaron a llamar a esta manera de repensar las urbes como el cronourbanismo, distancias medidas en tiempos y no en kilómetros.
No pasará mucho tiempo para que empecemos a ver cómo aplican esta solución otras ciudades del mundo interesadas en revertir su contaminación. Quedará en manos de los equipos técnicos locales hacer la labor de verdaderos maestros sastres, y entallar a medida de cada ciudad misionera este traje que ofrecen en las galerías Lafayette de París.