36 COLABORACIÓN ENTORNO VALDIZARBE
Superficies de casas del casco viejo de Añorbe y su inclusión en el registro de propiedad JOAQUÍN AZPARREN
En los comienzos de los años 60 del siglo XIX van entrando en vigor nuevas normativas que impone la Administración. Entre ellas y en este caso nos interesa citar el sistema decimal de pesas y medidas y la inclusión del dato de las superficies de los bienes raíces en el Registro de Propiedad. Se puede citar también de pasada que en este tiempo se ponen nombres a las calles y se numeran las casas. En cuanto a lo que nos atañe con las superficies de los bienes raíces, es obligatorio asentar en los documentos que lanzan los notarios para luego anotar en el Registro de Propiedad, requisito para que el documento tenga validez jurídica. Con las fincas rústicas, el vecino declara las robadas o peonadas que tienen y el notario las transforma en áreas y centiáreas sin problema. Es en el caso de las superficies de muchas casas donde hoy podemos encontrar datos incorrectos arrastrados desde la primera introducción en el Registro de Propiedad, allí entre los años 60 al 90 de ese siglo. Hay casas que presentan en los documentos las superficies correctas, pero entre otras: 1. Las hay que en siglos no han sufrido procesos de compra-venta y su superficie no se ha medido. 2. Las que sufrieron procesos de compra-venta y estaban medidas anteriormente en pies cuadrados. Vamos con el primer caso. Si revisas una sola escritura en la que conociendo la casa detectas que hay un error grave en lo que pone de su superficie, te quedas en duda de si el error ha sido del escribiente de turno, si se plasmaba la superficie sumada de todos los pisos de la casa, o qué era lo que medían; pero si has revisado un montón de documentos de ese tipo llegas a una conclusión clara, se cometieron errores de bulto en las primeras inscripciones de datos de superficies de casas de Añorbe en el Registro de Propiedad, y se han agravado más adelante en los diferentes pasos de esos documentos por las notarías. No se obligó a medir las superficies por personas autorizadas y el notario (en este caso don Fermín Muruzábal) admitió lo que los dueños de la casa le decían. Aquí hay que aclarar que parte de los dueños de las casas eran analfabetos, otra parte poco más que firmar y leer un poco sabrían y los más letra
Casa del Francés de Añorbe
lll «Se capta que el notario plasmaba lo que los dueños de las casas le decían y la mayoría de estos no tenían idea, ni clara ni oscura, del sistema decimal»
dos tendrían serios problemas con el Sistema Decimal, todavía en pañales. Hay casas que aparecen con 449 m2 (media robada); las hay con 673,5 m2 (12 almutadas); las hay de 898 m2 (una robada). La casa que llamamos de Anage, que fue de los Garayoa, en una escritura de 1866 aparece con 4 áreas y 49 centiáreas, es decir 449 m2 y en otra de 1897 aparece con 32 m2, que es lo que aproximadamente tendrá. Igual pasa con casa “Afari”, pero son las dos únicas en que he visto que posteriormente se hayan corregido datos.
Hay casa en la que sus escrituras dicen que tiene 3.000 metros y no habrá una cuarta parte. Casa hay de la que, en el transcurso de 1872 a 1883, aparecen tres inventarios entre sus documentos, el primero dice que tiene “unos” 800 m2; tres años más tarde resulta que tiene 22x16 = 352 m2; en la siguiente de 1883, otra vez tiene “unos” 800 m2. Es obvio cuál es su superficie más aproximada, sin embargo tengo entendido que en el Registro de Propiedad consta con 800 m2 (ha desaparecido el “unos” que denota no haber sido medida) y eso ha traído problemas a la familia porque reclama sus 800 m2 (calles de por medio y todo) y al Ayuntamiento que ha perdido pleitos al respecto. Y no es el único caso. Es decir, se capta que el notario plasmaba lo que los dueños de las casas le decían y la mayoría de estos no tenían idea, ni clara ni oscura, del sistema decimal. Se ve que a la recién entrada normativa de plasmar las superficies en los documentos y luego inscribirlas en el Registro de Propiedad, simplemente no se le dio la importancia y trascendencia que luego tendría. Rematan luego la jugada las notarías de turno, eliminando las palabras con las que el notario don Fermín Muruzábal se cubría un tanto las espaldas, el “unos” o el “superficie