Sofía Rodríguez Cardoza
A mí me gustaba salir con mis
—Pues yo no sé si Milagro tenga
mejores amigas, las hermanas Susana
ganas ¿querés ir? ¿o ya te vas para la
y Roxana Martínez. Y es que a una
venta? —me volteó a ver Roxana. Yo
le agarra más platicadera mientras
encogí los hombros y asentí con la
se camina. Cuando llegábamos al
cabeza.
parque Darío, nos sentábamos abajo
El tiempo en la casa de Mabel se
del árbol de mamones. A cada rato
pasaba volando sin que nos diéramos
se caían y había un montón tirados
cuenta. Entre platicar y ver como
en el suelo. Era el único momento en
su hermano Carlos tocaba el piano,
que nos paraba la boca, que si no, se
no volteábamos siquiera a ver el
nos podía atorar la semilla que estaba
reloj. En esa ocasión en particular,
enorme.
se hizo bastante tarde. Ya era de
—¿Y si vamos a la casa de la Mabel?
noche y todavía nos encontrábamos
—preguntó un día Susana.
charlando en la puerta. A punto
11
CUENTO
Heridas de guerra