SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)
SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)
Los carabineros buscaron algún sitio que les sirviese de parapeto; pero al que lanzó el alto a los jinetes no le dio tiempo a llegar; ya que una descarga de tercerolas lo dejó tendido en el suelo con el impacto de cuatro balas.
Mientras los adultos tomaban el tentempié José y Tomás se dedicaban a tirar piedras al río intentando hacer alguna ranilla con las mismas. Cuando su padre y sus tíos acabaron de almorzar se pusieron manos a la obra triturando el ambui en las cazoletas que sus antepasados habían labrado en el duro granito del río. Luego las dejaron secar para que se endurecieran y así poderlas usar para embarbascar el agua y ambuar a los peces.
UNA MEZQUITA MÁGICA59 Mucho tiempo llevaba andando por el monte Julián cuando en lo alto de un cerro divisó un edificio que jamás había visto allí. La curiosidad le invadió; pues la estructura de lo que veía era extremadamente rara, no se parecía en nada a los edificios típicos de la zona. Poco a poco llegó a la cotorina de la montaña donde resplandecía de manera inusual la construcción. En un principio pensó que podía tratarse de una pequeña ermita olvidada de los vecinos de Villamiel; pero a medida que se acercaba comprobó que la construcción tenía una decoración arabesca que la hacía todavía más extraña. Por fin se animó y abrió la puerta; una vez dentro pudo observar que el recinto se asemejaba más bien a los lugares de rezo de los musulmanes. Varias veces preguntó para saber si alguien se encontraba en su interior, no obteniendo respuesta en ninguna de las ocasiones; por lo que decidió salir de nuevo al exterior. Una vez fuera, rodeó el edificio y éste cada vez le recordaba más a las mezquitas musulmanas. En la parte posterior del mismo contempló un magnífico enrejado que protegía una de las ventanas y encima de él divisó una enorme cabeza de un ser extraño. El misterio cada vez se hacía denso y al intentar alejarse del enrejado cayó al suelo al tropezar con la tapa de una tinaja que sobresalía del suelo. La destapó sin saber claramente lo que se iba a encontrar y pudo ver que estaba repleta de solimán; al lado de ella había otra tapa y al quitarla el destello del oro le cegó de inmediato. Julián vació su mochila y procedió a cargarla con las joyas y monedas que había en la tinaja. Una vez repleta la mochila regresó a Villamiel y al día siguiente se levantó temprano para seguir con el transporte de oro y joyas que allí habían quedado; pero jamás volvió a encontrar a la benefactora mezquita, ni a sus tinajas repletas de áureos presentes.
UN DÍA DE PESCA José y Tomás estaban emocionados, su padre les había prometido un día de pesca con sus tíos y unos amigos en uno de los ríos de la sierra. Esa noche se acostaron pronto porque su padre les dijo que para poder ir tendrían que madrugar. A las cinco de la mañana ya estaban todos en pie, vestidos y desayunados. Salieron de casa en su viejo Renault Seis para encontrarse con el resto de la expedición; ya que para ellos era eso una expedición a un río auténtico, con peces de grandes dimensiones, serpientes y tortugas enormes; como las que veían en los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente. A medio camino de su destino hicieron una pausa cerca de un regato, donde uno de sus tíos arrancó con un sacho unas raíces que les dijo las usarían para pescar. Una vez en el coche, con el fruto de su cosecha, se dirigieron al cauce del río y adentrándose en una zona bastante recóndita camparon todos sus achiperris y decidieron ponerse almorzar. 59
Relato inspirado en el libro de Dª Publio Hurtado: Supersticiones Extremeñas.
A media tarde los cobanillos se encontraban repletos de todo tipo de peces: barbos, truchas, bordallos, bogas, etc. Pero aún les quedaba una inmensa roca que les servía a los peces de guarida y ninguno de los presentes quería dejarla sin pescar. Extendieron a su alrededor dos trasmallos y su tío Jesús se dispuso a introducir bolas de ambui en las cuevas en las que se guarecían los peces. Al instante comenzaron a caer en las redes infinidad de peces, pero la sorpresa fue cuando un enorme galápago quedó atrapado en las mismas. José y Tomas se entretuvieron jugando todo el tiempo con el animal hasta que llegaron al pueblo. En casa de uno de sus tíos repartieron las capturas y el abuelo de los jóvenes, cuando vio el enorme galápago, enseguida ideo la cena de esa noche; que todos disfrutaron en mayor o menor medida.
SEMIRAMIS60
Había llegado el día, y después de años de duelo la familia estaba deseosa de ir al acto al que acudirían los representantes más ilustres de la provincia de Cáceres y de la localidad de San Martín de Trevejo. Empero los demonios y los traumas de una guerra maldita nublaban el raciocinio y el equilibrio emocional del pater familias. Por fin consiguió incorporarse del catre en el que descansaba de su largo periplo en aquel buque inmundo en el que le trajeron de vuelta a España. Hacía años que no dormía sobre un jergón en el que su espalda se sintiese cómoda y sus riñones descansasen de una tensión que había dañado su corazón irremediablemente. La última vez que estuvo en una cama decente fue antes de ir al frente, en un acuartelamiento improvisado en medio de las puertas de lo que más adelante llegaría a convertirse en el inframundo para él y todos sus camaradas. El menor de sus retoños entró en la habitación y cogiéndole de la mano le obligó a ir hasta el salón de la casa en donde le esperaban el resto de la familia. A duras penas se mantuvo en pie mientras su mujer, madre e hija le iban vistiendo para que fuese lo más decente a ese acto protocolario que con tanta emoción aguardaban todos menos él. Sobre el traje inmaculado, que su mujer se había encargado de guardar durante sus años de ausencia en un armario, no prendía ninguna de sus condecoraciones de guerra, tan sólo desprendía un olor a naftalina que le recordaba a sus camaradas caídos en combate. Los minutos se alargaban como si de una goma elástica se tratasen, mientras los discursos de unos y de otros se sucedían en el tiempo. Él permanecía en pie ajeno a todo su alrededor; toda aquella parafernalia frente al atril colocado delante de la iglesia, desde el que unos pusilánimes soltaban su veneno incendiario, le resultaba muy familiar. Primero lo vivió en España, cuando una vez acabada la guerra se dejó seducir por aquella verborrea anticomunista que le llevó a alistarse de nuevo en otro conflicto bélico; aquella precipitación le obligó a escuchar sermones cargados de racismo desde el púlpito del nacionalsocialismo que le convencieron de una superioridad moral y racial que se truncó cuando fue capturado, junto a 60
Relato inspirado en el libro de Domingo Domené: Historias de Hombres y Pueblos de Sierra de Gata.
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Chuchi del Azevo
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Chuchi del Azevo