SERMONES
Ríos en el Desierto RON Y LISA CLOUZET
Isaias 43:5-7; 18, 19; Juan 4:1-42; Juan 7:38; Zacarías 9:12
Mensaje Cuando nuestros amados están lejos de la casa, Jesús aún está obrando para traerlos de vuelta. Introducción
El profeta Isaías se acercaba a casi 50 años de ministerio. Había servido bajo el reinado de Uzías, Jotán, Acaz, y Ezequías (Isa. 1:1). Sus palabras fueron oídas porque el Señor Dios del cielo habló a través de su siervo. Y ahora, él podría hablar por Dios por última vez, pero esta vez parecía no haber esperanza. El rey Manasés, quizás el peor rey que Judá tuvo alguna vez, había subido al trono. La Biblia menciona que Manasés reconstruyó los lugares altos de culto pagano que su padre había destruido. Erigió altares a Baal y Asera, “y adoró a todo el ejército de los cielos”. ¡Incluso edificó altares paganos dedicados a todos los demonios dentro del templo de Dios en Jerusalén! Manasés practicó Ron E. M. Clouzet, DMin, e Lisa L. Clouzet, DMin, LPC, são diretores dos departamentos Ministerial e Capelania, Ministério da Mulher, da Família e da Criança na Divisão Norte-Asiática do Pacífico em Ilsan, na Coreia do Sul.
brujería y hechicería, consultaba a médiums y espiritistas, e incluso sacrificó a sus hijos en el fuego para agradar a dioses extraños (2 Crón. 33:1-9). En 2 Crónicas, capítulo 33, leemos en el versículo 2, que Manasés hizo “lo malo ante los ojos de Jehová”. En el versículo 6 leemos que “se excedió en hacer lo malo”, y en el versículo 9 se nos dice que hizo “mayores males que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel”. Esta no es una buena tendencia –maldad, mucha maldad, más maldad. En su vejez el profeta Isaías tenía muchas razones para sentirse desanimado. El peor rey posible estaba conduciendo ahora al pueblo de Dios. Los días eran oscuros. Los asirios ya habían tomado cautivas las tribus del norte de Israel por su infidelidad a Dios. Judá se acercaba al mismo destino. No serían los asirios esta vez, sino los babilonios quienes saquearían a Judá y llevarían a sus hijos e hijas al exilio. Puesto que el pueblo de Dios no le respondía en tiempos de prosperidad, Él, en su infinita sabiduría y misericordia lo intentaría una vez más permitiéndole momentos de adversidad. ¿Se perdió toda la esperanza de que Israel pudiera ser redimido?
La promesa de Isaias
En este punto de la historia de Judá es cuando Isaías escribió algunas de sus profecías más maravillosas. Isaías 40 a 66 está tan lleno
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RÍOS EN EL DESIERTO
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