RESIDENCIA PANDÉMICA | Simon Van Parys Mi proyecto fue seleccionado por SACO luego de una convocatoria internacional en la que competía con casi doscientos artistas. La buena noticia debía emocionarme, sin embargo esta vez las cosas eran distintas. Estaba feliz, pero no podía disfrutar el momento. Era lo que describiría como una experiencia extracorporal. Todo mi proyecto en SACO9 calza con esa descripción: desde ganar la convocatoria a la realización de la pieza in situ. El viaje completo fue una mezcla de desafíos, en los que la pandemia actuó como un gatillante extra. Tengo gran experiencia en producción con plazos reducidos en ambientes de megápolis. Lugares como Hong Kong, Teherán, Buenos Aires, Shanghai, Londres. Lo típico de aquellas ciudades es que se desarrollan en abundancia material y puedes conseguir lo que quieras en cualquier momento. Siempre que pagues. Pero Antofagasta es diferente: es una isla en medio del desierto. Depende fuertemente de las importaciones y no disfruta de un “efecto de red” con las ciudades cercanas. Las limitaciones materiales son la regla general. Si se agrega a esto la pandemia, es posible imaginar que mi experiencia en SACO9 fue un gran aprendizaje. Afortunado yo, pues me encanta aprender :) El proyecto completo fue una lección magistral en “repensar”. Como resultado de la pandemia cada factor cambiaba. Desde la fecha, al lugar, al cronograma, a los recursos. Significó que en un breve lapso de tiempo tuve que anticipar en Bélgica la producción final. En un contexto de fronteras cerradas, contacté a la Embajada de Chile en mi país por un permiso de trabajo. No ayudaron. Planeamos el viaje en un “entorno de cuarentena”. En el umbral de mi partida, las reglas del Gobierno cambiaron. No estaba autorizado a viajar a Chile. Los constantes imprevistos nos obligaron a modificar el proceso. En mi propuesta inicial utilizaría madera barata y yo mismo realizaría toda la producción. Las limitaciones de tiempo no lo hicieron posible. Días antes de mi fecha de vuelo, todo volvió a cambiar. Debí volverme un artista de la improvisación, externalizar parcialmente mi trabajo y actuar como un arquitecto del mismo. Tener un pensamiento más conceptual es una de las habilidades que adquirí en este tiempo. La idea era un sistema modular. En Bélgica, hice planos y un video para que los técnicos pudieran producir en la forma más eficiente posible en un lapso limitado. Yo solo tendría dos días para trabajar en terreno con lo que ellos habían creado antes de la inauguración. Solo me faltaba montar. 230