Catálago Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica

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Centro León Santiago de los Caballeros, República Dominicana 2021





Sobre los recursos audiovisuales de este catálogo Si desea profundizar en los ámbitos expositivos, la biografía de Elsa Núñez u otros aspectos de su producción artística, puede escanear los códigos QR incluidos en este volumen y acceder a diversos recursos audiovisuales, entre ellos videos, fotografías y una visita virtual 360º.


contenido

La permanencia y versatilidad de Elsa Núñez

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María Amalia León Presidente Fundación Eduardo León Jimenes y directora Centro León Trayectoria de una artista excepcional

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Elsa Núñez en antológica: imaginarios y contextos

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Yolanda Wood La obra abierta de Elsa Núñez

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Marianne de Tolentino Entre dos formulaciones estéticas

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Paula Gómez Miguel Piccini Ámbitos expositivos

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Ámbito I: Permanencia del llanto Ámbito II: Transposiciones estéticas Ámbito III: Elogio del trabajo Ámbito IV: Mujer. Ciclos de vida y arquetipos Ámbito V: Experiencias matéricas Entrevista a Elsa Núñez

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Marianne de Tolentino Cronología de Elsa Núñez

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Textos en inglés y francés

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La misión central de una institución como la nuestra, que se reclama de principios democráticos, debe ser la promoción y fomento de la cultura, para hacer universal el acceso de la mayor cantidad de públicos, al consumo y provecho de bienes y servicios culturales. Desde nuestros contextos históricos, ese mandato adquiere todavía una más urgente significación. Teniendo en cuenta las oportunidades de mejoramiento que tienen las condiciones de vida de nuestras poblaciones, el ejercicio de las artes resulta un instrumento para alcanzar el estado de bienestar que nuestras comunidades merecen. Para nosotros, en el Centro León, es muy importante esta misión. Buscamos enfatizar en nuestras prácticas, por un lado, el fomento de la producción artística, y del otro, la promoción de esa producción y la organización de la comunicación entre ofertas y demandas culturales. Con Alma adentro, la exposición que dedicamos a la excelsa maestra de las artes visuales dominicanas, Elsa Núñez, nos sentimos más cerca que nunca de esa misión fundacional. Elsa Núñez, patrimonio de nuestra nación, ha erigido una obra que atraviesa todas las décadas de la historia moderna de las artes visuales del país. Y lo ha hecho con una doble propiedad: permanencia y versatilidad.

María Amalia León Presidente Fundación Eduardo León Jimenes Directora Centro León

La permanencia y versatilidad de Elsa Núñez 8


Construir un discurso propio, identificable, reconocible a través de los años, lustros y décadas de una intensa carrera, es uno de los logros que todo artista anhelaría alcanzar. No es fácil crear un lenguaje particular. De hecho, es de lo más arduo de conquistar en el complejo oficio de la creatividad artística. No hay jerarquía de trayectos ni rangos de metas, pero si hay ejercicios de consagración de una obra. Artistas como Paul Giudicelli que exploraba desde un lenguaje y medios muy suyos el valor de las herencias aborígenes y afroantillanas; como Clara Ledesma que desarrolló un lenguaje pleno de referencias introspectivas y poéticas; como Soucy de Pellerano quien rompió esquemas y produjo un cuerpo de trabajo sólido y sin precedentes; o Ramón Oviedo que exploró las variables de su contexto y dio respuesta pictórica a lo cotidiano y a lo excepcional. Elsa Núñez lo hizo trayendo al mundo de todos, su alma adentro. Hurgar en nuestras almas, es volver a Ítaca, a ese reencuentro con nosotros mismos. Ahí el viaje homérico, la gran odisea de nuestras vidas. Esta exposición, concebida y organizada por el Centro León, y curada por Paula Gómez y Miguel Piccini, abarca las cinco décadas de producción de esta fecunda creadora dominicana. El formato, de carácter antológico, presenta las experiencias y el desarrollo del lenguaje plástico de la artista, desde sus inicios en la década de los sesenta hasta la actualidad. Alma adentro está estructurada en cinco ámbitos sin sujeción cronológica, pero articulados según las ideas, las experiencias o los lenguajes que han impulsado a la artista en sus grandes momentos creativos. Estos son: Permanencia del llanto, Transposiciones estéticas, Elogio del trabajo, Mujer. Ciclos de vida y arquetipos y Experiencias matéricas. El programa pedagógico y de mediación concebido para esta exposición pretende aportar nuevas preguntas y miradas. Partimos de la Metodología de Integración de las Artes (MIA), enriqueciendo las preguntas y provocaciones, dirigidas a la infancia y edad adulta, con referencias a lo cotidiano e imaginarios propios de los visitantes. De esta manera, vinculamos la antología de Elsa Núñez con nuestra contemporaneidad.

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Cada sección ofrece varios materiales: la voz de la artista aportando anécdotas sobre sus creaciones y sobre su vida, materiales audiovisuales adicionales, vínculos a otras piezas de la Colección del Centro León y preguntas que detonan la reflexión. En sala, cada ámbito está acompañado de una tableta digital dedicada al programa de mediación, que a su vez está incluida en la visita virtual y el sitio web. El programa público diseñado para la exposición promueve el contacto de diferentes actores sociales y culturales, a la vez que propicia momentos para el aprendizaje lúdico y de conexión a partir de las referencias que ofrece la muestra. La obra de nuestra artista ha surcado épocas, y en cada una, ha dejado su timbre, el de su absoluto ser. Ha ideado una variedad de formas de expresión, y en todas, prevalece el perfume de Elsa. Reconstruyendo en cada cuadro una versión de cada uno de nosotros, elevándose y elevando esa universalidad que todos llevamos dentro. Elsa ha sido cada uno de nosotros, y todos hemos sido alguna vez los cuadros de Elsa: en nuestros sentimientos, en nuestras emociones, en nuestros bailes o en nuestras abstracciones. Es el espíritu de transformación y sobrevivencia del ser humano. Es la firme determinación de la ética y la estética como respuestas ante las incertidumbres y contingencias de la vida. Mirar estas obras, es mirar a Elsa, es mirarnos a todos, es mirarme a mí. Nuestro reconocimiento al equipo del Centro León por su entrega profesional y calidad humana. La Fundación Eduardo León Jimenes, el Centro León, el Banco BHD León y la Cervecería Nacional Dominicana se honran de presentar a los dominicanos y al mundo, Alma adentro, muestra de la gran carrera de una de nuestras más insignes artistas de todos los tiempos. Larga vida para el misterio y magia transbordadora de Elsa Núñez. Para terminar, en versos de Carmen Natalia, de su poema He vuelto a estar a solas con mi alma… Nació porque mi alma, / serenamente, ama, / todas las cosas buenas, / todas las cosas tristes, / todas las cosas bellas... / Nació en sus blandas fibras / Ha de morir en ella.

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Elsa Núñez, patrimonio de nuestra nación, ha erigido una obra que atraviesa todas las décadas de la historia moderna de las artes visuales del país.

Mundo ecológico y astral (5). 2016. (detalle)

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Elsa Núñez nació en Santo Domingo el 14 de enero de 1943. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio María Auxiliadora y el Instituto de Señoritas Salomé Ureña. A los 12 años fue aceptada como alumna en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde se graduó en 1962 como Profesora de Dibujo, título que otorgaba entonces este centro de enseñanza. Un año después, tras completar con éxito los estudios de Filosofía, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) le confirió el grado de licenciada. En 1970 viajó a Madrid para hacer un posgrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La artista aprovechó su estadía en la capital española para ampliar su formación con uno de los cursos libres impartidos en el Círculo de Bellas Artes. Luego de regresar a República Dominicana, en 1973, contrajo matrimonio con el actor y pintor Ángel Haché. La pareja comenzó a dirigir los talleres de creatividad infantil de Casa de Teatro y posteriormente fue becada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el propósito de aplicar en el país los métodos de animación cultural empleados en Francia y España. Desde una época muy temprana, Elsa Núñez formó parte del circuito de exposiciones individuales y colectivas de la ciudad de Santo Domingo. En 1960, cuando aún era estudiante de la ENBA, exhibió algunas obras en el Instituto Cultural Domínico Americano en compañía de su condiscípulo Cándido Bidó. Poco antes de su graduación, la artista ganó con la obra Mujeres tristes (Figura femenina) el primer premio en la categoría pintura de la colectiva de fin de curso 1961-1962. Al año siguiente, con muy buena aceptación de público y crítica, inauguró su primera exposición individual en el Salón Español del Palacio de Bellas Artes.

Trayectoria de una artista excepcional 14


Ese mismo año pasó a formar parte del grupo Los Tres junto a Leopoldo Pérez (Lepe) y Cándido Bidó. Este colectivo rendía homenaje a Los Cuatro, una agrupación artística formada en la década de 1950 por cuatro profesores de la ENBA: Gilberto Hernández Ortega, Josep Gausachs, Clara Ledesma y Jaime Colson. Con el grupo Los Tres, Elsa Núñez presentó su primera muestra colectiva de pinturas y dibujos en el Palacio de Bellas Artes. Su actividad expositiva fue muy intensa a lo largo de 1964: en febrero entregó al público su segunda exposición en solitario, en junio sus obras viajaron a Bonao con el grupo Los Tres y en noviembre realizó su tercera individual en el Palacio de Bellas Artes. Ese año marcó el inicio de su proyección internacional, tras recibir la invitación a participar en una exposición colectiva celebrada en la isla de Saint Thomas. A raíz del estallido de la Guerra de Abril de 1965 y la posterior ocupación militar estadounidense, Elsa Núñez colaboró, al igual que otros jóvenes artistas dominicanos, con el Frente Cultural Constitucionalista creado por Silvano Lora. Además de carteles y murales para denunciar la intervención, el Frente organizó numerosas actividades culturales como lecturas de poesía y exposiciones de arte a fin de mantener vivo el espíritu de lucha. En noviembre de ese año, su obra Paisaje de la Revolución participó en el Concurso Frente Cultural realizado en el Palacio de Bellas Artes para difundir las ideas que animaron la Revolución. Durante el conflicto bélico, la artista perdió a dos hermanos, uno de ellos acribillado por las tropas invasoras. La Galería Andre’s fue el escenario de su cuarta exposición individual en febrero de 1966. Cinco meses después participó en una exposición colectiva celebrada en la Galería de Arte Beethoven. Una prueba de su fecunda producción artística es que antes de finalizar el año presentó su quinta exposición individual en la Galería Olimpia. El año 1967 trajo nuevos triunfos a su carrera: el tercer premio en la categoría pintura del III Concurso de Arte Eduardo León Jimenes con la obra Vendedoras de peces, el segundo premio de pintura en el Concurso Bicentenario de la Ciudad de Baní por la obra Virgen de Regla y el Premio Máscara a la mejor exposición del año, otorgado por el Grupo Cultural La Máscara. En noviembre, la artista organizó su sexta exposición individual en la Galería Olimpia.

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Un año después, junto al pintor Norberto Santana, fue invitada como representante del Movimiento Femenino de la República Dominicana para una exposición colectiva internacional en la Union Carbide Gallery de Nueva York, Estados Unidos. Durante 1969, Elsa Núñez presentó sus obras en cuatro exposiciones colectivas: Homenaje a Wally Keiderling (Instituto Cultural Domínico Americano), La Ventana (Salón ARP1), Ateneo Dominicano y el Museo de Ponce, Puerto Rico. En febrero de 1970, poco antes de su viaje a Madrid, la artista presentó su séptima individual en la Galería Andre’s y la octava en la Universidad Católica Madre y Maestra, de Santiago de los Caballeros. Mientras realizaba el posgrado en la Real Academia de San Fernando y el curso libre del Círculo de Bellas Artes, compaginó sus estudios con otras actividades, entre ellas la actuación y el modelaje. Sin embargo, además de perfeccionar su técnica artística, el paso por la capital española le permitió conquistar nuevos públicos. En 1971 organizó dos individuales, una en el Instituto de Cultura Hispánica y otra en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. En diciembre del siguiente año participó en la colectiva Nueva pintura peruana y dominicana, celebrada en la Galería

El nombre de Elsa Núñez repercutió en otras latitudes durante 1977, un año de importantes exhibiciones internacionales para su carrera. 18


Fórum. Los pintores Ángel Haché y José Miura también exhibieron sus trabajos en esa muestra. Finalmente, en 1973, la artista se despidió de Madrid con una exposición a dúo junto a Ángel Haché en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. Nada más volver a República Dominicana, inició su labor como docente en la ENBA y presentó su exposición individual número 12 en el Palacio de Bellas Artes. El 23 de diciembre de 1973 se casó con Ángel Haché en una ceremonia íntima que tuvo por testigos a dos figuras de la cultura: Freddy Ginebra y Rafael Villalona. A partir de 1974, mientras dirigía junto a su esposo los talleres de creatividad infantil de Casa de Teatro, la producción artística de Elsa Núñez se hizo más prolífica. En junio de ese año presentó su individual número 13 en la Sala de Arte Rosa María. Al año siguiente fue invitada a una exposición colectiva en el Museo del Hombre Dominicano titulada 60 trabajos del 74 y participó en la XXII Bienal Nacional de Artes Plásticas celebrada en el Palacio de Bellas Artes. En 1975 organizó en Casa de Teatro su exposición individual número 14 y, junto a Ángel Haché, fue nombrada codirectora de la Galería de Arte Paul Giudicelli. Meses después participó en la Exposición colectiva de pintura dominicana que preparó la Universidad Católica Madre y Maestra junto a Casa de Teatro en Santiago de los Caballeros. Asimismo, en la II Exposición mixta de artistas españoles y dominicanos del Instituto Dominicano de Cultura Hispánica y el Museo del Hombre Dominicano. La artista también formó parte de una colectiva celebrada en la Casa de las Américas, de La Habana, Cuba. Por último, en noviembre, su exposición individual número 15, abrió al público en la Galería Auffant con el título Homenaje a Colson. El nombre de Elsa Núñez repercutió en otras latitudes durante 1977, un año de importantes exhibiciones internacionales para su carrera. La artista participó en la colectiva Arte dominicano en Michigan, auspiciada por Michigan Partners of America; también en la colectiva Arte actual de Iberoamérica, celebrada en Madrid; y, por último, en la muestra itinerante 30 obras, 30 artistas dominicanos, que viajó a París y Londres. Al finalizar el año, en diciembre, presentó su exposición individual número 16 en Casa de Teatro. La década de 1970 terminó con otros hitos para su trayectoria. En 1978 fue invitada a las colectivas Santo Domingo, la mujer y el arte 1978 (Galería de Arte Moderno) y Visión histórica de la plástica dominicana, así como a dos muestras grupales organizadas por el Chase Manhattan Bank y el Banco de Reservas. Para su exposición individual número 17 escogió la Sala de Arte Cándido Bidó. En 1979 ganó el premio único para pintura del concurso de arte organizado por la Embajada de España y la Casa de España. A continuación, participó junto a varios artistas dominicanos en la colectiva

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del Festival de Artes Carifiesta (Cuba) y dedicó al maestro Gilberto Hernández Ortega su exposición individual número 18 en la Galería de Arte Moderno. En los albores de la década de 1980, Elsa Núñez ya era conocida como una de las mejores representantes de la generación de pintores que estaba introduciendo cambios en el arte dominicano desde una concepción estética marcada por la ruptura con la tradición. La artista trabajaba sin pausas y muestra de ello fue su exposición individual número 19 en el Centro de la Cultura de Santiago, así como su participación en las colectivas Exposición de inauguración del complejo cultural del Instituto Cultural Domínico Americano y la cuarta edición de 25 pintores y escultores dominicanos en el Chase, organizada por el Chase Manhattan Bank, de Santo Domingo. Poco después fue seleccionada para participar con sus obras en el Festival Internacional de Pintura, de Cagnes-sur-Mer, en Francia, y el 25 de noviembre celebró su exposición individual número 20 en Casa de Teatro. En 1981 participó en dos exposiciones colectivas: una organizada por el Banco Metropolitano y otra por la Galería Paiewonsky, que llevaba por título Nueve mujeres. Antes de acabar el año, presentó su individual número 21 en la Galería de Arte Moderno, una de sus exposiciones más recordadas, titulada Las Cuatro Estaciones: homenaje a Vivaldi. Este ritmo expositivo se mantuvo prácticamente invariable en 1982. Participó en las colectivas Expo colectiva 7 (Instituto Cultural Domínico Americano), Plástica dominicana contemporánea (Voluntariado del Museo de las Casas Reales) y Arte dominicano desde la Independencia (Galería de Arte Moderno), mientras organizaba su individual número 22, que inauguró en el Voluntariado de las Casas Reales con el título Figuras, leyendas y ámbito espacial. Elsa Núñez, Jorge Severino y Leopoldo Pérez (Lepe) se unieron en 1983 para hacer una exposición colectiva en la Galería Daniel’s. La artista también formó parte de la colectiva Arte actual de la República Dominicana, celebrada en la Galería ProVenezuela, de Caracas; de la Expo 36 aniversario, del Banco Central de la República Dominicana; y de la colectiva Artistas de la República Dominicana, presentada en las oficinas de Unesco, en París, Francia. En noviembre volvió a Casa de Teatro para organizar allí su exposición individual número 23. A lo largo de 1984 participó en la colectiva Canto a la primavera. Homenaje al paisaje dominicano, junto a los artistas Guillo Pérez y Daniel Henríquez (Voluntariado de las Casas Reales). También formó parte de la exposición 43 aniversario del Banco de Reservas y fue invitada a participar fuera de concurso en la XVI Bienal de Artes Plásticas, celebrada en la Galería de Arte Moderno. Ese año sus obras estuvieron

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Desde una época muy temprana, Elsa Núñez formó parte del circuito de exposiciones individuales y colectivas de la ciudad de Santo Domingo.

presentes en varios ciudades del extranjero: las colectivas Siete artistas del Caribe y cultura latina, celebrada en el Grand Palais, de París, Francia; la exposición Artistas dominicanos presentada en Róterdam, Países Bajos; y la colectiva del Banco Central de la República Dominicana que fue al Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York, y al Centro de Arte, de Miami, Florida. Por si fuera poco, fue invitada a participar junto a nueve artistas dominicanos en el concurso Cristóbal Colón, realizado en Madrid, España. Finalmente, en noviembre, presentó Paisajes y figuras en Casa de Teatro, su exposición individual número 24. El 1985 fue un año de tres muestras individuales: Mi Tierra desde su centro, Imágenes y abstracciones de la música barroca y Exaltación de la mariposa. Naturaleza, ensueño y simbiosis. En cuanto a colectivas, expuso en la Galería de Altos de Chavón, de La Romana; en la Galería Etcétera, de Ciudad de Panamá (junto a Cándido Bidó y el panameño Chong Neto); y fue invitada a la Primera Bienal de La Habana, Cuba. En compañía de Ángel Haché, Amable Sterling y Dionisio Blanco, representó a República Dominicana en la XVIII Bienal de São Paulo, Brasil. Por último, participó en la colectiva de serigrafías 10 pintores dominicanos celebrada en La Galería. Al año siguiente volvió a dirigir la Galería Paul Giudicelli de Casa de Teatro y, además de la colectiva local 20 artistas, sus obras viajaron a Miami y Nueva York para las muestras de artistas dominicanos de la Galería Cristissa, y New Art from Dominican Republic, de Jadite Galleries, respectivamente.

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Todo 1987 fue un año de exposiciones colectivas: la organizada por el Banco del Progreso; Homenaje a Hernández Ortega, auspiciada por American Express, en Casa de Teatro; Artistas magistrales de la plástica dominicana, en el Instituto Cultural Domínico Americano; 4 artistas en movimiento, en el Teatro Nacional; y Arte dominicano hoy, en el Museo de Historia de Puerto Rico. En 1988, la crítica de arte Marianne de Tolentino publicó el primer monográfico sobre su obra titulado De los mundos interiores a los paisajes sin límites. En 1991 la artista presentó su individual El Territorio de los sueños en la Galería Coabey, de San Juan, Puerto Rico. Dos años después, participó en la exposición del 19 aniversario de Casa de Teatro, titulada Elsa Núñez y Cándido Bidó. En 1996 asumió la presidencia del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP) y, al poco tiempo, organizó una nueva individual en la galería One Brickell Square, de Miami, Florida. Además de esta exposición internacional, realizó otra con el grupo Los Tres, para la Galería Cándido Bidó, titulada Los 3, 33 años después. El siguiente año se volvió a presentar en este espacio con la colectiva Ilustraciones de Periolibros junto a Ángel Haché y Cándido Bidó. En 1997 fue seleccionada para pintar un mural al fresco dedicado a las hermanas Mirabal en el Obelisco de Santo Domingo. Antes de finalizar el año, participó en dos muestras colectivas: 17 artistas de la plástica dominicana (Instituto Cultural Domínico Americano) y 20 aniversario del CODAP (Colegio Dominicano de Artistas Plásticos). Interioridades y De vuelta al ayer, dos individuales inauguradas en Casa de Italia y Casa de Bastidas, respectivamente, fueron junto a la muestra itinerante Iberoamérica pinta, de la Unesco, sus tres principales proyectos de 1998. En 2007 realizó un mural en homenaje a las Hermanas Mirabal para la colección de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional y en 2012 celebró sus 50 años de trayectoria artística con una gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno. Poco después, recibió un reconocimiento de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte y ganó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2014. Por la dimensión artística de su obra, la Cámara de Diputados le confirió el título de «Gloria de la Pintura Nacional» en 2016. Ese año falleció su compañero Ángel Haché, a quien la artista dedicó una emotiva exposición en el Centro Cultural Mirador, titulada Los latidos de Ángel. Además de los talleres de creatividad infantil de Casa de Teatro, Elsa Núñez impartió otros cursos similares en la Galería de Arte Moderno y el Museo de las Casas Reales. Asimismo, fue maestra de dibujo en el Colegio Dominicano de la Salle y la Universidad APEC. Como ilustradora colaboró con los libros Cuentos, de Casa de Teatro (1977); la novela Mutanville. La muerte de Johnny Watson, de Arturo Rodríguez 22


(1980); los poemas Viacrucis, de Máximo Avilés Blonda (1988); y la serie Ilustraciones de Periolibros (1997). Entre sus otros premios y reconocimientos destacan el Gran Anacaona de Oro por su labor en la plástica nacional, un Premio Casandra en 1996, la Medalla al Mérito por la Dirección General de Promoción de la Mujer y el Premio a la Excelencia Profesional otorgado por el Poder Ejecutivo. Su producción artística ha sido incluida en importantes obras como Arte Dominicano, de Darío Suro; Resumen de arte dominicano, de Emilio Rodríguez Demorizi; Arte dominicano contemporáneo, de Gary Nicolás Nader; Personalidades dominicanas, de Rafael Molina Morillo; Antología de la pintura dominicana, Enciclopedia de las artes plásticas y Maestros de la pintura dominicana, de Cándido Gerón; La mujer en el arte dominicano e Historia de la pintura dominicana, de Jeannette Miller; y La pintura en la sociedad dominicana y Memorias de la pintura dominicana, de Danilo de los Santos. En 2021, mediante el decreto 66-21, el Poder Ejecutivo designó a Elsa Núñez como miembro honorífico del Consejo Nacional de Cultura en representación de los artistas plásticos.

En 2021, mediante el decreto 66-21, el Poder Ejecutivo designó a Elsa Núñez como miembro honorífico del Consejo Nacional de Cultura en representación de los artistas plásticos. 23


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La República Dominicana es un territorio artístico con una presencia femenina muy significativa durante el siglo XX y en lo que va de este milenio. En esa pléyade de mujeres artistas se destaca Elsa Núñez, acreedora del Premio Nacional de Artes Plásticas. Su trayectoria, de más de cincuenta años, es antologada en esta exposición del Centro León a través del programa Grandes maestros del arte dominicano; su itinerario ha estado acompañado por reconocidas voces de la crítica de su país —y de más allá—, que han valorado las dimensiones múltiples de su creación, sus etapas y períodos. Dibujante de excelencia, maestra en el manejo del color, Elsa Núñez tiene como medio honorable la pintura, en la que ha encontrado todos los caminos para su libertad expresiva. Pocas veces una artista entra a la Historia del Arte a los diecinueve años. Con su vocación y su talento, simultaneó los estudios de la Escuela de Bellas Artes —donde obtuvo el primer premio en la exposición colectiva de su graduación, en 1962— y los de Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Concluyó su licenciatura y realizó su primera individual en 1963. La veinteañera Elsa Núñez estaba en un epicentro de creación, pensamiento y convulsos acontecimientos después del asesinato de Trujillo (1961) y los años que siguieron de esperanzas y desesperanzas dominicanas. Entonces la artista habitó el mundo de sus circunstancias y lo hizo de manera sensible, alma adentro, pues «a uno le duele su patria», ha dicho. Cuando con Cándido Bidó y Leopoldo Pérez fundaron el Grupo Los Tres (1963), era la más joven. En 1965 integró

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el Frente Cultural, en momentos decisivos de crisis constitucionalista e intervención extranjera. Así tensó las cuerdas de su creación y su compromiso. Admiradora de sus maestros Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega, Celeste Woss y Gil y Josep Gausachs (todos renovadores del discurso visual), la artista se enfrentó en plenos años fundacionales no solo al estímulo que le proporcionaban sus obras, sino también a las tendencias que se entretejían en lo artístico, las abstractas, que tenían sus propios antecedentes en el país e irradiaban con nueva fuerza a partir del retorno de artistas exiliados que aportaban sus propias experiencias y que —ante la compleja realidad política y social— promovían la creación de agrupaciones que formaban parte de las batallas populares con la incorporación de otros medios gráficos, la fotografía y el arte público, lo que tuvo por efecto un profundo cambio de sensibilidad artística en el espíritu de aquellos tiempos. En ello intervino también una recolocación de la realidad con una relectura de las corrientes neofigurativas. El contexto era igualmente polémico en América Latina y en el ámbito internacional, caracterizado por una gran intensidad crítica y nuevas búsquedas expresivas en lo artístico. Resulta interesante apreciar que Ana Longoni, estudiosa argentina, al indagar sobre el golpe de Estado de su país y los movimientos artísticos que buscaban nuevas claves de expresión visual, dijera que «[...] la guerra de Vietnam, pero también la invasión a Santo Domingo y el asesinato del Che Guevara en Bolivia, son acontecimientos políticos que marcan un camino de creciente radicalización política. Lo que se empieza a dar hacia la segunda mitad de la década del sesenta es [...] pensar el arte como una forma de manifestarse políticamente, de incidir sobre la realidad, de transformar las condiciones de existencia».1 Así se definían «otros» modos de expresión de lo artístico que abrieron caminos a la visualidad contemporánea en nuestros países. Las imágenes de los más vulnerables entraron a la pintura como testimonio humanista del drama social y la condición arquetípica aportó la fuerza simbólica de la síntesis ante los muchos que habitaban el silencio de los desposeídos, la pobreza y la violencia. En esos escenarios estuvo la joven Elsa Núñez, y se confrontó a la socialización de lo estético-artístico. En una mirada retrospectiva, valora altamente sus trabajos de aquellos años

1. «Tucumán Arde» (Santa Fé, Argentina, 2011). https://www.youtube.com/watch?v=-MgjwIHthew Consultado 9.4.2020.

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pues «el artista era como una esponja, absorbía los problemas de su ambiente, los problemas políticos, aunque no somos políticos».2 Precisa que todo se expresó en vivencias, «en sentimientos traducidos en el lienzo».3 Su obra reivindicó a la mujer que padecía doblemente las circunstancias, por ella y por sus hijos, lo que se expresaba desde la melancolía «en la noche oscura que se vivía», ha dicho. Con todos los matices propios de su evolución artística, la imagen de la mujer se hizo muy potente a lo largo de toda su obra. Algunas piezas iniciáticas son conmovedoras, como por ejemplo Mujeres tristes (Figura femenina) (1962), Patéticas (1967) y Vendedoras de peces (1967). Todas frontales en primer plano, hermanadas en solidaridad. Pero en las de 1967, un mayor hieratismo contrasta con la obra precedente. Los ojos cerrados producen una introspección y un vacío comunicativo ante el espectador; a la vez, se aprecia una mayor espiritualidad por el alargamiento de las figuras, ataviadas con tonos grises, negros y blancos que remiten al duelo y a una zona «opresiva» desde el interior mismo del cuadro. La relación fondo-figura es esencial. La falta de contextualización refuerza el valor de las figuras-símbolos, una manera de pintar el alma de los acontecimientos evadiendo lo transitorio para evocar —desde lo ético y estético— una empatía crítica con lo social. Esos fondos son abstractos. También los de sus brujas danzantes, que emergen desde la mancha expresiva con fuertes contrastes, mientras que en Elegía a mi hermano (1965), fallecido durante la Revolución de Abril, los recursos visuales de la abstracción construyen el poema lírico a través de la forma y el color, en una imagen que no parece aceptar los límites del cuadro. Todo habla de mediaciones simbólicas y laxitudes de los lenguajes en el espacio de su pintura. Quizá ello explique por qué esta muestra construye una parábola entre la obra más temprana que antologa, Peces (1961), y una del cierre expositivo, El misterioso fondo del mar, ambas abstractas, ambas de fuertes tramas, ambas referidas a ese espacio que «me gusta» —ha dicho la artista—, el de las profundidades marinas. El cuerpo es notable en su universo visual. Sus viajes, físicos o imaginarios, fueron siempre un recorrido espiritual hacia ella misma. Tres años en la Real Academia de San Fernando y el contacto con grandes maestros europeos le aportaron la luz y el blanco como claves visuales, mientras que una nueva página de vida se abría del

2. «Entrevista a la artista visual Elsa Núñez», El Despertador. Noticias SIN, 2018, https://www.youtube.com/watch?v=xG9OUsvFnxU Consultado 8.4.2020. 3. «Entrevista a Elsa Núñez», Ministerio de Cultura de la República Dominicana, 2016, https://www.youtube.com/watch?v=ig72a5z9duY Consultado 6.4.2020.

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brazo de Ángel Haché, actor y poeta. A la compañía de la música, Elsa Núñez incorporó otras artes como la danza y el teatro, las que hicieron de sus cuerpos pintados sitios alegóricos con una rítmica gestual de profunda teatralidad en sus espacios imaginados: en esas visiones que nacen desde el cuadro, ilusiones distantes de toda realidad. Son cuerpos construidos desde la poesía y la metáfora de los títulos. En ellos habita algo antiguo que los hace misteriosos y enigmáticos en el distanciamiento comunicativo que entablan con el espectador. Todos están inmersos en su propia fantasía. «Coloqué la figura en un paisaje abstracto4 [...] pongo mi música [...] comienzo a manchar [...] increíblemente me sugieren imágenes [...]».5 El efecto visual es impactante en Concierto sobre el césped (1985) y en Nacimiento de la noche (1985), piezas donde domina el concepto, la idea, lo que las hace originales y contemporáneas por la magia de lo pintado, donde la relación fondo-figura vuelve a actuar por un armónico y disociador contraste en el plano perceptivo. Pero la naturaleza se redimió y se hizo protagonista. La abstracción —que la apasiona y entusiasma—6 fue el camino reivindicador. En explosiones de energía visual, la artista vuelve a situarse en el epicentro de una problemática que inquieta nuestro tiempo a escala global. Después de cincuenta años de exitoso itinerario, Elsa Núñez asume el compromiso y con reflexión ecológica y humanista se inquieta por «cómo el hombre ha ido destruyendo esas maravillas»7 de la naturaleza. Por eso dice: «He pintado la tierra en todos sus aspectos, el corazón de la tierra, la tierra desgarrada».8 Con perspectiva crítica, sitúa su discurso en el territorio inquietante de la espera. Reivindica una cartografía simbólica en La sierra (1983), donde Hay un país en el mundo (1996), el de Elsa Núñez, el de sus eternos imaginarios y contextos.

4. Ídem. 5. «Elsa Núñez», Canal SDI, 2015, https://www.youtube.com/watch?v=xUruO7oou6w Consultado 6.4.2020. 6. «Elsa Núñez. Trazos». Roberto Cavada, 2018, https://www.youtube.com/watch?v=t9TsrCHBWxg Consultado 4.4.2020. 7. «Elsa Núñez», Canal SDI. Op. Cit. 8. Yaniris López, «Elsa Núñez. 50 años de plástica», Listín Diario, 13 de mayo de 2012 https://listindiario. com/la-vida/2012/05/13/232195/elsa-nunez-50-anos-en-la-plastica Consultado 9.4.2020.

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«En arte, la juventud es una cualidad que cuesta mucho ganar. Velázquez, Goya y Matisse, por ejemplo, nunca fueron más jóvenes que en sus respectivas últimas etapas creadoras. Las más recientes pinturas de Picasso son una explosión de juventud. Lo mismo podemos decir en nuestro medio, de Jaime Colson». No solemos privilegiar las referencias y menos aún iniciar un texto con una cita. Sin embargo, desde que volvimos a leer el artículo de Manuel Valldeperes acerca de «La pintura última de Elsa Núñez» (1967) nos pareció corresponder premonitoriamente a la obra madura de Núñez. Más de cincuenta años han transcurrido y nuestra artista se encuentra hoy en una etapa cimera, como lo fueron aquellos ilustres mencionados por el inolvidable —sino incomparable— crítico catalán. Ciertamente, las últimas pinturas de Elsa «son una explosión de juventud». Poseyó una personalidad muy definida desde sus inicios. Orientó su ideología artística hacia un neorromanticismo, vinculando temáticamente las artes visuales con la literatura, el teatro, el cine y especialmente la música (el amor a las piezas clásicas y barrocas está anclado en el lirismo de su pintura). Manuel Rueda, insigne poeta, músico y coleccionista, lo dijo inmejorablemente: «Descubrir a Elsa a través de Vivaldi es saber escuchar a Elsa y saber mirar a Vivaldi». La expresión trascendental se ha mantenido, reafirmada y fortalecida. Redescubrir la pintura de Elsa Núñez nos ha permitido volver a disfrutarla, fiel a sus lineamientos de

La obra abierta de Elsa Núñez 32

Marianne de Tolentino Asociación Dominicana de Críticos de Arte (ADCA) Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)


conducta, cautelosa en vincularse a tal o cual movimiento contemporáneo, o simplemente aproximarse a una definición ajena, en buena medida porque cree firmemente en la total independencia de la creación y no hace concesiones al respecto. Elsa Núñez siempre instaló su taller en su casa, muy cerca del taller de Ángel Haché, su esposo amado, admirado y admirador... Entre ellos, inmensa ternura y mutua deferencia se aliaban con la pasión. Ambos siendo profesionales del arte con una ética inquebrantable y habiendo incluso expuesto juntos, podían hacer alguna apropiación mutua. Sucedió, pero de la pintura de Elsa a los ensayos pictóricos de Ángel. Núñez rechaza imitaciones e incluso apropiaciones recreadoras. Los términos, sean estos de formas, de formatos, de propuestas, o de movimientos, conciernen a su íntima convicción e inspiración. Su obra funde y multiplica temas, inclinaciones, variaciones estéticas, conservando su autonomía. Desde el emergente período de los años 1960 —testimonio de premura y entusiasmo—, expuso decenas de veces si incluimos las colectivas que prestigió: siempre se cuidó, aportando obras identificadoras, y su temperamento tajante, en participación y cooperación, no ha cambiado... Sencillamente, Elsa Núñez ha evolucionado, adscrita al expresionismo —corriente donde se la suele «encerrar»—. Primero figurativa, alternó e integró versiones abstractas, las cuales han ido ascendiendo de estética palpitante a flujo incontenible.

La obra abierta Una característica de la artista en sus obras magistrales consiste en proponer una doble lectura conscientemente manejada, abstracción y figuración, al filo de distintos períodos. Este discurso metamórfico, exaltado por el color, se presta para una lectura ampliada y sugerida por la propia autora que dice compartir gustosamente anatomía humana y naturaleza. Si luego suele separar la expresión figurativa de la abstracta, enseñando así versatilidad y soltura de profesional aguerrida, ambas formulaciones pasan de una a otra modalidad con fluidez, incluso en una misma obra. La lectura del contemplador puede variar aun, sin que cambie el mensaje espiritual, propósito consciente, trátese de una identidad reconocible o de una versión totalmente libre.

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A ella le place jugar con esa ambigüedad interpretativa, y sus pinturas, desde los inicios de la jovencita recién graduada, contienen la esencia y existencia de mundos naturales y sobrenaturales. Sin embargo, el público dominicano y la mayoría de los seguidores de la artista siempre le «reclaman» una iconografía figurativa... al mismo tiempo que le atribuyen y casi buscan una constancia de autorretrato. Por cierto, esta subjetividad y predilección no ha dejado de incomodar a Elsa, hasta indignarla porque le asignan el «autorretratismo» como dominante en su figuración, y todavía más por sentirse apegada a su producción abstracta. Es parte de la ignorancia: toda obra de arte —visual, literaria, incluso musical— no deja de ser autobiográfica. Desde el amor por la música, sus estructuras abstractas se desarrollan como frases melódicas que contienen un caudal de estremecimiento y emoción muy especial. El color se enardece y la pasta se hace materia incandescente. El trópico emprende aquí una gestación suprema: ¿no es la «Madre Tierra» una de sus expresiones favoritas? Elsa Núñez invita al viaje, al imperio de los sueños y las utopías. Su paisajismo interior se apartará de la realidad, pero ¡cuán profundamente expresa la vitalidad — maravillosa, impredecible y agredida— de la tierra y su cuestionada recuperación! Sabemos que la impronta de la fe acentúa sus sentimientos y la omnipresencia de un hacedor supremo. Será una de las tantas lecturas de su obra no figurativa, ahora más misteriosa que nunca y definitivamente «obra abierta». Este concepto de obra abierta ha sido expuesto por Umberto Eco —académico genial en historia, crítica, novela y más— de distintas maneras, valiosas todas, refiriéndose a un proyecto dotado de un amplio abanico de posibilidades interpretativas: «Por obra abierta se entiende proponer al espectador la más libre de las aventuras, al mismo tiempo que permanece la comunicación». Evidentemente, esa «aventura» prolonga y ensancha la contemplación. Así, la pintora propone varios sistemas compositivos a nuestras ansias de interpretación. Simultáneamente, será capaz de reinterpretarse, agregando o modificando elementos mientras la solidez de la arquitectura del cuadro es constante. Si prefiere una estructura central, a la vez implantada y flotante cuando la verticalidad impera, puede explorar también el espacio en un proceso metafórico y estratificado de geología perenne, aunque la geometría y el constructivismo, otrora asociados a la abstracción, no predominan en su obra. Resulta que su dibujo hábil es indisociable del color variado en gamas y matices, suntuoso también en la aplicación de la pasta y su textura. Parece introducir la luz en

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los pigmentos, aliviando la materia y sublimando la intensidad cromática, haciendo surgir de una materia nunca amorfa metamorfosis polisémicas. Consideramos a Elsa Núñez una abstracta magistral que nunca rechaza vínculos con lo real-observado. En su «fauvismo abstracto», el eslabonamiento con la realidad concierne más a la figura humana, con dimensiones e interpretaciones plurales de «obra abierta». Dejamos flotar la imaginación por esa poesía «corporal» que se organiza y culmina en unidades compositivas. Materia, técnica, energía y efusión coinciden. El lirismo —subyacente o directo— aporta una impronta emocional en la mayoría de sus obras. Así, la pintura puede ser alegórica, explosiva, irradiante, contrastada, volviéndose de repente cuasi informalista y relampagueante. Sombra y luz, en conformación alternativa, se van estructurando al compás de la mirada y provocan un estremecimiento espontáneo. No olvidemos que también es una poeta escondida, cuyas palabras revolotean como pinceladas.

Maestría y abstracción Consideramos necesario enfatizar que la abstracción en Elsa Núñez no se fundamenta solamente en opciones formales, sino que, derrumbando las barreras de una representación objetiva, corresponde a un sentir omnipresente del despliegue pictórico. Constituye la vía idónea, no solo para múltiples incursiones estéticas sino para la transcripción plástica de inquietudes y cuestionamientos intelectuales, hasta el punto de que la artista, graduada en Filosofía, sugiere disquisiciones metafísicas. En nuestra opinión, lo no-figurativo es la expresión sobresaliente de numerosas variaciones conceptuales en medio siglo de labor e investigación, aparte de suscitar una fruición irresistible por las cualidades plásticas. Ahora bien, por temperamento, Elsa no suprime totalmente la representación identificable en sus espacios abstractos, e introduce alusiones a la naturaleza y al cosmos. Cabría calificar esta simbiosis como una fastuosa expresión terrenal y celestial. Tales propuestas continúan persiguiendo el infinito, y la búsqueda de lo absoluto explora la luminosidad. ¡Hasta la noche se vuelve fuente de luz en su paleta! Un innegable misticismo ha envuelto siempre su pintura, huella totalizante que prescinde de cualquier credo dogmático y sacraliza cualquier parcela del territorio pictórico. Nos consta que la fe y la convicción de Elsa Núñez comunican una dimensión mítica al paisaje.

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Ella clama que estamos «provocando la reacción del planeta con fenómenos como el que estamos viviendo en la actualidad». Descifremos esta visión del mundo, dirigiendo nuestra introspección hacia aquellos valores emocionales: su obra se prolonga en nosotros, más allá de los límites del lienzo. Ahora bien, antes de cualquier análisis, hemos de recordar enfáticamente el oficio de Elsa Núñez, ese métier que la práctica intensifica y condensa. En sus abstracciones se ha adueñado de una pasta sustanciosa, emergente, brillante, dando al pigmento acrílico la untuosidad del óleo —que tuvo que descartar por razones de salud—. Una valoración sensual de la pasta, recogiendo la voluptuosidad y la esencia de la materia, se funde con la resonancia espiritual que libera energías latentes. Cada «paisaje interior», distanciado de una función imitativa, está dotado de simbolismo y de proximidad con la naturaleza. Un cielo enardecido se vuelve dramático y llameante, apretadas vibraciones espaciales sugieren un viaje al centro de la Tierra, mientras otro lienzo evoca la inmersión en honduras subacuáticas. Las edades del planeta diseñan estrías que alternan el ámbar y la turquesa, desentrañan las huellas del pasado y la perennidad del tiempo. ¡Oh, magia de la naturaleza!, una misteriosa flor propone su policromía e irradia el espacio circundante... La metamorfosis continúa y los pétalos mutan en las alas de una mariposa. Cuando la gradación del amarillo al anaranjado se apodera gloriosamente del firmamento, más allá de una claridad solar, es una luz sagrada que triunfa. El paisajismo se transforma en pintura sacra, profundizando la contemplación, invitando a la meditación o la plegaria. Así como Elsa Núñez plasmó, en distintas épocas, temas y motivos contundentes, sus abstracciones recientes investigan el lenguaje del color, sus latidos tonales, su complejidad rítmica, y llegan hasta la verticalidad, el gesto, incluso el estallido, pero sin estereotipos. Esta obra abstracta abierta fascina el ojo, nutre el pensamiento, nos sitúa finalmente entre la alegría, la quietud y la melancolía.

Coda Su léxico plástico dista mucho de haberse agotado, y podemos esperar cualquier modalidad visual de su pasión y creatividad. Preferimos no hablar de sorpresa, pues la personalidad de Elsa Núñez manifiesta coherencia y articulación entre las sucesivas etapas de su producción. Sencillamente, estamos a la expectativa ante las últimas revelaciones de un trabajo constante y una inspiración afectiva. Sabemos que ella vive el acto de pintar como verdadera actividad existencial. Tres palabras la definen: permanencia, totalidad y sublimación. 36


Más de cincuenta años han transcurrido y nuestra artista se encuentra hoy en una etapa cimera, como lo fueron aquellos ilustres mencionados por el inolvidable –sino incomparable– crítico catalán. Ciertamente, las últimas pinturas de Elsa –son una explosión de juventud–.

La noche. 1980. (detalle)

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Elsa Núñez fue considerada por el gran maestro Darío Suro como la pintora más importante de la generación de los sesenta en la República Dominicana. Es autora de una prolífica obra artística y, en colaboración con su esposo, el fallecido pintor y actor Ángel Haché, desarrolló una importante labor como gestora, animadora cultural y docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes (actual Escuela Nacional de Artes Visuales) y en los talleres infantiles coordinados para Casa de Teatro, el Museo de las Casas Reales y el Museo de Arte Moderno. Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica abarca cinco décadas de su fecunda producción. El formato —de carácter antológico— presenta las experiencias y el desarrollo de los lenguajes plásticos de la artista mediante una selección de más de 50 obras que cubren un periodo que inicia en los sesenta del pasado siglo y termina en la segunda década del siglo XXI.

Elsa Núñez: su encuentro con el arte Su imagen de contextura frágil contrasta con su gran fuerza interior. Elsa Núñez nació en Santo Domingo en 1943. Su padre, Ramón Antonio Núñez, era militar de carrera, y su madre, Guillermina Castillo de Núñez, era profesora de economía doméstica. El matrimonio infundió a sus 12 hijos los altos valores de la educación. La pasión de Elsa Núñez por la pintura comenzó con apenas 5 años y fue sabiamente estimulada en el colegio María Auxiliadora, donde la futura artista cursó la primaria, rodeada de monjas salesianas que la ponían a pintar.

Paula Gómez Jorge Curadora e historiadora del arte Miguel Piccini Curador independiente

Entre dos formulaciones estéticas 40


A los 12 años su deseo de estudiar arte era tan fuerte que su padre decidió llevarla a la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde fue entrevistada por Gilberto Hernández Ortega, quien era por aquel entonces director de la institución. A pesar de no tener la edad reglamentaria para ingresar como alumna, Hernández Ortega valoró sus dibujos y decidió aceptarla. Poco después, la adolescente comenzó el bachillerato en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña, es decir, que mientras completaba sus estudios de educación media también estudiaba la carrera de artes. Además de Gilberto Hernández Ortega, sus maestros y principales mentores en la Escuela Nacional de Bellas Artes fueron José Gausachs, Jaime Colson, Clara Ledesma y Marianela Jiménez, entre otros grandes artistas. Hoy, cuando recuerda esa época, Elsa Núñez no puede disimular la emoción: «Fueron unos años maravillosos. Como el grupo de estudiantes era pequeño (Leopoldo Pérez, Cándido Bidó, Iván Tovar, Rincón Mora y yo), los profesores nos llevaban a pintar fuera de las aulas, incluso a visitar estudios de artistas. Pasamos mucho tiempo con Gilberto Hernández Ortega. Estos encuentros fueron determinantes en mi vida porque, además de hablarnos de arte, él nos ponía música y despertó en mí el amor por los compositores clásicos. También recuerdo que nos llevaba a casa de coleccionistas que eran amigos suyos. Así pudimos apreciar obras de grandes artistas dominicanos». Elsa Núñez terminó la carrera de bellas artes en 1962 y ese mismo año recibió el premio a la mejor pintura en la exposición de fin de curso celebrada en el Salón Español del Palacio de Bellas Artes. Luego, en 1963, completó los estudios de Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde obtuvo el título de licenciada. Entre 1970 y 1973, la artista vivió en Madrid, España, donde realizó estudios de posgrado en la Real Academia de San Fernando y un curso libre para profesionales en el Círculo de Bellas Artes. Esta experiencia europea le permitió ampliar su horizonte artístico, gracias al estudio directo de las obras de El Greco, Goya, Velázquez y Picasso, entre otros grandes maestros de la pintura universal.

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Apuntes sobre la selección curatorial Para los curadores, acceder al universo de Elsa Núñez constituyó un enorme desafío. Nunca imaginamos que su producción era tan extensa y que muchas de las obras identificadas en libros y revistas serían imposibles de localizar en la actualidad. Para la investigación bibliográfica, un recurso de mucha ayuda fue el valioso archivo de prensa, catálogos y fotografías organizado por su esposo Ángel Haché desde que se conocieron en 1966. Nuestro objetivo era ofrecer un recorrido por cincuenta años de producción artística, pero a partir de las obras paradigmáticas que mejor reflejan las experiencias estéticas y las búsquedas formales y conceptuales de Elsa Núñez. Existen unas doscientas obras debidamente catalogadas y del análisis de esos trabajos seleccionamos 54 pinturas de significativas cualidades. Estas obras pertenecen a colecciones privadas, instituciones públicas y la propia artista. Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica fue estructurada en cinco ámbitos sin sujeción cronológica, pero articulados según las ideas, las experiencias o los lenguajes que han impulsado a la artista en sus grandes momentos creativos: Permanencia del llanto, Transposiciones estéticas, Elogio del trabajo, Mujer: ciclos de vida y arquetipos y Experiencias matéricas. Permanencia del llanto1 La subjetividad emotiva —propia del estilo expresionista en su versión figurativa— predomina en la más temprana producción pictórica de Elsa Núñez. Por un lado, en el tratamiento de la figura humana y su extenso repertorio de personajes2, y, por el otro, en todos los motivos y géneros que comienzan a configurar su universo temático en la primera década del desarrollo de su lenguaje pictórico (bodegones, naturalezas muertas, retratos, paisajes y temas religiosos). Entre el ocaso de la feroz dictadura de treinta años de Rafael Leonidas Trujillo, los hechos posteriores a su caída en 1961, los estremecimientos provocados por el inicio de la anhelada época de libertad y las heroicas luchas populares por reivindicaciones democráticas, encontramos a Elsa Núñez culminando su formación artística en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1955-1962). Al mismo tiempo, como estudiante de la carrera de Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, in-

1. Título inspirado en el libro «Permanencia del llanto», de la autoría del poeta dominico-haitiano Jacques Viau Renaud (1941-1965), combatiente que dio su vida en defensa de la democracia y de la soberanía dominicanas durante la ocupación norteamericana de 1965. 2. Músicos, actores, poetas, danzantes, vendedores, trabajadores de la tierra y personajes fantásticos como brujas y hechiceros, entre otros. 42


tegrada al grupo estudiantil Fragua, y, al igual que una gran parte de su generación, participando en las luchas universitarias por la democratización del país. Esta etapa tan convulsa de nuestra historia influyó de manera decisiva en su expresión plástica tanto a nivel formal como conceptual. Su arte germinó con una impronta testimonial, de denuncia clara y abierta. La obra titulada Mujeres tristes (Figura femenina) (1962) demuestra cómo Elsa Núñez planteaba la imagen femenina en sus inicios como artista: de manera realista, acercándose casi al retrato. En otra vertiente, Vendedoras de peces3 (1967) muestra la manera en que su trazo evoluciona formalmente hacia un grafismo con mayor síntesis, representando el cuerpo distorsionado y frágil, con cuellos alargados y rostros de intenso dramatismo. Como ella misma explica, «era una época en la que los dominicanos reflejaban dolor y angustia. Eso me afectó tanto que me llevó a pintar obras muy fuertes y dramáticas. Usaba el rojo como símbolo de violencia y el luto que todos vivíamos se evidencia en mis dibujos y pinturas con las líneas gruesas, deformaciones de las figuras y los fondos negros». Para entonces ya se advierte una primera evolución de su lenguaje plástico que, desde un fuerte expresionismo, se dirige con firmeza hacia la síntesis formal y la acentuación de grandes contrastes de luz y sombra. Los críticos de la época, entre ellos el eminente Manuel Valldeperes, reconocen en la joven pintora a una talentosa heredera del tenebrismo de su maestro Gilberto Hernández Ortega y su filiación estilística al expresionismo alemán4. La representación de la imagen femenina —sola o en grupo— se convirtió en el motivo principal de este periodo, pero sin estar planteado desde una perspectiva de género o feminista, sino como alegoría de la nación herida. Mujeres angustiadas por la situación imperante de persecución, muerte y violencia, pero siempre decididas en la búsqueda de libertad y democracia como podemos apreciar en las obras Sin título (circa 1961), Mujeres tristes (1962), Despedida en el convento (1965) y Patéticas (1967). Durante la Revolución de Abril de 1965, Elsa Núñez colabora brevemente con el Frente Cultural Constitucionalista5 y, tras el asesinato de su hermano en el conflicto

3. Tercer premio del III Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, Santiago de los Caballeros, República Dominicana. 4. Valldeperes, Manuel. Obra Crítica en el Periódico El Caribe. Vol. I, Artes Plásticas, página 281. 1998. Ed. Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, Santo Domingo, República Dominicana. 5. Con la insurrección popular de abril de 1965, tras el golpe militar y las movilizaciones populares por la reposición de la Constitución de 1963 y el gobierno democrático de Bosch, artistas de diversas disciplinas, entre ellas, la pintura, la gráfica, la literatura, la música y el teatro se unen ante la convocatoria de Silvano Lora quien asume el liderazgo del Frente Cultural Constitucionalista. 43


Muerte en el escenario. 1973. (detalle)

bélico, se advierte un recrudecimiento de su lenguaje plástico. En Herido de guerra (1965), enfáticos trazos negros conforman y desfiguran a cuatro soldados marcados por la angustia, tres de los cuales sostienen a uno lesionado. A través de un expresionismo muy agudo, la artista sumerge al espectador en los horrores de la guerra. Esta pintura formó parte de las exposiciones colectivas que realizó el Frente Cultural Constitucionalista durante la contienda6. También a este periodo pertenece su primera obra expresionista abstracta, la impactante Elegía a mi hermano (1965), que rinde homenaje a su hermano Rafael7. Elsa Núñez reconoce que esa muerte marcó su pintura y, en este sentido, el crítico Manuel Valldeperes destaca en uno de sus artículos: «Hallamos una importantísima carga de reproche contenida en la angustia de la artista —angustia existencial— que es lo que convierte en testimonio su pintura»8. Por eso, en la década de 1960, la humanidad doliente es el tema predominante de su producción pictórica. Sin embargo, debemos señalar que con obras como La danza de las brujas (1967) la artista empieza a mostrar su peculiar atracción por los temas fantásticos, el preludio de una línea de trabajo que desarrollará de manera más definida en la década siguiente. En resumen, Permanencia del llanto permite contemplar y estudiar en su conjunto el dominio técnico y conceptual alcanzado por Elsa Núñez entre los años 1961 y 1970, un periodo que pone de manifiesto la evolución de su sensibilidad artística y su compromiso ético como pintora profundamente humanista.

Transposiciones Estéticas Las obras expuestas en este ámbito pertenecen a varios periodos. Sin embargo, el grueso de pinturas corresponde a la segunda mitad de la década de 1970, cuando la artista rompe con el tenebrismo y la figuración expresionista de los sesenta. Estas obras ilustran diversos casos de transposición, un procedimiento que Elsa Núñez aborda de manera reiterada para incorporar referencias, temas y homenajes a otros campos de la creación, entre ellos el cine, la danza, el teatro, la música y la literatura. En otras palabras, estamos hablando de un momento en que la artista reafirma rupturas y adopta nuevas concepciones estéticas que conducirán a cambios temáticos importantes. 6. Otros artistas participantes fueron Ada Balcácer, Ramón Oviedo, Silvano Lora, Gilberto Hernández Ortega, Jaime Colson, Asdrúbal Domínguez, Leopoldo Pérez (Lepe), José Cestero, Gisela Risk, Dionisio Rodríguez, Cándido Bidó, Guilo Pérez y Julio Susana, entre otros. 7. En 1965, durante la Revolución de Abril, Rafael Núñez fue ultimado injustamente a raíz de un error de identidad. 8. Valldeperes, Manuel, Obra Crítica en el Periódico El Caribe. Vol. I, Artes Plásticas, página 205. 1998. Ed. Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, Santo Domingo, Rep. Dominicana. 44


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La primavera. 1981. (detalle)

Entre las principales características de estas pinturas podemos mencionar la intensidad expresiva, así como la solidez compositiva o el refinamiento de los detalles, ostensibles gracias a una estudiada liberación cromática. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid y Europa no son únicamente escenarios donde Elsa Núñez aprende nuevas técnicas de pintura, descubre las semejanzas casuales de su obra y la de El Greco o estudia los claroscuros dramáticos de Caravaggio, sino también donde conoce la producción de los creadores vanguardistas del momento: Truffaut, Bergman, Pasolini y el mejor cine de autor; el teatro kabuki o la danza butoh; los nuevos intérpretes del jazz, etcétera. Obras como Adela H. Homenaje a Truffaut (1976) y Danza del infini-ga-to (1979) son dos buenos ejemplos de «transposiciones» cinematográficas y danzarias.

Por otro lado, estas pinturas responden a un proceso de reafirmación de los principios estilísticos, conceptuales e ideológicos de Elsa Núñez sobre la función del arte, pues más allá del celebrado misticismo de los setenta, de sus acusadas referencias mitológicas, de las asociaciones filosóficas y religiosas, de los ambientes fantásticos, o las correspondencias mágicas, la artista rinde homenaje a la figura del creador, convirtiendo cada disciplina artística en una necesidad vital. Desde muy joven, los problemas anímicos y psicológicos del ser humano fueron del interés de Elsa Núñez. Asimismo, la situación política y social del país. Cuando todavía era estudiante de posgrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la artista confesaba a Brinella Fernández en una entrevista dedicada a dominicanos en el extranjero que sentía «temor e incertidumbre» cada vez que recibía noticiobelisas de un crimen cometido por el régimen de Joaquín Balaguer. Pensar que su compromiso con la justicia desapareció por completo tras el periodo español sería un desacierto. Elsa Núñez contribuye con su trabajo —quizá con timidez— a visibilizar ciertos acontecimientos funestos que estremecieron a República Dominicana y América Latina en la década de 1970. Nos referimos al retrato del periodista Orlando Martínez Howley9 y a los dibujos encargados para el suplemento especial del periódico El Nacional contra la dictadura militar en Chile.

Elogio del trabajo Este pequeño ámbito de transición en el recorrido expositivo guarda una estrecha relación con los personajes meditabundos, indiferentes y ligeramente distantes que habitan otras pinturas del mismo periodo. Son características que empujan a una 9. Este retrato fue portada de la revista ¡Ahora! en septiembre de 1975. 47


reflexión que trasciende los aspectos técnicos o formales de la pintura. Los hombres y las mujeres que aparecen en estos «elogios del trabajo» —como El cazador (1974), Cosecha de algodón (1976) y Vendedora (1976)— son más que puras figuraciones. Para el crítico de arte español Carlos Areán, «Elsa Núñez arremolina con ímpetu y también con ansia y sed de justicia sus ritmos a menudo alucinados y su materia en encabalgamientos dramáticos. Pinta sobre todo mujeres dolientes o desposeídas y lo hace no tanto para mostrar, igual que su admirado José Gutiérrez Solana, la existencia de algunas situaciones injustas, sino para exigir con su grito su modificación inmediata».

Mujer. Ciclos de vida y arquetipos Elsa Núñez aborda la pintura desde una mirada simbolista y romántica. Este ámbito muestra a una artista que recrea sus reflexiones filosóficas y psicológicas en torno a los ciclos de vida y los arquetipos femeninos. La mayoría de las obras resumen la iconografía e imaginario estético del tema cuyo tratamiento sobresale, entre otros valores, por su universalidad. En el periodo comprendido entre los años 1973 y 1989, la artista reafirma su dedicación a la mujer, con un acercamiento desde lo mítico y lo místico, pasando por lo esotérico y lo simbólico, hasta lo sentimental, lo emocional y lo físico, y que retomará posteriormente en diferentes momentos de su trayectoria creativa. Tras su regreso de España en 1973 y la presentación de una exposición individual en el Palacio de Bellas Artes, los críticos de la época advirtieron un giro en su obra hacia la tradición pictórica romántica y simbolista, alejándose del expresionismo dramático que hasta entonces había marcado su lenguaje visual10. Evocando la iconografía de este período, la pintora nos refirió lo siguiente: «Dejé atrás el expresionismo dramático de los años sesenta, una pintura que reflejaba los tiempos difíciles que vivió el país. En la nueva etapa que inicié durante mi estancia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Círculo de Bellas Artes de Madrid, me sentí inspirada por la literatura, el teatro y el cine. La temática empezó a cambiar, introduje temas míticos, una versión romántica y simbolista». A partir de entonces, las búsquedas, las posibilidades y recursos plásticos de la artista fueron ganando en eficacia y amplitud. La fuerza del blanco emergió impactante en los lienzos mientras las tonalidades azules, amarillas, verdes y lilas provocaron nuevas vibraciones, gracias a la luminosidad y la intensa huella que imprimió la pincelada. 10. Peña Defilló, Fernando, periódico El Caribe, 22 de septiembre de 1973: «Un dibujo torturado y filoso de definida tendencia expresionista caracteriza la obra de la pintora y parece demostrarnos las inquietudes de un temperamento inclinado hacia lo romántico-simbolista, si no —en frecuentes ocasiones— hacia lo declaradamente sentimental». 48


Elsa Núñez ha plasmado su universo propio en telas marcadamente representativas, entre ellas La niña de las mariposas (Coleccionista de mariposas) (1973), símbolo del alma como aliento y principio de vida; y En el fondo del mar (1976), que recuerda a las Nereidas, ninfas de las aguas. En cambio, en la obra Diálogo (1976) nos muestra uno de los temas predilectos de los simbolistas, lo esotérico y el interés por resaltar el sentido de lo sobrenatural. Por último, es pertinente destacar la práctica muralista de Elsa Núñez, quien ha abordado el tema de la mujer en las diversas obras que ha realizado en la ciudad de Santo Domingo y otros centros urbanos del país. Puntualizamos en su diseño del año 1997 para el Obelisco de Santo Domingo, el mural en homenaje a las hermanas Mirabal, titulado Un canto a la libertad, con técnica de acrílica11, una obra que confirma su militancia en la lucha patriótica, democrática y por la igualdad de género, evidente en esta creación de arte público que exalta la memoria de las tres grandes heroínas dominicanas: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.

Experiencias matéricas Antes de que finalizara el siglo veinte, el lenguaje plástico de Elsa Núñez presenta una nueva ruptura formal y conceptual como resultado de sus inquietudes e investigaciones en torno a la tradición pictórica del paisaje. A principios de los años ochenta comenzó a experimentar con la materia, el color y la luz del trópico, que se convirtieron en una nueva pasión que la llevaría al campo de la abstracción no figurativa. Las obras que dan forma a este ámbito registran referencias inmediatas a las exploraciones de la artista sobre el paisaje. Se trata de su reencuentro con la luz tropical, a través de la experiencia directa con el paisaje insular que le provocan serias reflexiones que la empujan a plantearse un nuevo abordaje del color y la forma. Sobre sus primeras incursiones en el paisaje abstracto, la crítica de arte Marianne de Tolentino comentó: «Los paisajes de Elsa son una invitación al viaje, pero al viaje como evasión en el imperio de los sueños. Es el continente de la utopía y del espejismo. Es casi una abstracción, una sugerencia esquemática que construye la organicidad, pues estos bosques, llanuras, lunas, cielos y lagunas son eminentemente orgánicos. Los podríamos calificar como entrañas del sueño»12.

11. En sus años de formación, Elsa Núñez fue discípula de Jaime Colson (1901-1975), figura cimera del arte dominicano quien fundara en Santo Domingo, en la década de los años cincuenta, la Escuela de Pintura Mural. 12. Tolentino, Marianne de. «El expresionismo sereno de Elsa Núñez en Casa de Teatro». Listín Diario. 2 de diciembre de 1980. 49


La sierra (1983) permite reconocer su interés por lo matérico, la aglomeración del empaste y las texturas, recursos que aportan un efecto tridimensional a dicha composición. Derivaciones de este mismo motivo están presentes en Abstracción (1983) —que anuncia un llamativo tránsito hacia la abstracción «pura»—, convirtiendo la pintura en un paisaje de manchas de color en el que casi se desdibujan las referencias a los elementos de la naturaleza. Por otro lado, en las pinturas de clara filiación abstracta escogidas para la sección correspondiente, Elsa Núñez dirige una mirada personal y subjetiva, concentrándose en lo cromático, las formas y la materia, para lograr una serie de abstracciones plenas en belleza y armonía. Sobre este asunto, la crítica de arte Jeannette Miller escribió: «La materia ha ganado mucho, el trabajo de estos cuadros armoniza con las ideas en juego y permiten catalogar a Elsa Núñez como una excelente pintora abstracto-expresionista. Su manejo cromático es evidente en esos juegos de iluminación de morados, azules, tierras, ocres…. como si tratara de comunicar la belleza de una luz amortiguada, de una luz casi teatral y por lo tanto dramática»13. Sublimación pictórica es el efecto que logra la artista en pinturas abstractas como El misterioso fondo del mar (1985), obra en la que presenta variaciones significativas en el formato y la composición, dominada por grandes masas de color, de envolventes y sinuosos trazos, que crea una sensación de ingravidez plena, mientras la paleta de color transmite un intenso lirismo en la gama de verdes, azules y magentas. Desde los años noventa hasta la actualidad, Elsa Núñez viene cultivando la abstracción con mucha entrega, vigor y constancia, tal como demostró en su exposición individual de 2016: Los latidos de Ángel en el Centro Cultural Mirador. En conclusión, Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica muestra los grandes aportes de la artista al arte dominicano y la profundidad social y humanista de su discurso visual. Asimismo, destaca aquellos rasgos que la convierten en figura clave de la historia del arte latinoamericano y, sobre todo, en una pintora que busca permanentemente nuevas posibilidades creativas.

13. Miller, Jeannette. «Elsa Núñez: lucha entre su obra y la demanda». El Caribe. 30 de marzo de 1985.

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Las obras que dan forma a este ámbito registran referencias inmediatas a las exploraciones de la artista sobre el paisaje. Se trata de su reencuentro con la luz tropical, a través de la experiencia directa con el paisaje insular.

Vanidad de la Naturaleza. 1981. (detalle)

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plantea un recorrido de 50 años por la vasta producción de la artista. Esta selección de obras fue estructurada en cinco ámbitos sin sujeción cronológica, pero articulados según las ideas, las experiencias o los lenguajes que han sido relevantes en sus distintas etapas creativas: Permanencia del llanto, Transposiciones estéticas, Elogio del trabajo, Mujer. Ciclos de vida y arquetipos y Experiencias matéricas. Cada núcleo exhibe pinturas con los ejes conceptuales y formales presentes en la obra de Elsa Núñez: la condición humana, los reclamos sociales, la conexión con otras disciplinas del arte, la figura femenina y la experimentación pictórica. 55


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Ámbito I Permanencia del llanto

Una subjetividad emotiva predomina en la más temprana producción artística de Elsa Núñez. El ocaso de la dictadura de Trujillo y los hechos posteriores a su caída influyeron en la expresión plástica de la artista tanto a nivel formal como conceptual. Las obras de este periodo (1961-1970) son herederas del llamado tenebrismo de Gilberto Hernández Ortega y su filiación estilística al expresionismo alemán. A raíz de la Revolución de Abril de 1965 y, sobre todo, del asesinato de su hermano Rafael, el lenguaje pictórico de Elsa Núñez se recrudece. Así la representación de la imagen femenina —sola o en grupo— se convierte en alegoría de la nación herida. Son mujeres angustiadas por la situación imperante de persecución, muerte y violencia, pero siempre decididas en la búsqueda de libertad y democracia.

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Sin título 1961 Medios mixtos sobre papel 56.5 x 40 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido

Nos depositamos sobre nuestra sangre sin acordarnos de que en otros corazones el mismo líquido ardía o se derramaba combatido y combatiendo. Hombres, vuestras manos tiznadas de negro, carbón humanizado, golpean la dureza del tiempo transcurrido. La vida se derrumba, algo queda, hay una herencia que defender, nombres que prolongar.

Jacques Viau Renaud (Puerto Príncipe, 1941-Santo Domingo, 1965) Nada permanece tanto como el llanto, fragmento

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Figura femenina 1962 Gouache sobre papel 72.5 x 42cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo Patéticas 1967 Óleo sobre tela 127 x 76.2 cm Cedida en préstamo por la artista



Herido de guerra 1965 Medios mixtos sobre cartón 58 x 40 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido

Elegia a mi hermano 1965 Óleo sobre tela 74 x 25 cm Cedida en préstamo por la artista

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Sin título 1961 Medios mixtos sobre tela 51.8 x 70.5 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido Peces 1961 Medios mixtos sobre tela 40.5 x 26.2 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido

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Los troncos y la luna roja 1968 Óleo sobre tela 77 x 43 cm Cedida en préstamo por la familia Mustonen Haché Despedida en el convento 1965 Óleo sobre tela 100 x 72 cm Cedida en préstamo por la familia Naar

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Vendedoras de peces 1967 Óleo sobre tela 131 x 98 cm Premio III Concurso de Arte Eduardo León Jimenes. 1967 Colección Eduardo León Jimenes de Artes Visuales

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Danza de las brujas 1967 Óleo sobre cartón-piedra 119 x 94cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo

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Retrato de José Miura 1970 Óleo sobre tela 59 x 48 cm Cedida en préstamo por la Colección José Miura

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Retrato de Iván Miura 1970 Óleo sobre tela 82.5 x 69.7 cm Cedida en préstamo por la Colección José Miura

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Retrato de Ángel Haché 1966 Tinta sobre tela 54 x 36 cm Cedida en préstamo por la artista

Nocturno: Homenaje a Elila Mena 1970 Óleo sobre tela 93.5 x 75.6 cm Cedida en préstamo por Alexis Ramos Brusiloff

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Ámbito 2 Transposiciones estéticas

Aunque las obras de este ámbito pertenecen a periodos distintos, el grueso de pinturas corresponde a la segunda mitad de la década de 1970 y la primera mitad de 1980, un momento en que Elsa Núñez reafirma rupturas y adopta nuevas concepciones estéticas, sobre todo cromáticas y compositivas. Luego de finalizar sus estudios de posgrado en la Real Acade mia de San Fernando, la artista deja atrás la paleta oscura para abrazar el color. Esta selección incluye diversos casos de transposición, un procedimiento que la artista aborda de manera reiterada para incorporar referencias, temas y homenajes a otros campos de la creación, entre ellos el cine, la danza, el teatro, la música y la literatura. 77


Muerte en el escenario 1973 Óleo sobre tela 115 x 68.5 cm Cedida en préstamo por Fernando Pimentel

Además de la pintura, el cine y el teatro fueron las otras pasiones que unieron a Elsa Núñez y Ángel Haché desde los inicios de su relación. En España, la pareja iba al cine todos los días y fue allí donde Elsa actuó como figurante: «Supe por Yolanda Ríos, una de mis compañeras de residencia, que estaban buscando personas de aspecto egipcio para la película Marco Antonio y Cleopatra, de Charlton Heston. Ella me llevó a los estudios cinematográficos y me escogieron como la doncella que corona a Cleopatra».

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Homenaje a Albee 1976 Acrílica sobre tela 120 x 74 cm Cedida en préstamo por la artista La mujer del paraguas negro 1974 Acrílica sobre tela 80 x 39.5 cm Cedida en préstamo por la familia Mustonen Haché


Adela H – Homenaje a Truffaut 1974 Óleo sobre tela 126.5 x 118.5 cm Cedida en préstamo por la Embajada de Francia en República Dominicana

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Ofrenda para un poeta ausente 1979 Acrílica sobre tela 45 x 42.5 cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo

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La mujer de los perros negros 1979 Óleo sobre tela 76 x 59.7 cm Cedida en préstamo por Olga Báez Risk

La calle 1979 Medios mixtos sobre tela 76 x 59.7 cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo



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Suprema solemnidad del rito II 1981 Acrílica sobre tela 90.4 x 60.2 cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo

Danza del infini-ga-to 1979 Acrílica sobre tela 113.5 x 80 cm Cedida en préstamo por la Colección Mario y Marianne Tolentino




Vanidad de la Naturaleza 1981 Acrílica sobre tela 125.5 x 126 cm Cedida en préstamo por Adán y Paula Méndez

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Homenaje al músico 1985 Óleo sobre tela 49.53 x 36.53 cm Cedida en préstamo por la flia. Haché Kourie El bohemio 1973 Óleo sobre tela 70 x 34.8 cm Cedida en préstamo por la Colección Valerio Jiminián-Roa


Ámbito 3 Elogio del trabajo

Los hombres y las mujeres que componen este ámbito trascienden la figuración. Desde muy joven, los problemas anímicos del ser humano fueron del interés de Elsa Núñez. Asimismo, la situación política y social de República Dominicana. Estos personajes, de oficios tan diversos como la venta de huevos o la caza, aparecen casi siempre de perfil, concentrados en la faena, inexpresivos y distantes, como si llevaran sobre sus hombros una carga de preocupación. Un elemento distintivo es la irrupción del color blanco en áreas, volúmenes y fondos. Asimismo, la distribución de las figuras entre fulgores amarillos con acentos de negro. Bajo esta mirada aparentemente idealizada hay una crítica velada sobre las condiciones laborales del trabajador. 94


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Vendedora 1976 Óleo sobre tela 128.4 x 60 cm Cedida en préstamo por María del Carmen Brusiloff

Ahora bien, los personajes «activos», cuyos gestos se aplican a una tarea productiva, se entregan casi siempre a labores multiseculares, que llevan el sello de la perennidad y remontan a las Santas Escrituras, comunicando al trabajo una valoración simbólica. Recoger flores (probablemente para ofrendarlas), cosechar el trigo o el algodón, atender las faenas de la pesca, mantienen ese fundamentalismo, ligado a la tierra y aun al génesis de la actividad humana.

Marianne de Tolentino Elsa Núñez: de los mundos interiores a los paisajes sin límites (1988)

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El cazador 1974 Acrílica sobre tela 92.4 x 67.6 cm Cedida en préstamo por la familia Mustonen Haché

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Cosecha de algodón 1976 Acrílica sobre tela 121.5 x 49.2 cm Cedida en préstamo por la familia Bonarelli Schiffino

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Ámbito 4 Mujer. Ciclos de vida y arquetipos

El cuarto ámbito contiene una selección de obras comprendidas entre los años 1973 y 1989, en las cuales Elsa Núñez aborda el dibujo y la pintura desde el simbolismo romántico. La mujer se muestra a partir de acercamientos místicos, esotéricos, emocionales y físicos. En esta etapa —que abarca casi dos décadas de producción— destaca la diversidad de representaciones femeninas. La pintura dialoga, reflexiona y mira de frente a la mujer que da vida, inspira amor o se fusiona con la naturaleza. Algunas son heroicas, sabias o adivinadoras, otras se entregan a la placidez del paisaje o se refugian en la intimidad del hogar. A través de estos discursos, cargados de perspectivas iconográficas y estéticas, la artista reafirma su dedicación a la mujer como elemento característico de su obra pictórica.

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La niña de las mariposas 1973 Óleo sobre tela 86 x 75.2 cm Cedida en préstamo por el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo

Especialmente atraída por la figura humana, Elsa Núñez no reproduce, no retrata. Los hombres y mujeres que aparecen en sus cuadros son meros pretextos para esencializar. Y con ellos, más auténticos o más estremecidos de vida, formaliza la artista su intimidad.

Manuel Valldeperes La pintura de Elsa Núñez (Periódico El Caribe, 22 de enero de 1963)

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Origen (Misterio de la maternidad) 1979 Acrílica sobre tela 126 x 121 cm Cedida en préstamo por la Colección Mañón Taveras

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Diálogo 1974 Acrílica sobre tela 114 x 80.3 cm Cedida en préstamo por Román Ramos Uría

En el fondo del mar 1979 Acrílica sobre tela 106 x 98 cm Cedida en préstamo por la familia Bonarelli Coviella 109


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Diálogos con los peces 1976 Acrílica sobre tela 91 x 75.2 cm Cedida en préstamo por coleccionista privado

Se ha dicho «se dice» que todas las mujeres de los cuadros de Elsa Núñez son autorretratos. Anécdota publicitaria o mitología criolla, lo cierto es que todo el recorrido a través de la obra de la pintora es un continuo enfrentamiento con la femineidad. Porque Núñez esencialmente pinta mujeres. Pero ya no es la placidez bucólica que integra naranjas y azules como Bidó «otro gran pintor de mujeres», sino en sus dramas y tragedias que sirven de soporte al hecho plástico.

Luis E. Lama Elsa por Elsa. Aniversario de la Galería de Arte Moderno (Periódico El Caribe, 22 de diciembre de 1979

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Día de sol 1979 Acrílica sobre tela 108.5 x 123.3 cm Cedida en préstamo por coleccionista privado

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Encantamiento I 1979 Acrílica sobre tela 199 x 125.7 cm Cedida en préstamo por la Colección Curiel-Daneri


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La noche 1980 Acrílica sobre tela 40.6 x 50 cm Cedida en préstamo por la familia Mustonen Haché Origen 1989 Medios mixtos sobre papel 47 x 60.5 cm Cedida en préstamo por la artista

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La primavera 1981 Acrílica sobre tela 90.5 x 59.7 cm Cedida en préstamo por Centro Cultural Mirador Colección Purísima De León

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Concierto sobre el césped 1985 Acrílica sobre tela 100.5 x 126 cm Cedida en préstamo por la familia Jorge León

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Nacimiento de la noche 1985 Acrílica sobre tela 100 x 113 cm Cedida en préstamo por coleccionista privado

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Ámbito 5 Experiencias matéricas

A principios de los años 1980, la experimentación con la materia, el color y la luz del trópico llevaron a Elsa Núñez al campo de la abstracción. Las obras de este ámbito fueron distribuidas en dos secciones. La primera registra referencias inmediatas a las exploraciones del paisaje insular que llevaron a la artista a nuevos abordajes del color y la forma. En la segunda se muestran pinturas de clara filiación abstracta, con formas subjetivas de gran sublimación pictórica, que transmiten belleza y armonía, gracias a la maestría en el manejo cromático y, sobre todo, al dominio dramático de la luz. 122


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La luna roja 1982 Óleo sobre tela 55.5 x 65.5 cm Cedida en préstamo por la familia Haché Kourie

...Y entre tanto cuatro cordilleras cardinales y una inmensa bahía y otra inmensa bahía, tres penínsulas con islas adyacentes y un asombro de ríos verticales y tierra bajo los árboles y tierra bajo los ríos y en la falda del monte y al pie de la colina y detrás del horizonte y tierra desde el canto de los gallos y tierra bajo el galope de los caballos y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor y debajo de todas las huellas y en medio del amor.

Pedro Mir (San Pedro de Macorís, 1913-Santo Domingo, 2000) Hay un país en el mundo (fragmento)

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La sierra 1983 Acrílica sobre tela 46 x 70 cm Cedida en préstamo por la artista Puesta de sol 1983 Acrílica sobre tela 60 x 75 cm Cedida en préstamo por la Colección Armando de Ron Ruvidal

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Atardecer 1985 Acrílica sobre tela 75 x 59 cm Cedida en préstamo por Ramón Piantini Doble página siguiente: Nacimiento de la noche 1985 Óleo sobre tela 75 x 113 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido

Elsa Núñez pinta paisajes que se convierten (por la forma de usar los tonos de los colores) en un cuadro abstracto que recuerda el movimiento de la lava. La combinación de colores logra que lo que parece estar en movimiento y al alcance de la mano, en un instante se derrite ante nuestros ojos. Así presenta ella sus pensamientos profundos sobre la forma de la tierra en sus cuadros.

Banner Rundschau Catálogo de la exposición Siete artistas del Caribe Bonn, Alemania 6 de octubre de 1984

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Hábitat de la mariposa 1987 Óleo sobre tela 101 x 126.5 cm Cedida en préstamo por la flia. Haché Kourie

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El misterioso fondo del mar 1987 Óleo sobre tela 125 x 125 cm Cedida en préstamo por el Banco Popular Dominicano


Doble página siguiente: Amanecer 1996 Acrílica sobre tela 122 x 90.5 cm Cedida en préstamo por la Colección Koenig

Doble página siguiente: Hay un país en el mundo II 1996 Acrílica sobre tela 122 x 91 cm Cedida en préstamo por la Colección Mercedes Gómez

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Rio en extinción 2011 Óleo sobre tela 76 x 101 cm Cedida en préstamo por la Colección Carlos Torres Garrido

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Mundo ecológico y astral (5) 2016 Acrílica sobre tela 101.5 x 101.5 cm Cedida en préstamo por la artista

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¿El arte fue una vocación temprana en Elsa Núñez, es decir, desde la infancia, o surgió más tarde como una opción profesional, motivada por los estudios? Realmente fue una vocación temprana. Comencé a dibujar en el hogar y luego pintaba los paños de la capilla del colegio. Cuando cumplí los 12 años mi padre me llevó a la Escuela Nacional de Bellas Artes. El director de entonces era Gilberto Hernández Ortega y nos explicó que la edad reglamentaria para ingresar como alumna era 14 años. Yo me puse a llorar, pero Gilberto era muy humano y decidió hacerme una prueba. Si mal no recuerdo, me puso a dibujar la cabeza o un pie del David, de Miguel Ángel. A Gilberto le gustó mi trabajo y fui aceptada en la escuela. Tuve unos profesores magníficos: Jaime Colson, Clara Ledesma, el propio Gilberto y José Gausachs, quien, tras enfermar de asma, fue sustituido por Marianela Jiménez. Ella impartía la clase de paisaje. Recuerdo que íbamos a Güibia para pintar barcos y, sobre todo, el entorno. Terminé mis estudios de pintura y en el año 1970 viajé a Madrid para hacer un posgrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

¿La inspiración nace en ti a partir de estímulos externos, de circunstancias particulares o brota de tu mundo interior como una fuente latente? La inspiración está dentro de mí, pero aflora frente a situaciones que me afectan fuertemente. Durante varios años, así surgieron mis obras más expresionistas. También me inspiro en la música clásica, o, mejor dicho, no es que me inspiro: la música clásica me inspira. Cuando voy a pintar pongo música de Vivaldi, Beethoven... y frente a la tela en blanco, dejo que la música me sugiera imágenes, manchas, co-

por Marianne de Tolentino

Elsa Núñez: «En mis obras abstractas predomina el sentimiento por la Madre Tierra» 140


lores. Esto en el caso de las abstracciones y, a veces, en las figuraciones con un fondo de paisaje abstracto. El expresionismo de mis primeros años es resultado de acontecimientos muy trágicos, específicamente de la Guerra de Abril de 1965, en la que perdí a dos hermanos, uno de ellos acribillado por las tropas invasoras. Estas muertes me afectaron mucho, así como el propio conflicto armado, pues los artistas somos esponjas, absorbemos las circunstancias de nuestro alrededor, esas que nos afectan como país y como seres humanos. Mi producción artística después y antes de la guerra fue muy expresionista porque cuando era alumna de la Escuela Nacional de Bellas Artes, el régimen de Trujillo asesinó también a varios compañeros de otras disciplinas artísticas.

Tus gustos por la música, el teatro, la literatura y el cine han jugado un papel muy importante en toda tu producción artística. Efectivamente. La música, el teatro, la literatura y el cine han sido para mí fuertes motivos de inspiración. Cuando era niña, una de mis hermanas mayores, Ramonita, me llevaba a conciertos y espectáculos, o sea, que gracias a ella estuve involucrada con el arte desde muy pequeña. Años después, ya convertida en artista, hice un homenaje a Bergman, a Beethoven, a Vivaldi... De hecho, le dediqué toda una exposición titulada Las cuatro estaciones. También he buscado inspiración en la poesía. En Miami presenté la exposición Hay un país en el mundo, dedicada a Pedro Mir. En aquellos años, el público dominicano prefería la figura humana, pero, además de figuraciones, yo llevé paisajes abstractos inspirados en el poema. Esas abstracciones tuvieron mucho éxito, de manera que seguí pintando abstracto, aunque me siento muy libre y, sobre todo, a gusto, con ambos estilos.

¿Se podría decir que has (re)inventado tu propio arte abstracto más que absorber influencias de la abstracción? Así es, pues comencé a trabajar la tierra, un tema que me apasiona, con texturas y colores. Pinté paisajes abstractos durante varios años y, en cierto sentido, reinventé un tipo de abstracción en mi producción artística. La tierra ha sido una gran inspiración para mí. Siempre he admirado este regalo de Dios y me preocupa que el hombre se

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haya convertido en un depredador, incapaz de apreciarlo. Dediqué una exposición completa al tema, con obras tituladas como El grito de la tierra desgarrada, El grito de las rocas en el vacío... O sea, presenté pinturas sobre la depredación, que, al mismo tiempo, servían de exaltación a la naturaleza. Es tal mi identificación con el tema que una de las series de mi última exposición de abstracciones se llamó «Mundo ecológico y astral» porque unía a la tierra y el cosmos en una misma producción.

Llegaste a la abstracción con energía y convencimiento. Sin embargo, a veces fusionas expresión abstracta y figurativa en una misma obra. ¿Puedes hablarnos de este proceso? Sí, cuando noté que la figura humana ocupaba toda mi producción artística, decidí colocarla sobre un fondo abstracto y entonces en una misma obra comenzaron a aparecer las dos vertientes. Después, trabajé la figuración, pero diluida como parte de la tierra. No era exactamente la figura humana, sino más bien zonas del cuerpo, partes de la cara, en segmentos del lienzo. Eran casi abstracciones completas, pero

«La inspiración está dentro de mí, pero aflora frente a situaciones que me afectan fuertemente».

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aún se notaban ciertas figuraciones. Poco a poco, me fui apartando de la figura humana, es decir, de esos fragmentos, para dedicarme a la abstracción pura. A veces, para cambiar un poco el tema, incluyo alguna figura en las abstracciones. Actualmente estoy trabajando en la abstracción para una próxima muestra. Quizás incluya alguna figuración, pero no como tema principal.

¿En tu itinerario creativo existe un equilibrio entre figuración y abstracción? Me identifico con ambas vertientes, pero, aunque la abstracción pura surgió después de la figuración, estoy fascinada con la primera. Creo que es mi estilo definitivo. Por lo tanto, ya no existe un equilibrio. Seguiré pintando abstracciones porque me llenan plenamente. Prefiero los grandes formatos porque, además de sentirme más libre con los colores, me puedo expandir y sacar todas las imágenes abstractas que están en mi cabeza. Por ejemplo, con el tema de la tierra, puedo abarcar los astros, aunque aparezcan casi diluidos. Por eso, creo que seguiré trabajando la abstracción, aunque me siga gustando la figuración.

¿Los elementos esenciales de tus obras abstractas son el gesto y el color? Predominan el color y las texturas, pero, sobre todo, el sentimiento por la Madre Tierra. De todos modos, hay un poco de todo, pues también pongo énfasis en la pasta, la composición. Creo en la unidad de conceptos que llevan a una obra integral, es decir, en todos los elementos agrupados en una misma idea. La combinación de estos elementos permite apreciar la técnica, pero también el mensaje espiritual que desea transmitir el artista a través de manchas y colores.

La condición humana y, sobre todo, los daños que hace el hombre a la naturaleza, siguen siendo relevantes en tu pintura. Así es. Mi anterior producción de abstracciones fue como una denuncia a los daños causados por el hombre en la tierra, en la naturaleza, en los ríos... y me permitió reflexionar sobre la reacción del planeta, por medio de fenómenos como el que estamos viviendo en la actualidad (la pandemia por COVID-19).

En una ocasión, el famoso pintor francés Pierre Soulages dijo: «Lo que hago es lo que me enseña lo que estoy buscando». En tu caso, ¿mientras pintas se fortalece el sentido de la obra, e incluso de las próximas? Sí, nunca hago estudios previos, trabajo directamente sobre el lienzo, escuchando música de los grandes compositores y los temas surgen guiados por las notas musicales.

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Si seguimos recordando a los grandes maestros de la pintura, podemos citar estas palabras del español Pablo Picasso: «Yo no busco, yo encuentro». ¿La investigación es para ti un proceso paulatino y consciente o un fenómenos casi espontáneo? La investigación es imprescindible para un artista. Los cambios que se han producido en mi estilo son resultado de una investigación constante.

La materia y sus variaciones texturizan tu pintura. ¿Qué tan fácil fue sustituir el pigmento acrílico por el óleo? Me parece que te provocaba alergia... Sí, lamentablemente tuve que abandonar el óleo porque me producía alergia. Al principio, cuando comencé a pintar con acrílica, fue difícil porque se secaba muy rápido. Sin embargo, me acostumbré y ahora me gusta mucho.

¿Consideras la pintura como una liberación, un oficio, una pasión... o las tres cosas a la vez? Creo que es el resultado de las tres, pero la vocación es fundamental. No obstante, debo admitir que la pintura ha sido una liberación y una terapia al mismo tiempo, pues cuando he pasado por momentos muy tristes de mi vida como la muerte de mis dos hermanos, volqué toda mi angustia, todos mis sentimientos, en el color, y eso me permitió sentir menos dolor. Un gran artista como Francisco Goya también aprovechó la pintura para desahogarse por los horrores que vivió España durante su guerra de Independencia. Por eso creo que muchas veces, o la mayoría de las veces, la pintura es una liberación. Durante y después de la Revolución de Abril de 1965, muchos artistas de mi generación pintamos obras de un expresionismo muy fuerte porque habíamos vivido la angustia y la impotencia de la guerra.

¿Qué dificultades plantea una obra por encargo? ¿Pides al interesado libertad técnica, de estilo, de concepción? Nunca acepto una obra por encargo. El artista debe sentirse libre para explorar sus temas sin imposiciones. Algunos decoradores, por ejemplo, piden a los artistas que la obra tenga el color de la cortina, de una pared, de un mueble... En esos casos, me parece que están coartando la libertad creativa del artista. Si el artista está interesado debería tener la opción de crear a partir de su propio concepto.

Elsa Núñez y Ángel Haché son una realidad y un símbolo en el amor, la ética, el arte. ¿Cuál fue la influencia de Ángel en técnicas, temas o conceptos y viceversa? Ángel y yo vivimos un gran amor por 43 años. Él fue un bastión para mí. Su apoyo y comprensión fueron muy importantes para mi carrera artística. 144


«La investigación es imprescindible para un artista. Los cambios que se han producido en mi estilo son resultado de una investigación constante».

Por último, como eres una artista muy activa, me gustaría saber en qué proyectos estás involucrada en estos momentos, si estás experimentando con los pigmentos, o con nuevas técnicas. A raíz de la pandemia mi producción ha variado un poco: he vuelto a la figuración con siete obras que llevan un mensaje esperanzador, pero sin olvidarme nunca de las abstracciones, a las que estoy aplicando unas texturas que aprendí en Madrid y nunca había empleado hasta ahora.

[Al momento de realizar esta entrevista, Elsa Núñez había participado en la colectiva Visión 4 arte abierto, junto a Rosa Tavárez, José Perdomo y Antonio Guadalupe; también en el homenaje virtual por el natalicio de Gilberto Hernández Ortega, organizado por la Escuela Nacional de Artes Visuales; y en la exhibición colectiva Jaime Colson, el legado de un maestro, también organizada por esta casa de estudios. En 2021 la artista fue designada por el Gobierno dominicano como miembro honorífico del Consejo Nacional de Cultura del Ministerio de Cultura en representación de los artistas plásticos].

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1943

1963

Elsa Núñez nace el 14 de enero en Santo Domingo, República Dominicana.

Concluye sus estudios en la Universidad de Santo Domingo, donde se gradúa de Licenciada en Filosofía.

Hija de Mercedes Castillo y Ramón Antonio Núñez. Su madre era maestra de secundaria y su padre se desempeñó como general en el Ejército de República Dominicana.

1955 Ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) en Santo Domingo, República Dominicana.

1962 Obtiene Primer Premio de Pintura en la Vigésima Exposición Colectiva de la Escuela Nacional de Bellas Artes, fin de año 19611962 con la obra Mujeres Tristes.

Presenta su primera exposición individual en el Salón Español del Palacio de Bellas Artes. Asimismo, obtiene el Segundo Premio de Pintura en el Concurso Bicentenario de la Ciudad de Baní con la obra Virgen de Regla. Decide formar, junto a Leopoldo Pérez y Cándido Bidó, el grupo Los Tres, presentando su primera muestra colectiva en el Palacio de Bellas Artes.

1964 Celebra su segunda exposición individual en el Salón Español del Palacio de Bellas Artes.

1965 Trabaja junto a otros artistas en la creación de los carteles del Frente Cultural Constitucionalista durante la Guerra de Abril y en las exposiciones de arte organizadas por el artista y activista Silvano Lora.

Cronología de Elsa Núñez 148

Durante la Guerra de Abril, su hermano Rafael Núñez es asesinado; su obra Homenaje a mi hermano muerto está inspirada en esta tragedia.


1967

1973

En el III Concurso de Arte Eduardo León Jimenes en Santiago de los Caballeros obtiene el Tercer Premio Categoría Pintura con la obra Vendedoras de peces.

Expuso con Ángel Haché en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, Madrid. Expone su individual número 12 en el Palacio de Bellas Artes.

En abril organiza su sexta exposición individual en la Galería Olimpia y le fue otorgado por el grupo cultural La Máscara el Premio Máscara a la mejor exposición del año en República Dominicana.

Este mismo año inicia su labor como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En diciembre contrae matrimonio con Ángel Haché.

1969 Junto a Guillo Pérez, Cándido Bidó y Ramón Oviedo, realiza la Exposición Homenaje a Wally Keiderling en el Instituto Cultural Dominicano-Americano.

1974 Realiza su individual número 13 en la sala de arte Rosa María, en la Atarazana, Santo Domingo. Se presenta en la exposición colectiva 60 trabajos del 74 en el Museo del Hombre Dominicano y en la XXI Bienal Nacional de Artes Plásticas en el Palacio de Bellas Artes.

1970 Presenta su séptima individual en la Galería André’s y la octava en la Universidad Católica Madre y Maestra, en Santiago de los Caballeros. En mayo, Elsa Nuñez parte hacia Madrid a realizar estudios de posgrado en la Real Academia de San Fernando y un curso libre en el Círculo de Bellas Artes.

1975 Organiza su exposición individual número 14 en Casa de Teatro. Ella y Ángel Haché fueron nombrados directores de la Galería de Arte Paul Giudicelli, Casa de Teatro.

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1980 Ilustra la novela Mutanville de Arturo Rodríguez F. (1948-2010).

Asimismo, sus obras forman parte de una exposición colectiva celebrada en la Casa de las Américas, La Habana, Cuba. Su pintura homenaje a Orlando Martínez ilustra la portada de la Revista ¡Ahora! No. 618 del 15 de septiembre de 1975.

Es seleccionada en el Festival Internacional de Pintura Cagnes-surMer, Francia y el 25 de noviembre celebra su exposición individual número 20 en Casa de Teatro.

1977 Elsa Núñez participa en la colectiva Arte Dominicano en Michigan auspiciada por Michigan Partners of America; en la colectiva Arte Actual de Iberoamérica en Madrid y en la muestra 30 Obras / 30 Artistas Dominicanos itinerante por París y Londres.

1979 Expone en una colectiva junto a artistas dominicanos en el Festival de Artes Carifiesta, Cuba. En diciembre presenta su exposición individual número 18 Homenaje a Gilberto Hernández Ortega en la Galería de Arte Moderno.

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1981 En la Galería de Arte Moderno presenta su exposición individual número 21 titulada Las Cuatro Estaciones Homenaje a Vivaldi. Participa en la colectiva Nueve Mujeres organizada por el Banco Metropolitano en la Galería Paiewonsky, Santo Domingo.


1982

1986

Invitada a la colectiva Plástica Dominicana Contemporánea, en el Voluntariado Museo Casas Reales y Arte Dominicano desde La Independencia, en la Galería de Arte Moderno.

Forma parte de la colectiva de artistas dominicanos en la Galería Cristissa, Miami y en la colectiva New Art From Dominican Republic, en Jadit Galleries, Nueva York.

1983 Ilustra, junto a Ángel Haché, el volumen de poesía Viacrucis de Máximo Avilés Blonda (1931-1988). Sus obras forman parte de la colectiva Arte Actual de la República Dominicana en la Galería Pro Venezuela, Caracas. Es invitada a la colectiva Artistas de la República Dominicana celebrada en la Unesco, París, Francia.

1985 Es invitada a la Primera Bienal de La Habana, Cuba. Participa en la XVIII Bienal de São Paulo, Brasil junto a Ángel Haché, Amable Sterling y Dionisio Blanco.

1987 Expone en la colectiva Arte Dominicano Hoy en el Museo de Historia de Puerto Rico.

1988 Se publica su monografía De los Mundos Interiores a los Paisajes sin Límites por la reconocida crítica de arte Marianne de Tolentino.

1995 Participa en el proyecto de arte público El Color de la Vida con tres murales en INTEC y la obra Canto a la libertad, un homenaje a las hermanas Mirabal pintado en el obelisco del malecón de Santo Domingo.

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1996

2012

Celebra la exposición individual Elsa and Her Universe en One Brickell Square Gallery, Miami, Florida. También la colectiva del grupo Los Tres, titulada Los 3, 33 años después en la Galería de Arte Cándido Bidó.

Celebra sus 50 años de trayectoria artística con la exposición Elsa Núñez: Retrospectiva 1962-2012 en el Museo de Arte Moderno.

Le es concedida la Medalla al Mérito por la Dirección General Promoción de la Mujer.

2014 Recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y reconocimiento por la Cámara de Diputados de la República Dominicana.

1998 Participa en la muestra itinerante Iberoamérica Pinta, organizada por la UNESCO. Presenta exposiciones individuales Interioridades en Casa de Italia y De Vuelta al Ayer en la Casa de Bastidas, respectivamente.

2000 Recibe el Premio a la Excelencia Profesional otorgado por la Presidencia de la República Dominicana.

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2018 Exhibe en la colectiva Visión 4, arte abierto junto a Rosa Tavárez, José Perdomo y Antonio Guadalupe.

2021 Es designada miembro honorífico del Consejo Nacional de Cultura, en representación de los artistas plásticos. En la actualidad, Elsa Núñez se mantiene activa trabajando en su taller y participando en exposiciones colectivas tanto a nivel nacional como en el extranjero.

El misterioso fondo del mar. 1987. (detalle)

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Into the Soul: Elsa Núñez anthological exhibition Catalogue Elsa Núñez’s continuity and versatility María Amalia León The main goal of an institution like ours that claims democratic principles, must be the promotion and stimulation of culture, so the greatest number of audiences will have access, consume, and benefit from cultural goods and services. From our historical contexts, that mandate acquires even more urgent significance. Considering the opportunities for improvement that the living conditions of our populations have, the practice of the arts represents an instrument to achieve the state of wellbeing that our communities deserve. For us, at Centro León, this mission is very important. With our practices, we seek to emphasize, on one hand, the encouragement of artistic creation, and on the other, the promotion of that creation and the communication arrangements between cultural offers and demands. With Into the Soul, the exhibition that we are dedicating now to the outstanding Dominican visual arts master, Elsa Núñez, we feel closer than ever to that founding mission. Elsa Núñez, a patrimony of our nation, has created a work that spans all the decades of the modern history of visual arts in our country. And has done it with a double quality: permanence and versatility. Constructing its own, identifiable, recognizable speech through the years, lustrums, and decades of an intense career, is one of the achievements that every artist would yearn to reach. It is not easy to create a unique language. In fact, it is one of the most arduous things to conquer in the complex profession of artistic creativity. There is no trajectory hierarchy, nor goal ranks, but there are actions for the consecration of a work. Artists like Paul Giudicelli who explored the value of aboriginal and Afro-Antillean heritages from his own language and means; like Clara Ledesma who developed a language full of introspective and poetic references; like Soucy de Pellerano who broke patterns and produced a solid and unprecedented body of work; or Ramón Oviedo who explored the variables of his context and gave a pictorial response to the everyday and the exceptional. Elsa Núñez did it by bringing everyone’s world, Into her Soul. To delve into our souls is to return to Ithaca, 156

to that reunion with ourselves. There the Homeric journey, the great odyssey of our lives. This exhibition, conceived and put together by Centro León, and curated by Paula Gómez and Miguel Piccini, covers the five decades of production of this fertile Dominican creator. The anthological format presents the experiences and development of the artist’s visual language, from her beginnings in the 1960s to the present day. Into the Soul is structured in five areas without chronological subjection, but articulated according to the ideas, experiences or languages ​​that have driven the artist in her great creative moments. These are: Persistence of sorrow, Aesthetic transpositions, Praise to work, Woman. Life cycles and archetypes and Matter experiences. The pedagogical and mediation program conceived for this exhibition aims to provide new questions and insights. We start from the Methodology for the Integration of the Arts (MIA), enriching the questions and provocations, aimed at childhood and adulthood, with references to the daily life and imagination subjects of the visitors. This way, we link Elsa Núñez’s anthology with our contemporaneity. Each area offers several materials: the artist’s voice providing anecdotes about her creations and about her life, additional audiovisual materials, links to other pieces from Centro León’s Collection, and questions that trigger reflection. In the exhibition room, each area has a digital tablet dedicated to the mediation program, which is also included in the virtual tour of our exhibition and on our website. The public program designed for the exhibition promotes the contact of different social and cultural actors, at the same time that it fosters moments for playful learning and connection based on the references offered by the exhibition. The work of our artist has crossed ages, and in each one, she has left her stamp, that of her absolute being. She has devised a variety of expression forms, and in all of them, Elsa’s perfume prevails. Reconstructing in each painting a version of each one of us, rising and elevating that universality that we all carry within. Elsa has been each one of us, and we have all been Elsa’s paintings at some time: in our feelings, in our emotions, in our dances or abstractions. She is the spirit of transformation and survival of the human being. She is the firm determination of ethics


and aesthetics as responses to the uncertainties and contingencies of life. Looking at these works, is looking at Elsa, is looking at all of us, is looking at myself. Our appreciation to the team at Centro León for their professional dedication and human quality. The Eduardo León Jimenes Foundation, Centro León, Banco BHD León and Cervecería Nacional Dominicana are honored to present to the dominicans and the world, Into the Soul, a sample of the great career of one of our most distinguished artists of all times. Long live the mystery and captivating magic of Elsa Núñez. To conclude, these verses by Carmen Natalia, from her poem He vuelto a estar a solas con mi alma… (I have returned to being alone with my soul) It was born because my soul, serenely, loves, all the good things, all sad things, all the beautiful things ... It was born in its soft fibers And there, it shall die. The trajectory of an exceptional artist Elsa Núñez was born in Santo Domingo on January 14, 1943. She completed her primary and secondary studies at Colegio María Auxiliadora and Instituto de Señoritas Salomé Ureña. At the age of 12 she was accepted as a student at the National School of Fine Arts (ENBA), where she graduated in 1962 as a Drawing Professor, a title that was then given by this center. A year later, she successfully completed her studies and earned her degree in Philosophy at Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). In 1970 she traveled to Madrid to do a postgraduate degree at the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. The artist seized the opportunity of her stay in the Spanish capital to expand her knowledge with one of the courses given at Círculo de Bellas Artes. After returning to Dominican Republic in 1973, she married the actor and painter Ángel Haché. The couple began to manage the children’s creativity workshops at Casa de Teatro and later received a grant from the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) to apply in the country, cultural animation methods used in France and Spain.

From a very early time, Elsa Núñez was part of the circuit of individual and group exhibitions in the city of Santo Domingo. In 1960, when she was still a student at the ENBA, she exhibited some of her work at Instituto Cultural Domínico Americano along with her classmate Cándido Bidó. Shortly before her graduation, the artist won the first prize in the painting category of the end-of-year group 1961-1962 with her work Sad women (Female figure). The following year, with very good public and critical acceptance, she presented her first individual exhibition in the Spanish Room at Palacio de Bellas Artes. That same year she joined the Los Tres (the three) group with Leopoldo Pérez (Lepe) and Cándido Bidó. This group paid tribute to Los Cuatro (the four), an artistic group formed in the 1950s by four ENBA professors: Gilberto Hernández Ortega, Josep Gausachs, Clara Ledesma, and Jaime Colson. With Los Tres, Elsa Núñez presented her first collective exhibition of paintings and drawings at Palacio de Bellas Artes. Her exhibition activity was very intense throughout 1964: in February she opened her second solo exhibition, in June her works traveled to Bonao with Los Tres group and in November she had her third solo exhibition at Palacio de Bellas Artes. That year marked the beginning of her international projection, after receiving the invitation to participate in a group exhibition held in the island of Saint Thomas. Due to the outbreak of the April War in 1965 and the subsequent US military occupation, Elsa Núñez collaborated, like other young Dominican artists, with the Frente Cultural Constitucionalista (Constitutionalist Cultural Front), created by Silvano Lora. In addition to posters and murals to denounce the intervention, the front organized numerous cultural activities such as poetry readings and art exhibitions in order to keep the fighting spirit alive. In November of that year, she participated with her work Revolution Landscape in the Frente Cultural Contest held at Palacio de Bellas Artes to spread the ideas that encouraged the Revolution. During the war, the artist lost two brothers, one of them murdered by the invading troops. Galería Andre’s was the setting for her fourth solo exhibition in February 1966. Five months later she was part of a collective exhibition held at the Beethoven Art Gallery. A proof of her fruitful artistic production 157


is that before the end of that year she presented her fifth individual exhibition at the Olimpia Gallery. The year 1967 brought new triumphs to her career: the third prize in the painting category of the III Eduardo León Jimenes Art Contest with her piece Fish vendors, the second prize in painting in the Bicentennial Contest of the City of Baní for the work Virgin of Regla and the Máscara Award for the best exhibition of the year, given by La Máscara Cultural Group. In November, she presented her sixth individual exhibition at the Olimpia Gallery. A year later, she was invited, along with painter Norberto Santana, to represent the Women’s Movement of the Dominican Republic for an international group exhibition at the Union Carbide Gallery in New York, United States. During 1969, Elsa Núñez presented her works in four group exhibitions: Tribute to Wally Keiderling (Instituto Cultural Domínico Americano), The Window (Salón ARP1), Ateneo Dominicano and Museo de Ponce, Puerto Rico. In February 1970, shortly before her trip to Madrid, the artist presented her seventh individual at Galería Andre’s and the eighth at Universidad Católica Madre y Maestra, in Santiago de los Caballeros. While she was doing postgraduate studies at Royal Academy of San Fernando and the course at Circle of Fine Arts, she combined her studies with other activities, such as acting and modeling. However, in addition to perfecting her artistic technique, passing through the Spanish capital allowed her to conquer new audiences. In 1971 she organized two individual exhibitions, one at Instituto de Cultura Hispánica and another at Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. In December of the following year, she participated in the collective New Peruvian and Dominican Painting held at Galería Fórum. The painters Ángel Haché and José Miura also showcased their work in that exhibition. Finally, in 1973, the artist said goodbye to Madrid with a duet exhibition with Ángel Haché at Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. As soon as she returned to Dominican Republic, she started working as a teacher at ENBA and presented her 12th individual exhibition at Palacio de Bellas Artes. On December 23, 1973, she married Ángel Haché in an intimate ceremony that had two cultural figures as witnesses: Freddy Ginebra and Rafael Villalona. Starting in 1974, while she and her husband directed the children’s creativity workshops at Casa de Teatro, Elsa Núñez’s artistic production became more prolific. In June of that year, she presented her 13th solo at Sala de Arte Rosa María. The following year she was invited to a group exhibition at Museo del Hombre 158

Dominicano, titled The 60 Artworks of 74 and participated in the 22nd edition of the National Biennial of Plastic Arts held at Palacio de Bellas Artes. In 1975, she organized her 14th solo exhibition at Casa de Teatro and, along with Ángel Haché, was named co-director of the Paul Giudicelli Art Gallery. Months later she participated in the Collective exhibition of Dominican painting by Universidad Católica Madre y Maestra and Casa de Teatro in Santiago de los Caballeros, as well as in the Second Mixed Exhibition of Spanish and Dominican Artists of Instituto Dominicano de Cultura Hispánica and Museo del Hombre Dominicano. She was also part of a collective held at Casa de las Américas, in Havana, Cuba. Finally, in November, her 15th solo exhibition opened to the public at Galería Auffant, named Tribute to Colson. The name of Elsa Núñez had repercussions in other latitudes during 1977, a year of important international exhibitions for her career. She participated in the collective Dominican Art in Michigan, sponsored by Michigan Partners of America; in the collective Actual Art of Iberoamérica, held in Madrid as well; and, finally, in the traveling exhibition 30 Artworks, 30 Dominican Artists, that traveled to Paris and London. At the end of the year, in December, she presented her 16th solo exhibition at Casa de Teatro. The 1970s ended with other milestones in her career. In 1978, she was invited to the collectives Santo Domingo, women, and art 1978 (Galería de Arte Moderno) and Historical Vision of Dominican Plastic Arts, as well as two group exhibitions organized by the Chase Manhattan Bank and Banco de Reservas. For her 17th solo exhibition, she chose the Cándido Bidó Art Room. In 1979 she won the single prize for painting in the art competition organized by the Embassy of Spain and Casa de España. Later, she participated with several Dominican artists in the collective of the Carifiesta Arts Festival (Cuba) and she dedicated her 18th individual exhibition to Gilberto Hernández Ortega at Galería de Arte Moderno. In the early 80s, Elsa Núñez was already known as one of the best representatives of the generation of painters that was introducing changes in Dominican art from an aesthetic conception that was breaking the tradition. The artist worked non-stop and proof of this was her 19th individual exhibition at Centro de la Cultura de Santiago, as well as her participation in the collective Inaugural exhibition of the cultural complex of the Instituto Cultural Domínico Americano and the fourth edition of 25 Dominican Painters and Sculptors at the Chase, organized by the Chase Manhattan Bank of Santo Domingo. Shortly after, she was selected to participate with her works at the International Painting Festival in


Cagnes-sur-Mer, in France, and on November 25 she held her 20th solo exhibition at Casa de Teatro. In 1981 she participated in two group exhibitions: one organized by Banco Metropolitano and the other by the Paiewonsky Gallery, entitled Nine Women. Before the end of the year, she presented her 21st solo show at Galería de Arte Moderno, one of her most remembered exhibitions, entitled The Four Seasons: Tribute to Vivaldi. That rhythm on her exhibitions remained practically unchanged in 1982. She participated in Expo Colectiva 7 (Instituto Cultural Domínico Americano), Contemporary Dominican Plastic Arts (Voluntariado del Museo de las Casas Reales) and Dominican Art since the Independence (Galería de Arte Moderno), while she organized her solo number 22, which opened at Voluntariado de las Casas Reales, entitled Figures, legends, and spatial scope. Elsa Núñez, Jorge Severino and Leopoldo Pérez (Lepe) got together in 1983 for a group exhibition at Galería Daniel’s. Elsa was also part of the collective Actual Art of Dominican Republic, held at Galería Pro-Venezuela, in Caracas; the Expo 36th anniversary of Banco Central de la República Dominicana; and the collective Artists from Dominican Republic, presented at the Unesco offices in Paris, France. In November, she returned to Casa de Teatro to organize her 23rd solo exhibition there. Throughout 1984, she participated in the collective Song to the Spring. Tribute to Dominican Landscape, along with artists Guillo Pérez and Daniel Henríquez (Voluntariado de las Casas Reales). She was also part of the 43rd anniversary exhibition of Banco de Reservas and was invited to be part, off-contest, of the 16th Biennale of Plastic Arts, held at Galería de Arte Moderno. In that same year, her works were shown in several cities abroad: the Seven Artists from The Caribbean and Latin Culture collectives, held at the Grand Palais, Paris, France; the Dominican Artists exhibition presented in Rotterdam, The Netherlands; and the collective of Banco Central de la República Dominicana that was taken to the Metropolitan Museum of Art, New York, and the Art Center, Miami, Florida. As if it was not enough, she was invited to participate with nine Dominican artists in the Cristóbal Colón contest, held in Madrid, Spain. Finally, in November, she presented Landscapes and Figures at Casa de Teatro, her 24th solo exhibition. In 1985 she had three individual exhibitions: My Earth from its core, Images and Abstractions of Baroque Music and The Exaltation of the Butterfly. Nature, Reverie and Symbiosis. As for groups, she exhibited at Altos de Chavón Gallery, in La Romana; at Etcétera Gallery, in Panama City (along with Cándido Bidó

and the Panamanian Chong Neto); and was invited to the First Biennale of Havana, Cuba. Together with Ángel Haché, Amable Sterling and Dionisio Blanco, she represented Dominican Republic at the XVIII Biennale of São Paulo, Brazil. Lastly, she participated in the 10 Dominican Painters serigraphs collective held at La Galería. The following year she went back to direct the Paul Giudicelli Gallery of Casa de Teatro and, in addition to the local collective 20 Artists, her works traveled to Miami and New York for the exhibitions of Dominican artists at the Cristissa Gallery, and New Art from Dominican Republic by Jadite Galleries, respectively. All 1987 was a year of collective exhibitions: the one organized by Banco del Progreso; Tribute to Hernández Ortega, sponsored by American Express, at Casa de Teatro; Master Artists of the Dominican Plastic Arts, at Instituto Cultural Domínico Americano; 4 Artists in Motion, at the National Theater; and Dominican Art Today, at Museo de Historia in Puerto Rico. In 1988, the art critic Marianne de Tolentino published the first monograph on Elsa’s work, entitled From Inner Worlds to Limitless Landscapes. In 1991 the artist presented her solo The Land of Dreams at Galería Coabey in San Juan, Puerto Rico. Two years later, she participated in Casa de Teatro’s 19th anniversary exhibition, entitled Elsa Núñez and Cándido Bidó. In 1996, she assumed the presidency of Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP) and, shortly after, she organized a new individual exhibition at the One Brickell Square gallery in Miami, Florida. In addition to this international exhibition, she had another one with the group Los Tres, for the Cándido Bidó Gallery, entitled Los 3, 33 years later. The following year her work was presented again in that space with the collective Illustrations of Periolibros, with Ángel Haché and Cándido Bidó. In 1997 she was selected to paint a mural dedicated to the Mirabal sisters at the Obelisk of Santo Domingo. By the end of the year, she participated in two group exhibitions: 17 Artists of the Dominican Plastic Arts (Instituto Cultural Domínico Americano) and 20th Anniversary of CODAP (Colegio Dominicano de Artistas Plásticos). Innerities and Back to Yesterday, two individual exhibitions presented at Casa de Italia and Casa de Bastidas, respectively, were, together with the Unesco traveling exhibition Iberoamérica Paints, her three main projects of 1998. In 2007 she painted a mural in honor to the Mirabal Sisters for the collection of the Chamber of Deputies of the National Congress and in 2012 she celebrated her 50 years of artistic career with a large retrospective exhibition at Museo de Arte Moderno. 159


Shortly after, she received a recognition from the Dominican Association of Art Critics and won the 2014 National Award for Visual Arts. Due to the artistic dimension of her work, the Chamber of Deputies conferred on her the title of “Glory of National Painting” in 2016. That year her husband Ángel Haché passed away, to whom the artist dedicated a moving exhibition at Centro Cultural Mirador, entitled Ángel’s Heartbeats. In addition to the children’s creativity workshops at Casa de Teatro, Elsa Núñez taught other similar courses at Galería de Arte Moderno and Museo de las Casas Reales. She was also a drawing teacher at Colegio Dominicano de la Salle and APEC University. As an illustrator, she collaborated with the books Cuentos, by Casa de Teatro (1977) and the novel Mutanville. Also, The Death of Johnny Watson, by Arturo Rodríguez (1980); the Viacrucis poems, by Máximo Avilés Blonda (1988); the series Illustrations of Periolibros (1997). Among her other awards and recognitions are the Gran Anacaona de Oro for her work in national art, a Casandra Award in 1996, the Medal of Merit by Dirección General de Promoción de la Mujer and the Professional Excellence Award granted by the Executive Power. Her artistic production has been included in important works such as Dominican Art, by Darío Suro; Dominican Art Summary, by Emilio Rodríguez Demorizi; Dominican Contemporary Art, by Gary Nicolás Nader; Dominican Personalities, by Rafael Molina Morillo; Anthology of Dominican painting, Encyclopedia of the Plastic Arts and Masters of Dominican Painting, by Cándido Gerón; Women in Dominican Art and History of Dominican Painting, by Jeannette Miller; Painting in Dominican Society and Memories of Dominican Painting, by Danilo de los Santos. In 2021, following the 66-21 decree, the Executive Power named Elsa Núñez an honorific member of the National Council of Culture on behalf of visual artists. An anthology of Elsa Núñez: inner worlds and contexts Yolanda Wood The Dominican Republic is an artistic territory with a very significant female presence during the 20th century and so far, this millennium. Among this group of women artists, Elsa Núñez, winner of the National Prize for Visual Arts, stands out. Her trajectory, of more than fifty years, is anthologized in this exhibition of Centro León through the program Great Masters of Dominican Art; her itinerary has been accompanied by recognized voices of critics from her country —and beyond—, who have valued the mul160

tiple dimensions of her creation, the stages and eras. An excellent drawer, a master in the use of color, Elsa Núñez uses the art of painting, as an honorable means, in which she has found all the ways to her expressive freedom. It is rare for an artist to enter the History of Art at the age of nineteen. With her vocation and talent, she simultaneously studied at Escuela de Bellas Artes where she obtained the first prize in the collective exhibition of her graduation, in 1962 - and Philosophy at Universidad Autónoma de Santo Domingo. She completed her bachelor’s degree and made her first solo exhibition in 1963. Twenty-year-old Elsa Núñez was at an epicenter of creation, thought and convulsive events after Rafael LeonidasTrujillo’s assassination (1961) and the years of hope and despair that followed in Dominican Republic. Then, the artist inhabited the world of her circumstances, and she did so in a sensitive way, Into the Soul, because “one’s homeland hurts”, she has said. When she founded Grupo Los Tres (1963) along with Cándido Bidó and Leopoldo Pérez, she was the youngest. In 1965 she joined the Cultural Front, at decisive moments of constitutional crisis and foreign intervention. That way, she tightened the strings of her creation and her commitment. An admirer of her teachers Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega, Celeste Woss y Gil and Josep Gausachs (all renovators of the visual discourse), the artist faced in founding years not only the stimulus that her works provided her, but also the trends interweaving the art. The abstracts, which had their own past in the country and radiated with new strength since the return of exiled artists who contributed with their own experiences and who - in view of the complex political and social reality - promoted the creation of groups that were part of the popular battles, incorporating other visual arts, such as photography and public art, which provoked a profound change in the artistic sensitivity of the spirit of those times. A relocation of reality also intervened with a rereading of neo-figurative currents. The context was equally controversial in Latin America and internationally, characterized by great critical intensity and new expressive artistic searches. It is interesting to appreciate that Ana Longoni, an argentinian researcher, when inquiring about the coup in her country and the artistic movements that sought new keys to visual expression, said that “[...] the Vietnam War, but also the invasion of Santo Domingo and the assassination of Che Guevara in Bolivia are political events that mark a path of growing political radicalization. What begins to happen towards the second half of the sixties is [...] thinking of art as


a way to manifest politically, to influence reality, to transform the conditions of existence”.1 This was the definition of “other” modes of artistic expression that paved the way for contemporary visuality in our countries. The images of the most vulnerable entered the painting as a humanistic testimony of the social drama. This archetypical condition added a symbolic strength to the synthesis of those who inhabited the silence of the deprived, living in poverty and violence. The young Elsa Núñez was in those scenarios, and she confronted the socialization of the aesthetic-artistic. In retrospect, she highly values her works from those years because “the artist was like a sponge, absorbed the problems of its environment, the political problems, even though we are not political”.2 She specifies that everything was expressed through life experiences, “through feelings translated onto the canvas”.3 Her work vindicated the women who suffered doubly the circumstances, for them and for their children. This was expressed from melancholy “in the dark night that was being lived”, she said. With all the nuances of her artistic evolution, the image of women became very powerful throughout her work. Some initiatory pieces are moving, such as Sad Women (Female figure) (1962), Pathetics (1967) and Fish Vendors (1967). All frontal in the foreground, connected in solidarity. But in those of 1967, a greater solemnity contrasts with the preceding work. Closed eyes produce an introspection and a communicative void for the viewer; at the same time, a greater spirituality is appreciated by the elongation of the figures, dressed in shades of gray, black and white that refer to mourning and an “oppressive” area from within the painting itself. The background-figure relationship is essential. The lack of contextualization reinforces the value of the figures-symbols, a way of painting the soul of events avoiding the transitory, to evoke —from the ethical and aesthetic— a critical empathy towards society. Those backgrounds are abstract. Also, those of her dancing witches, which emerge from the expressive stain with strong contrasts, while in Elegy to My Brother (1965), who died during the April Revolution, the visual resources of 1. «Tucumán Arde» (Santa Fe, Argentina, 2011). https://www. youtube.com/watch?v=-MgjwIHthew Consulted on the 9.4.2020.

abstraction construct the lyric poem through the form and color, in an image that does not seem to accept the limits of the painting. Everything speaks of symbolic mediations and relaxation of the languages throughout her paintings. Perhaps this explains why this exhibition builds a parable between the work, earlier than anthological, Fishes (1961), and one from the closing exhibition, The Mysterious Bottom of the Sea, both abstract, both with strong plots, both referring to that space that “I like”—said the artist—, the deep sea. The body is remarkable in its visual universe. Her travels, physical or imaginary, were always a spiritual journey towards herself. Three years at the Real Academia de San Fernando and her contact with great European masters provided her with light and white as visual keys, while a new page of her life was opened next to the actor and poet Ángel Haché. In addition to music, Elsa Núñez incorporated other arts such as dance and theater, which made their painted bodies allegorical sites with a rhythmic gesture of deep theatricality in their imagined spaces: in those visions that emerge from the painting, illusions distant from all reality. They are bodies built from poetry and the metaphor of titles. There is something ancient in them that makes them mysterious and enigmatic in the communicative distance that they establish with the viewer. They are all immersed in their own fantasy. “I placed the figure in an abstract landscape4 [...] I put on my music [...] I start staining [...] and amazingly, they suggest images to me [...]”.5 The visual effect is impressive in Concert on the grass (1985) and in Birth of the night (1985), pieces that are dominated by the concept, by the idea, making them original and contemporary, due to the magic of what is painted, where the background-figure relationship acts again by a harmonic and dissociative contrast in the perceptive plane. But nature redeemed itself and became the protagonist. Abstraction — which she is passionate and enthusiastic about, — 6 became the way of vindication. In explosions of visual energy, the artist returns to the epicenter of a problem that worries our time on a global scale. After fifty years of successful itinerary, Elsa Núñez assumes her commitment and with ecological and humanistic reflection she is concerned about “how man has been destroying those

2. «Entrevista a la artista visual Elsa Núñez», El Despertador. Noticias SIN, 2018, https://www.youtube.com/ watch?v=xG9OUsvFnxU Consulted on the 8.4.2020.

4. Ídem.

3. «Entrevista a Elsa Núñez», Ministerio de Cultura de la República Dominicana, 2016, https://www.youtube.com/ watch?v=ig72a5z9duY Consulted on the 6.4.2020.

6. «Elsa Núñez. Trazos». Roberto Cavada, 2018, https:// www.youtube.com/watch?v=t9TsrCHBWxg Consulted on the 4.4.2020.

5. «Elsa Núñez», Canal SDI, 2015, https://www.youtube.com/ watch?v=xUruO7oou6w Consulted on the 6.4.2020.

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wonders” 7 of nature. That is why she says: “I have painted the earth in all its aspects, the heart of the earth, the torn earth”. 8 With a critical perspective, she places her speech in the unsettling territory of waiting. She claims a symbolic cartography in The Highlands (1983), where Hay un país en el mundo (1996), that by Elsa Núñez, that of her eternal imaginary and contexts. Elsa Núñez’s open work Marianne de Tolentino ADCA / AICA “In art, youth is a quality that takes a lot to get. Velázquez, Goya, and Matisse, for example, were never younger than in their respective last creative stages. Picasso’s most recent paintings are an explosion of youth. In our context, we could say the same of Jaime Colson”. We do not usually grant privilege to references and even less start a text with a quote. However, since we reread Manuel Valldeperes’s article on “Elsa Núñez’s Last Painting” (1967), it seemed to us to correspond premonitory to Núñez’s mature work. More than fifty years have passed, and our artist is today at a peak stage, as were those illustrious ones mentioned by the unforgettable — if not incomparable — Catalan critic. Certainly, Elsa’s latest paintings “are an explosion of youth”. She had a very defined personality from the beginning. She oriented her artistic ideology towards a neo-romanticism, thematically linking visual arts with literature, theater, cinema and especially music (the love of classical and baroque pieces is anchored in the lyricism of her painting). Manuel Rueda, distinguished poet, musician and collector, said it perfectly: “Discovering Elsa through Vivaldi is knowing how to listen to Elsa and how to look at Vivaldi”. The transcendental expression has been maintained, reaffirmed and strengthened. Rediscovering Elsa Núñez’s painting has allowed us to enjoy it again, faithful to her guidelines of conduct, cautious in linking herself to this or that contemporary movement, or simply approaching someone else’s definitions, mainly because she firmly believes in the complete independence of creation and makes no concessions about it. Elsa Núñez always had her workshop in her home, very close to Ángel Haché’s workshop, her beloved, 7. «Elsa Núñez», SDI channel. Op. Cit. 8. Yaniris López, «Elsa Núñez. 50 años de plástica», Listín Diario, May 13, 2012 https://listindiario.com/la-vida/2012/05/13/232195/elsa-nunez-50-anos-en-la-plastica Consulted on 9.4.2020. 162

admired and admirer husband ... Among them, immense tenderness and mutual deference were allied with passion. Both being art professionals with unbreakable ethics and having even exhibited together, they could make some mutual appropriation. It happened, but from Elsa’s painting to Ángel’s visual essays. Núñez rejects imitations and even recreational appropriations. The terms, be they of forms, formats, proposals, or movements, concern her intimate conviction and inspiration. Her work melts and multiplies themes, inclinations and aesthetic variations, preserving its autonomy. Since her emerging period of the 1960s - a testimony of urgency and enthusiasm - she exhibited dozens of times if we include the groups that she was part of: she always took care of herself creating identifying works, and her sharp temperament, in participation and cooperation, has not changed. Simply put, Elsa Núñez has evolved, ascribed to expressionism - a current where she is usually “locked up”. She was figurative at first, she alternated and integrated abstract versions, which have been ascending from a throbbing aesthetic to an irrepressible flow. The open work A characteristic of the artist in her masterpieces has been to propose a consciously managed double reading, abstraction and figuration, at the edge of different periods. This metamorphic discourse, highlighted by color, lends itself to an extended reading suggested by the author herself, who willingly claims to share human anatomy and nature. She later tends to separate the figurative from the abstract expression, thus showing the versatility and ease of a fierce professional, both formulations move fluently from one modality to the other, even in the same work. The viewer’s reading can still vary, without changing the spiritual message, conscious purpose, be it a recognizable identity or a totally free version. She likes to play with that interpretive ambiguity, and her paintings, from the beginning of the young girl recently graduated, contain the essence and existence of natural and supernatural worlds. However, the Dominican audience and most of the artist’s followers always “demand” a figurative iconography ... at the same time that they attribute to her, and almost search, for the proof of self-portraits. By the way, this subjectivity and predilection has bothered Elsa, to the point of outraging her because “self-portrayal” has been assigned to her as dominant in her figuration, and even more because she feels attached to her abstract production.


It is part of ignorance: every work of art - visual, literary, even musical - is still autobiographical. From the love for music, her abstract structures develop as melodic phrases that contain a flow of trembling and very special emotion. The color fires up and the paste becomes incandescent matter. The tropics undertake a supreme gestation here: isn’t “Mother Earth” one of her favorite expressions? Elsa Núñez encourages us to venture into the empire of dreams and utopias. Her inner landscape may drift away from reality, but how deeply they express the marvelous, unpredictable and grateful vitality of earth and its uncertain recovery! We know that the imprint of faith accentuates her feelings and the omnipresence of a supreme maker. It will be one of the many readings of her non-figurative work, now more mysterious than ever and definitely “open work”. This concept of open work has been addressed by Umberto Eco —a brilliant academic in history, criticism, novel and more— in different ways, all valuable, referring to a project that has a wide range of interpretative possibilities: “By open work we mean to propose to the spectator the freest of adventures, at the same time that communication remains”. Obviously, this “adventure” prolongs and broadens contemplation. The painter proposes several compositional systems to our desire for interpretation. Simultaneously, she will be able to reinterpret herself, adding or modifying elements while the solidity of the painting’s architecture is constant. Even though she prefers a central structure, both implanted and floating when verticality prevails, she can also explore space in a metaphorical and stratified process of perennial geology, although geometry and constructivism, once associated with abstraction, do not predominate in her work. It turns out that her skillful drawing is inseparable from the varied color in ranges and shades, sumptuous also in the application and texture. It seems to introduce light into the pigments, lightening the matter and sublimating the chromatic intensity, making polysemic metamorphoses emerge from a never amorphous matter. We consider Elsa Núñez a masterful abstract who never rejects bonds with the real-observed. In her “abstract fauvism”, the linkage with reality concerns more the human figure, with dimensions and plural interpretations of “open work”. We let our imagination float through this “bodily” poetry that builds up and culminates in compositional units. Matter, technique, energy and effusion collide. Lyricism - underlying or direct - provides an emotional imprint in most of her works. Thus, the paint-

ing can be allegorical, explosive, radiant, contrasted, suddenly becoming almost informal and flashing. Shadow and light, in alternative conformation, are structured to the beat of the gaze and cause a spontaneous shiver. Let’s not forget that she is also a hidden poet, whose words flutter like brush strokes. Mastery and abstraction We consider it necessary to emphasize that Elsa Núñez’s abstraction is not based only on formal options, but that, by breaking down the barriers of an objective representation, it corresponds to an omnipresent feeling of the visual display. It constitutes the ideal route, not only for multiple aesthetic incursions but also for the visual transcription of intellectual concerns and questions, to the point that the artist, graduated in Philosophy, suggests metaphysical disquisitions. In our opinion, the non-figurative art is the outstanding expression of numerous conceptual variations in half a century of work and research, as well as a way to provoke an irresistible pleasure for visual qualities. But, by temperament, Elsa does not totally suppress identifiable representation in her abstract spaces and introduces allusions to nature and the cosmos. This symbiosis could be described as a lavish earthly and heavenly expression. Such proposals continue to pursue infinity, and the search for the absolute explores luminosity. Until the night becomes a source of light in her palette! An undeniable mysticism has always surrounded her paintings, a trace that does not have any dogmatic creed and sanctifies any part of the pictorial territory. We are sure that the faith and conviction of Elsa Núñez communicate a mythical dimension to the landscape. She claims that we are “provoking the reaction of the planet with phenomena like the one we are experiencing today”. Let us decipher this vision of the world, directing our introspection towards those emotional values: her work is prolonged in us, beyond the limits of the canvas. However, before any analysis, we must emphatically remember the profession of Elsa Núñez, that métier that practice intensifies and condenses. In her abstractions, she has taken over a substantial, emerging, shiny paste, giving to the acrylic pigment, the oiliness of oil paint — which she had to discard for health reasons. A sensual appreciation of the paste, gathering the voluptuousness and the essence of the matter, merges with the spiritual resonance that releases latent energies. Each “interior landscape”, distanced from an imitative function, is endowed with symbolism and prox163


imity to nature. A fiery sky becomes dramatic and flaming, tight spatial vibrations suggest a journey to the center of the Earth, while another canvas evokes immersion in underwater depths. The ages of the planet design striations that alternate amber and turquoise, they unearth the traces of the past and the persistence of time. Oh, magic of nature! A mysterious flower proposes its polychrome and brightens the surrounding space ... The metamorphosis continues and the petals mutate into the wings of a butterfly. When the gradation from yellow to orange gloriously takes over the firmament, beyond a solar clarity, it is a sacred light that triumphs. The landscaping is transformed into sacred painting, deepening contemplation, inviting to meditation or prayer. Just as Elsa Núñez stamped, at different times, compelling themes and motifs, her recent abstractions investigate the language of color, its tonal beats, its rhythmic complexity, and go as far as verticality, gesture, even outburst, but without stereotypes. This open abstract work fascinates the eye, nourishes thought and finally places us among joy, stillness and melancholy. Coda Her visual lexicon is far from being exhausted, and we can expect any visual modality of her passion and creativity. We prefer not to speak of surprise, since Elsa Núñez’s personality manifests coherence and articulation throughout the different stages of her production. We are simply expectant of the latest revelations of her constant work and affective inspiration. We know that she experiences the act of painting as a true existential activity. Three words define her: permanence, totality and sublimation.

Between two aesthetic formulations Paula Gómez Jorge, art curator and historian Miguel Piccini, independent curator Elsa Núñez was considered by the great master Darío Suro, the most important painter of the sixties’ generation in the Dominican Republic. She is the author of a prolific artistic work and, in collaboration with her husband, the late painter and actor Ángel Haché, she developed an important work as manager, cultural entertainer and teacher at Escuela Nacional de Bellas Artes (now Escuela Nacional de Artes Visuales) and in the children’s workshops coordinated for Casa de Teatro, Museo de las Casas Reales and Museo de Arte Moderno. 164

Into the Soul: Elsa Núñez anthological exhibition covers five decades of her fruitful production. The anthological format presents the experiences and development of the artist’s visual languages through a selection of more than 50 works that cover a period that begins in the sixties of the last century and ends in the second decade of the twenty-first century. Elsa Núñez: her encounter with art Her fragile physical image contrasts with her great inner strength. Elsa Núñez was born in Santo Domingo in 1943. Her father, Ramón Antonio Núñez, was a career military man, and her mother, Guillermina Castillo de Núñez, was a professor of domestic economy. The couple taught their 12 children the high values of education. Elsa Núñez’s passion for painting began when she was just 5 years old and she was wisely stimulated at the María Auxiliadora school, where the future artist attended elementary school, surrounded by Salesian nuns who encouraged her to paint. At age 12, her desire to study art was so strong that her father decided to take her to Escuela Nacional de Bellas Artes, where she was interviewed by Gilberto Hernández Ortega, who was then director of the institution. Despite not being old enough to enter as a student, Hernández Ortega valued her drawings and decided to accept her. Shortly after, the teenager began high school at Instituto de Señoritas Salomé Ureña, so, while she was completing her high school studies, she was also studying an arts degree. In addition to Gilberto Hernández Ortega, her teachers and her main mentors at the National School of Fine Arts were José Gausachs, Jaime Colson, Clara Ledesma and Marianela Jiménez, among other great artists. Today, when she remembers that time, Elsa Núñez cannot hide her emotion: “Those were wonderful years. As the group of students was small (Leopoldo Pérez, Cándido Bidó, Iván Tovar, Rincón Mora and I), the teachers took us to paint outside the classrooms, even to visit artists’ studios. We spent a lot of time with Gilberto Hernández Ortega. These encounters were decisive in my life because, in addition to talking to us about art, he played us music and awakened in me a love for classical composers. I also remember that he took us to the homes of collectors who were friends of his. That’s how we were able to appreciate the works of great Dominican artists”. Elsa Núñez got her fine arts degree in 1962 and that same year she received the award for the best painting at the end-of-year exhibition held in Salón Español of Palacio de Bellas Artes. Then, in 1963, she completed Philosophy studies at Universidad Autónoma


de Santo Domingo, where she obtained a bachelor’s degree. Between 1970 and 1973, the artist lived in Madrid, Spain, where she completed postgraduate studies at the Real Academia de San Fernando and a course for professionals at Círculo de Bellas Artes. This European experience allowed her to broaden her artistic horizon, thanks to the direct study of the works of El Greco, Goya, Velázquez, and Picasso, among other great masters of universal painting. Notes on the curatorial selection For curators, entering the universe of Elsa Núñez was a huge challenge. We never imagined that her production was so vast and that many of her works found in books and magazines would be impossible to locate today. For bibliographic research, a very helpful resource was the valuable press archive, catalogs and photographs organized by her husband Ángel Haché since they met in 1966. Our goal was to offer a journey through fifty years of artistic production but starting from the paradigmatic works that best reflect the aesthetic experiences and the formal and conceptual searches of Elsa Núñez. There are around two hundred works properly cataloged and from the analysis of these works we selected 54 paintings of significant quality. These works belong to private collections, public institutions and the artist herself. Into the Soul: Elsa Núñez anthological exhibition was structured in five areas without chronological subjection, but articulated according to the ideas, experiences or languages that have driven the artist in her great creative moments: Persistence of sorrow, Aesthetic transpositions, Praise to work, Woman. Life cycles and archetypes and Matter experiences. Persistence of sorrow9 Emotional subjectivity - typical of the expressionist style in its figurative version - predominates in Elsa Núñez’s earliest pictorial production. On one hand, in the use of the human figure and its extensive repertoire of characters10, and, on the other, in all the motifs and genres that begin to compose its thematic universe in the first decade of her pictorial language (still lifes, portraits, landscapes and religious themes). Among the last moments of the ferocious thirty-year dictatorship of Rafael Leonidas Trujillo, the events after his death in 1961, the shocks caused by the be9. Title of a poem by Jacques Viau Renaud. 10. Musicians, actors, poets, dancers, merchants, farmers and fantasy characters such as witches and wizards, among others.

ginning of the long-awaited era of freedom and the heroic popular struggles for democratic demands, we find Elsa Núñez culminating her artistic training at Escuela Nacional de Bellas Artes (1955-1962). At the same time, as a student of Philosophy at Universidad Autónoma de Santo Domingo, part of the Fragua student group, and, like many of her generation, participating in the university struggles for the democratization of the country. This turbulent stage in our history had a decisive influence on her artistic expression both formally and conceptually. Her art germinated with a testimonial imprint of clear and open denunciation. Her work titled Sad Women (Female Figures) (1962) demonstrates how Elsa Núñez posed the female image at her beginnings as an artist: in a realistic way, almost approaching a portrait. On the other side, Fish Vendors11 (1967) shows the way in which her stroke formally evolves towards a more synthesized graphic, representing the distorted and fragile body, with elongated necks and faces of intense drama. As she explains, “it was a time when Dominicans reflected pain and anguish. That affected me so much that it led me to paint very strong and dramatic works. I used red as a symbol of violence and the grief that we all lived is shown in my drawings and paintings through the thick lines, deformations of the figures and the black backgrounds”. By then, a first evolution of her visual language can be seen which, from a strong expressionism, is firmly directed towards formal synthesis and the accentuation of great contrasts of light and shadow. Critics of the time, including the eminent Manuel Valldeperes, recognize in the young painter, a talented heiress of the tenebrism of her professor Gilberto Hernández Ortega, and her stylistic affiliation to German Expressionism12. The representation of the female image - alone or in a group - became the main motive of this period, but not from a gender or feminist perspective, but rather as an allegory of the wounded nation. Women anguished by the prevailing situation of persecution, death, and violence, but always determined in the search for freedom and democracy as we can see in the works Untitled (circa 1961), Sad Women (1962), Farewell at the Convent (1965) and Pathetics (1967). During the April Revolution in 1965, Elsa Núñez collaborated briefly with the Frente Cultural Constitu11. Third price at the III Concurso de Arte Eduardo León Jimenes. 12. Valldeperes, Manuel, Obra crítica, Vol. I, Artes plásticas, December 20, 1964, page 281. 165


cionalista13 and, after the murder of her brother in the war, a recrudescence of her visual language was noticed. In War Wounded (1965), four soldiers, three of whom are holding an injured one, are marked by anguish and shaped and disfigured by emphatic black strokes. Through a very acute expressionism, the artist immerses the viewer in the horrors of war. This painting was part of the group exhibitions held by the Frente Cultural Constitucionalista during the war14. Also, her first abstract expressionist work belongs to this period, the shocking Elegy to My Brother (1965), which pays tribute to her brother Rafael15. Elsa Núñez recognizes that this death marked her painting, and, in this sense, the critic Manuel Valldeperes highlights in one of his articles: “We find a very important load of reproach contained in the artist’s anguish —existential anguish— which is what turns her painting into a testimony”16. That is why, in the 1960s, the suffering humanity is the predominant theme of her pictorial production. However, we must point out that with works such as Dance of the Witches (1967) the artist begins to show her peculiar attraction to fantasy, the prelude to a line of work that she will develop more clearly in the following decade. In summary, Persistence of sorrow allows us to contemplate and study as a whole the technical and conceptual mastery reached by Elsa Núñez between 1961 and 1970, a period that reveals the evolution of her artistic sensibility and her ethical commitment as a deeply humanist painter. Aesthetic Transpositions The works exhibited in this area belong to different periods. However, the majority of paintings correspond to the second half of the 1970s, when the artist breaks away from the tenebrism and expressionist figuration of the sixties. These works illustrate several cases of transposition, a procedure that Elsa Núñez approaches repeatedly to incorporate references, themes and tributes to other fields of creation, in13. A group of artists from various fields, such as painting, literature and theater, led by Silvano Lora. 14. Other artists that participated were Ada Balcácer, Ramón Oviedo, Silvano Lora, Leopoldo Pérez (Lepe), José Cestero, Dionisio Rodríguez, Soucy de Pellerano, Cándido Bidó, Manolo Quiroz, Gisela Risk, Julio Susana and Virgilio García. 15. In 1965, during the April Revolution, Rafael Núñez was unfairly murdered due to mistaken identity. 16. Valldeperes, Manuel, Obra crítica, Vol. II, Artes plásticas, page 205. 166

cluding cinema, dance, theater, music and literature. In other words, we are talking about a moment when the artist reaffirms ruptures and adopts new aesthetic conceptions that will lead to important thematic changes. Among the main characteristics of these paintings, we can mention the expressive intensity, as well as the compositional solidity or the refinement of the details, evident thanks to a studied chromatic release. The Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid and Europe are not only settings where Elsa Núñez learns new painting techniques, discovers the casual similarities of her work and that of El Greco, or studies Caravaggio’s dramatic chiaroscuro, but also where she meets the production of the avant-garde creators of the moment: Truffaut, Bergman, Pasolini and the best auteur cinema; kabuki theater or butoh dance; the new jazz performers, and so on. Works such as Adela H. Tribute to Truffaut (1976) and Dance of the infini-ga-to (1979) are two good examples of cinematographic and dance “transpositions”. On the other hand, these paintings respond to a process of reaffirmation of the stylistic, conceptual and ideological principles of Elsa Núñez about art, because beyond the celebrated mysticism of the seventies, its accused mythological references, philosophical associations and religious, fantastic environments, or magical correspondences, the artist pays homage to the figure of the creator, turning each artistic discipline into a vital necessity. From a very young age, the mental and psychological problems of the human being were of interest to Elsa Núñez, as well as the political and social situation of the country. When she was still a graduate student at the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, the artist confessed to Brinella Fernández in an interview dedicated to Dominicans abroad that she felt “fear and uncertainty” every time she received news of a crime committed by Joaquín Balaguer’s regime. Saying that her commitment to justice completely disappeared after the Spanish period would be a mistake. Elsa Núñez contributes with her work -perhaps shyly- to make visible certain disastrous events that shook the Dominican Republic and Latin America in the 1970s. We refer to the portrait of journalist Orlando Martínez Howley17 and the drawings commissioned for the special supplement of the newspaper El Nacional against the military dictatorship in Chile. 17. This portrait was on the cover of ¡Ahora! Magazine for their September issue in 1975.


Praise to work This small area of transition in the exhibition route is closely related to the brooding, indifferent and slightly distant characters that inhabit other paintings from the same period. They are characteristics that lead to a reflection that transcends the technical or formal aspects of painting. The men and women featured in these “praises to work” - such as The Hunter (1974), Cotton Harvest (1976) and Saleswoman (1976) - are more than mere figurations. For the Spanish art critic Carlos Areán, “Elsa Núñez swirls with impetus and also with eagerness and thirst for justice her often hallucinated rhythms and her subject matter in dramatic overlaps. She paints mainly suffering or dispossessed women, and she does it not so much to show, like her admired José Gutiérrez Solana, the existence of some unfair situations, but to demand with her cry an immediate modification”18. Woman. Life cycles and archetypes Elsa Núñez approaches painting from a symbolist and romantic point of view. This area shows an artist who recreates her philosophical and psychological reflections on life cycles and female archetypes. Most of her works summarize the iconography and aesthetic imagery of the subject whose treatment stands out, among other values, for its universality. In the period between 1973 and 1989, the artist reaffirms her dedication to women, with an approach from the mythical and the mystical, through the esoteric and the symbolic, to the sentimental, the emotional and the physical, and where she will return to later at different times in her creative career. After her return from Spain in 1973 and the presentation of a solo exhibition at Palacio de Bellas Artes, critics of the time noticed a shift in her work towards the romantic and symbolist pictorial tradition, moving away from the dramatic expressionism that had marked her visual language up to that point19. Evoking the iconography of this period, the painter told us the following: “I left behind the dramatic expressionism of the sixties, a painting that reflected the difficult times that the country experienced. In the new stage that I began during my stay at the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando and the 18. Areán, Carlos. “Santo Domingo tiene abierto su futuro pictórico”. El Caribe. January 20, 1979. 19. Peña Defilló, Fernando, newspaper El Caribe, September 22, 1973: «A painful and sharp drawing of clear expressionist tendencies characterizes the painter’s work and seems to portray the concerns of a style prone to a romantic symbolism, or even — quite often — to a clear sentimentalism.

Círculo de Bellas Artes de Madrid, I felt inspired by literature, theater and cinema. The theme began to change, I introduced mythical themes, a romantic and symbolist version”20. From then on, the artist’s searches, possibilities and visual resources were gaining efficiency and width. The force of the white emerged strikingly on the canvases while the blue, yellow, green and lilac tones caused new vibrations, thanks to the luminosity and the intense imprint that the brushstroke left. Elsa Núñez has captured her own universe in highly representative paintings, among them The Girl with the Butterflies (Butterfly Collector) (1973), a symbol of the soul as breath and the principle of life; and At the Bottom of the Sea (1976), reminiscent of the Nereids, nymphs of the waters. On the other hand, in her work Dialogue (1976) she shows us one of the favorite themes of the Symbolists, the esoteric and the interest in highlighting the sense of the supernatural. Finally, it is worth to highlight the muralist practice of Elsa Núñez, who has addressed the topic of women in the various works she has done in the city of Santo Domingo and other urban centers in the country. We point out the design in 1997 for the Obelisk of Santo Domingo, a mural in homage to the Mirabal sisters, A Song of Liberty, with acrylic technique. In this piece she reaffirms her engagement to her country, democracy, and gender equality, evident in this creation of public art that exalts the memory of the three great Dominican heroines: Patria, Minerva and María Teresa Mirabal. Matter experiences Before the end of the twentieth century, the visual language of Elsa Núñez presented a new formal and conceptual rupture as a result of her concerns and research around the pictorial tradition of the landscape. In the early eighties she began to experiment with the matter, color and light of the tropics, which became a new passion that would lead her to the field of non-figurative abstraction. The works that shape this area present immediate references to the artist’s explorations of the landscape. It is about her reunion with tropical light, through her direct experience with the island landscape that provokes serious reflections that push her to consider a new approach to color and shape. On her first incursion into abstract landscape, the art critic Marianne de Tolentino commented: “Elsa’s landscapes are an invitation to travel, but to travel as an escape in the empire of dreams. It is the continent of utopia and mirage. It is almost an abstraction, a 20. Interviewed by the curators of October 25, 2018. 167


schematic suggestion that builds the natural, since these forests, plains, moons, skies and lagoons are eminently organic. We could classify them as entrails of the dream”21. The Highlands (1983) allows us to recognize her interest in the matter, the agglomeration of the filling and the textures, resources that provide a three-dimensional effect to this composition. Derivations of this same motif are present in Abstraction (1983) — which announces a striking transition towards “pure” abstraction —, turning the painting into a landscape of spots of color in which the references to the elements of nature are almost blurred. On the other hand, in the paintings of clear abstract affiliation chosen for the corresponding section, Elsa Núñez directs a personal and subjective gaze, concentrating on the chromatic, the forms and the matter, to achieve a series of abstractions full of beauty and harmony. About this, the art critic Jeannette Miller wrote: “The matter has gained a lot, the work of these paintings harmonizes with the ideas at stake and allows Elsa Núñez to be classified as an excellent abstract-expressionist painter. The chromatic handling of it is evident in those lighting games of purple, blue, earth, ocher…. as if she were trying to communicate the beauty of a dimmed light, an almost theatrical and therefore dramatic light”22. Pictorial sublimation is the effect that the artist achieves in abstract paintings such as The Mysterious Bottom of the Sea (1985), a work in which she presents significant variations in format and composition, dominated by large masses of color, surrounding and sinuous strokes, which creates a sensation of complete weightlessness, while the color palette shows an intense lyricism in the range of greens, blues and magentas. From the 1990s to the present, Elsa Núñez has been cultivating abstraction with great dedication, vigor and perseverance, as she demonstrated in her 2016 solo exhibition: Ángel’s Heartbeats at Centro Cultural Mirador. In conclusion, Into the soul: Elsa Núñez anthological exhibition shows the great contributions of the artist to Dominican art and the social and humanist depth of her visual discourse. Likewise, she highlights those characteristics that make her a key figure in the history of Latin American art and, above all, a painter who constantly seeks new creative possibilities. 21. Tolentino, Marianne de. «El expresionismo sereno de Elsa Núñez en Casa de Teatro». Listín Diario. December 2, 1980. 22. Miller, Jeannette. «Elsa Núñez: lucha entre su obra y la demanda». El Caribe. March 30, 1985. 168

Into the Soul: Elsa Núñez anthological exhibition presents a 50-year journey through the artist’s vast production. This selection of works was structured in five areas without chronological subjection, but articulated according to the ideas, experiences or languages that have been relevant in the different creative stages of it: Persistence of sorrow, Aesthetic transpositions, Praise to work, Woman. Life cycles and archetypes and Matter experiences. Each area exhibits paintings with the conceptual and formal axes present in Elsa Núñez’s work: the human condition, social claims, the connection with other art disciplines, the female figure and pictorial experimentation. 1st Area Persistence of sorrow An emotional subjectivity predominates in Elsa Núñez’s earliest artistic production. The ending of the Trujillo dictatorship and the events after its fall influenced the artist’s visual expression both formally and conceptually. The works from this period (1961-1970) inherit the so-called tenebrism of Gilberto Hernández Ortega and his stylistic affiliation to German Expressionism. As a result of the 1965 April Revolution and, above all, the murder of her brother Rafael, the visual language of Elsa Núñez intensifies. Thus, the representation of the female image - alone or in a group - becomes an allegory of the wounded nation. They are women anguished by the prevailing situation of persecution, death and violence, but always determined in the search for freedom and democracy. 2nd Area Aesthetic transpositions Although the works in this section belong to different periods, most of the paintings correspond to the second half of the 1970s and the first half of the 1980s, a time when Elsa Núñez reaffirms ruptures and adopts new aesthetic conceptions, especially chromatic and compositional. After finishing her postgraduate studies at the Royal Academy of San Fernando, the artist leaves behind the dark palette to embrace color. This selection includes various cases of transposition, a procedure that the artist approaches repeatedly to incorporate references, themes and tributes to other fields of creation, including film, dance, theater, music and literature. 3rd Area Praise to Work The men and women who make up this section, transcend figuration. From a very young age, the emotional problems of the human being were of interest


to Elsa Núñez. Also, the political and social situation of the Dominican Republic. These characters, from occupations as diverse as selling eggs or hunting, almost always appear in profile, focused on the task, expressionless and distant, as if they carried a burden of concern on their shoulders. A distinctive element is the irruption of the white color in areas, volumes, and backgrounds. Likewise, the distribution of the figures among yellow glints with accents of black. Under this seemingly idealized gaze there is a veiled criticism of the worker’s working conditions. 4th Area Woman. Life Cycles and Archetypes The fourth area contains a selection of works between 1973 and 1989, in which Elsa Núñez approaches drawing and painting from romantic symbolism. The woman is shown from mystical, esoteric, emotional and physical approaches. At this stage - which covers almost two decades of production - the diversity of female representations stands out. The painting dialogues, reflects and looks directly at the woman who gives life, inspires love, or merges with nature. Some are heroic, wise or fortune-telling, others indulge in the placidity of the landscape or take refuge in the intimacy of home. Through these discourses, loaded with iconographic and aesthetic perspectives, the artist reaffirms her dedication to women as a distinctive element of her visual work. 5th Area Matter experiences In the early 1980s, experimentation with tropical matter, color and light led Elsa Núñez to the field of abstraction. Her works in this area were divided into two sections. The first registers immediate references to the explorations of the island landscape that led the artist to new approaches to color and form. The second shows paintings of clear abstract affiliation, with subjective forms of great visual sublimation, which convey beauty and harmony, thanks to the mastery of chromatic handling and, above all, the dramatic domain of light. Elsa Núñez: “In my abstract works, the feeling for Mother Earth predominates” By Marianne de Tolentino Was art an early calling in Elsa Núñez, that is, from childhood, or did it emerge later as a professional option, motivated by her studies? It was truly an early calling. I started to draw at home and then I painted the cloths for the school chapel. When I was 12, my father took me to the Escuela Na-

cional de Bellas Artes. The director at the time was Gilberto Hernández Ortega and he explained to us that the required age to enter as a student was 14 years old. I started to cry, but Gilberto was very human, and he decided to let me take the test. If I remember correctly, he made me draw the head or foot of David, by Michelangelo. Gilberto liked my work, and I was accepted into the school. I had magnificent teachers: Jaime Colson, Clara Ledesma, Gilberto himself and José Gausachs, who, after falling ill with asthma, was replaced by Marianela Jiménez. She was teaching the landscape class. I remember that we used to go to Güibia to paint boats and, above all, the environment. I finished my painting studies and in 1970 I traveled to Madrid to do a postgraduate degree at the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Is inspiration born in you from external stimuli, from particular circumstances, or does it spring from your inner world as a latent source? Inspiration is within me, but it emerges when faced with situations that affect me strongly. For several years, this is how my most expressionist works emerged. I am also inspired by classical music, or rather, I am not inspired by it: classical music inspires me. When I’m going to paint, I listen to music by Vivaldi, Beethoven ... and in front of the blank canvas, I let the music suggest images, spots, colors. This in the case of abstractions and, sometimes, in figurations with an abstract landscape background. The expressionism of my early years is the result of very tragic events, specifically the April War of 1965, in which I lost two brothers, one of them murdered by the invading troops. These deaths affected me a lot, as well as the armed conflict itself, because artists are sponges, we absorb the circumstances around us, those that affect us as a country and as human beings. My artistic production after and before the war was very expressionist because when I was a student at Escuela Nacional de Bellas Artes, the Trujillo regime also murdered several colleagues from other artistic disciplines. Your taste for music, theater, literature and cinema has played a very important role in all your artistic production. It has. Music, theater, literature and cinema have been strong sources of inspiration for me. When I was a child, one of my older sisters, Ramonita, took me to concerts and shows, so thanks to her I was involved with art from a very young age. Years later, already an artist, I paid tribute to Bergman, Beethoven, Vivaldi... In fact, I dedicated an entire exhibition to him 169


entitled The Four Seasons. I have also looked for inspiration in poetry. In Miami I presented the exhibition Hay un país en el mundo, dedicated to Pedro Mir. In those years, the Dominican audience preferred the human figure, but, in addition to figurations, I brought abstract landscapes inspired by the poem. These abstractions were very successful, so I continued to paint abstracts, although I feel very free and, above all, at ease, with both styles.

first. I think it’s my definitive style. Therefore, there is no longer a balance. I will continue painting abstractions because they fully fill me. I prefer large formats because, in addition to feeling freer with colors, I can expand and bring out all the abstract images that are in my head. For example, with the theme of the earth, I can cover the stars, even if they appear almost diluted. That is why I think I will continue to work on abstraction, although I still like figuration.

Could it be said that you have (re)invented your own abstract art rather than absorbing influences from abstraction? That’s right, because I started to work the earth, a subject that I am passionate about, with textures and colors. I painted abstract landscapes for several years and, in a sense, I reinvented a type of abstraction in my artistic production. The earth has been a great inspiration to me. I have always admired this gift from God and I am concerned that man has become a predator, unable to appreciate it. I devoted a complete exhibition to the subject, with works entitled The Scream of the Torn Earth, The Scream of the Rocks in the Void... I presented paintings on predation, which, at the same time, elevated nature. My empathy with the subject is such that one of the series of my last exhibition of abstractions was called “Ecological and astral world” because it linked the earth and the cosmos in the same production.

Are the essential elements of your abstract works, gesture, and color? Color and textures predominate, but, above all, the feeling for Mother Earth. Anyway, there is a bit of everything, as I also emphasize the paste, the composition. I believe in the unity of concepts that lead to an integral work, that is, in all the elements grouped together in the same idea. The combination of these elements allows us to appreciate the technique, but also the spiritual message that the artist wishes to convey through stains and colors.

You arrived at the abstraction with energy and conviction. However, sometimes you merge abstract and figurative expressions in the same work. Can you tell us about this process? Yes, when I noticed that the human figure occupied all my artistic production, I decided to place it on an abstract background, and then in the same work both aspects began to appear. Later, I worked on the figuration, but diluted as part of the earth. It was not exactly the human figure, but rather areas of the body, parts of the face, in segments of the canvas. They were almost complete abstractions, but certain figurations were still noticeable. Then, slowly, I drifted away from the human figure, from those fragments, to dedicate myself to pure abstraction. Sometimes, to change the subject a bit, I include a figure in the abstractions. I am currently working on the abstraction for an upcoming exhibition. It may include some figuration, but not as the main theme. Is there a balance between figuration and abstraction in your creative itinerary? I identify with both sides, but although pure abstraction arose after figuration, I am fascinated with the 170

The human condition and, above all, the damage that man does to nature, are still relevant in your painting. They are. My previous production of abstractions was like a denunciation of the damage caused by man to the earth, nature, the rivers ... and it allowed me to reflect on the reaction of the planet, through phenomena like the one we are living in today (the COVID-19 pandemic). On one occasion, the famous French painter Pierre Soulages said: “It is what I do that teaches me what I’m looking for”. In your case, while you paint, Is the sense of the work strengthened, and even of the next ones? Yes, I never do previous studies, I work directly on the canvas, listening to the music of the great composers and the themes emerge guided by the musical notations. If we continue to remember the great masters of painting, we can quote these words from the Spanish Pablo Picasso: “I don’t search, I find”. Is research for you a gradual and conscious process or an almost spontaneous phenomenon? Research is essential for an artist. The changes that have occurred in my style are the result of constant research. Matter and its variations give texture to your painting. How easy was it to replace the oil with acrylic pigment? I believe you were allergic…


Yes, unfortunately I had to give up the oil because it caused me an allergy. At first when I started painting with acrylic, it was difficult because it dried so fast. However, I got used to it and now I really like it. Do you see painting as a liberation, a profession, a passion ... or all three at the same time? I think it is the result of all three, but the vocation is fundamental. However, I must admit that painting has been a liberation and a therapy at the same time, because when I have gone through very sad moments in my life such as the death of my two brothers, I turned all my anguish, all my feelings, into color, and that allowed me to feel less pain. A great artist like Francisco Goya also used painting to vent about the horrors that Spain experienced during its War of Independence. That is why I think that many times, or most of the time, painting is a liberation. During and after the 1965 April Revolution, many artists of my generation painted works of very strong expressionism because we had experienced the anguish and powerlessness of war. What difficulties does a commissioned work pose? Do you ask the interested party for technical, style, and design freedom? I never accept a commissioned work. The artist must feel free to explore his themes without impositions. Some decorators, for example, ask the artists for the work to have the color of the curtain, of a wall, of a piece of furniture... In those cases, it seems to me that they are restricting the creative freedom of the artist. If the artist is interested, he should have the option of creating from his own concept. Elsa Núñez and Ángel Haché are a reality and a symbol in love, ethics, art. What was Ángel’s influence on techniques, themes or concepts and vice versa? Angel and I lived a great love for 43 years. He was my bastion. His support and understanding were very important to my artistic career. Finally, as you are a very active artist, I would like to know what projects you are currently involved in, if you are experimenting with pigments, or with new techniques. As a result of the pandemic, my production has changed a bit: I have returned to figuration with seven works that carry a message of hope, but without ever forgetting abstractions, to which I am applying some textures that I learned in Madrid and had never used until now. [At the time of this interview, Elsa Núñez had participated in the Vision 4 Open Art collective, along with

Rosa Tavárez, José Perdomo and Antonio Guadalupe; also, in the virtual tribute for the birth of Gilberto Hernández Ortega, organized by Escuela Nacional de Artes Visuales; and in the collective exhibition Jaime Colson: a Master’s Legacy, also organized by this house of studies. In 2021 the artist was appointed by the Dominican Government as an honorary member of the National Council of Culture of the Ministry of Culture on behalf of visual artists].

Elsa Núñez Timeline 1943 She is born on January 14 in Santo Domingo. 1955 She is accepted as student at Escuela Nacional de Bellas Artes. 1960 Exhibits her works for the first time at Instituto Cultural Domínico Americano. 1962 She completes her studies at Escuela Nacional de Bellas Artes and earns an award for best painting with her piece Sad Women at the end-of-term exhibition. 1963 She earns her degree in Philosophy from Universidad Autónoma de Santo Domingo. She presents her first individual exhibition at Salón Español in Palacio de Bellas Artes. She creates the group Los Tres along with Cándido Bidó and Leopoldo Pérez (Lepe) 1964 She’s invited to her first international collective exhibition, celebrated at Saint Thomas Island. 1965 She collaborates with the Frente Patriótico Cultural to support constitutionalists during the April War. 1967 She wins the third prize in the Eduardo León Jimenes Art Contest with her work Fish vendors, the second prize for painting with her work Virgin of Regla at the Bicentenary Contest of City of Baní, and the Máscara Award for the best exhibition of the year. 171


1968 She is invited as a representative of the Women’s Movement of the Dominican Republic for an international group exhibition at the Union Carbide Gallery in New York. 1970 She travels to Madrid to do her post-graduate degree at the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, and a course at Círculo de Bellas Artes. 1971 He exhibits her work at Instituto de Cultura Hispánica and Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, both in Madrid. 1972 She participates in the collective exhibition New Peruvian and Dominican Painting celebrated at Galería Fórum in Madrid. 1973 She returns to the Dominican Republic, marries Ángel Haché and starts working as a professor at the Escuela Nacional de Bellas Artes. 1974 She directs the children’s creativity workshops at Casa de Teatro, illustrates the cover of ¡Ahora! Magazine dedicated to the festival Siete días con el pueblo, and she makes her first and only performance in theater, playing the role of the Greek dancer Telesia, in the play Proceso por la sombra de un burro.

1981 She presents her 21st individual exhibition entitled The Four Seasons: Tribute to Vivaldi. 1985 She participates in the 18th Edition of the Biennale of São Paulo along with Ángel Haché, Amable Sterling and Dionisio Blanco. 1986 She returns as a director of the Galería Paul Giudicelli at Casa de Teatro. 1988 The first monographic on her work is published, written by Marianne de Tolentino. 1996 She’s elected president of the Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (Codap). 1997 She paints a mural dedicated to the Mirabal Sisters at the Santo Domingo Obelisk. 2007 She makes another mural in honor of the Mirabal Sisters for the collection of the Chamber of Deputies of the National Congress. 2012 She celebrates her 50 years of career with a retrospective exhibition at Museo de Arte Moderno.

1975 She takes part of the 22nd edition of the Bienal Nacional de Artes Plásticas and is made co-director of the Galería de Arte Paul Giudicelli at Casa de Teatro. Her portrait of Orlando Martínez illustrates the cover of the 618th edition of ¡Ahora! Magazine.

2013 She receives a recognition by the Dominican Association of Art Critics for her career.

1977 Her work travels to the United States, Spain, France and the United Kingdom for the collective exhibitions Dominican Art in Michigan, Actual Art of Iberoamérica and 30 Artworks, 30 Dominican Artists.

2016 She is declared “Glory of National Painting” by the Chamber of Deputies.

1979 She receives a scholarship given by Unesco to learn cultural coordination and wins the painting award of the art contest organized by the Spanish Embassy and Casa de España. 1980 She’s selected to be part of the International Painting Festival at Cagnes-sur-Mer, in France.

2015 She wins the National Award of Visual Arts of 2014.

2018 She takes part of the collective exhibition Vision 4 Open Art along with Rosa Tavárez, José Perdomo and Antonio Guadalupe. 2021 She is designated an honorific member of the National Council for Culture as a representant of visual artists.


It was born because my soul, serenely, loves, all the good things, all sad things, all the beautiful things ... It was born in its soft fibers And there, it shall die.

Muerte en el escenario. 1973. (detalle)

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Intérieurs de l’âme : Elsa Núñez, exposition anthologique Catalogue d’exposition La permanence et la versatilité d’Elsa Núñez María Amalia León La mission centrale d’une institution comme la nôtre, qui se fonde sur des valeurs démocratiques, est la promotion et la diffusion de la culture, dans le but rendre la rendre accessible au plus grand nombre. Cette mission prend aujourd’hui une signification encore plus importante. Prenant en compte les possibilités d’amélioration des conditions de vie des habitants de notre pays, l’exercice des arts devient un outil pour atteindre l’état de bien-être que nos communautés méritent. Pour nous, au Centro León, cette mission est très importante. Au sein de nos actions, nous cherchons d’une part à mettre l’accent sur le soutien de la production artistique, et d’autre part sur la promotion de cette production et l’organisation de la communication entre les offres et les demandes culturelles. Avec Intérieurs de l’âme, l’exposition que nous consacrons aujourd’hui à l’éminente maîtresse des arts visuels dominicains, Elsa Núñez, nous nous sentons plus proches que jamais de cette mission fondatrice. Elsa Núñez, patrimoine de notre nation, a érigé une œuvre qui couvre toutes les décennies de l’histoire moderne des arts visuels de ce pays. Elle l’a fait avec un double style : la permanence et la versatilité. Construire son propre discours, identifiable, reconnaissable à travers les années et les décennies d’une carrière intense, est l’une des choses que tout artiste aimerait atteindre. Il n’est pas facile de créer un langage particulier. En fait, c’est l’une des choses les plus difficiles à réaliser dans le domaine complexe de la création artistique. Il n’y a pas de hiérarchie de trajectoires ou d’étapes, mais il y a des exercices de consécration d’une œuvre. L’artiste Paul Giudicelli a exploré la valeur des héritages aborigènes et afro-antillais avec un langage et des moyens qui lui sont propres ; Clara Ledesma, elle, a développé un langage plein de références introspectives et poétiques ; Soucy de Pellerano a innové et produit une œuvre solide et sans précédent ; Ramón Oviedo a, lui, exploré les variantes de son contexte et a offert une réponse picturale au quotidien et à l’exceptionnel. Elsa Núñez a offert son âme intérieure au monde. Fouiller dans nos âmes, c’est retourner à Ithaque, à 174

ces retrouvailles avec nous-mêmes. C’est le voyage homérique, la grande odyssée de nos vies. Cette exposition, conçue et organisée par le Centro León et dont les conservateurs sont Paula Gómez et Miguel Piccini, couvre les cinq décennies de production de cette artiste dominicaine prolifique. Le format anthologique présente les expériences de l’artiste et le développement de son langage artistique, depuis ses débuts, dans les années 1960, jusqu’à aujourd’hui. Intérieurs de l’âme est structurée en cinq parties non délimitées chronologiquement, mais articulées en fonction des idées, des expériences ou des langages qui ont animé l’artiste dans ses grands moments de création. Ces cinq parties se nomment : Permanence des pleurs, Transpositions esthétiques, Éloge du travail, Femme. Cycles de vie et archétypes et Expériences matérielles. Le programme pédagogique et de médiation culturelle conçu pour cette exposition vise à apporter de nouveaux questionnements et de nouvelles approches. Nous sommes partis de la Méthodologie d’Intégration des Arts (MIA), et avons enrichi les questions et les provocations, destinées aux enfants et aux adultes, faisant référence à la vie quotidienne et à leur imaginaire. De cette façon, nous lions l’anthologie d’Elsa Núñez à notre époque contemporaine. Chaque section offre divers matériaux : la voix de l’artiste qui apporte des anecdotes sur ses créations et sa vie, des matériaux audiovisuels, des liens vers d’autres pièces de la collection du Centro León et des questions qui suscitent la réflexion. Dans la galerie, chaque section est accompagnée d’une tablette numérique accompagnant le programme de médiation. Ces tablettes sont aussi reprises dans la visite virtuelle et sur notre site web. Le programme public conçu pour l’exposition favorise le contact entre les différents acteurs sociaux et culturels, tout en offrant des moments d’apprentissage ludique et de connexion basés sur les références offertes par l’exposition. L’œuvre de notre artiste a traversé les époques, et dans chacune d’elles, elle a laissé son empreinte, celle de son être absolu. Elle a imaginé diverses formes d’expression, et dans toutes, le parfum d’Elsa prévaut. Elle reconstitue dans chaque tableau une version de chacun d’entre nous, en l’élevant et en élevant cette universalité que nous portons tous en nous. Elsa a été chacun de nous, et nous avons


tous été les tableaux d’Elsa à un moment ou à un autre : dans nos sentiments, dans nos émotions, dans nos danses ou dans nos abstractions. Il est question de l’esprit de transformation et de survie de l’être humain. La détermination ferme de l’éthique et de l›esthétique se transforment en réponses aux incertitudes et aux contingences de la vie. Regarder ces œuvres, c’est regarder Elsa, c’est nous regarder entre nous, c’est nous regarder nous-mêmes. Nous tenons à remercier l’équipe du Centro León pour son engagement professionnel et ses qualités humaines. La Fondation Eduardo León Jimenes, le Centro León, la banque BHD León et la Cervecería Nacional Dominicana ont l’honneur de présenter aux Dominicains et au monde entier, Intérieurs de l’âme, un échantillon de la grande carrière de l’une de nos artistes les plus célèbres de tous les temps. Vive le mystère et la magie d’Elsa Núñez qui nous transportent. Enfin, en vers de Carmen Natalia, tirés de son poème Je suis revenue pour être seule avec mon âme... Elle est née parce que mon âme, sereinement, aime, toutes les bonnes choses, toutes les choses tristes, toutes les belles choses... Elle est née dans ses fibres douces Elle devra y mourir. La carrière d’une artiste exceptionnelle Elsa Núñez est née à Saint-Domingue le 14 janvier 1943. Elle a fait ses études primaires et secondaires à l’école María Auxiliadora et à l’Institut pour jeunes filles Salomé Ureña. À l’âge de 12 ans, elle est acceptée comme élève à l’Ecole Nationale des Beaux-arts (ENBA) où elle obtient en 1962 le diplôme de professeur de dessin. Un an plus tard, elle termine avec succès ses études de philosophie à l’Université Autonome de Saint-Domingue (UASD). En 1970, elle se rend à Madrid pour suivre une formation de troisième cycle à l’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando. L’artiste a profité de son séjour dans la capitale espagnole pour approfondir sa formation avec l’un des cours gratuits dispensés au Cercle des Beaux-arts. Après son retour en

République dominicaine en 1973, elle a épousé l’acteur et peintre Ángel Haché. Le couple a commencé à diriger les ateliers créatifs pour enfants de la Casa de Teatro et a ensuite reçu une bourse de l’Organisation des nations unies pour l’éducation, la science et la culture (UNESCO) dans le but d’appliquer dans le pays les méthodes de médiation culturelle utilisées en France et en Espagne. Dès son plus jeune âge, Elsa Núñez a fait partie du réseau des expositions individuelles et collectives de la ville de Saint-Domingue. En 1960, alors qu’elle est encore étudiante à l’ENBA, elle expose quelques œuvres à l’Institut Culturel Domínico Americano en compagnie de son condisciple Cándido Bidó. Peu avant son diplôme, l’artiste a remporté le premier prix de la catégorie peinture de l’exposition collective de fin d’année 1961-1962 avec son œuvre Femmes tristes (Figure féminine). L’année suivante, elle inaugure sa première exposition personnelle au Palais des Beaux-arts, pour laquelle elle est acclamée par le public et la critique. La même année, elle rejoint le groupe « Los Tres » (Les trois), avec Leopoldo Pérez (Lepe) et Cándido Bidó. Ce collectif rendait hommage à « Los Cuatro » (les quatre), un groupe artistique formé dans les années 1950 par quatre professeurs de l’ENBA : Gilberto Hernández Ortega, Josep Gausachs, Clara Ledesma et Jaime Colson. Avec le groupe « Los Tres », Elsa Núñez présente sa première exposition collective de peintures et de dessins au Palais des Beaux-arts. Elle a beaucoup exposé tout au long de l’année 1964 : en février, elle présente au public sa deuxième exposition personnelle, en juin, ses œuvres voyagent à Bonao avec le groupe « Los Tres », et en novembre, elle organise sa troisième exposition personnelle au Palais des Beaux-arts. Cette année-là marque le début de sa carrière internationale : elle fut invitée à participer à une exposition collective organisée sur l’île de Saint Thomas. Après le déclenchement de la guerre d’avril en 1965 et l’occupation militaire américaine qui a suivi, Elsa Núñez, comme d’autres jeunes artistes dominicains, a collaboré avec le Frente Cultural Constitucionalista (Front culturel constitutionnaliste) créé par Silvano Lora. Outre des affiches et des peintures murales pour dénoncer l’intervention américaine, le Front organisait de nombreuses activités culturelles telles que des lectures de poèmes et des expositions d’art pour soutenir l’esprit de lutte. En novembre de la 175


même année, son œuvre Paysage de la Révolution a été inscrite au concours Front culturel organisé au Palais des Beaux-arts pour diffuser les idées qui ont motivé la Révolution. Pendant la guerre, l’artiste a perdu deux frères, dont l’un a été abattu par les troupes américaines. La Galerie Andre’s a accueilli sa quatrième exposition individuelle en février 1966. Cinq mois plus tard, elle participe à une exposition collective organisée à la Galerie d’art Beethoven. Preuve de sa production artistique prolifique : elle a présenté avant la fin de l’année sa cinquième exposition personnelle à la galerie Olimpia. L’année 1967 apporte de nouveaux succès à sa carrière : le troisième prix de la catégorie peinture du IIIème Concours d’Art Eduardo León Jimenes avec l’œuvre Vendeuses de poissons, le deuxième prix de peinture du Concours Bicentenaire de la ville de Baní pour l’œuvre La Vierge de Regla et le Prix Máscara de la meilleure exposition de l’année, décerné par le Groupe culturel La Máscara. En novembre, l’artiste a organisé sa sixième exposition personnelle à la galerie Olimpia. Un an plus tard, avec le peintre Norberto Santana, elle est invitée en tant que représentante du mouvement des femmes de la République dominicaine à une exposition collective internationale à la galerie Union Carbide de New York, aux États-Unis. En 1969, Elsa Núñez a présenté ses œuvres dans quatre expositions collectives : Hommage à Wally Keiderling (Institut Culturel Domínico Americano), La Fenêtre (Salle ARP1), Ateneo Dominicano et au Musée de Ponce, Porto Rico. En février 1970, peu avant son voyage à Madrid, l’artiste présente sa septième exposition personnelle à la galerie Andre’s et sa huitième à l’Université PUCMM de Santiago de los Caballeros. Tout en préparant un diplôme de troisième cycle à l’Académie Royale de San Fernando et la formation libre du Cercle des Beaux-arts, elle combine ses études avec d’autres activités, notamment le théâtre et le mannequinat. Cependant, en plus de perfectionner sa technique artistique, son séjour dans la capitale espagnole lui permet de conquérir de nouveaux publics. En 1971, elle organise deux expositions personnelles, l’une à l’Institut de Culture Hispanique et l’autre au Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. En décembre de l’année suivante, elle participe à l’exposition collective Nouvelle peinture péruvienne et dominicaine, organisée à la Galerie Forum. Les peintres Ángel Haché et José Miura ont également exposé leurs œuvres dans cette exposition. Enfin, en 1973, l’artiste fait ses adieux à Madrid en exposant avec Ángel Haché au Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe. 176

Dès son retour en République dominicaine, elle enseigne à l’ENBA et présente sa 12e exposition personnelle au Palais des Beaux-arts. Le 23 décembre 1973, elle épouse Ángel Haché lors d’une cérémonie intime à laquelle assistent deux personnalités du monde de la culture : Freddy Ginebra et Rafael Villalona. À partir de 1974, alors qu’elle dirige avec son mari les ateliers créatifs pour enfants de la Casa de Teatro, sa production artistique devient encore plus prolifique. En juin de la même année, elle présente sa 13ème exposition individuelle à la Sala de Arte Rosa María. L’année suivante, elle est invitée à une exposition collective au Musée de l’Homme Dominicain intitulée 60 travaux de 74 et participe à la XXIIème Biennale Nationale des Arts Plastiques, au Palais des Beaux-arts. En 1975, elle organise sa 14ème exposition individuelle à la Casa de Teatro et, avec Ángel Haché, elle est nommée codirectrice de la galerie d’art Paul Giudicelli. Quelques mois plus tard, elle a participé à l’Exposition collective de peinture dominicaine préparée par l’Université PUCMM et la Casa de Teatro à Santiago de los Caballeros. Elle a également participé à la IIème Exposition mixte d’artistes espagnols et dominicains organisée par l’Institut Dominicain de Culture Hispanique et le Musée de l’Homme dominicain. L’artiste a également participé à une exposition collective organisée à la Casa de las Américas à La Havane, Cuba. Enfin, en novembre, sa 15ème exposition personnelle a été ouverte au public à la galerie Auffant, sous le titre Hommage a Colson. Le nom d’Elsa Núñez a résonné sous d’autres latitudes en 1977, année d’importantes expositions internationales pour sa carrière. L’artiste a participé à l’exposition collective Art dominicain au Michigan, parrainée par Michigan Partners of America, ainsi qu’à l’exposition collective Art actuel de l’Amérique ibérique, organisée à Madrid, et enfin, à l’exposition itinérante 30 œuvres, 30 artistes dominicains, qui a voyagé à Paris et à Londres. À la fin de l’année, en décembre, elle présente sa 16ème exposition individuelle à la Casa de Teatro. Les années 70 se terminent par d’autres étapes importantes de sa carrière. En 1978, elle est invitée à participer aux expositions collectives Saint-Domingue, la femme et l’art 1978 (Galerie d’Art Moderne) et Vision historique des arts plastiques dominicains, ainsi qu’à deux expositions collectives organisées par la Chase Manhattan Bank et la Banque de Reservas. Elle présente sa 17ème exposition individuelle à la Salle Cándido Bidó. En 1979, elle remporte le seul prix de peinture du concours artistique organisé par l’Ambassade d’Espagne et la Casa de España. Elle a ensuite participé avec plusieurs artistes dominicains à l’exposition collective du Festival de Artes Carifies-


ta (Cuba) et a consacré sa 18ème exposition individuelle, à la Galerie d’Art Moderne, au maître Gilberto Hernández Ortega. À l’aube des années 1980, Elsa Núñez était connue comme l’une des meilleures représentantes de la génération de peintres qui introduisaient des changements dans l’art dominicain à partir d’une conception esthétique marquée par une rupture avec la tradition. L’artiste a travaillé sans relâche, comme en témoigne sa 19ème exposition individuelle au Centro de la Cultura de Santiago, ainsi que sa participation aux expositions collectives Exposition d’inauguration de l’Institut Culturel Domínico Americano et la quatrième édition de 25 peintres et sculpteurs dominicains à la Chase, organisée par la Chase Manhattan Bank de Saint-Domingue. Peu après, elle fut sélectionnée pour participer au Festival international de peinture de Cagnes-sur-Mer, en France, et le 25 novembre, elle organisa sa 20ème exposition individuelle à la Casa de Teatro. En 1981, elle participe à deux expositions collectives : l’une organisée par la Metropolitan Bank et l’autre par la galerie Paiewonsky, intitulée Neuf femmes. Avant la fin de l’année, elle présente sa 21ème exposition individuelle à la Galerie d’Art Moderne, l’une de ses expositions les plus mémorables, intitulée Les quatre saisons : hommage à Vivaldi. Ce rythme d’exposition n’a pas changé jusqu’en 1982. Elle participa aux expositions collectives Expo colectiva 7 (Institut Culturel Domínico Americano), Art dominicain contemporain (Musée de las Casas Reales) et Art dominicain depuis l’Indépendance (Galerie d’Art Moderne), et en même temps elle organisa sa 22ème exposition individuelle, inaugurée au Musée de las Casas Reales avec le titre Figures, légendes et espace. Elsa Núñez, Jorge Severino et Leopoldo Pérez (Lepe) se sont rassemblés en 1983 au sein d’une exposition collective à la galerie Daniel. L’artiste a également participé à l’exposition collective Art actuel de la République dominicaine, organisée à la Galerie Pro-Venezuela, à Caracas ; à l’Expo 36° anniversaire, du Banco Central de la République dominicaine ; et à l’exposition collective Artistes de la République dominicaine, présentée aux bureaux de l’Unesco à Paris, en France. En novembre, elle retourne à la Casa de Teatro et y organise sa 23ème exposition personnelle. Pendant toute l’année 1984, elle a participé au collectif Ode au printemps : hommage au paysage dominicain avec les artistes Guillo Pérez et Daniel Henríquez (Musée de las Casas Reales). Elle a également participé à l’exposition du 43° anniversaire de la Banque de Reservas et a été invitée à participer hors concours à la XVIe Biennale des arts plastiques, qui s’est tenue à la Galerie d’art moderne. Cette an-

née-là, ses œuvres ont été présentées dans plusieurs villes à l’étranger : l’exposition collective Sept artistes des Caraïbes et de la culture latine, qui s’est tenue au Grand Palais, à Paris, en France ; l’exposition Dominican Artists présentée à Rotterdam, aux Pays-Bas ; et l’exposition collective de la Banque centrale de la République dominicaine qui a ensuite voyagé au Metropolitan Museum of Art, à New York, et à l’Art Center, à Miami, en Floride. Comme si cela ne suffisait pas, elle fut invitée à participer, avec neuf artistes dominicains, au concours Cristóbal Colón, organisé à Madrid, en Espagne. Enfin, en novembre, elle a présenté Paysages et figures à la Casa de Teatro, sa 24ème exposition personnelle. L’année 1985 a été marquée par trois expositions personnelles : Ma terre depuis son centre, Images et abstractions de la musique baroque et Exaltation du papillon. Nature, rêverie et symbiose. En ce qui concerne les expositions collectives, elle a exposé à la galerie Altos de Chavón à La Romana, à la galerie Etcétera à Panama City (avec Cándido Bidó et le Panaméen Chong Neto) et a été invitée à la Première Biennale de La Havane, à Cuba. En compagnie d’Ángel Haché, Amable Sterling et Dionisio Blanco, elle a représenté la République dominicaine à la XVIIIe Biennale de São Paulo, au Brésil. Enfin, elle a participé au collectif de sérigraphies 10 peintres dominicains organisé à La Galería. L’année suivante, elle dirige à nouveau la galerie Paul Giudicelli de la Casa de Teatro et, outre l’exposition collective locale nommée 20 artistes, ses œuvres ont voyagé à Miami et à New York pour les expositions d’artistes dominicains à la Cristissa Gallery et New Art from Dominican Republic, aux Jadite Galleries. Toute l’année 1987 a été une année d’expositions collectives : celle organisée par la Banque del Progreso ; Homenaje a Hernández Ortega, sponsorisée par American Express, à la Casa de Teatro ; Artistes magistraux des arts plastiques dominicains, à l’Institut Culturel Domínico Americano ; 4 artistes en mouvement, au Théâtre National ; et Art dominicain d’aujourd’hui, au Musée de l’Histoire de Porto Rico. En 1988, la critique d’art Marianne de Tolentino a publié la première monographie sur son œuvre intitulée Des mondes intérieurs aux paysages sans limites. En 1991, l’artiste a présenté son exposition personnelle Le territoire des rêves à la Galerie Coabey de San Juan, à Porto Rico. Deux ans plus tard, elle a participé à l’exposition du 19° anniversaire de la Casa de Teatro, intitulée Elsa Núñez et Cándido Bidó. En 1996, elle prend la présidence du Collège dominicain des artistes plasticiens (CODAP) et peu après, elle organise une autre exposition personnelle à la galerie One Brickell Square de Miami, en Floride. En plus de 177


cette exposition internationale, elle en organisa une autre avec le groupe « Los Tres », pour la galerie Cándido Bidó, intitulée Los 3, 33 années après. L’année suivante, elle revient dans cet espace avec le collectif Illustrations de Periolibros, avec Ángel Haché et Cándido Bidó. En 1997, elle fut été sélectionnée pour peindre une fresque murale dédiée aux sœurs Mirabal sur l’Obélisque de Santo Domingo. Avant la fin de l’année, elle participa à deux expositions collectives : 17 artistes des arts plastiques dominicains (Institut Culturel Domínico Americano) et 20° anniversaire du CODAP (Collège dominicain des artistes plasticiens). Intériorités et Retour dans le passé, deux expositions individuelles inaugurées respectivement à la Casa d’Italia et à la Casa de Bastidas, ont été, avec l’exposition itinérante Iberoamérica pinta, organisée par l’Unesco, ses trois principaux projets en 1998. En 2007, elle peint une fresque en hommage aux sœurs Mirabal pour la collection de la Chambre des députés du Congrès national et en 2012, elle célèbre ses 50 ans de carrière artistique avec une grande exposition rétrospective au Musée d’Art Moderne. Peu après, elle reçut un prix de récompense de la part l’Association dominicaine des critiques d’art et remporta le Prix national des arts plastiques 2014. Pour la dimension artistique de son œuvre, la Chambre des députés lui a conféré le titre de « Gloire de la peinture nationale » en 2016. Cette année-là, son compagnon Ángel Haché est décédé. L’artiste lui a consacré une exposition émouvante au centre culturel Mirador, intitulée « Les battements de cœur d’Angel ». Outre les ateliers de créativité pour enfants dispensés à la Casa de Teatro, Elsa Núñez a donné d’autres cours similaires à la Galerie d’Art Moderne et au Musée de las Casas Reales. Elle a également enseigné le dessin au Collège dominicain de la Salle et à l’université APEC. En tant qu’illustratrice, elle a collaboré aux livres Contes, de Casa de Teatro (1977) ; au roman Mutanville. La mort de Johnny Watson, d’Arturo Rodríguez (1980) ; aux poèmes Viacrucis, de Máximo Avilés Blonda (1988) ; et à la série Illustrations de Periolibros (1997). Parmi ses autres prix et reconnaissances, citons le Grand Anacaona d’Or reçu pour récompenser son travail dans le domaine des arts plastiques nationaux, le Prix Casandra en 1996, la Médaille du mérite de la Direction générale de la promotion de la femme et le Prix de l’excellence professionnelle décerné par le pouvoir exécutif. Sa production artistique a été introduite dans des ouvrages importants tels que Art dominicain, de Darío Suro ; Résumé d’art dominicain, d’Emilio Rodríguez Demorizi ; Art dominicain contemporain, de Gary Nicolás Nader ; Personnalités dominicaines, de Ra178

fael Molina Morillo ; Anthologie de la peinture dominicaine, Encyclopédie des arts plastiques et Maîtres de la peinture dominicaine, de Cándido Gerón ; La femme dans l’art dominicain et Histoire de la peinture dominicaine, de Jeannette Miller ; La peinture dans la société dominicaine et Mémoires de la peinture dominicaine, de Danilo de los Santos. En 2021, par le décret 66-21, le pouvoir exécutif a nommé Elsa Núñez membre honoraire du Conseil national de la culture comme représentante des artistes plastiques. Elsa Núñez en anthologie : imaginaires et contextes Yolanda Wood La République dominicaine est un territoire artistique où la présence féminine a été très importante au cours du XXe siècle et elle l’est encore jusqu’à présent. Parmi la pléiade de femmes artistes, Elsa Núñez, lauréate du Prix national des arts plastiques, se distingue. Sa carrière, qui s’étend sur plus de cinquante ans, est présentée sous forme d’anthologie à travers cette exposition du Centro León insérée dans le programme Grands maîtres de l’art dominicain. Elle a été accompagnée par de célèbres critiques d’art de son pays - et au-delà - qui ont valorisé les multiples dimensions de sa création, ses différentes étapes et périodes. Excellente dessinatrice, maîtresse dans le maniement de la couleur, Elsa Núñez a fait de la peinture son honorable medium (du latin « moyen »), à travers lequel elle a exploré toutes les voies de sa liberté expressive. Il est rare qu’un artiste entre dans l’histoire de l’art à l’âge de dix-neuf ans. Forte de sa vocation et de son talent, elle étudie simultanément à l’école des Beauxarts - où elle remporte le premier prix de l’exposition collective lors de sa remise de diplôme en 1962 - et la philosophie à l’Université Autonome de Saint-Domingue. Elle a obtenu son diplôme et a présenté sa première exposition individuelle en 1963. Elsa Núñez, âgée de vingt ans, se trouvait dans un épicentre de création, de pensée et d’événements exaltés après l’assassinat de Rafael Leonidas Trujillo (1961) et les années d’espoir et de désespoir qui ont suivi, en République dominicaine. L’artiste s’est imprégnée de ces circonstances et l’a fait de manière sensible, avec son âme à l’intérieur, car « la patrie fait mal », avaitelle déclaré. Lorsqu’elle a fondé avec Cándido Bidó et Leopoldo Pérez le groupe « Los Tres » en 1963 ; elle y était la plus jeune. En 1965, elle rejoint le Front Culturel, à un moment décisif de la crise constitutionnaliste et de l’intervention étrangère. Elle mêla alors encore un peu plus sa création à son engagement.


Au milieu de ses années de formation, admiratrice de ses professeurs Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega, Celeste Woss y Gil et Josep Gausachs (tous rénovateurs du discours visuel), Elsa s’est confrontée non seulement à la stimulation que lui procuraient leurs œuvres, mais aussi aux tendances qui s’entremêlaient au sein du champ artistique ; les tendances abstraites, celles qui avaient leurs propres antécédents dans le pays et rayonnaient avec une nouvelle force grâce au retour d’artistes exilés. Ceuxci apportèrent leurs propres expériences et - face à la complexe réalité politique et sociale – ont favorisé la création de groupes qui ont participé aux batailles populaires en incorporant d’autres médias graphiques, la photographie et l’art public ce qui apporta un profond changement de sensibilité artistique dans l’esprit de cette époque. Un repositionnement de la réalité avec une relecture des courants néo-figuratifs a alors aussi eu son effet. Le contexte était tout aussi polémique en Amérique latine et à l’international ; caractérisé par une grande intensité critique et de nouvelles recherches artistiques expressives. Il est intéressant de noter qu’Ana Longoni, une universitaire argentine, en enquêtant sur le coup d’État dans son pays et les mouvements artistiques qui cherchaient de nouvelles clés d’expression visuelle, a déclaré que « [...] la guerre du Vietnam, mais aussi l’invasion de Saint-Domingue et l’assassinat de Che Guevara en Bolivie, sont des événements politiques qui ont marqué une radicalisation politique croissante. Dans la seconde moitié des années 1960, [...] l’art commença à être pensé comme un moyen pour s’exprimer politiquement, influencer sur la réalité et transformer les conditions de vie ».1 Ainsi, d’autres modes d’expression artistique ont été définis, ce qui a ouvert la voie à la « visualité » contemporaine dans nos pays. Les images les plus vulnérables sont entrées dans la peinture comme un témoignage humaniste du drame social, et la condition archétypale a fourni la force symbolique de synthèse face à la multitude qui habite le silence des dépossédés, de la pauvreté et de la violence. La jeune Elsa Núñez s’est retrouvée dans ces scénarios, et a été confrontée à la socialisation de l’esthétique-artistique. En revenant sur son parcours, elle accorde une grande valeur à son travail de ces années-là, car « l’artiste était comme une éponge, il absorbait les problèmes de son environnement, les problèmes politiques, bien que nous ne soyons pas des politi-

ciens ».2 Elle précise que tout s’exprimait en expériences, « en sentiments traduits sur la toile ».3 Son œuvre a donné raison à la femme qui a doublement souffert des circonstances, pour elle-même et pour ses enfants, ce qui s’exprime par la mélancolie « dans la nuit noire que nous vivions », a-t-elle dit. Avec toutes les nuances inhérentes à son évolution artistique, l’image de la femme est devenue très puissante dans toute son œuvre. Certaines pièces initiatiques sont en mouvement, comme Femmes tristes (Figure féminine) (1962), Pathétiques (1967) et Les vendeuses de poissons (1967). Toutes sont frontales, en gros plan, unies dans la solidarité. Mais dans celles de 1967, un plus grand hiératisme contraste avec les œuvres précédentes. Les yeux fermés produisent une introspection et un vide communicatif pour le spectateur ; en même temps, on peut apprécier une plus grande spiritualité dans l’allongement des figures, habillées de tons gris, noirs et blancs qui font référence au deuil et à une zone « oppressante » depuis l’intérieur même du tableau. La relation fond-figure est essentielle. L’absence de contextualisation renforce la valeur des figures-symboles, une manière de peindre l’âme des événements, d’échapper au transitoire pour évoquer - du point de vue éthique et esthétique - une empathie critique de l’aspect social. Ces arrière-plans sont abstraits. Il en va de même pour ses sorcières dansantes, qui émergent à travers une tache expressive ayant de forts contrastes, tandis que dans Elégie pour mon frère (1965), mort pendant la Révolution d’avril, les ressources visuelles de l’abstraction construisent un poème lyrique à travers la forme et la couleur, au sein d’une image qui ne semble pas accepter les limites du tableau. Tout parle des médiations symboliques et du relâchement des langages dans l’espace de sa peinture. Cela explique peut-être pourquoi cette exposition construit une parabole entre l’œuvre la plus ancienne de l’anthologie, Poissons (1961), et celle qui clôt l’exposition, Le mystérieux fond de la mer, toutes deux abstraites, toutes deux avec des intrigues fortes, toutes deux faisant référence à cet espace qui lui plaît, celui des profondeurs marines. Le corps se distingue dans son univers visuel. Ses voyages, physiques ou imaginaires, étaient toujours des voyages spirituels en elle-même. Les trois années passées à l’Académie Royale de San Fernando et la

1. « Tucumán Arde » (Santa Fe, Argentine, 2011). https:// www.youtube.com/watch?v=-MgjwIHthew Consulté le 9.4.2020.

3. « Entretien avec Elsa Núñez », ministère de la Culture de la République dominicaine, 2016, https://www.youtube. com/watch?v=ig72a5z9duY consulté le 6.4.2020.

2. « Entretien avec la plasticienne Elsa Núñez », El Despertador. Noticias SIN, 2018, https://www.youtube.com/ watch?v=xG9OUsvFnxU consulté le 8.4.2020.

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rencontre avec de grands maîtres européens lui ont donné la lumière et le blanc comme clés visuelles, tandis qu’une nouvelle page de sa vie s’ouvrait auprès d’Ángel Haché, acteur et poète. En plus de la musique, Elsa Núñez a intégré d’autres arts comme la danse et le théâtre, ce qui a transformé ses corps peints en sites allégoriques avec un rythme gestuel d’une profonde théâtralité au sein de ses espaces imaginés : dans ces visions qui naissent de la peinture, illusions éloignées de toute réalité. Ce sont des corps construits à partir de la poésie et de la métaphore des titres. Ils renferment quelque chose d’ancien qui les rend mystérieux et énigmatiques dans la distanciation communicative qu’ils établissent avec le spectateur. Ils sont tous plongés dans leur propre fantaisie. « Je place la figure humaine dans un paysage abstrait 4 [...] je mets ma musique [...] je commence à faire des taches [...] incroyablement elles me suggèrent des images [...] ».5 L’effet visuel est frappant dans Concert sur l’herbe (1985) et Naissance de la nuit (1985), pièces dans lesquelles le concept, l’idée domine, les rendant originales et contemporaines par la magie de la peinture, où la relation fond-figure agit à nouveau par un contraste harmonieux et dissociant sur le plan de la perceptive. Mais la nature s’est affranchie et est devenue le protagoniste. L’abstraction - qui la passionne et l’enthousiasme6 - était la voie de la revendication. Dans des explosions d’énergie visuelle, l’artiste se place une fois de plus à l’épicentre d’un problème qui perturbe notre époque à l’échelle mondiale. Après cinquante ans de carrière réussie, Elsa Núñez assume son engagement et, avec une réflexion écologique et humaniste, elle s’inquiète de « la façon dont l’homme détruit les merveilles »7 de la nature. C’est pourquoi elle dit : « J’ai peint la terre sous tous ses aspects, le cœur de la terre, la terre déchirée ».8 A travers une vision critique, elle situe son discours dans le territoire inquiétant de l’attente. Elle revendique une cartographie symbolique dans Le massif montagneux (La sierra) (1983), Hay un país en el mundo (1996), la sienne, celle de ses imaginaires et contextes éternels. 4. Idem. 5. « Elsa Núñez », Canal SDI, 2015, https://www.youtube. com/watch?v=xUruO7oou6w consulté le 6.4.2020. 6. « Elsa Núñez. Trazos ». Roberto Cavada, 2018, https:// www.youtube.com/watch?v=t9TsrCHBWxg consulté le 4.4.2020. 7. « Elsa Núñez », Canal SDI. Op. cit. 8. Yaniris López, « Elsa Núñez. 50 años de plástica », Listín Diario, 13 mai 2012 https://listindiario.com/la-vida/2012/05/13/232195/elsa-nunez-50-anos-en-la-plastica Consulté le 9.4.2020. 180

L’œuvre ouverte d’Elsa Núñez Marianne de Tolentino ADCA / AICA « Dans l’art, la jeunesse est une qualité difficile à gagner. Velázquez, Goya et Matisse, par exemple, n’ont jamais été aussi jeunes que lors de leurs dernières étapes créatives respectives. Les peintures les plus récentes de Picasso sont une explosion de jeunesse. On peut dire la même chose de Jaime Colson pour la République dominicaine ». Nous n’avons pas l’habitude de privilégier les références, et encore moins de commencer un texte par une citation. Cependant, lorsque nous avons relu l’article de Manuel Valldeperes sur « Les dernières peintures d’Elsa Núñez » (1967), il nous a semblé correspondre de manière prémonitoire à l’œuvre de maturité de Núñez. Plus de cinquante ans sont passés et notre artiste est aujourd’hui à son apogée, comme l’ont aussi été les illustres artistes mentionnés par l’inoubliable et incomparable critique catalan. Certes, les dernières peintures d’Elsa « sont une explosion de jeunesse ». Depuis ses débuts, elle possédait une personnalité bien définie. Elle orienta son idéologie artistique vers le néo-romantisme, reliant de manière thématique les arts plastiques à la littérature, au théâtre, au cinéma et surtout à la musique (son amour des pièces classiques et baroques est ancré dans le lyrisme de sa peinture). Manuel Rueda, éminent poète, musicien et collectionneur, l’a bien dit : « Découvrir Elsa à travers Vivaldi, c’est savoir écouter Elsa et savoir regarder Vivaldi ». L’expression transcendantale s’est maintenue, réaffirmée et renforcée. Redécouvrir la peinture d’Elsa Núñez nous a permis d’en profiter à nouveau, fidèle à ses lignes directrices, prudente lorsqu’il s’agit de se rattacher à tel ou tel mouvement contemporain, ou simplement de s’approcher d’une définition étrangère, en grande partie parce qu’elle croit fermement à l’indépendance totale de la création et ne fait aucune concession à cet égard. Elsa Núñez a toujours installé son atelier dans sa maison, tout près de l’atelier d’Ángel Haché, son mari adoré, admiré et admirant… Entre eux, une immense tendresse et une déférence mutuelle s’alliaient à la passion. Étant tous deux des professionnels de l’art dotés d’une éthique inébranlable et ayant même exposé ensemble, ils auraient pu s’approprier mutuellement certains éléments. C’est arrivé, mais seulement depuis la peinture d’Elsa aux essais picturaux d’Angel. Núñez rejette les imitations et même les appropriations récréatives. Ses plans, qu’il s’agisse de formes, de formats, de propositions ou de mouvements, relèvent de son intime conviction et de son inspiration.


Son œuvre fusionne et multiplie les thèmes, les inclinations et les variations esthétiques, tout en conservant son autonomie. Durant la période émergente des années 60 - période de précipitation et d’enthousiasme - elle a exposé des dizaines de fois, si l’on inclut les expositions collectives de prestige : elle a toujours fait attention à apporter des œuvres d’identification nées de son tempérament tranché ; dans la participation et la coopération, elle n’a jamais changé cela. Tout simplement, Elsa Núñez a évolué, rattachée à l’expressionnisme - le courant dans lequel elle se fait habituellement « enfermée » -. D’abord figurative, elle alterne et intègre des versions abstraites, qui passent d’une esthétique palpitante à un flux incontrôlable. L’œuvre ouverte Une caractéristique de l’artiste dans ses chefs-d’œuvre consiste à proposer une double lecture consciemment gérée, entre abstraction et figuration, à la lisière de différentes périodes. Ce discours métamorphique, exalté par la couleur, se prête à une lecture élargie, suggérée par l’artiste elle-même, qui se dit heureuse de partager l’anatomie humaine et la nature. Si elle sépare alors souvent l’expression figurative et abstraite, montrant ainsi la polyvalence et l’aisance d’une professionnelle chevronnée, les deux formulations passent de l’une à l’autre avec fluidité, même dans une même œuvre. La lecture de l’œuvre par le spectateur peut encore varier, sans pour autant modifier le message spirituel, l’intention consciente, qu’il s’agisse d’une identité reconnaissable ou d’une version totalement libre. Elle aime jouer avec cette ambiguïté interprétative, et depuis ses débuts de jeune diplômée, ses peintures contiennent l’essence et l’existence de mondes naturels et surnaturels. Cependant, le public dominicain et la majorité des adeptes de l’artiste « se plaignent » toujours d’une iconographie figurative... en même temps qu’ils lui attribuent et recherchent presque une constance d’autoportrait. Cette subjectivité et cette prédilection n’ont d’ailleurs pas cessé de mettre Elsa mal à l’aise, au point de l’indigner parce qu’on assigne à son « autoportrait » une place prépondérante de la figuration alors qu’elle se sent attachée à sa production abstraite. Cela fait partie de l’ignorance : toute œuvre d’art visuelle, littéraire, voire musicale - est autobiographique. À partir de l’amour de la musique, ses structures abstraites se développent comme des phrases mélodiques qui contiennent un flux très particulier d’émotions et de sentiments. La couleur s’enflamme et la pâte devient une matière incandescente. Les tropiques entreprennent ici une gestation suprême

: « Terre nourricière » n’est-elle pas l’une de ses expressions favorites ? Elsa Núñez nous invite à un voyage, au pays des rêves et des utopies. Son esthétique intérieure s’éloignera de la réalité, mais elle exprime profondément la vitalité - merveilleuse, imprévisible et agressée de la terre et de sa récupération remise en question. Nous savons que l’empreinte de la foi accentue ses sentiments et l’omniprésence d’une force supérieure. Il s’agit de l’une des nombreuses lectures de son œuvre non figurative, aujourd’hui plus mystérieuse que jamais et définitivement « œuvre ouverte ». Ce concept d’œuvre ouverte a été exposé par Umberto Eco - brillant spécialiste de l’histoire, de la critique, du roman, etc. - de différentes manières, toutes magnifiques, en référence à un projet doté d’un large éventail de possibilités d’interprétation : « Par œuvre ouverte, nous entendons proposer au spectateur la plus libre des aventures, en même temps que la communication demeure ». De toute évidence, cette « aventure » prolonge et élargit la contemplation. Ainsi, la peintre propose plusieurs systèmes de composition à notre interprétation. Simultanément, l’œuvre peut se réinterpréter, ajoutant ou modifiant des éléments alors que la solidité de l’architecture du tableau reste constante. Si elle utilise souvent une structure centrale, à la fois implantée et flottante lorsque la verticalité règne, elle peut aussi explorer l’espace dans un processus métaphorique et stratifié de géologie pérenne, bien que la géométrie et le constructivisme, autrefois associés à l’abstraction, ne prédominent pas dans son travail. Il s’avère que son trait savant est indissociable de la couleur, variée dans sa gamme et ses nuances, somptueuse aussi dans l’application de la pâte et sa texture. Elle semble introduire la lumière dans les pigments, soulageant la matière et sublimant l’intensité chromatique, faisant émerger des métamorphoses polysémiques d’une matière qui n’est jamais amorphe. Nous considérons Elsa Núñez comme une abstractionniste magistrale qui ne rejette jamais les liens avec le réel-observé. Dans son « fauvisme abstrait », le lien avec la réalité concerne davantage la figure humaine, avec des dimensions plurielles et des interprétations d’ « œuvre ouverte ». Nous laissons notre imagination flotter à travers cette poésie « corporelle » qui s’organise et aboutit à des unités de composition. Matière, technique, énergie et effusion coïncident. Le lyrisme - sous-jacent ou direct - offre une empreinte émotionnelle à la plupart de ses œuvres. Ainsi, la peinture peut être allégorique, explosive, irradiante, contrastée, devenant soudainement quasi-informaliste et clignotante. Ombre et lumière, en conformation alternative, se structurent au rythme 181


du regard et provoquent un frisson spontané. N’oublions pas qu’elle est aussi une poétesse cachée, dont les mots volent comme des coups de pinceau. Maîtrise et abstraction Il nous semble nécessaire de souligner que l’abstraction chez Elsa Núñez ne repose pas seulement sur des options formelles, mais que, faisant tomber les barrières d’une représentation objective, elle correspond aussi à un sentiment omniprésent de déploiement pictural. L’abstraction constitue la voie idéale, non seulement pour de multiples incursions esthétiques, mais aussi pour la transcription plastique de préoccupations et de questionnements intellectuels, au point que l’artiste, diplômée de philosophie, propose des disquisitions métaphysiques. À notre avis, en plus de susciter un irrésistible plaisir pour les qualités plastiques, le non-figuratif est l’expression exceptionnelle des nombreuses variations conceptuelles au cours d’un demi-siècle de travail et de recherche. Cependant, fidèle à elle-même, Elsa ne supprime pas totalement la représentation identifiable dans ses espaces abstraits, et introduit des allusions à la nature et au cosmos. Cette symbiose pourrait être décrite comme une somptueuse expression terrestre et céleste. Ces propositions poursuivent l’infini, et la recherche de l’absolu explore la luminosité - même la nuit devient une source de lumière dans sa palette ! Un indéniable mysticisme a toujours enveloppé sa peinture, une empreinte totalisante qui se passe de tout credo dogmatique et sacralise toute parcelle d’espace pictural. Nous savons que la foi et la conviction d’Elsa Núñez apportent une dimension mythique au paysage. Elle affirme que nous « provoquons la réaction de la planète avec des phénomènes tels que celui que nous vivons actuellement ». Décryptons cette vision du monde, en orientant notre introspection vers ces valeurs émotionnelles : son œuvre se prolonge en nous, au-delà des limites de la toile. Mais avant toute analyse, il faut insister sur le travail d’Elsa Núñez, ce travail que la pratique intensifie et condense. Dans ses représentations abstraites, elle s’est emparée d’une pâte substantielle, émergente et brillante, donnant au pigment acrylique l’onctuosité de l’huile - dont elle a dû se défaire pour des raisons de santé -. Une appréciation sensuelle de la pâte, recueillant la volupté et l’essence de la matière, fusionne avec une résonance spirituelle qui libère des énergies latentes. Chaque « paysage intérieur », éloigné d’une fonction imitative, est doté d’un symbolisme et d’une proximité avec la nature. Un ciel ardent devient dramatique 182

et flamboyant, des vibrations spatiales serrées suggèrent un voyage au centre de la Terre, tandis qu’une autre toile évoque l’immersion dans les profondeurs sous-marines. Les âges de la planète dessinent des stries qui alternent entre l’ambre et la turquoise, dévoilent les traces du passé et la pérennité du temps... Oh, magie de la nature, une fleur mystérieuse propose sa polychromie et irradie l’espace environnant... La métamorphose continue et les pétales se transforment en ailes de papillon. Lorsque le dégradé du jaune à l’orange s’empare glorieusement du firmament, allant au-delà d’une clarté solaire, c’est une lumière sacrée qui triomphe. La peinture de paysage devient peinture sacrée, approfondissant la contemplation, invitant à la méditation ou à la prière. Tout comme Elsa Núñez a capté à différentes époques des thèmes et des motifs forts, ses abstractions récentes explorent le langage de la couleur, ses pulsations tonales, sa complexité rythmique, et vont jusqu’à la verticalité, le geste, voire l’explosion, mais sans stéréotypes. Cette œuvre abstraite ouverte fascine l’œil, nourrit la réflexion et nous place finalement entre joie, immobilité et mélancolie. Coda Son lexique plastique est loin d’être épuisé, et nous pouvons attendre de sa passion et de sa créativité toute modalité visuelle. Nous préférons ne pas parler de surprise, car les étapes successives de la production d’Elsa Núñez sont cohérentes et en adéquation avec elle-même. Nous attendons simplement les dernières révélations de son travail constant et de son inspiration affective. Nous savons qu’elle vit l’acte de peindre comme une véritable activité existentielle. Trois mots la définissent : permanence, totalité et sublimation. Entre deux formulations esthétiques Paula Gómez Jorge, conservatrice et historienne de l’art Miguel Piccini, conservateur indépendant Elsa Núñez était considérée par le grand maître Darío Suro comme la peintre la plus importante de la génération des années soixante en République dominicaine. Elle est l’auteur d’une œuvre artistique prolifique et, en collaboration avec son mari, le regretté peintre et acteur Ángel Haché, elle a réalisé un important travail de gestion culturelle, d’animation culturelle et d’enseignement à l’Ecole Nationale des Beaux-arts (aujourd’hui Ecole Nationale des Arts Visuels) et dans les ateliers pour enfants donnés à la Casa de Teatro, au Musée de las Casas Reales et au Musée de Arte Moderno.


Intérieurs de l’âme : une exposition anthologique d’Elsa Núñez, couvre cinq décennies de sa prolifique production. Le format présente les expériences de l’artiste et le développement de ses langages artistiques à travers une sélection de plus de 50 œuvres allant des années 1960 et se terminant dans la deuxième décennie du XXIe siècle. Elsa Núñez : sa rencontre avec l’art Son physique « fragile » contraste avec sa grande force intérieure. Elsa Núñez est née à Saint-Domingue en 1943. Son père, Ramón Antonio Núñez, était militaire, et sa mère, Guillermina Castillo de Núñez, était professeur. Le couple a inculqué à ses 12 enfants de fortes valeurs dont l’importance de l’éducation. La passion d’Elsa Núñez pour la peinture est née alors qu’elle n’avait que 5 ans et a été judicieusement stimulée à l’école María Auxiliadora, où la future artiste a suivi sa scolarité primaire, entourée de religieuses salésiennes qui l’ont encouragée à peindre. À l’âge de 12 ans, son désir d’étudier l’art était si fort que son père décida de l’emmener à l’Ecole Nationale des Beaux-arts, où elle passa un entretien avec Gilberto Hernández Ortega, qui était alors directeur de l’institution. Bien qu’elle ne soit pas assez âgée pour s’inscrire, Hernández Ortega apprécia ses dessins et décida de l’accepter dans son école. Peu de temps après, l’adolescente commença ses études secondaires à l’Institut de jeunes filles Salomé Ureña. Elle y étudia en vue d’une future carrière dans les arts alors qu’elle n’avait pas encore terminé ses études secondaires. Outre Gilberto Hernández Ortega, ses professeurs et principaux mentors à l’Ecole Nationale des Beaux-arts furent José Gausachs, Jaime Colson, Clara Ledesma et Marianela Jiménez, entre autres artistes de renom. Aujourd’hui, lorsqu’elle évoque cette époque, Elsa Núñez ne peut dissimuler son émotion : « Ce furent des années merveilleuses. Comme le groupe d’élèves était petit (Leopoldo Pérez, Cándido Bidó, Iván Tovar, Rincón Mora et moi-même), les professeurs nous emmenaient peindre en dehors des salles de classe, ou visiter des ateliers d’artistes. Nous avons passé beaucoup de temps avec Gilberto Hernández Ortega. Ces rencontres ont été déterminantes dans ma vie car, en plus de nous parler d’art, il nous jouait de la musique et a éveillé en moi l’amour des compositeurs classiques. Je me souviens aussi qu’il nous emmenait chez ses amis collectionneurs. C’est ainsi que nous avons pu apprécier les œuvres de grands artistes dominicains ». Elsa Núñez a terminé ses études aux Beaux-arts en 1962 et, la même année, elle a reçu le prix du meilleur tableau à l’exposition de fin d’études organisée dans

le Salón Español du Palais des Beaux-arts. Ensuite, en 1963, elle a terminé ses études de philosophie à l’Université Autonome de Saint-Domingue. Entre 1970 et 1973, l’artiste a vécu à Madrid, en Espagne, où elle a suivi des études de troisième cycle à l’Académie Royale de San Fernando ainsi qu’un cours gratuit pour professionnels au cercle des Beaux-arts. Cette expérience européenne lui a permis d’élargir son horizon artistique, grâce à l’étude directe des œuvres d’El Greco, Goya, Velázquez et Picasso, entre autres grands maîtres de la peinture universelle. Notes sur la sélection des peintures de cette exposition anthologique Pour les conservateurs, accéder à l’univers d’Elsa Núñez a été un énorme défi. Nous n’avions pas imaginé que sa production était si vaste et que bon nombre des œuvres que l’on retrouve dans les livres et les magazines seraient impossibles à localiser aujourd’hui. Les précieuses archives de presse, de catalogues et de photographies organisées par son mari Ángel Haché depuis leur rencontre en 1966 ont constitué une ressource très utile pour la recherche bibliographique. Notre objectif était d’offrir un aperçu de cinquante ans de production artistique, mais en partant des œuvres paradigmatiques qui reflètent le mieux les expériences esthétiques et les recherches formelles et conceptuelles d’Elsa Núñez. Environ deux cents œuvres sont dûment cataloguées et, à partir de l’analyse de ces œuvres, nous avons sélectionné 54 tableaux de qualité significative. Ces œuvres appartiennent à des collections privées, à des institutions publiques ou à l’artiste elle-même. Intérieurs de l’âme : exposition anthologique d’Elsa Núñez, a été structurée en cinq parties, non pas chronologiquement, mais articulées selon les idées, les expériences ou les langages qui ont animé l’artiste dans ses grands moments créatifs : Permanence des pleurs, Transpositions esthétiques, Éloge du travail, Femme. Cycles de vie et archétypes et Expériences matérielles. Permanence des pleurs 9 La subjectivité émotionnelle - typique du style expressionniste dans sa version figurative - prédomine dans la première production picturale d’Elsa Núñez. D’une part, dans son traitement de la figure humaine et son vaste répertoire de personnages10, et, d’autre 9. Titre d’un poème de Jacques Viau Renaud. 10. Musiciens, acteurs, poètes, danseurs, vendeurs, travailleurs de la terre et personnages fantastiques tels que les sorcières et les sorciers, entre autres. 183


part, dans tous les motifs et genres qui ont commencé à façonner son univers thématique au cours de la première décennie de développement de son langage pictural (natures mortes, portraits, paysages et thèmes religieux). Entre le début de la dictature de Rafael Leonidas Trujillo, qui a duré trente ans, les événements qui ont suivi sa chute en 1961, les remous provoqués par le début de l’ère de liberté tant espérée et les luttes populaires héroïques de revendications démocratiques, Elsa Núñez complète sa formation artistique à l’Ecole Nationale des Beaux-arts (1955-1962). Parallèlement, en tant qu’étudiante en philosophie à l’Université Autonome de Saint-Domingue, elle est membre du groupe étudiant Fragua et, comme une grande partie de sa génération, elle participe aux luttes universitaires pour la démocratisation du pays. Cette période turbulente de l’histoire dominicaine a eu une influence décisive sur son expression artistique, tant sur le plan formel que conceptuel. Son art a germé avec une empreinte testimoniale de dénonciation claire et ouverte. L’œuvre intitulée Femmes tristes (Figure féminine) (1962) montre comment Elsa Núñez abordait l’image féminine à ses débuts : de manière réaliste, se rapprochant presque du portrait. D’autre part, Les vendeuses de poissons11 (1967) montre que son trait évolue formellement vers un style graphique plus synthétisé, représentant le corps déformé et fragile, avec des cous allongés et des visages intensément dramatiques. Comme elle l’explique, « c’était une époque où la douleur et l’angoisse se reflétaient à travers les Dominicains. Cela m’a tellement affecté que cela m’a amené à peindre des œuvres fortes et dramatiques. J’ai utilisé le rouge comme symbole de la violence et le deuil que nous avons tous vécu est évident dans mes dessins et mes peintures comportant des lignes épaisses, des déformations de personnages et des fonds noirs ». A cette époque, nous pouvons déjà constater une première évolution dans son langage artistique qui, à partir d’un expressionnisme fort, s’oriente résolument vers la synthèse formelle et l’accentuation de grands contrastes d’ombre et de lumière. Les critiques de l’époque, parmi lesquels l’éminent Manuel Valldeperes, reconnaissent en la jeune peintre une héritière talentueuse du ténébrisme de son maître Gilberto Hernández Ortega et de son affiliation stylistique à l’expressionnisme allemand12.

La représentation de l’image féminine - seule ou en groupe - devient le motif principal de cette période ; non pas dans une perspective de genre ou féministe, mais comme une allégorie de la nation blessée. Des femmes angoissées par la situation dominante de persécution, de mort et de violence sont représentées. Elles apparaissent toujours déterminées dans leur quête de liberté et de démocratie, comme en témoignent les œuvres Sans titre (1961), Femmes tristes (1962), Adieu au couvent (1965) et Pathétiques (1967). Pendant la révolution d’avril 1965, Elsa Núñez a collaboré brièvement avec le Frente Cultural Constitucionalista (Front culturel constitutionnaliste13) et, après l’assassinat de son frère pendant la guerre, son langage artistique est devenu plus intense. Dans Blessé de guerre (1965), des traits noirs emphatiques façonnent et défigurent quatre soldats marqués par l’angoisse, dont trois soutiennent un blessé. A travers un style expressionniste très marqué, l’artiste plonge le spectateur dans les horreurs de la guerre. Cette peinture fait partie des expositions collectives organisées par le Front culturel constitutionnaliste pendant la guerre14. Sa première œuvre expressionniste abstraite, la saisissante Élégie à mon frère (1965) qui rend hommage à son frère Rafael15, appartient également à cette période. Elsa Núñez reconnaît que cette perte a marqué sa peinture et, à cet égard, le critique Manuel Valldeperes signale dans l’un de ses articles : « Nous trouvons une charge de reproche très importante contenue dans l’angoisse de l’artiste - angoisse existentielle - qui fait de sa peinture un témoignage »16. Ainsi, dans les années 1960, l’humanité souffrante est le thème principal de sa production picturale. Il convient toutefois de noter qu’avec des œuvres telles que La danse des sorcières (1967), l’artiste commence à montrer son attrait particulier pour les thèmes fantastiques, prélude d’une ligne de travail qu’elle développera de manière plus définie au cours de la décennie suivante. En définitive, Permanence des pleurs nous permet de contempler et d’étudier dans son ensemble la maîtrise technique et conceptuelle d’Elsa Núñez entre

11. Troisième prix du IIIe Concours d’Art Eduardo León Jimenes.

15. En 1965, pendant la Révolution d’avril, Rafael Núñez a été injustement tué à la suite d’une erreur d’identité.

12. Valldeperes, Manuel, Obra crítica, Vol. I, Artes plásticas, 20 décembre 1964, page 281.

16. Valldeperes, Manuel, Obra crítica, Vol. II, Artes plásticas, page 205.

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13. Il s’agissait d’un groupe d’artistes de diverses disciplines, notamment la peinture, la littérature et le théâtre, dirigé par Silvano Lora. 14. Les autres artistes participants étaient Ada Balcácer, Ramón Oviedo, Silvano Lora, Leopoldo Pérez (Lepe), José Cestero, Dionisio Rodríguez, Soucy de Pellerano, Cándido Bidó, Manolo Quiroz, Gisela Risk, Julio Susana et Virgilio García.


1961 et 1970, une période qui révèle l’évolution de sa sensibilité artistique et son engagement éthique en tant que peintre profondément humaniste. Transpositions esthétiques Les œuvres exposées dans cette partie appartiennent à différentes périodes. Cependant, la majorité des tableaux correspond à la seconde moitié des années 1970, lorsque l’artiste rompt avec le ténébrisme et la figuration expressionniste des années 1960. Ces œuvres illustrent divers cas de transposition, un procédé qu’Elsa Núñez utilise à plusieurs reprises pour incorporer des références, des thèmes et des hommages à d’autres domaines artistiques, notamment le cinéma, la danse, le théâtre, la musique et la littérature. En d’autres termes, nous parlons d’une période où l’artiste réaffirme des ruptures et adopte de nouvelles conceptions esthétiques qui ont entraîné d’importants changements thématiques. Parmi les principales caractéristiques de ces tableaux se trouvent leur intensité expressive, ainsi que la solidité de leur composition et le raffinement des détails, qui se manifestent grâce à une libération chromatique étudiée. L’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando à Madrid n’est pas le seul endroit où Elsa Núñez apprit de nouvelles techniques de peinture. Elle découvrit les similitudes fortuites entre son œuvre et celle du Greco, étudia le clair-obscur dramatique du Caravage, se familiarisa avec la production des créateurs d’avant-garde de l’époque : Truffaut, Bergman, Pasolini et le cinéma d’auteur ; le théâtre kabuki ou la danse butoh ; les nouveaux interprètes de jazz, etc. Des œuvres comme Adela H. Hommage à Truffaut (1976) et Danza del infini-ga-to (1979) sont deux exemples de « transpositions » cinématographiques et de danse. D’autre part, ces tableaux répondent à un processus de réaffirmation des principes stylistiques, conceptuels et idéologiques d’Elsa Núñez sur la fonction de l’art, car au-delà du célèbre mysticisme des années 70, de ses références mythologiques marquées, de ses associations philosophiques et religieuses, de ses atmosphères fantastiques et de ses correspondances magiques, l’artiste rend hommage aux créateurs, convertissant chaque discipline artistique en une nécessité vitale. Depuis son plus jeune âge, Elsa Núñez s’intéresse aux problèmes psychologiques et mentaux des êtres humains. De même, la situation politique et sociale de son pays. Alors qu’elle était encore étudiante de troisième cycle à l’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando, l’artiste a avoué à Brinella Fernández, dans une interview pour les Dominicains de l’étranger, qu’elle ressentait « de la peur et de l’incertitude

» chaque fois qu’elle recevait des informations sur les crimes commis par le régime de Joaquín Balaguer. Ce serait une erreur de penser que son engagement pour la justice a complètement disparu après sa période espagnole. Elsa Núñez a contribué par son travail - peut-être timidement - à rendre visibles certains événements fatidiques qui ont secoué la République dominicaine et l’Amérique latine dans les années 1970. Nous faisons référence au portrait du journaliste Orlando Martínez Howley17 et aux dessins commandés pour le supplément spécial du journal El Nacional contre la dictature militaire au Chili. Éloge du travail Cette petite zone de transition dans l’exposition est étroitement liée aux figures méditatives, indifférentes et légèrement distantes qui habitent d’autres tableaux de la même période. Ce sont des caractéristiques qui suscitent une réflexion qui transcende les aspects techniques ou formels du tableau. Les hommes et les femmes qui apparaissent dans ces « éloges du travail » - tels que Le chasseur (1974), La récolte du coton (1976) et La vendeuse (1976) - sont plus que de simples figurations. Pour le critique d’art espagnol Carlos Areán, « Elsa Núñez fait tourbillonner ses rythmes souvent hallucinatoires et ses sujets dans des enjambées dramatiques avec élan ainsi qu’avec une aspiration et une soif de justice. Elle peint surtout des femmes souffrantes ou dépossédées et elle le fait non pas tant pour montrer, comme son admirateur José Gutiérrez Solana, l’existence de certaines situations injustes, mais pour exiger leur modification immédiate »18. Femmes. Cycles de vie et archétypes Elsa Núñez aborde la peinture d’un point de vue symboliste et romantique. Cette partie de l’exposition donne à voir le travail d’une artiste qui recrée ses réflexions philosophiques et psychologiques sur les cycles de vie et les archétypes féminins. La plupart des œuvres résument l’iconographie et l’imaginaire esthétique du thème dont le traitement se distingue, entre autres valeurs, par son universalité. Entre 1973 et 1989, l’artiste réaffirme son attachement aux femmes avec une approche allant du mythique et du mystique, en passant par l’ésotérique et le symbolique, jusqu’au sentimental, l’émotionnel et le physique. Elle reprendra ce thème plus tard à différents moments de sa carrière. 17. Ce portrait a fait la couverture du magazine ¡Ahora! , septembre 1975. 18. Areán, Carlos. « Santo Domingo a un avenir pictural ouvert ». El Caribe. 20 janvier 1979. 185


Après son retour d’Espagne en 1973 et la présentation d’une exposition individuelle au Palais des Beaux-arts, les critiques de l’époque ont remarqué un tournant dans son travail allant vers la tradition picturale romantique et symboliste et s’éloignant de l’expressionnisme dramatique qui avait jusqu’alors marqué son langage visuel19. Évoquant l’iconographie de cette période, la peintre a déclaré : « J’ai laissé derrière moi l’expressionnisme dramatique des années 1960, une peinture qui reflétait les moments difficiles que le pays traversait. Dans la nouvelle phase que j’ai entamée pendant ma formation à l’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando et au Cercle des beaux-arts de Madrid, je me suis sentie inspirée par la littérature, le théâtre et le cinéma. Ma thématique a commencé à changer, j’ai introduit des thèmes mythiques, une version romantique et symboliste »20. Dès lors, les recherches, les possibilités et les ressources plastiques de l’artiste deviennent de plus en plus efficaces et vastes. La force du blanc s’est imposée sur les toiles, tandis que les tons bleus, jaunes, verts et lilas ont apporté de nouvelles vibrations, grâce à la luminosité et à l’empreinte intense de son coup de pinceau. Elsa Núñez a su transférer son propre univers au sein de toiles très représentatives, parmi lesquelles La jeune fille aux papillons (Collectionneuse de papillons) (1973), symbole de l’âme comme souffle de vie, et Au fond de la mer (1976), qui rappelle les Néréides, nymphes des eaux. En revanche, dans Dialogue (1976), elle nous montre l’un des thèmes favoris des symbolistes : l’ésotérisme et la mise en évidence du surnaturel. Enfin, il convient de souligner la pratique murale d’Elsa Núñez, qui a abordé le thème de la femme dans les différentes œuvres qu’elle a réalisées dans la ville de Saint-Domingue et dans d’autres centres urbains du pays. Par exemple, son projet de 1997 pour l’Obélisque de Saint-Domingue, la peinture murale en hommage aux sœurs Mirabal, Un chant de liberté, peinte avec à l’acrylique, est une œuvre qui confirme son militantisme dans la lutte patriotique et démocratique pour l’égalité des sexes, évidente dans cette création d’art public qui exalte la mémoire des trois grandes héroïnes dominicaines : Patria, Minerva et María Teresa Mirabal. 19. Peña Defilló, Fernando, journal El Caribe, 22 septembre 1973 : « Un dessin torturé et acéré, avec une tendance expressionniste certaine, caractérise l’œuvre de la peintre et semble nous montrer les préoccupations d’un tempérament enclin au romantisme-symbolisme, mais aussi – à plusiquers occasions - au sentimentalisme avoué ». 20. Entretien réalisé par les conservateurs de l’exposition le 25 octobre 2018. 186

Expériences matérielles Avant la fin du XXe siècle, le langage plastique d’Elsa Núñez présentait une nouvelle rupture formelle et conceptuelle, fruit de ses préoccupations et de ses recherches sur la tradition picturale du paysage. Au début des années 1980, elle commence à expérimenter avec la matière, la couleur et la lumière des tropiques. Ceci deviendra sa nouvelle passion et la conduira au domaine de l’abstraction non figurative. Les œuvres qui composent cet espace proposent des références immédiates aux explorations du paysage par l’artiste. Elles donnent à voir sa nouvelle rencontre avec la lumière tropicale, à travers l’expérience directe du paysage insulaire qui provoque de sérieuses réflexions en elle et la pousse à envisager une nouvelle approche de la couleur et de la forme. À propos de ses premières incursions dans le paysage abstrait, la critique d’art Marianne de Tolentino a déclaré : « Les paysages d’Elsa sont une invitation au voyage, au voyage vu comme une évasion dans l’empire des rêves. C’est le continent de l’utopie et du mirage. C’est presque une abstraction, une suggestion schématique qui construit l’organicité, car les forêts, les plaines, les lunes, les ciels et les lagons sont éminemment organiques. On pourrait les décrire comme les entrailles du rêve »21. Le massif montagneux (1983) nous permet de reconnaître son intérêt pour la matière. L’amoncellement d’empâtements et de textures sont des ressources qui donnent un effet tridimensionnel à la composition. Des dérivations de ce même motif sont présentes dans Abstraction (1983) - qui annonce une transition frappante vers l’abstraction « pure » - transformant le tableau en un paysage de taches colorées dans lequel les références aux éléments de la nature sont presque effacées. D’autre part, dans les tableaux d’affiliation abstraite claire choisis pour cette partie, Elsa Núñez offre un regard personnel et subjectif, en se concentrant sur les chromatiques, les formes et la matière, pour obtenir une série d’abstractions emplies de beauté et d’harmonie. À ce sujet, la critique d’art Jeannette Miller a écrit : « La matière a beaucoup gagné, le travail de ces tableaux s’harmonise avec les idées en jeu et permet à Elsa Núñez d’être qualifiée comme une excellente peintre abstraite-expressionniste. Son maniement chromatique est évident dans ces jeux de lumière de violets, de bleus, de terres, d’ocres... comme si elle cherchait à communiquer la beauté d’une lumière étouffée, d’une lumière presque théâtrale et donc dramatique »22. 21. Tolentino, Marianne de. « L’expressionnisme serein d’Elsa Núñez à la Casa de Teatro ». Listín Diario. 2 décembre 1980. 22. Miller, Jeannette. « Elsa Núñez : lutte entre son travail et la demande ». El Caribe. 30 mars 1985.


La sublimation picturale est l’effet obtenu par l’artiste dans des tableaux abstraits tels que Le mystérieux fond de la mer (1985), une œuvre dans laquelle elle présente d’importantes variations de format et de composition, dominées par de grandes masses de couleur, avec des lignes enveloppantes et sinueuses, créant une sensation d’apesanteur totale, tandis que la palette de couleurs transmet un lyrisme intense dans la gamme des verts, des bleus et des magentas. Depuis les années 1990 jusqu’à nos jours, Elsa Núñez a cultivé l’abstraction avec beaucoup de dévouement, de vigueur et de constance, comme elle l’a démontré lors de son exposition personnelle en 2016 : Les battements de cœur d’Angel au centre culturel Mirador. Pour conclure, Intérieurs de l’âme : exposition anthologique d’Elsa Núñez montre les grandes contributions de l’artiste à l’art dominicain et la profondeur sociale et humaniste de son discours visuel. Cette exposition met également en lumière les particularités qui font d’elle une figure clé de l’histoire de l’art latino-américain et, surtout, une peintre en quête constante de nouvelles possibilités créatives. Intérieurs de l’âme : exposition anthologique d’Elsa Núñez, nous fait voyager à travers 50 ans de la vaste production de l’artiste. Cette sélection d’œuvres a été structurée en cinq parties ou espaces, sans assujettissement chronologique, mais articulés selon les idées, les expériences ou les langages qui ont été pertinents dans ses différentes étapes créatives : Permanence des pleurs, Transpositions esthétiques, Éloge du travail, Femme. Cycles de vie et archétypes et Expériences matérielles. Chaque partie expose des peintures présentant les axes conceptuels et formels présents dans l’œuvre d’Elsa Núñez : la condition humaine, les revendications sociales, le lien avec d’autres disciplines artistiques, la figure féminine et l’expérimentation picturale. Partie I Permanence des pleurs Une subjectivité émotionnelle prédomine dans les débuts de la production artistique d’Elsa Núñez. Le déclin de la dictature de Trujillo et les événements qui ont suivi sa chute ont influencé l’expression artistique de l’artiste, tant sur le plan formel que conceptuel. Les œuvres de cette période (1961-1970) sont les héritières du ténébrisme de Gilberto Hernández Ortega et de son affiliation stylistique à l’expressionnisme allemand. Après la révolution d’avril 1965 et, surtout, l’assassinat de son frère Rafael, le langage pictural d’Elsa Núñez s’intensifie. Ainsi, la représentation de l’image féminine - seule ou en groupe - est

devenue une allégorie de la nation blessée. Ce sont des femmes angoissées par la situation de persécution, de mort et de violence qui prévalent. Elles apparaissent toujours déterminées dans leur quête de liberté et de démocratie. Partie II Transpositions esthétiques Bien que les œuvres de cet espace appartiennent à des périodes différentes, la majorité des tableaux correspond à la seconde moitié des années 1970 et à la première moitié des années 1980, période durant laquelle Elsa Núñez réaffirme ses ruptures et adopte de nouvelles conceptions esthétiques, notamment chromatiques et compositionnelles. Après avoir terminé ses études de troisième cycle à l’Académie Royale de San Fernando, l’artiste a abandonné la palette sombre et embrasse la couleur. Cette sélection de tableaux comprend divers exemples de transposition, un procédé que l’artiste utilise à plusieurs reprises pour incorporer des références, des thèmes et des hommages à d’autres domaines de création, notamment le cinéma, la danse, le théâtre, la musique et la littérature. Partie III Éloge du travail Les hommes et les femmes qui composent cette sélection dépassent la figuration. Depuis son plus jeune âge, Elsa Núñez s’intéresse aux problèmes émotionnels des êtres humains tout comme à la situation politique et sociale de la République dominicaine. Ces personnages, issus de métiers aussi divers que la vente d’œufs ou la chasse, apparaissent presque toujours de profil, concentrés sur leur travail, sans expression et distants, comme s’ils portaient un fardeau sur leurs épaules. Un élément distinctif est l’utilisation du blanc dans les zones, les volumes et les fonds. De même, la répartition des personnages parmi les jaunes brille par des accents de noir. Sous ce regard apparemment idéalisé se cache une critique voilée des conditions de travail de l’ouvrier. Partie IV Femme. Cycles de vie et archétypes Le quatrième espace regroupe une sélection d’œuvres datant de 1973 à 1989, dans lesquelles Elsa Núñez aborde le dessin et la peinture sous l’angle du symbolisme romantique. La femme est représentée par des approches mystiques, ésotériques, émotionnelles et physiques. Dans cette partie - qui s’étend sur près de deux décennies de production - la diversité des représentations féminines se distingue. Le tableau dialogue, réfléchit et regarde la femme 187


qui donne la vie, inspire l’amour ou fusionne avec la nature. Certaines sont héroïques, sages ou diseuses de bonne aventure, d’autres s’abandonnent à la placidité du paysage ou se réfugient dans l’intimité du foyer. À travers ces discours, chargés de perspectives iconographiques et esthétiques, l’artiste réaffirme son attachement à la femme comme élément caractéristique de son œuvre. Partie V Expériences matérielles Au début des années 1980, l’expérimentation de la matière, de la couleur et de la lumière des tropiques a conduit Elsa Núñez à l’abstraction. Les tableaux de cette partie ont été divisés en deux sections. La première offre des références immédiates aux explorations du paysage insulaire qui ont conduit l’artiste à de nouvelles approches de la couleur et de la forme. La seconde présente des tableaux d’un style abstrait, avec des formes subjectives d’une grande sublimation picturale qui transmettent beauté et harmonie grâce à la maîtrise du maniement de la couleur et, surtout, à la maîtrise dramatique de la lumière.

Elsa Núñez : « Dans mes œuvres abstraites, l’amour pour la Terre Mère prédomine » Entretien entre Marianne de Tolentino et Elsa Núñez L’art a-t-il été une vocation précoce en vous, c’està-dire dès l’enfance, ou s’est-il imposé plus tard comme un choix professionnel, motivé par vos études ? C’était vraiment une vocation précoce. J’ai commencé à dessiner à la maison, puis j’ai peint les murs de la chapelle de l’école. Quand j’ai eu 12 ans, mon père m’a emmené à l’École Nationale des Beaux-arts. Le directeur de l’époque était Gilberto Hernández Ortega et il nous a expliqué que l’âge légal pour s’inscrire était de 14 ans. J’ai commencé à pleurer, mais Gilberto était très humain et il a décidé de me faire passer un test. Si je me souviens bien, il m’a fait dessiner la tête ou le pied du David de Michel-Ange. Gilberto a aimé mon travail et j’ai été acceptée à l’école. J’ai eu des professeurs merveilleux : Jaime Colson, Clara Ledesma, Gilberto lui-même et José Gausachs, qui, après être tombé malade, a été remplacé par Marianela Jiménez. Cette dernière y enseignait le cours peinture de paysages. Je me souviens que nous allions à la plage Güibia de Saint-Domingue pour peindre les bateaux et, surtout, les environs. J’ai terminé mes études de peinture puis en 1970, je suis allée à Madrid pour suivre une formation de troisième cycle à l’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando. 188

L’inspiration naît-elle en vous de stimuli extérieurs, de circonstances particulières ou jaillit-elle de votre monde intérieur comme une source latente ? L’inspiration est en moi, mais elle remonte à la surface lorsque je suis confrontée à des situations qui me touchent particulièrement. Pendant plusieurs années, c’est ainsi que sont nées mes œuvres les plus expressionnistes. Je suis également inspirée par la musique classique, ou plutôt, ce n’est pas que je suis inspirée : c’est la musique classique qui m’inspire. Quand je vais peindre, je mets de la musique de Vivaldi, de Beethoven... et devant la toile blanche, je laisse la musique me suggérer des images, des taches, des couleurs. Ceci pour les abstractions et, aussi parfois, dans les figurations avec un fond de paysage abstrait. L’expressionnisme de mes débuts est le résultat d’événements très tragiques, notamment la guerre d’avril 1965, au cours de laquelle j’ai perdu deux frères, dont l’un a été abattu par les troupes d’invasion. Ces décès m’ont beaucoup affectée, tout comme le conflit armé lui-même, car nous, les artistes, nous sommes des éponges, nous absorbons les situations qui nous entourent, celles qui nous affectent en tant que citoyens et en tant qu’êtres humains. Ma production artistique après et avant la guerre a été très expressionniste, car lorsque j’étais étudiante à l’École Nationale des Beaux-arts, le régime de Trujillo a également assassiné plusieurs collègues d’autres disciplines artistiques. Vos goûts en matière de musique, de théâtre, de littérature et de cinéma ont joué un rôle très important dans toute votre production artistique. Oui, c’est vrai. La musique, le théâtre, la littérature et le cinéma ont été de grandes sources d’inspiration pour moi. Quand j’étais enfant, l’une de mes sœurs aînées, Ramonita, m’emmenait aux concerts et aux spectacles, et c’est donc grâce à elle que j’ai été en contact avec l’art dès mon plus jeune âge. Des années plus tard, quand je suis devenue artiste, j’ai rendu un hommage à Bergman, Beethoven, Vivaldi... En fait, je leur ai consacré une exposition entière intitulée Les Quatre Saisons. J’ai également cherché l’inspiration dans la poésie. À Miami, j’ai présenté l’exposition Hay un país en el mundo, consacrée à Pedro Mir. Dans ces années-là, le public dominicain préférait la figure humaine, mais, en plus des figurations, j’ai apporté des paysages abstraits inspirés par la poésie. Ces abstractions ont eu beaucoup de succès, alors j’ai continué à peindre de l’abstrait, même si je me sens très libre et, surtout, à l’aise dans les deux styles. Peut-on dire que vous avez (ré)inventé votre propre art abstrait plutôt que d’absorber les influences de l’abstraction ?


C’est exact, car j’ai commencé à travailler la terre, un sujet qui me passionne, avec des textures et des couleurs. J’ai peint des paysages abstraits pendant plusieurs années et, dans un sens, j’ai réinventé une sorte d’abstraction au sein de ma propre production artistique. La terre a été une grande source d’inspiration pour moi. J’ai toujours admiré ce don de Dieu et je suis préoccupée par le fait que l’homme soit devenu un prédateur, incapable de l’apprécier. J’ai consacré une exposition entière à ce sujet, avec des œuvres intitulées Le cri de la terre dépouillée, Le cri des pierres dans le vide... En d’autres termes, j’ai présenté des tableaux sur la prédation qui, en même temps, servaient d’exaltation de la nature. Mon goût pour ce thème est tel qu’une des séries de ma dernière exposition d’abstractions s’appelait « Monde écologique et astral » car elle réunissait la terre et le cosmos au sein d’une même production. Vous avez abordé l’abstraction avec énergie et conviction. Cependant, vous fusionnez parfois l’expression abstraite et figurative dans une même œuvre. Pouvez-vous nous parler de ce processus ? Oui, lorsque j’ai constaté que la figure humaine occupait toute ma production artistique, j’ai décidé de la placer sur un fond abstrait, et les deux aspects ont alors commencé à apparaître dans une même œuvre. Plus tard, j’ai travaillé figuration, mais diluée, comme faisant partie de la terre. Ce n’était pas exactement la figure humaine que je travaillais, mais plutôt des parties du corps, des parties du visage, dans quelques segments de la toile. Il s’agissait d’abstractions presque complètes, mais certaines figurations étaient encore perceptibles. Peu à peu, je me suis éloignée de la figure humaine, ou plutôt de ces fragments, pour me consacrer à l’abstraction pure. Parfois, pour changer un peu de sujet, j’inclus une figure humaine dans les abstractions. Je travaille actuellement sur l’abstraction en vue d’une prochaine exposition. Peut-être que j’inclurai un peu de figuration, mais pas comme thème principal. Y a-t-il un équilibre entre la figuration et l’abstraction dans votre itinéraire de création ? Je m’identifie aux deux, mais bien que l’abstraction pure soit venue après la figuration, elle me fascine. Je pense que c’est mon style définitif. Il n’y a donc plus d’équilibre. Je vais continuer à peindre des abstractions parce qu’elles me passionnent. Je préfère les grands formats parce que, en plus de me sentir plus libre avec les couleurs, je peux élargir mon travail et faire ressortir toutes les images abstraites que j’ai en tête. Par exemple, avec le thème de la terre, je peux embrasser les étoiles, même si elles apparaissent presque diluées.

C’est pourquoi je pense que je vais continuer à travailler l’abstraction, même si j’aime toujours la figuration. Le mouvement et la couleur sont-ils les éléments essentiels de vos œuvres abstraites ? Les couleurs et les textures prédominent, mais surtout l’amour de la Terre Mère. En tout cas, il y a un peu de tout, car je mets aussi l’accent sur la pâte, la composition. Je crois à l’unité des concepts qui aboutissent à une œuvre intégrale, c’est-à-dire à tous les éléments regroupés au sein d’une même idée. La combinaison de ces éléments permet d’apprécier la technique, mais aussi le message spirituel que l’artiste souhaite transmettre à travers les taches et les couleurs. La condition humaine et, surtout, les dommages causés par l’homme à la nature, sont toujours d’actualité dans votre peinture. Ma précédente production d’abstractions était une dénonciation des dommages causés par l’homme à la terre, à la nature, aux rivières... et elle m’a permis de réfléchir à la réaction de la planète, à travers des phénomènes comme celui que nous vivons actuellement (la pandémie de COVID-19). Le célèbre peintre français Pierre Soulages a dit un jour : « Ce que je fais m’apprend ce que je cherche ». Dans votre cas, pendant que vous peignez, le sens de l’œuvre, ainsi que des suivantes, se renforce-t-il ? Oui, je ne fais jamais d’études préalables, je travaille directement sur la toile, en écoutant la musique des grands compositeurs et les thèmes émergent, guidés par les notes de musique. En continuant à nommer des grands maîtres de la peinture, nous pouvons citer ces mots de l’Espagnol Pablo Picasso : « Je ne cherche pas, je trouve ». La recherche est-elle pour vous un processus progressif et conscient ou un phénomène presque spontané ? La recherche est essentielle pour un artiste. Les changements intervenus dans mon style sont le résultat d’une recherche constante. La matière et ses variations texturent votre peinture. A-t-il été facile de remplacer la peinture à l’huile par la peinture acrylique ? Il me semble que vous y étiez allergique... Oui, malheureusement j’ai dû abandonner la peinture à l’huile car j’y étais allergique. Au début, lorsque j’ai commencé à peindre à l’acrylique, c’était difficile parce que ça séchait très vite. Mais, je m’y suis habituée et maintenant j’aime beaucoup. 189


Considérez-vous la peinture comme une libération, un métier, une passion... ou les trois à la fois ? Je pense que c’est le résultat des trois, mais la vocation est fondamentale. Cependant, je dois admettre que la peinture a été à la fois une libération et une thérapie, car lorsque j’ai traversé des moments très tristes de ma vie, comme la mort de mes deux frères, j’ai déversé toute mon angoisse, tous mes sentiments, à travers la couleur, et cela m’a permis de moins souffrir. Le grand artiste Francisco Goya a également utilisé la peinture comme exutoire aux horreurs vécues par l’Espagne pendant la guerre d’indépendance. C’est pourquoi je pense que souvent, ou la plupart du temps, la peinture est une libération. Pendant et après la révolution d’avril 1965, de nombreux artistes de ma génération ont peint des œuvres d’un expressionnisme très fort car nous avions vécu l’angoisse et l’impuissance de la guerre. Quelles difficultés pose une œuvre commandée ? Demandez-vous à l’intéressé une liberté technique, une liberté de style, une liberté de conception ? Je n’accepte jamais une œuvre commandée. L’artiste doit se sentir libre d’explorer ses thèmes sans imposition. Certains décorateurs, par exemple, demandent aux artistes que l’œuvre soit de la couleur d’un rideau, d’un mur, d’un meuble… Dans ces cas, il me semble qu’ils restreignent la liberté de création de l’artiste. Si l’artiste est intéressé, il devrait avoir la possibilité de créer à partir de son propre concept. Elsa Núñez et Ángel Haché sont une réalité et un symbole en matière d’amour, d’éthique et d’art. Quelle a été l’influence d’Ángel sur les techniques, les thèmes ou les concepts et vice versa ? Angel et moi avons vécu un grand amour pendant 43 ans. Il était un pilier pour moi. Son soutien et sa compréhension ont été très importants pour ma carrière artistique. Enfin, comme vous êtes une artiste très active, j’aimerais savoir quels sont les projets auxquels vous participez en ce moment, si vous expérimentez des pigments ou de nouvelles techniques. À la suite de la pandémie, ma production a un peu changé : je suis revenue à la figuration avec sept œuvres porteuses d’un message d’espoir, mais sans jamais oublier les abstractions, auxquelles j’applique des techniques que j’ai apprises à Madrid et que je n’avais jamais utilisées jusqu’à présent. [Au moment de cet entretien, Elsa Núñez participait à l’exposition collective Visión 4 arte abierto, avec Rosa Tavárez, José Perdomo et Antonio Guadalupe, à l’hommage virtuel de la naissance de Gil190

berto Hernández Ortega, organisé par l’École nationale des arts visuels, et à l’exposition collective Jaime Colson, l’héritage d’un maître, également organisée par l’École nationale des arts visuels. En 2021, l’artiste a été nommée, par le gouvernement dominicain, membre honoraire du Conseil national de la culture du ministère de la Culture, représentant les artistes plastiques]. Elsa Núñez en quelques dates 1943 Née le 14 janvier à Saint-Domingue. 1955 Acceptée comme étudiante à l’École Nationale des Beaux-arts. 1960 Elle expose ses œuvres pour la première fois à l’Institut Culturel Domínico Americano. 1962 Diplômée de l’École nationale des Beaux-arts, elle remporte le premier prix dans la catégorie peinture de l’exposition de fin d’année avec Femmes tristes. 1963 Elle obtient un diplôme de philosophie de l’Université Autonome de Saint-Domingue. Elle présente sa première exposition individuelle au Salón Español du Palais des Beaux-arts. Elle fonde le groupe « Los Tres » avec Cándido Bidó et Leopoldo Pérez (Lepe). 1964 Elle est invitée pour la première fois à une exposition collective internationale, organisée sur l’île de Saint Thomas. 1965 Elle collabore avec le Front Patriotique Culturel pour soutenir les constitutionnalistes pendant la guerre d’avril. 1967 Elle remporte le troisième prix du Concours d’art Eduardo León Jimenes avec son œuvre Les vendeuses de poissons, le deuxième prix de peinture avec son œuvre La Vierge de Regla au concours du bicentenaire de la ville de Baní et le prix Máscara de la meilleure exposition de l’année.


1968 Elle est invitée en tant que représentante du mouvement des femmes de République dominicaine pour une exposition collective internationale à la galerie Union Carbide à New York. 1970 Elle se rend à Madrid pour suivre une formation de troisième cycle à l’Académie Royale des Beaux-arts de San Fernando et un cours libre au Cercle des Beauxarts. 1971 Elle expose à l’Institut de culture hispanique et au Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, tous deux à Madrid. 1972 Elle participe à l’exposition collective Nouvelle peinture péruvienne et dominicaine, organisée à la Galería Fórum de Madrid. 1973 Elle rentre en République dominicaine, épouse Ángel Haché et commence à enseigner à l’Ecole Nationale des Beaux-arts. 1974 Elle dirige les ateliers de créativité pour enfants de la Casa de Teatro, illustre la couverture de la revue ¡Ahora! consacrée au festival Siete días con el pueblo, et fait sa première et unique apparition au théâtre interprétant le rôle de la danseuse grecque Telesia, dans la pièce Le procès pour l’ombre de l’âne. 1975 Elle participe à la XXIIe Biennale nationale d’arts plastiques et est nommée codirectrice de la galerie d’art Paul Giudicelli de la Casa de Teatro. Son portrait d’Orlando Martínez illustre le numéro 618 du magazine ¡Ahora! 1977 Ses œuvres voyagent aux États-Unis, en Espagne, en France et au Royaume-Uni pour les expositions collectives Art dominicain au Michigan, Art actuel de l’Amérique ibérique et 30 œuvres, 30 artistes dominicains. 1979 Elle reçoit une bourse de l’Unesco pour s’initier à la médiation culturelle et remporte le seul prix de peinture du concours artistique organisé par l’Ambassade d’Espagne et la Casa de España.

1980 Elle est sélectionnée pour participer au Festival international de peinture de Cagnes-sur-Mer, en France. 1981 Elle présente sa 21ème exposition individuelle intitulée Les quatre saisons : hommage à Vivaldi. 1985 Elle participe à la XVIIIème Biennale de São Paulo avec Ángel Haché, Amable Sterling et Dionisio Blanco. 1986 Elle dirige à nouveau la galerie Paul Giudicelli de la Casa de Teatro. 1988 La première monographie sur son œuvre, écrite par Marianne de Tolentino, est publiée. 1996 Elle est élue présidente du Collège dominicain des artistes plasticiens (Codap). 1997 Elle peint une fresque dédiée aux sœurs Mirabal sur l’obélisque de Saint-Domingue. 2007 Elle réalise une autre peinture murale en l’honneur des sœurs Mirabal pour la collection de la Chambre des députés du Congrès national. 2012 Elle célèbre ses 50 ans de carrière artistique avec une exposition rétrospective au Musée d’Art Moderne. 2013 Elle reçoit un prix de l’Association dominicaine des critiques d’art qui récompensa sa carrière. 2015 Elle remporte le Prix national des arts plastiques en 2014. 2016 Elle est déclarée « Gloire de la peinture nationale » par la Chambre des députés. 2018 Elle participe au collectif Visión 4, arte abierto avec Rosa Tavárez, José Perdomo et Antonio Guadalupe. 2021 Elle est nommée membre honoraire du Conseil national de la culture en représentation des artistes plasticiens. 191


FUNDADORES María Rosa León A. Eduardo A. León A. Fernando León A. Carmen M. León de Corrie C. Guillermo León A. Clara León de Brugal José A. León A. Fundación Eduardo León Jimenes, Inc. Fundación Eduardo León Jimenes María Amalia León Presidente María Elena Aguayo Directora Ejecutiva

PROGRAMA DE ANIMACIÓN Awilda Reyes, José Manuel Antuñano, Eligio Ureña Diseño Gráfico María Isabel Tejada, Rafael Collado COMUNICACIÓN Y PROMOCIÓN Mario Núñez Muñoz, Ana Azcona, Leslie Abbott, Daniela Cruz Gil, Stephanie Rodríguez, Luisalba Bautista, Alexandra Guzmán Multimedia Daniel Collado, Alexandra Guzmán Instalaciones Multimedia Manuel Díaz, Emerson Vargas, José Polanco, Jorge Lulo

CENTRO LEÓN María Amalia León Directora General

Iluminación Manuel Díaz, Emerson Vargas, José Polanco

María Luisa Asilis de Matos Gerente ejecutiva de Sostenibilidad

Grafismos Constructivo Estudio, FS Taller Digital

Luis Felipe Rodríguez Gerente adjunto de Programas Culturales

Mobiliario Museográfico EMEDOS Proyectos S. R. L., Terminaciones de interiores De León, Zoom Sign Solutions

Mario Núñez Muñoz Gerente de Extensión y Comunicaciones

Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica Del 30 de julio al 10 de octubre de 2021 Producción María Amalia León Supervisión General Luis Felipe Rodríguez Coordinación General Sara Hermann, Laura Bisonó Smith Curaduría Paula Gómez, Miguel Piccini Museografía Leticia Moronta, Paula Flores Registro de Obras Carlos José Pimentel Conservación de obras Ricardo González Montaje Paula Flores, Ricardo González, Robinson Díaz, Arismendy Rosario PROGRAMA PEDAGÓGICO Christian Fernández Mirón, Joel Butler

Pintura de Sala Equipo Hanzer Díaz APOYO LOGÍSTICO María Luisa Asilis de Matos, Adelma Vargas, Carolina Sánchez, Johanna Peralta, Equipos de Servicios Generales, Tecnología de la Información y Mediateca.


Alma adentro: Elsa Núñez exposición antológica cATÁLOGO Producción María Amalia León Supervisión General Luis Felipe Rodríguez Coordinación Laura Bisonó Smith, Miguel Piccini, Ana Azcona Textos María Amalia León Yolanda Wood Marianne de Tolentino Paula Gómez Miguel Piccini Corrección Alejandro Castelli, Daniela Cruz Gil, Leslie Polanco TRADUCCIONES Julia Scrive-Loyer Ismérie Pajot Fotografías Daniel Collado Mariano Hernández Diseño Gráfico y Producción Lourdes Saleme y Asociados Impresión Amigo del Hogar ISBN 978-9945-9296-4-5

Alma Adentro: Elsa Núñez exposición antológica: catálogo exposición Alma Adentro: Elsa Núñez exposición antológica / Presentación María Amalia León; Textos Santiago de los Caballeros, República Dominicana). Santiago de los Caballeros Centro León, 2021. --192 páginas: Ilustraciones Núñez, Elsa, 1943Pintores dominicanos – Exposiciones Pintura dominicana - Exposiciones I. Título 759.97293/N973a CEP/ Centro León


CENTRO CULTURAL EDUARDO LEÓN JIMENES APARTADO POSTAL 799 AV. 27 DE FEBRERO NO.146, VILLA PROGRESO SANTIAGO DE LOS CABALLEROS REPÚBLICA DOMINICANA TEL. 809.582.2315 FAX. 809.724.7644

centroleon@centroleon.org.do www.centroleon.org.do


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