EL NUEVO ROL DEL ARTE EN EL LABERINTO DE INFORMAClÓN Y MASIVIDAD | Elisa Montesinos Dentro de las múltiples actividades de la última versión del festival, que incluyó exhibiciones virtuales y presenciales, talleres y debates, tuvo parte el coloquio ¿Qué se hace con una crisis? Ejemplos desde Latinoamérica 1 y 2, en que curadores y teóricos que desarrollan proyectos en Chile, Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay y Colombia pudieron intercambiar impresiones acerca del rol del Estado frente a la crisis del sector cultural, así como sobre la virtualidad y sus ventajas y desventajas. Más de setenta personas se conectaron desde distintos puntos de Sudamérica y Europa para seguir el debate de los seis expositores, y participar planteando preguntas al final de las sesiones realizadas en mayo y octubre. Frente a las experiencias imposibles de transmitir a través de los soportes mediales existentes, una de las interrogantes fue qué se gana y qué se pierde con la gran cantidad de plataformas tecnológicas disponibles en la actualidad. Las posturas fueron desde la imposibilidad de dar cuenta de la experiencia artística a través de la virtualidad, a justamente lo contrario: las nuevas estéticas y experiencias posibles que se desprenden del arte a través de las tecnologías virtuales. Uno de los más tajantes fue el curador y comisario de arte uruguayo Fernando Sicco. “Yo creo firmemente que la experiencia del arte no se puede trasladar por completo al mundo virtual. Soy un gran defensor de que el arte siempre debe reclamar para sí la no sustitución del encuentro en el espacio tangible por un espacio virtual; más allá de que tengamos herramientas, no estamos adiestrados en esta situación. Para mí los artistas, los museos, los espacios, tenemos que levantar la bandera de que lo presencial es fundamental. Nada va a sustituir estar inmerso en una instalación frente a un cuadro, frente a una escultura con otros al lado pudiendo conversar in situ. Eso siempre va a ser insustituible”. Por su parte, Dagmara Wyskiel selló una especie de declaración de principios, afirmando que el festival no desarrollaría talleres virtuales. Al mismo tiempo relató los esfuerzos que se hicieron para lograr la llegada de doce artistas internacionales a Antofagasta en tiempos de fronteras cerradas. “Hemos hecho de todo tratando de conseguirles visas de trabajo y salvoconductos. Uno de los apoyos sorprendentemente llegó desde la Seremi de Salud de la Región de Antofagasta, quien declaró que el contacto directo con expresiones artísticas es vital para mantener la salud mental de la comunidad. Se convirtió en nuestro eslogan de lucha contra el sistema burocrático”. Imaginación política, social y artística Pese a todo, la tecnología ofrece otro tipo de diálogos, audiencias y soluciones creativas. Es lo que planteó la artista visual, educadora y curadora independiente brasileña Yana Tamayo. “No podemos dejar de pensar, porque el arte es también 180