SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)
SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)
pero sabía que la familia no podía prescindir de su ayuda y la pobre estaba haciendo todo el esfuerzo por finalizar la tarea iniciada al alba.
fue llevado al hospicio de Cáceres; para dejarlo en el torno del convento y que las monjas del mismo decidiesen su futuro; que muy posiblemente sería acabar trabajando de pastor para alguna familia hurdana; que más que como un hijo adoptado lo trataría como si fuese un siervo de la gleba.
En un momento dado se acercó al río a por un poco de agua; mientras llenaba el cántaro un ligero hilillo de sangre le comenzó a correr por entre las piernas. Asustada soltó el cántaro que se quebró en mil pedazos y salió corriendo despavorida hacia donde se encontraban los demás. Cuando corría por entre los peñascales asomó la cabeza un enorme lagarto de color verde turquesa que al olisquear la sangre con su lengua bífida salto presto detrás de la adolescente. El hermano, al ver la persecución a la que era sometida su hermana por tan despiadado saurio, armó la onda, que siempre portaba consigo cuando cuidaba de las cabras por las crestas de esta serranía, y lanzándole una certera pedrada lo dejó patas arriba. Tranquilamente lo cogió del suelo por el rabo y se fue hasta donde se había concentrado la familia. -¡Vaya, parece que ya tenemos a otra mujercita en casa! Y parece que el que nos lo ha descubierto ha sido uno de esos lagartos chupasangre que tanto os persiguen a las mujeres cuando os ponéis con el mes. La adolescente entró en casa con el resto de las mujeres de la familia, quienes la instruyeron en los parabienes del cuerpo femenino; al tiempo que los varones despellejaron al lagarto y lo asaron al fuego, degustándolo con un buen vino de pitarra.
EN LA CASA CUNA49 Era el octavo hijo que daba a luz la Juana, todos ellos del amo para el que trabajaba; uno de esos personajes que pululaban por los pueblos de Sierra de Gata que todavía ejercían el derecho de pernada. Como en otras ocasiones ella quería quedarse con el recién nacido, pero su situación económica se lo impedía. Soltera, sin recursos y con la oposición, tanto de su familia, como de la del amo al que servía desde su adolescencia. Estas jóvenes eran seleccionadas normalmente por las esposas de los señores a los que servían y muchas de ellas, al igual que las familias a las que pertenecían, eran conscientes de que al final el amo mantendría relaciones sexuales con ellas. La relación era consentida por ambas partes, sin que la adolescente pudiese decidir en ningún momento. La Juana había asumido su situación desde hacía mucho tiempo y en su corazón se iban clavando las espinas de esos ocho hijos que había ido teniendo que abandonar en los hospicios de Cáceres y Ciudad Rodrigo. En su cabeza había una obsesión permanente y es que sus hijos, cuando fuesen adultos, no llegasen a casarse; pues creía fervientemente en la idea de que si se mezclaba la sangre sus descendientes saldrían con alguna tara; por este motivo a los chicos los enviaba al hospicio de Cáceres y a las niñas al de Ciudad Rodrigo.
LA HERENCIA50 Las fuerzas francesas acababan de abandonar la población de Valverde del Fresno en dirección a Ciudad Rodrigo, donde estaba previsto que se fraguase un importante combate entre las fuerzas anglo-españolas y las gabachas. El pequeño destacamento de caballería se desvió unos cuantos metros del camino en busca de agua para sus caballos y para ellos mismos; a lo lejos divisaron un manantial de agua cristalina, era la Fontiña. Alrededor de la fuente se encontraban unas niñas jugando a los chapuzones, cuando éstas vieron llegar a los militares franceses pararon con su juego. Los soldados desmontaron de sus caballos y uno de ellos se los llevó al abrevadero mientras el más alto de ellos, con su poblado mostacho rubio y sus penetrantes ojos azules, fijó su mirada en la niña más mayor de todas. Le traía un recuerdo lejano de un familiar muy querido para él al que había perdido en una de esas enfermedades que habitualmente asolaban Europa. Sin pensarlo dos veces ordenó a los que le acompañaban que montasen a caballo y en un movimiento inesperado cogió a la niña por la cintura con una mano y con la otra le tapó la boca. Una vez inmovilizada y ante los ojos atónitos de todos los allí presentes la montó en la grupa de su caballo; a la vez que ponía el pie en el estribo y saltaba sobre su silla de montar, picando unas espuelas que hizo que su caballo emprendiese una galopada violenta. Durante años nada más se supo de aquella niña, ni de sus raptores; nadie pidió rescate alguno y una vez finalizada la guerra toda esperanza de recuperarla se perdió para sus familiares. Transcurrido el tiempo llegaron dos abogados a Valverde del Fresno interesándose por la familia Sevillano. Muchos se cuestionaban por el interés de estos letrados, llegados desde tan lejos, por esa familia de Valverde. Por fin se descubrió el misterio; parece ser que lo que estaban buscando era a los herederos de una extensa fortuna que la Duquesa de la Vega del Pozo le había dejado a esa familia valverdeira. Los abogados se reunieron con ellos y les explicaron todo el proceso que debían llevar a cabo para poder obtener la herencia; pero uno de los miembros, a quien la curiosidad no le dejaba pensar, se interesó por la citada Duquesa y el motivo por el que ellos fuesen elegidos para beneficiarse de tamaña fortuna. Los abogados se miraron y el más mayor de ellos asintió con la cabeza; fue entonces cuando el otro les confesó que la Duquesa era aquella niña a la que raptó un capitán del ejército invasor francés en la Fontiña; cuyos familiares eran ellos, la familia Sevillano.
Don Salustiano, como en otras ocasiones, ya había preparado todos los papeles de su último hijo con la Juana y con la ayuda de una alcahueta, vecina de Villamiel, el recién nacido 50 49
Relato inspirado en el libro: Fala e Cultura d´os Tres Lugaris.
Relato inspirado en el libro de Anselmo Iglesias: Yo, Expósito en las Hurdes.
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Chuchi del Azevo
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Chuchi del Azevo