LA UTOPÍA DE LA ACTUALIZACIÓN EN ACTIVIDAD DOCENTE Mtro. Pablo Magaña Espinoza Director del Centro de Actualización del Magisterio en Cd. Guzmán.
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n esta oportunidad de expresar un punto de vista, voy a referirme a lo que llamo utopía de la actualización, un proceso que sabemos que el Centro de Actualización del Magisterio (CAM) viene haciendo como líder regional y estatal al respecto, pero existen diferentes factores que deseo poner en la mesa para su análisis y reflexión, fundamentadas en documentos oficiales y claro en la experiencia propia como asesor. Considerando que tenemos la escuela del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio y que está cumpliendo 75 años de su fundación y que los CAM tienen a bien realizar actualmente esta tarea en la región Sur, Sureste, Sierra de Amula y Lagunas, me permito hacer las siguientes apreciaciones: 1. De acuerdo a la Ley de Servicio Profesional Docente, en su artículo 12, menciona que las funciones que deben tener los docentes, directivos o de supervisión de una escuela, deberán orientarse a brindar educación de calidad y al cumplimiento de sus fines. 2. En su artículo 14 la misma Ley, hace referencia en el apartado II, de mejorar la práctica profesio-
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nal mediante la evaluación, en la fracción VII garantiza la formación, capacitación y actualización continua de los docentes. 3. En el Titulo Cuarto, Capítulo I, de la formación continua, actualización y desarrollo profesional, establece en cada artículo y fracciones indicadores área favorecer el mejoramiento de la calidad de la educación. Esto es lo que se establece, y con ello nos genera un mundo de retos ya que es parte de las obligaciones y claro con ello nos proporciona derechos para ser promovidos, para ganar un reconocimiento y hablar de promociones que sin duda el irnos preparando nos genera ciertos niveles de competencias y habilidades para alcanzar esas opciones. Tendríamos que cuestionarnos, ¿Cuál es la realidad?, desde mi punto de vista, como docente ¿Qué estoy haciendo al respecto? Puedo considerar una utopía, tendría que visualizar la otra cara de la moneda. Se han hecho varios estudios, diagnósticos, entrevistas que dan resultados interesantes para establecer esa otra cara de la moneda, como parte de formación continua en la entidad, vemos realidades que van desde inscribirse a un curso y de los 35 o 40 que son, solo un 20% o cuando mucho 40% inician el proceso de actualización y terminan un porcentaje menor el proceso. Este fenómeno se ha dado a lo largo de las últimas convocatorias en varios años, donde se busca
establecer un seguimiento y que cada asesor, establece comunicación directa a través de los medios posibles para lograr que los participantes inscritos puedan acudir a la plataforma que con esta forma de trabajo actual, todo debe ser a distancia, las recomendaciones de la autoridades es no bajar la guardia hasta el último momento y motivar a los participantes a continuar y terminar con el proyecto. ¿Qué sucederá que una gran mayoría ni siquiera entra a la plataforma, aun cuando se inscribieron? ¿Cuál es la razón?, nos encontramos con un sin número de respuestas, muchas de ellas basadas en respuestas poco convencionales: “me inscribieron y no me di cuenta”, “me inscribieron, pero yo no quería”, “no tengo conocimiento en el uso de una plataforma”, “no cuento con internet, y me inscribieron”, ante estos escenarios y muchos otros que se quedan en el tintero, ¿Qué podemos hacer? Por otra parte, existen autoridades que en su programa de trabajo tienen planeado hacer que su zona escolar realice procesos de actualización y nos encontramos que aun así, un 50% o más, se resisten a realizar estas oportunidades y con todo y que la pandemia nos está obligando a tener un proceso de trabajo a distancia, nos encontramos con ciertas “comodidades” “áreas de confort” que no desean ver más allá de lo que se debe hacer… “yo trabajo solo con WhatsApp, ya que me está dando resultado”, quienes sabemos de esta forma de comunicación, sa-