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Palancas por botones

ARemment Koolhaas muchos lo llamamos “Culjas” pero la correcta pronunciación es “Colás”. Es un holandés -su nombre hace casi obvio este dato- que nació en 1944. Hijo de un periodista, heredó esta profesión de su padre.

Con veintitantos, era de los que tenían futuro en el periodismo. Trabajando para un diario, le encomiendan que empiece a escribir la columna de Arquitectura -una igual a ésta, pero en el diario de La Haya- y Rem empieza a conocer sobre los grandes maestros de la arquitectura moderna: Le Corbusier, Alvar Aalto, Frank Lloyd Wright y Mies Van der Rohe.

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Pero -como todo buen periodista- se empieza a cuestionar las supuestas “verdades” de estos grandes arquitectos. Es escéptico, empieza a formar su propia opinión sobre cómo deberían ser las ciudades, cómo debería ser una vivienda, a tal punto que empieza a estudiar para ser Arquitecto en la Architectural Association de Londres.

Cuando se recibe, el aporte que hace desde su Oficina de Arquitectura Metropolitana (OMA) -así lo bautizó-, se vuelve un antes y un después para la disciplina. Koolhaas termina de sepultar al Movimiento Moderno en 1985 cuando construye para un cliente la Villa dall’Ava en París. Allí,

echa por tierra todos los postulados de su vecina: la Villa Savoye, que Le Corbusier construyó en 1929. Rem se caracteriza por ser irónico, inteligente y tener una cuota de humor en sus modos; en el fondo parece un tipo serio que está jugando.

Donde todo era blanco y puro para los modernistas, él lo hace con colores. Donde todo era derecho, él lo hace torcido. Donde todo parecía rígido y pesado, él lo hace liviano y parece estar flotando en el aire.

Le Corbusier decía que las casas eran “máquinas de habitar” y como si esa máquina se tratara de una imprenta donde iba una palanca, Koolhaas pone un botón. Deconstruyó ideas instaladas y las reformuló. Así, con sus obras, dio inició a un nuevo paradigma: la arquitectura posmoderna.

Pero si bien es fundamental para un arquitecto concretar en obras sus ideas, el mayor aporte que hace a la arquitectura es el teórico. No debe haber un arquitecto que haya vendido más libros que él, su manifiesto sobre urbanismo ‘Delirante Nueva York’ es revolucionario desde la portada y con una profunda mirada crítica sobre el crecimiento de una ciudad descontrolada y derrochadora. Sólo podríamos compararlo con ‘Yes is more’, de su discípulo danés Bjarke Ingels, pero es una historieta publicada en 2010: habrán vendido muchas, pero ese manifiesto en formato de cómic me genera ciertas dudas. No sabemos si Koolhaas ya es un arquitecto-periodista o un periodista-arquitecto, pero constantemente sigue escribiendo artículos y columnas, cada ladrillo que pone tiene un respaldo intelectual del que podemos estar de acuerdo o no.

El curso de la arquitectura actual, posmoderna y deconstructivista, sigue el envión que Koolhaas le imprimió y los arquitectos que reciben premios hoy en día han sido sus colaboradores o sus alumnos. Un ejemplo es el estudio MVRDV de Rotterdam que sigue esta línea y son “una fija” en cada concurso de proyectos. Merecen ser googleados.

Rem Koolhaas recibió en el año 2000 el premio Pritzker, el equivalente al Nobel en la arquitectura, que lo entrega la Fundación Hyatt (unos conocido hoteleros filántropos) y en 2007 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.

Evidentemente no todos los holandeses son tan errantes y tal vez los periodistas no sean tan malos para el mundo.

Rem Koolhaas en la Villa Dall’Ava.

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