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Justicia y paz
Vatican News
Por: Felipe Card. ARIZMENDI
Otro país, sin pederastas Ver
Ha sido vergonzoso el informe sobre los miles de casos de sacerdotes pederastas en Francia, desde mitad del siglo pasado y lo que llevamos de éste, así como de personas con algún cargo religioso en ese país. Igualmente, son muy lamentables los casos ocurridos en México, Estados Unidos, Chile, Irlanda, Alemania y en otras partes. No tienen justificación. Se ha avanzado mucho en procurar que esto no suceda más y se han endurecido las penas canónicas, pero no podemos quedar tranquilos hasta que este delito desaparezca totalmente. Desde la selección
de candidatos en el seminario, hasta la formación permanente, se han de seguir tomando todas las medidas necesarias para que lleguemos a una tolerancia cero. ¿Qué tanto está influyendo esto para que disminuya el número de católicos y para que decaiga la práctica religiosa? Es obvio que nosotros mismos estamos destruyendo la credibilidad que durante mucho tiempo ha tenido la institución eclesial. Durante años, nuestra Iglesia ha obtenido uno de los más altos porcentajes de confianza, según encuestas no pagadas por nosotros, pero esto
se está perdiendo, sobre todo en ambientes ya de por sí alejados o no creyentes. Sin embargo, en gran parte de nuestras poblaciones, e incluso en las ciudades, la gran mayoría de los católicos sigue confiando en sus sacerdotes, porque doy testimonio de que, salvo esos dolorosísimos casos, todos son fieles a su vocación, desgastan su vida en el ministerio diario y oculto, son respetuosos de niños y adolescentes, y por ello gozan del aprecio de la comunidad. Los conocen y se dan cuenta de que no han caído en ese grave delito. He recorrido bastantes diócesis del país, acompañando retiros espirituales con sacerdotes, y todos luchan por ser mejores en lo humano, en lo espiritual, en lo intelectual y en lo pastoral. En casi todos los seminarios, hay equipos de especialistas en psicología, para analizar caso por caso, y así detectar a tiempo a los no idóneos. En nuestro trato profundo con miles de personas, advertimos que la pederastia en el mismo ambiente familiar es un crimen más frecuente de lo que se piensa. Esto no disminuye la gravedad entre el clero, pero significa que es un problema social que, entre todos, hemos de atacar debidamente. Nuestros críticos... se ceban con nuestras deficiencias, que son innegables, sin reconocer que están obteniendo fama, éxito y hasta emolumentos económicos, con base en atacar sistemáticamente a su madre en la fe, su propia Iglesia. Ojalá sus críticas nos ayuden a purificarnos.