BRINDIS POR SERGIO J. MONREAL Ra fa el Calde rón
1 El caso excepcional de Sergio J. Monreal en la tradición de la poesía que se escribe y se sigue publicando desde Morelia para ser leída en español registra que este autor -gran amigo, y entrañable lector de autores clásicos de la poesía mexicana como Ramón López Velarde y José Emilio Pacheco- ha escrito una obra literaria diversa y abundante, rigurosa y entrañable, con temas y de giros que registran su escritura con disciplina y va explorando una técnica novedosa que se vuelve esdrújula o aguda, y se fija como respuesta en los versos que destellan su referencia de gran aliento. Hasta la fecha, lleva publicados alrededor de cinco títulos, y destaca una compilación poética. Aún recuerdo con agrado aquellos días que leí su primer libro de poemas, El manar de la sombra de 1997, y luego seguí la senda con ese goce de pasión desmesurada entre sonetos y poemas y el verso libre y así como reconocer sus endecasílabos que, por la manera y estilo de los grandes poetas, recuerda ejemplos como la poesía de Octavio Paz, Pacheco, Sabines o de Antonio Machado. Pero, sin duda, el mejor escenario es que los inmortaliza en su segundo libro y a la vez su primera reunión poética: Raíces del aire del 2008. No conforme con esto, finalmente entrega un poema excepcional y llamado a ser parte de esa tradición local de grandes poemas de la tradición poética que desde Michoacán se escribe y en este sincero encuentro de lectura digo que está presente Camlann (Cuadernos de Palabra Poesía diseñados por Alejandro Delgado); porque es un magnifico encuentro de identidad con la madurez de su poesía publicado justamente en la colección de los cuadernos que en 35 el fondo son el corolario de la revista Palabra Poesía para aquel año que Monreal llega a una madurez plena. Así que este poema algo tiene de importancia si recordamos un poema extenso, intenso, apasionado como había ya sucedido con Vocación de Job de Ramón Martínez Ocaranza; Ángeles de la Muerte de Francisco Elizalde García; un ejemplo reciente, Pajaromaquia, de José Mendoza Lara, etcétera. Son esta tradición lírica huella y continuidad, suma de una tradición literaria que no se cierra sino que de cuando en cuando se reinventa y se vuelve ejemplo de ayer y esta prometedora par hoy mismo: es una novedad de esta tradición poética enriquecedora y se vuelve clave para explicar la evolución de la poesía que desde Michoacán se escribe y posiblemente el poema más antiguo con esta naturaleza y determinante sea Poema heroico de Diego José Abad para así realizar el resumen de esa presencia literaria entre siglos y años acumulados. Para quien quiera leer hoy día los poemas de Monreal y reconocer la continuidad de su escritura bien puede ir a lo que con frecuencia publica o comparte con poemas o huellas enteras de títulos que aún están relativamente inéditos y que son accesibles para el lector curioso. Así pues, creo, su escritura es una permanente búsqueda de riqueza lírica, un encuentro de unidad y con su escritura se vuelven un ejemplo inagotable de perfecta realidad con su madurez literaria. El resumen de su larga y apasionada trayectoria, más o menos, es la siguiente: poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Nació en la Ciudad de México el 17 de junio de 1971. Radica en Morelia desde 1984. Ingresó a estudiar el bachillerato al Colegio Nacional y Primitivo Colegio de San Nicolás en 1986, donde fue presidente del Consejo Estudiantil Nicolaita y en 1987, orador en representación de la comunidad estudiantil de la Universidad Michoacana, en el acto conmemorativo del 8 de mayo por el natalicio de Miguel Hidalgo. Ha publicado simultáneamente poesía, ensayo, narrativa y teatro. En poesía: Instantáneas del distante (2011);Camlann (Índice Literario Editores, colección Cuadernos de Palabra Poesía, Morelia, 2011); Las raíces del aire (2008);El manar de la sombra (1997).