Rogelio Bustos
Realidades
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Mentoras de la compasión ¿Cómo la experimentas? ¿Quiénes son tus mentores? Responder a estas preguntas es uno de los ejercicios más significativos que me ha ayudado a entender que la compasión no se vive ni se expresa en lo abstracto. Recuerda a quienes la han activado en ti, quienes han sido vínculo de vida y protección, cuidado o guía. Estas personas son canales a través de los cuales Dios se revela. Estas relaciones generadoras constituyen un referente concreto y encarnado de la compasión. Tendría unos 18 años cuando conscientemente sentí que algo en mi interior se removía. Eran cerca de
las siete de la mañana cuando dos catequistas llegaron a la choza donde nos hospedábamos una compañera y yo. Era en un rancho del estado de Oaxaca, donde hacíamos una experiencia de misión. Una señora estaba enferma y pedían que fuéramos a rezarle. Después de pasar colinas y cerros, llegamos a la casa, pero ya había fallecido. Era joven, estaba en un catre, sin vida. Alcé los ojos y miré a su hijo. Un chico de unos 8 años, estaba recostado sobre una viga, que colgaba encima del catre de la mujer, miraba a todos los presentes buscando quizá que alguien le dijera que todo iba a estar bien. «Ven, m´hijo», le dije. El niño me abrazó y
me preguntó: «¿se murió, verdad?». «Sí», le respondí. Y rompió a llorar desgarradoramente. Lloré con él, y durante el velorio y la sepultura, el pequeño no se apartó de mi lado. Cuando el tiempo de la experiencia en el rancho llegó a su término, me costó subirme a la mula y echarla a andar. El niño lloraba, y llegué a considerar seriamente quedarme ahí para cuidarlo. Esta experiencia de conexión y dolor compartido fue activando en mí la compasión, cuya vivencia sigue siendo el mayor reto y la razón de ser de mi vida como religiosa y misionera. Joyce Rupp, religiosa Sierva de María, ha escrito sobre el tema. La