BUEN VIVIR
EL REPULGUE POR EL MUNDO Messi, el tango y la carne son tres de los atributos que más se elogian a los argentinos. Algo de todo ello -habilidad, nostalgia y materia prima- se amarró para dar forma en el exilio a un negocio que es suceso en las más populosas capitales del mundo. La experiencia de empanadas no sólo se afinca en la carne, sino que ha logrado impactar en decenas de sabores y orígenes que salen a competir. De chorizo, verduras, jamón y queso, ricota… con o sin pasas de uva, aceitunas o huevo, más jugosas o con carne cortada a cuchillo, cierto es que según indicó la BBC en cada barrio de Miami ya se encuentra un puesto de empanadas. No todas argentinas, pero sí latinoamericanas.
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Una historia de inmigración de ida y vuelta es la que funda un éxito rotundo en Cataluña. Desandando el camino de su tío abuelo, Raúl González Fernández, hacedor de empanadas en Argentina, antes de emigrar, decidió irse al país de sus ancestros para instalar allí su proyecto. En 10 años pasó de cocinar en su casa producir 100 mil empanadas al mes. De pronto se encontró abrumado por las consultas y terminó abriendo siete franquicias con un argelino, argentinos y españoles a la cabeza de cada una. Su negocio, Tío Bigotes, inspirado en el pariente que hizo el viaje inverso en el siglo pasado, acaba de abrir un local en las Ramblas, a pasito del mercado de La Boquería.