idiosincrasia de las personas. Museos de arte tradicional, casi no encontramos en todo el país, pese a que las Municipalidades
y los
Gobiernos Regionales están obligados a la conservación del patrimonio nacional. Las artesanías se estiman como fuente de ingresos económicos, pero no en su cabal dimensión de obras que traducen el sentir de los pueblos donde aparecen esas manifestaciones estéticas.
El Instituto Nacional de Cultura (INC) no cuenta mínimamente con una oficina que pueda iniciar una base de datos respecto a danzas, música, organología, vestuario, cuentos, mitos, leyendas, etc. No es posible entonces tener una información adecuada del enorme tesoro cultural de nuestros pueblos. Los pocos trabajos que se realizan significan esfuerzos individuales de sumo valor, pero que no completan la imagen real de esa producción que debería ser conocida y comprendida por los mismos peruanos.
Finalmente, debemos hacer presente que la ausencia de una legislación adecuada, en materia de la propiedad comunal de los bienes pertenecientes a nuestro Patrimonio Cultural Tradicional, hace que fácilmente se puedan presentar por cualquier ciudadano una obra popular como si fuera de su autoría – lo que lamentablemente ya ha sucedido en numerosas oportunidades,
varios registros admiten la inscripción de la
propiedad individualizada.
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