ISSN 2422-4138
Ediciรณn
96
Noviembre de 2020
Migrantes venezolanos en Pamplona
@comsocialup
/comsocialup @comsocialup Comunicaciรณn Social Pamplona
CARRERA 4 4 - 38 BARRIO CENTRO - SEDE LA CASONA TELร FONO: (7) 568 5304 EXT 237 Y 238
Contenido Dimelza Villamizar Ramírez
Editorial .................................................................................1
Directora Departamento Comunicación Social
Con la cama a cuestas: entre el frío y la neblina...................................................................................3
Lola Viviana Esguerra Villamizar.
Visitantes en la ciudad mitrada .........................................6
Directora Revista Ágora
El teatro en tiempos de migración...............................................................................8
Comité Editorial Viviana Esguerra Dimelza Villamizar Johanna Rozo Andrea Durán Lorena Vargas Eduardo Rozo
En la Unipamplona se forjan sueños traspasando fronteras..............................................................................10 Pioneros en la virtualidad académica.............................12 Así TV´s...............................................................................16
Diseño y diagramación
Artes Plásticas - Entrevista...............................................18
Alban Blanco Luna
Tu Lente..............................................................................22
Foto Portada
Situación presentada en el mes de octubre. Entrada de ingreso a Pamplona (cortesía Red humanitaria ).
¿Dónde radica el éxito del proceso educatovo remoto?...............................................................................32 El rebusque de los venezolanos en Cúcuta y Pamplona acentúa la informalidad..................................34 Rayando .............................................................................38
Edit Editorial
La problemática migratoria de venezolanos hacia Colombia es algo que no se puede desconocer. Así como en la década de los setenta, millones de colombianos viajaron al hermano y vecino país a buscar mejores niveles de vida, y fueron acogidos, así mismo ahora los venezolanos necesitan de nuestra mano amiga, para salir de esta crisis por la que atraviesan desde hace más de un quinquenio. De igual manera, la problemática migratoria de venezolanos radicados hoy en la llamada Ciudad Mitrada es algo que la Universidad de Pamplona no desconoce. Muestra de ello es, por ejemplo, tal y como lo veíamos en la pasada edición de Ágora, el Centro Experimental de Diagnóstico e Investigación Molecular – CEDIMOL- que abarca dos laboratorios instalados por la Universidad en la capital nortesantandereana, para detectar el Covid – 19 en territorio fronterizo.
Y nuestros futuros comunicadores para el cambio social y futuros periodistas, próximos egresados de nuestro Programa de Comunicación Social, tampoco pueden ser ajenos a la mencionada problemática. Por ello, este número está dedicado a toda nuestra comunidad educativa y también a los venezolanos que multitudinariamente han llegado a la segunda ciudad nortesantandereana en importancia. Es esta temática un objeto de estudio propicio para nuestros alumnos, con su mirada crítica al respecto, y así mismo es importante para el pueblo venezolano saber que la Universidad y toda su comunidad académica no ignoran dicha problemática. Es válido recordar aquí y ahora que Venezuela se proclamó en 2005, con el aval de la UNESCO, como "territorio libre de analfabetismo" tras la implementación de un exitoso programa de Estado.
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Edit En este número de Ágora nuestros lectores podrán disfrutar textos periodísticos escritos por nuestros profesores y nuestros alumnos sobre este tema. Un alumno venezolano nos comparte sobre sus sentimientos encontrados al estar tan distante de su hogar y así mismo una profesora nos cuenta sobre la población de estudiantes venezolanos matriculados en nuestra alma máter. De igual manera, resaltamos la labor de una joven venezolana que vive en Pamplona de su trabajo sobre las tablas escénicas y comentamos sobre cómo el rebusque de venezolanos radicados en Pamplona ha agudizado la crisis del empleo informal.
Resta agregar que, así como la Unipamplona está presente y aportando en el momento actual y crítico de demasiados venezolanos desempleados - o empleados informalmente- en la ciudad Mitrada, es importante la presencia activa de funcionarios municipales y las autoridades encargadas de la seguridad urbana para que también eviten que los actos vandálicos de estos ciudadanos no colombianos traigan nefastas consecuencias para los pamploneses, acostumbrados a la neblina, el frío, la misa, el arte y la tranquilidad callejera.
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CON LA CAMA A CUESTAS: ENTRE EL FRÍO Y LA NEBLINA Redactado por: Andrea del Pilar Durán Docente del Programa Comunicación Social
EL MIRADOR DE PAMPLONA Foto: migravenezuela.com Pese a la pandemia, el flujo de personas no ha cesado en los pasos ilegales que conectan a Villa del Rosario con San Antonio del Táchira. Aquí y allá. Pasando la noche donde se pueda, comiendo lo que se encuentre y entre el frío o el calor que ofrezca el lugar donde el cansancio venza. Los migrantes venezolanos llevan su cama a cuestas y sus pocos enseres, su familia, su miedo o su desesperación. Todo depende.
Para la época llegaban unos pocos, después algunos más; con el paso de los años cientos y cientos de ellos se aglomeran a las afueras de la ciudad, en el Barrio “Chíchira”, donde se habilitó un albergue transitorio que empezó a desbordarse y ahora parece permanente. Otros tres lugares de paso brindaron un lugar de acogida, pero después de dos años cerraron.
Como el caracol, el migrante carga el peso de su realidad y se esconde entre su caparazón invisible para resguardarse de una “nueva” vida, de la delincuencia o hasta de la indiferencia. Este difícil proceso de dejar su casa, su barrio, su familia, su historia… es una tragedia humana que seguramente nadie quiere vivir, pero a algunos les toca. A quienes no, tratan de ayudar, se conduelen con su prójimo o se preocupan por la situación de buena o mala manera. Eso también depende de los ojos con los que se mire.
Llegada de migrantes a Pamplona en medio de la pandemia
La pandemia agudizó el problema de parte y parte: ahora los migrantes no solo luchan con su destino, sino con un enemigo invisible. Un contrincante en común con los ciudadanos pamploneses, que también están sufriendo los efectos de una enfermedad altamente contagiosa y mortal. Ahora el detalle importante se centra en que el flujo migratorio, puede traer consigo un mayor riesgo de contagio en un municipio que ya registra –según cifras de octubre proporcionadas por el Instituto Nacional de Salud- 904 casos confirmados de Covid-19 y 24 fallecidos; su tendencia va en aumento.
Al principio de la crisis económica y social que originó el fenómeno migrante, era para los pamploneses indignante y doloroso ver por las orillas de las carreteras el tránsito de personas de diferentes edades, como un ‘caminante sin camino’. Después verlos en las calles de la ciudad pidiendo cualquier ayuda.
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La contraposición a la opinión de la ciudadanía la dio la Organización Red Humanitaria “Anoche, más de 500 venezolanos estaban en las calles de Pamplona, 260 mujeres con niños durmieron a la intemperie. Muchos pequeños no superaban los 6 años, a todos no les quedó más opción que pasar la noche en los andenes sobre cartones”, dijo una de sus voluntarias, Vanesa Peláez.
Para Migración Colombia, en el mes de marzo, Pamplona alcanzó una cifra de entrada de venezolanos de 8.533; según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) la población total de la ciudad a 2020 es de 53.909, así que sumemos. Durante el mes de octubre tanto organizaciones humanitarias, como usuarios de las redes sociales, denunciaron la llegada de al menos 500 personas diarias, por la carretera que une a Cúcuta con Pamplona. La problemática es que algunos continúan su camino hacia Bucaramanga, pero otros, terminan quedándose en la ciudad; durmiendo en las calles y, según querellas presentadas por los mismos pamploneses, cometiendo hurtos.
La organización reclama los dineros recibidos por conceptos de donaciones al gobierno de Colombia, para atender a los migrantes más vulnerables que vendrían siendo los menores de edad, personas con discapacidad y personas de la tercera edad.
Últimas medidas Para el caso en particular, las autoridades gubernamentales, civiles y militares de la región nortesantandereana se han reunido a través de un Puesto de Mando Unificado liderado por el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano, con presencia del gerente de fronteras de la presidencia, Lucas Gómez, Migración Colombia, Cámara de Comercio y personería. Instancias de cooperación internacional se han abierto también, para facilitar alternativas de atención a la población migrante, que mitigue el impacto del fenómeno social en municipios que como Pamplona son pasos fronterizos para diferentes partes del país.
Los comentarios a favor y en contra no se hicieron esperar entre quienes solicitaban a las autoridades frenar su llegada ante el miedo de nuevos brotes de contagio, la posición de las organizaciones que piden apoyo humanitario y la respuesta de las autoridades nacionales, departamentales y locales. A inicios de octubre los habitantes de los barrios aledaños a la entrada de la ciudad protestaron frente a la posibilidad de apertura de un albergue para migrantes en las instalaciones del antiguo colegio San Francisco. Entre sus peticiones se escuchaba que la Alcaldía impidiera la habilitación de este espacio a los venezolanos, por posibles problemáticas de inseguridad y ante la falta de control para prevenir que con ellos llegaran también personas infectadas de Covid-19.
Una mesa ampliada de seguridad cerró entonces la posibilidad de habilitar dentro del casco urbano un albergue o lugar de paso. Lo que sí se avaló es la instalación de un punto transitorio de atención sobre las vías que unen a Pamplona con Cúcuta y Bucaramanga y la gestión de proyectos que busquen la tranquilidad de la ciudadanía, al tiempo que constituyan un acto humanitario con los caminantes: instalación de cámaras de vigilancia, medidas de seguridad por parte de la Policía y el Ejército, mayor dotación en UCI para el Hospital San Juan de Dios, acciones de tamizaje y un plan local que integre la perspectiva de convivencia.
“No queremos más migrantes en la ciudad. Si usted mira la Plazuela Bolívar es un desastre. Nosotros tenemos que aguantar el olor del excremento. Que tomen medidas y los ayuden, pero no dentro de la ciudad”, manifestaba un pamplonés dirigiéndose al alcalde. La respuesta de Humberto Pisciotti Quintero, el primer mandatario de la ciudad, no logró satisfacer en primer momento a sus coterráneos y por supuesto las redes sociales no se hicieron esperar y comenzaron a rondar diversas publicaciones, entre ellas una etiqueta que referenciaba a Pamplona: ciudad xenofóbica. Situaciones similares han ocurrido en otras ciudades como en Bogotá, cuyos ciudadanos han demostrado también su inconformidad con las medidas del gobierno ante el creciente fenómeno social.
El gobernador informó a la opinión pública “queremos reiterar nuestro compromiso en la búsqueda de una solución a esta problemática de manera coordinada y articulada con todas las instancias (…) es importante que esta solución tenga una participación de la ciudadanía de Pamplona para que se sientan involucrados en la solución de esta”.
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¿Qué dice el gerente de fronteras?
Lucas Sebastián Gómez García, fue designado por la Presidencia de la República como gerente de fronteras. Él ha acompañado esos procesos y ha participado en espacios de análisis sobre los lugares de acogida, el migrante y su problemática social – económica y la disposición de los gobiernos locales y departamentales para aportar soluciones que permitan entrever, incluso, las cuestiones positivas de la presencia migratoria en las ciudades fronterizas. En su intervención durante el conversatorio “La migración y políticas públicas: De la migración asistida a la migración productiva”, destacó “uno de los temas en los que no hemos pensado es en los retornados, que son colombianos que se radicaron en Venezuela y terminaron volviendo a Colombia por las circunstancias, ellos también han llegado quizá por medio de la migración irregular”. Gómez García se refirió a la situación que se vive en Arauca y Norte de Santander e indicó que sí existen soluciones en las que incluso los medios de comunicación pueden aportar, en medio del discurso informativo, y como la más valiosa de las alternativas, para transformar la situación de los lugares de paso o acogida en nuestro departamento es “tenemos un gobernador en Arauca, un gobernador en Norte de Santander, unos alcaldes que están dispuestos y tiene voluntad para encontrar una salida al tema”. Indicó que la realidad de la situación no advierte una solución permanente a corto plazo, como el retorno definitivo de los venezolanos a su país, pero reconfigurar la imagen del migrante hacia visiones más positivas puede contribuir a mejores espacios de convivencia.
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Visitantes en la ciudad
MITRADA Redactado por: Orión Gómez Estudiante del programa
DESDE EL BALCÓN DE PAMPLONA
He vivido 15 años en un lugar, donde hoy en día nadie puede vivir, estoy hablando de Venezuela, el país donde no se vive, se sobrevive. Ahora tengo 19 y hace unas cuantas semanas cumplí cuatro años de estar viviendo en Pamplona – Norte de Santander; cuatro años sin ver a mi papa, cuatro años sin ver a mi abuela y a mis tías, ya no recuerdo qué se siente ir a la cancha de los Caobos, el cual era mi vecindario, y jugar al baloncesto o al fútbol con esos grandes amigos que hicieron que mi infancia y adolescencia fueran realmente valiosas, ya no recuerdo qué se siente sentarse en los muebles de mi abuelita y durar tardes enteras escuchando sus historias. La distancia, gracias a esta situación tan dolorosa que está viviendo un país entero, nos ha arrebato a muchos venezolanos dispersos en todo el mundo, la posibilidad de abrazar una vez más a nuestros seres queridos; como yo hay muchos, sé con enorme seguridad, que muchos venezolanos no salen todos días de su país para molestar, ni para incomodar a otros países, hoy en día salimos porque lo necesitamos, porque así sintamos tanto dolor en los pies por caminar semanas enteras, seguiremos en cada paso, sintiendo esperanzas. Sin darme cuenta las lágrimas empiezan a caer sobre el teclado que estoy usando para escribir esto, sé que todos los familiares de cada venezolano que está en el exterior tienen una chispa de esperanza dentro de sí, las madres que se encuentran lejos de sus hijos, a pesar de extrañarlos con todo su corazón, sienten un poco de paz al saber que tal vez ellos hoy, si tendrán comida sobre su mesa.
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A pesar de todos los días extrañar profundamente a mis seres queridos, agradezco y admito con la mano en el pecho que he sido afortunado, mi madre y otros integrantes de mi familia están aquí acompañándome en esta aventura, eso ya es muchísimo por lo cual agradecer, mi hermano hace unos años tuvo dos hermosos niños en esta ciudad ”Pamplona”, y verlos felices jugueteando por toda la casa me da una felicidad que se siente infinita, pero en ese momento casi perfecto llegan algunos pensamientos a mi mente, estos son: ¿Qué pasaría o que hubiese pasado si hubiésemos seguido en Venezuela? ¿Cómo estarían en este momento esos niños?
En una ciudad como Pamplona algunas cosas resultan más complicadas de lo que parecen, muchos pamploneses se encuentran sin empleo y también pasando por una situación difícil. Con la venida de los venezolanos se generó una costumbre bastante deprimente, los dueños de locales de ropa o restaurantes muchas veces prefieren darle empleo a alguien de Venezuela que a un pamplonés, esto con la intención de pagar menos dinero a sus empleados, aprovechándose de sus necesidades. Hace meses mi hermano y yo conocimos a un señor, todos los domingos por la mañana vamos a los Tanques y jugamos unas cuantas horas al basquetbol, este señor tiene más de 50 años y todos los días coloca un carrito de madera, justo al lado de la Plazuela Almeida para vender deliciosos aguacates entre otras cosas. Como este señor hay muchísimos venezolanos. Por otra parte hay venezolanos que se dedican a pedir dinero en calles muy céntricas como la Calle Real, otros con suerte, encontraran algún empleo un poco más formal. Es común ver a algún profesional como doctores e ingenieros entre otros, trabajando con alguna compañía de taxis o vendiendo algún producto en las calles, esto se debe a la gran dificultad de legalizar cualquier documento, en Venezuela es casi imposible apostillar documentos, complicando todo aún más. Cada venezolano en Pamplona o en cualquier parte de Colombia debe tener un permiso de permanencia.
Los venezolanos se han convertido en caminantes, empiezan a caminar desde que salen de sus casas hasta que llegan a la frontera, esto sucede por dos razones, la primera es que hay una increíble escases de gasolina, entre otras cosas, y la segunda es que de haber gasolina, no habría dinero para comprarla, puesto que deben ahorrar todo lo posible para aunque sea cruzar la frontera, donde deben pagar alrededor de $20 mil o $80 mil pesos para pasar por la trocha; el precio depende de la suerte que tengan, después de haber cruzado la frontera siguen caminando días enteros, normalmente hacia Pamplona, ya que para llegar a ciudades como Bucaramanga o Bogotá deben pasar por acá. Todos los días llegan diferentes tipos de venezolanos a Pamplona, basta con que te sientes frente la puerta de tu casa y esperes, te aconsejo que busques algunos panes y un poco de agua, puede que le alegres el día a alguien, ya que después de un tiempo sonará el timbre y es muy probable que la persona que esté detrás de la puerta sea alguien de Venezuela, cansado, sediento, con frio y ampollas, buscando alguna cobija para pasar las noches en las calle, agua, algo de comida o de dinero, en sí, estarán buscando nuestro apoyo.
Es algo que genera un impacto emocional muy fuerte, no solo en cada corazón venezolano sino en el corazón de un mundo que está en estado crítico. Pero no por eso debemos perder la esperanza, las fuerzas y las ganas de salir siempre adelante. La imagen que dejamos como inmigrantes en otros países es nuestra responsabilidad, y le pido al cielo, que este escrito llegue a algún inmigrante y le devuelva las esperanzas y las fuerzas que tal vez ya perdió.
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EL TEATRO EN TIEMPOS
de migración
EN CONTEXTO
Redactado por: Marcela Rozo Enciso Docente del Programa
Escena del montaje “Háblame como la Lluvia”, del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams. (Foto cortesía de la actriz).
La directora y productora de teatro Alba Esteva Castillo nació el 12 de marzo 1986 en Caracas, Venezuela. La primera vez que vino a Pamplona fue en el 2017 y asegura que desde el primer momento se enamoró de la ciudad por su clima, su tranquilidad y por la cercanía a su país. Un año después, el 24 de enero de 2018, decide radicarse en la ciudad mitrada para buscar nuevas oportunidades en el arte y el teatro, ya que en su ciudad natal ya eran bastante escasas.
Uno de los montajes más importantes de su carrera artística fue la obra “Háblame como la Lluvia”, del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams. De esta obra Alba Esteva afirma: “Fue un espectáculo montado bajo un lente muy personal, que involucró música en vivo donde además le hicimos un pequeño homenaje a un icono del rock venezolano, el señor PTT Lizardo y su agrupación La misma Gente” Alba Esteva Castillo estudió teatro como carrera profesional en el Laboratorio Teatral Ana Julia Rojas y posteriormente en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador en su Núcleo de Caracas UPEL – IPC de donde es egresada como docente en la especialidad de Artes Escénicas (2008).
Empieza su formación artística a los 6 años, en un taller de iniciación teatral en el Laboratorio Teatral Ana Julia Rojas en Caracas, de la mano de Romano Rodríguez y bajo la dirección del gran maestro Horacio Patterson. Su estudio teatral continua y se vuelve parte de su vida hasta el punto de estudiarlo profesionalmente. El teatro le ha dado la oportunidad a Alba Esteva de conocer varios escenarios nacionales en su país Venezuela, entre ellos se destacan el Festival Internacional de Teatro Caracas, Festival de Teatro Universitario UPEL - IPC, Festival de Oriente, Festival de Autor FESTEA, y otras tablas internacionales como el encuentro Universitario Itinerante de Teatro UNITINERE en España.
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Desde el 2006, junto con algunos de sus compañeros de estudio, fundaron una exitosa compañía teatral a la que llamaron “Umbrela”, grupo que creó 15 montajes teatrales que participaron en numerosos festivales nacionales e internacionales en Argentina, España, Bolivia y actualmente esta compañía teatral se encuentra activa en Brasil, bajo la dirección de su colega y amigo el Maestro Eliakins López. Alba estuvo en “Umbrela” hasta el año que decidió migrar a Pamplona.
La teatrera venezolana Alba Esteva Castillo, ejemplo de trabajo y emprendimiento en Pamplona. (Foto cortesía de la actriz).
Alba Esteva Castillo se desempeña como docente en el Centro de Asesorías Pedagógicas CAP y está vinculada al Museo Casa Anzoátegui en el Área cultural. Alba actualmente es una de las artistas que le está aportando a la cultura de Pamplona, contribuye con sus conocimientos artísticos a las labores del museo y trae su experiencia en Caracas y en los países por donde ha viajado. En Pamplona ha tenido la oportunidad de conocer amigos y personas que han respaldado su trabajo y la han acogido como a una pamplonesa más.
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EN LA UNIPAMPLONA SE FORJAN
SUEÑOS TRASPASANDO FRONTERAS Cerca de 300 venezolanos creen en esta casa de estudios para cumplir sus metas profesionales.
Redactado por: Lorena Vargas Docente del programa
EN LA ACADEMIA “De verdad que yo destaco la humanidad de mis docentes porque para mí es difícil excusarme varias veces y por el mismo motivo, pero esa es la realidad en mi país. El jueves de hace dos semanas no pude hacer clase en todo el día porque nos tuvieron 12 horas consecutivas sin servicio de energía”. Así es como Steplany Andrea Sandoval Jurado, estudiante venezolana de VII semestre de Licenciatura en Pedagogía Infantil de la Universidad de Pamplona, relata lo que ha podido experimentar en esta época en donde, debido a la pandemia, cumple sus clases No Presenciales desde el municipio de Ureña, en Venezuela.
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Estudiantes Unipamplona en el Campus Universitario Cortesía de Oficina de Prensa y Comunicaciones Unipamplona Aunque el proceso académico ha sido complejo para Steplany debido a las dinámicas actuales del vecino país, ella ha sabido sortear las dificultades contando con el apoyo de la universidad y sus docentes, de quienes resalta el acompañamiento que recibe. “Gracias a Dios he contado con buenos profesores que antes de ser docentes son humanos, y también entienden nuestra situación. Yo trato en lo posible de ir adelantada para superar cualquier inconveniente eléctrico o de conexión a internet que se pueda presentar”, explica.
académicamente, resolvió convenir con un vecino de su barrio, el acceso al servicio de internet satelital y dar todo de su parte, pues es consciente que el éxito y la calidad del proceso también está en manos de los estudiantes.
Como el de ella, son varios los casos posibles y complejos, que pueden vivir los estudiantes de la Universidad de Pamplona, la cual, siendo la casa de estudios de confianza de colombianos y venezolanos, integra en su familia a 294 universitarios provenientes de Venezuela, de ellos 27 alumnos nuevos matriculados en segundo período de 2020.
Como Steplany, también Orión reconoce que este momento académico ha requerido mucho de su esfuerzo: “Para mí ha significado una autodisciplina; me he tenido que exigir pues el proceso depende bastante de mí. Me tengo que organizar, cumplir con mis horas de estudio como lo indica el reglamento de la Universidad, y también ser autodidacta, siguiendo las orientaciones y el material que comparten los profesores”. Un proceso que enfrentan los estudiantes en general, y en circunstancias especiales, algunos que además de los impactos de la pandemia, experimentan los de su propio contexto de ciudad o país.
De puertas abiertas y comprometida con ser una Universidad de excelencia con impacto binacional, esta institución brinda formación integral a hermanos del vecino país que la prefieren para seguir su camino a la profesionalización. Algunos, como Orion Mateo Gómez Noda, siguiendo los consejos de familiares egresados con sello Unipamplona. “Yo curso III semestre de comunicación social, soy de Valencia (Estado de Carabobo, Venezuela), y estudio en la Universidad de Pamplona porque mi primo, mis hermanos, mi mamá y muchos familiares se han formado aquí”, precisa Gómez, quien se trasladó a la Ciudad Mitrada hace cuatro años, luego del cierre de frontera.
Es así como también esta casa de estudios en respuesta a su compromiso binacional, ofrece el apoyo solidario, humano y las herramientas tecnológicas necesarias, sincrónicas o asincrónicas, para que desde cualquier lugar del mundo y superando obstáculos, se pueda seguir forjando el camino de quienes se proyectan como excelentes, humanos e innovadores profesionales, con sueños, como el de Steplany, de construir escenarios para la educación infantil, o el de Orión, de dirigir la comunicación hacia la educación y la cultura.
Así como ha sucedido en Colombia y en Pamplona, en la Universidad, la comunidad venezolana ha llegado para acceder a la oferta en educación superior en todas las modalidades y en cualquiera de las sedes institucionales. Steplany, por ejemplo, cursa estudios en la Sede del CREAD de Cúcuta, hasta donde antes de la pandemia, llegaba después de cruzar cada día de clase, de manera peatonal, el puente internacional Francisco de Paula Santander para poder cumplir con su jornada académica de manera presencial. Su caso en particular revela aspectos positivos de la No Presencialidad, al momento en que Steplany puede estudiar y ver de su hijo en casa. “Ha sido de gran ayuda porque tengo un niño de un año, y no cuento con mi mamá ni mis hermanas para que me ayuden a cuidarlo. Ellas viajaron a Chile buscando las oportunidades que no hay acá en Venezuela”. Son 22 horas a la semana las que Steplany debe cumplir para el desarrollo de las 7 materias que actualmente tiene matriculadas. Para responder Estudiantes Unipamplona en el Campus Universitario Cortesía de Oficina de Prensa y Comunicaciones Unipamplona
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PIONEROS EN LA VIRTUALIDAD
ACADÉMICA
Escritos de alumnos de primer semestre, de Lectoescritura, que inician su carrera, apostándole a la virtualidad. No conocen salón, no han tenido pizarra, pero están felices, estudiando lo que querían…
EN LA ACADEMIA I.Por un mejor futuro
Por: Nayelis Pérez Hernández. Estudiante primer semestre Comunicación Social.
Muchos soñamos con ser personas realizadas a futuro, trabajar en lo que nos gusta, lo que nos apasiona y nos hace sentir vivos como personas, estamos en busca de mejores oportunidades, y de alguna manera agradecer a nuestros padres o quienes lo representen por la crianza dada y demás. Me llamo Nayelis Pérez Hernández, terminé mis estudios de bachiller a finales del año 2019, al culminar el bachillerato sabía que no sería fácil la nueva etapa que iniciaría, pues era un reto mayor a lo de costumbre, me encuentro estudiando Comunicación social en la universidad de Pamplona Colombia; debo confesar que años anteriores pensaba en carreras como la Medicina, Arquitectura, Contaduría e incluso Negocios internacionales.
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En el trascurso del año 2019 fue entonces cuando pude descubrir un poco de la comunicación social, me gustó la forma como me podía desempeñar y desenvolver en ella, aunque para ser sincera me causaba algo de temor, puesto que, alrededor de esta elección, se desencadenaron diferentes posturas entre mis familiares.
no hallaba respuesta alguna, ya se tornaba una situación compleja por mi ansiedad de saber si por fin iniciaría eso tan anhelado. Una madrugada ingresé al sistema, pero solo lo hice por descarte, lo que no esperaba era toparme con el causante de mi ansiedad, nervios y felicidad, fue cuando por fin pude ver los resultados, dicha como esa al ver que fui aprobada, jamás la había experimentado, creo que sobra decir cuan feliz estaba; sabía que al encontrarnos en emergencia sanitaria las cosas eran diferentes, todo tenía un manejo distinto al de costumbre, no todo era color rosa, las clases que debían ser presenciales pasaron a realizarse de forma virtual, para ello es necesario contar con todas las herramientas necesarios o por lo menos las básica (internet y celular o computadora).
Por motivos económicos no aspiraba a una universidad, por ello tomé la decisión de realizar el proceso para ingresar en otras entidades de educativas (SENA), siempre escuché buenos comentarios de dicha entidad, además seria el principio para lograr todo lo propuesto, realicé los trámites necesarios para validar la inscripción; sin embargo al revisar los programas que estaban siendo ofertados pude notar que no estaba lo que quería, no obstante decidí seguir con el proceso y hacer la inscripción en otro programa, era tan grande la sed de estudiar, de saber que hacía algo bueno, en vez de andar pensado que sería del futuro, presenté el examen, el paso siguiente resultaba algo inquietante, pues debí esperar varios días por los resultados, y llegó el tan anhelado día, mi decepción y tristeza fue grande, no pase las pruebas, me pregunte: ¿ahora qué sigue?¿ qué hago?¿qué hice mal?, con la esperanza de intentarlo de nuevo en las próximas convocatorias me levante y decidí seguir y aprovechar el gran tiempo libre.
Aproximadamente llevo dos meses de la vida universitaria, y a decir verdad no ha sido nada fácil, uno de los principales desafíos es la distancia que hay entre los unos a los otros, aunque los profesores den lo mejor de ellos y se esfuercen por dictar la clase de buena forma, resulta difícil, a veces hay problemas de conexión lo cual dificulta el correcto desarrollo. Hoy por hoy seguimos en emergencia sanitaria, los niveles de contagios y muertes suben y bajan, hasta ahora solo podemos combatirlo con el distanciamiento público, sin embargo, diferentes sectores se han ido restableciendo poco a poco con la responsabilidad de los ciudadanos; los estudiantes seguimos a la espera de las clases presenciales. El esfuerzo es grande, lo sabemos, pero la recompensa lo es mucho más.
En marzo del 2020 inicio el brote de Covid-19 en Colombia, un virus respiratorio que azotó a todo el mundo por la grave cantidad de contagios que dejaba a su paso, es decir una pandemia que aún hoy no tiene un antídoto, para así contener y destruir su propagación, ya no era solo el problema económico, sino también la situación sanitaria en el mundo y la dificultad para estudiar aumentaba cada vez más. A finales de junio como de la nada me dan una grandiosa noticia, dijeron que iniciara todos los trámites para llevar a cabo mi inscripción en una universidad, por mucho tiempo había estado esperando escuchar esas palabras que llenaban mi corazón de alegría y esperanza, hice todas las averiguaciones correspondientes y realicé los tramites de la inscripción, irónico, pero una vez más debía esperar, esperar para saber qué camino coger; llevaba días revisando los resultados, pero
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II.Por un mejor yo Por: Rafael Daza Estudiante primer semestre Comunicación Social.
Todo tiene un inicio, nudo y desenlace así que empezaré por el principio. Mi sueño como estudiante siempre fue entrar a la universidad de Pamplona, lo intenté tres veces, la última fue la victoriosa ya que me dieron la oportunidad de estudiar la carrera que tanto anhelaba que es comunicación social. Siempre he sido una persona polifacética, me gusta probar y desarrollarme en muchos entornos, desde niño soñaba con ser alguien de la televisión o trabajar en la radio, pero con un concepto diferente, tratar de llegar a las personas con un pensamiento positivo. Siempre existe la duda de si estoy estudiando lo correcto como lo dicen los demás ya que personas cercanas se expresan diciendo que estoy perdiendo mi tiempo, con la típica frase “eso no te dará plata” o “te morirás de hambre”. En un principio dudé sobre eso, pero a medida que me voy adentrando en la carrera y me nutro más sobre ella, estoy completamente convencido de que estoy en la mejor carrera que puede haber existido. Cuando me enteré de que había podido pasar en la Unipamplona, en esos momentos me encontraba en Pamplona, conociendo más de ella, sus lugares, su gente, su clima etc. Me encantó, pero me tocaba retornar a mi pueblo y recoger mis cosas para nuevamente regresar a Pamplona ya que mis padres habían decidido que me fuera para tener más seguridad en los estudios y concentrarme en eso y así lo hice.
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Como primíparo me costó demasiado al principio y más que ahora por motivos de seguridad y salud las clases son virtuales, hay cosas en la universidad que en el colegio como tal no enseñan y te caen de sorpresa siendo cosas extremadamente nuevas. Todo comenzó algo confuso para mí ya que siendo guajiro no había tenido el placer de tratar con personas de otras partes de Colombia, lo cual se me hizo muy interesante ya que son varios puntos de vista y diferente acento al entablar una conversación o un tema en clases.
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ARTES PLÁSTICAS - ENTREVISTA Arte contemporáneo y realismo espontáneo, las armas cruciales de Kike Córdoba Texto y fotos: José Miguel Córdoba Vanegas Estudiante del Programa Comunicación Social
GLOBAL
Pie de foto: El artista y su obra
Heiner Enrique Córdoba, más conocido en el mudo artístico como Kike Córdoba es un joven audaz, posicionado como uno de los artistas más innovadores del Caribe colombiano. A primera vista resaltan sus obras inspiradas en el arte moderno y el realismo espontáneo. El artista, nacido en Valledupar, y quien es licenciado en arte, folclor y cultura, le agrega a sus obras un toque jovial que lo caracteriza; en muchas ocasiones dejándose llevar de los colores vivos, pinceladas mágicas y vibraciones que generan las figuras, retratos y cuadros que desde hace 7 años ha venido exponiendo en la capital Cesarense.
¿Cómo se define Kike Córdoba? •“Soy un artista innovador desde que era adolescente. Para mí, este oficio más que un gusto, es un estilo de vida, por eso lo hago con amor y pasión”.
KC: Como un artista plástico oriundo de Valledupar, hijo de artistas. Actualmente un representante del arte que se auto define como una persona muy altruista y que trabaja del arte, además de lo social.
¿Hay diferencias entre Heiner Córdoba y Kike Córdoba? KC: No ¡en lo absoluto!, es la misma persona; solamente que considero que, en el gremio de los artistas, valga la redundancia, necesitamos tener un nombre artístico que de pronto nos haga más eco e influencia.
¿Qué busca reflejar en cada una de sus obras?
KC: Yo siento que cada una de mis creaciones, de mis obras y de los resultados que estas traen, tratan de concientizar a la persona sobre la vida, el color, la alegría y los buenos momentos.
¿Cuál es la característica diferencial que existen entre sus obras? KC: Creo que lo más importante que hay en estas obras es el impacto visual que llevan consigo: la alegría, lo cultural, lo social. Siento que las personas de alguna u otra manera se permiten también percibir estos aspectos en cada una de ellas.
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Respecto al proceso creativo, ¿Qué lo inspira? KC: Mi proceso creativo cambia a diario, a cada momento y en cada obra. Aunque son muy parecidas, cada una de ellas tiene un proceso diferente. Captar en cuanto a los retratos de las personas que hago, cada rasgo de una manera distinta me lleva a reinventarme cada vez más en mí actuar como artista y en mi proceso creativo como tal.
¿Cuál es su gran sueño como artista?
KC: Yo creo que mi sueño lo estoy viviendo despierto actualmente. Aunque como ser humano siempre tenemos más y más metas y sueños por cumplir; me veo como un gran artista local, nacional y de talla mundial y quisiera tener pronto mi propia galería de arte.
¿Cree que estos proyectos han generado impacto?
¿Cómo definiría en tres palabras el arte actual?
KC: El impacto fue gigante y positivo: llegamos a comunidades que ni siquiera veían el arte como lo que es y ni siquiera lo practicaban. Ver que a través de la expresión artística tienes herramientas para sanar, para ser resilientes, ser fuertes y para tener esperanzas creo que es lo más impactante y fue lo que pudimos encontrar en visitas rurales, entradas a campos que hicimos anteriormente con estas organizaciones.
KC: Desgraciadamente consumista, impactante y social.
¿Cómo definiría en tres palabras el arte actual? KC: Mi proceso creativo cambia a diario, a cada momento y en cada obra. Aunque son muy parecidas, cada una de ellas tiene un proceso diferente. Captar en cuanto a los retratos de las personas que hago, cada rasgo de una manera distinta me lleva a reinventarme cada vez más en mí actuar como artista y en mi proceso creativo como tal.
¿Piensa que el arte es una buena herramienta para afrontar cambios y mitigar problemas sociales?
Ha adelantado labores sociales, coméntenos sobre algunas de ellas
KC: Sin lugar a duda, un ejemplo claro lo vemos en todos los países que son golpeados por guerras o algún flagelo de conflicto, un ejemplo claro aquí en Colombia es en Medellín, sus comunas se jactan de mostrar un museo al aire libre el cual cuenta un presente muy promisorio y no un pasado que fue oscuro para ellos, en ese orden de ideas, ¡sí! El arte es una herramienta valiosa que bien usada puede lograr cambios en personas, comunidades, países y ciudades.
KC: Soy y me consideran una persona altruista; esto de la mano que me gusta que cada proyecto que hago tenga que ver con el sentido social, con llevar este tipo de cosas que son muy ajenas a los menos favorecidos. Estos proyectos se han desarrollado de la mano de Ong’s (organizaciones no gubernamentales), de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que ven el arte como herramienta para crear lazos de desarrollo en lugares que fueron golpeados por la violencia y que ahora están en postconflicto.
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Heiner Enrique Córdoba, artista plástico vallenato.
En medio de esta pandemia, ¿Cómo logra mantenerse cercano a quienes siguen su talento, sus obras? KC: Siento que el acercamiento se da por el arte. Fue un momento en el que todos nos detuvimos y comenzamos a ver lo simple, logramos ser más sensitivos y eso es en lo que trabajo; el significado artístico es una simpleza que toca todos sus sentimientos. Fue la manera casi que natural en que mucha gente comenzó a ver, a consumir, a ver más arte y creo que fue natural y sensorialmente. Las personas lo captaron, lo vivieron y en medio de todo fue un momento genial en cuanto a lo que hago porque tuve superávit (incremento) de obras.
¿Alguna vez le ha tocado lidiar con el fracaso? KC: Sí. Es de humanos fracasar, errar y nunca estamos exentos de eso, soy una persona muy tranquila, veo estos momentos como una oportunidad para crecer, para aprender y para no cometerlos nuevamente. Han sido muchos, no constantes, porque uno comienza a trabajar en no tener errores y no fracasar tan a menudo, pero esto hace de una o de otra manera a una persona exitosa, fuerte, que busca sus sueños y que no se detiene por ello.
Si tuviera la oportunidad de hacer una fusión entre su arte pop y otro movimiento artístico del siglo presente, ¿con cuál lo haría? KC: Creo que con escultura y con moda. Ellas van de la mano con el arte y actualmente son las fusiones que se hacen y tengo la fe que seguirán obteniendo fuerza cada día más. Es la manera de representar, de usar, de llevar arte no solamente en nuestros hogares sino también mostrar de alguna manera cómo lo sentimos, cómo lo vivimos, usamos y transmitimos tan fácilmente en las culturas que están en la calle, en los lugares que visitamos y en las prendas de ropa que usamos.
¿Cree que la tecnología y el arte digital están dejando atrás todo el camino que ha ido formando el arte?
KC: ¡No, creo que no! A veces la persona piensa que los artistas estamos dejándonos oprimir por esto, pero yo siento que es una nueva generación de artistas. El arte ha evolucionado en cada una de las etapas de la vida, es la que está aquí, que estamos viviendo y tenemos que recibirla con la mejor actitud porque con ella se abren nuevos panoramas, ideas, procesos, productos, de los que se pueden tener muy buenos resultados.
¿Cuál ha sido la lección más importante que le ha enseñado su trabajo?
¿Qué plasmaría en esa obra?, ¿cuál sería su mensaje? KC: la alegría, las ganas de vivir, el respeto a la vida y sin duda el color.
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KC: Mi trabajo me ha dado muchas cosas buenas, he conocido varios lugares geniales. El mejor y más grande aprendizaje es no creerme el éxito, ser una persona con los pies en la tierra, que sigue luchando, que teniendo lo que tiene y conociéndose como se conoce, su mejor lección es que se debe ser aplomado, coherente, lo más sencillo posible y altruista con mis sueños y con los demás.
UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
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MARÍA ANGÉLICA
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ntajes de:
DÍAZ RODRÍGUEZ
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¿Dónde radica el éxito del proceso
educativo remoto? Redactado por: Fausto Joya Jiménez Pasante del Programa Comunicación Social
El 2020-II se convirtió en el primer semestre en que docentes y estudiantes asumieron sus roles a sabiendas de que el proceso educativo sería mediado por las tecnologías de la información y la comunicación, término especifico bajo el cual fue bautizada la educación no presencial que, con motivo de la emergencia sanitaria, derivada de la pandemia del COVID-19, se está desarrollando de forma remota. Más allá de las directrices establecidas por el Gobierno nacional y local, el éxito del proceso educativo está determinado por la capacidad de los docentes y estudiantes para sortear las dificultades propias de la situación. Los primeros han asumido el reto con la pasión característica de su profesión, optando por fortalecer sus conocimientos para afrontar esta etapa con procesos de formación complementaria o suscitando debates acerca de la experiencia vivida durante el primer semestre de este 2020. Los estudiantes que ya estuvieron inmersos en el proceso de educación remota inician este semestre con algo de experiencia que les da cierta “ventaja” frente a aquellos que se enfrentan por primera vez a la “virtualidad”. En el ambiente universitario juega un papel importante la autodeterminación y por ende es bueno resaltar a los estudiantes que han decidido darle continuidad a su proceso de formación y no aplazar sus metas a corto o mediano plazo y culminar con sus estudios profesionales. Al entablar un diálogo con una de las docentes que más tiempo lleva vinculada al programa de comunicación, se podría establecer que las dificultades más importantes de nuestro entorno educativo específico son el acceso, la conectividad y los espacios sincrónicos; los estudiantes del programa de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona son un público bastante
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diverso, provienen de varias regiones del país (Costas Atlántica y Pacífica, los Llanos orientales y el sur del país), de los niveles socioeconómicos bajos, muchos de entornos rurales y poblaciones pequeñas lo que implica que existan muchas limitaciones en la disponibilidad de un servicio de conexión a internet de calidad.
Juan Sebastián Torres -Estudiante Foto cortesía de Nubia Rozo.
El acceso a herramientas tecnológicas, recursos físicos y virtuales necesarios para el desarrollo de las actividades educativas no es un asunto que ya esté resuelto, muchos jóvenes comparten su computadora con hermanos, padres o el Smartphone con el que cuentan no cumple con las especificaciones técnicas mínimas requeridas por la educación remota. Así mismo, los encuentros sincrónicos ya no son propiamente una dificultad; por el contrario, se han convertido en la alternativa a las clases presenciales. No obstante, exigirle a un docente o estudiante que cumpla de manera estricta en tiempo y espacio con los encuentros so pena de sanción, solo acrecentaría las dificultades; eso sí, se debe no incumplir con las exigencias. Entonces, ¿cuál es la solución efectiva para lograr desarrollar de manera “exitosa” el proceso educativo? Primero habría que señalar que no existe una solución mágica, tampoco se trata de una única alternativa, aquí es donde se acude a lo señalado anteriormente, el factor determinante reposa en los actores directos y no se trata de una obligación contractual sino del interés, empatía, audacia y capacidad investigativa de los docentes para actuar frente a las condiciones reales de existencia de sus estudiantes y encontrar un punto que permita el mejor desarrollo académico. Aún más importante es el rol de los estudiantes que tienen un compromiso moral de cara a este proceso puesto que depende de su honestidad, determinación y cumplimiento facilitar la labor del docente y su propio aprendizaje. Hay que reiterar que todo este esfuerzo sinérgico necesario, especialmente el de los docentes, no está establecido en sus obligaciones o en las nuevas normativas vigentes; se trata más bien de un esfuerzo ad honorem, otro más de los que hacen los educadores por aportar al crecimiento de la sociedad y al mejoramiento de la calidad de vida de las nuevas generaciones.
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EL REBUSQUE DE LOS VENEZOLANOS EN CÚCUTA Y PAMPLONA ACENTÚA LA INFORMALIDAD José Eduardo Rozo Jaimes Docente Comunicación Social
GLOBAL
El 19 de agosto de 2015 pasó a la historia como el día en que la frontera entre Colombia y Venezuela, por el Estado Táchira, se cerró y desde entonces, no ha vuelto a abrirse. Para la época el presidente del vecino país, Nicolás Maduro, ordenó bloquear los puentes internacionales -que conectan con Cúcuta y Villa del Rosario en Norte de Santandercomo consecuencia de hechos de orden público registrados en el municipio fronterizo de Ureña, en los que fueron atacados con armas de fuego integrantes de una comisión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
En grupos arriban a Pamplona los migrantes venezolanos, tomándose espacios públicos como el parque Águeda Gallardo para ingerir alimentos y descansar.
El cierre caldeó el ambiente y los habitantes de la álgida frontera pensaron que era cuestión de días para que por los puentes volvieran a circular centenares de personas a pie, pues rendía más caminando que en carro. Esto no ocurrió y solo un año después, se reactivó el paso peatonal y bajo condiciones especiales.
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El candado puesto a la frontera trasladó el flujo de personas y de mercancías de contrabando a las trochas. Por caminos sin control y cruzando el río Táchira, decenas de ciudadanos empezaron a ir de un lado a otro y para la época, la crisis social, económica, política y de salud en Venezuela, se agudizó y con ello las trochas se convirtieron en tortuosos pasos a la ‘libertad’, arribando a Colombia miles de venezolanos en búsqueda de oportunidades laborales y de una mejor calidad de vida.
Ni la pandemia por el COVID-19 ha evitado que los venezolanos sigan cruzando por trochas a Colombia. Caminando recorren las vías del área metropolitana de Cúcuta para buscar la salida a Pamplona.
El desande de los venezolanos se apoderó de las carreteras de Norte de Santander y a pie empezaron a buscar la tierra prometida, estableciéndose en los 32 departamentos y otros, tomaron a Colombia como puente para arribar a países de Sudamérica. Así han transcurrido cinco años y cerca de tres meses desde que se cerró la frontera. La llave aún no ha sido forjada y en Colombia, con corte del 31 de julio, hay 1.731.017 venezolanos, de los cuales el 44 por ciento son regulares (765.173) y el 56% restante ingresó de forma irregular (965.844). En Cúcuta según Migración Colombia se estima que hay 101.889 venezolanos, cifra que la ubica como la ciudad más receptora de migrantes después de Bogotá. La mayoría de esta población ha terminando acentuando la informalidad que reina tanto en la capital de Norte de Santander como en su área metropolitana. A los ciudadanos del vecino país se les ve en semáforos vendiendo golosinas y otros recorren las calles pidiendo dinero. También están los músicos que avivan el folclor venezolano en las avenidas de Cúcuta, los que venden pan y los que recorren los barrios en carretas ofreciendo frutas, verduras y el famoso aguacate venezolano.
Los caminantes venezolanos que llegan a Pamplona reciben alimentos y ropa de parte del Instituto Caridad Universal (ICU).
El drama de la informalidad De acuerdo con informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), el total de habitantes de Cúcuta y el área metropolitana es de 857.000 personas y de esta población, en el periodo comprendido entre julio y septiembre de este año, 388.000 son los económicamente activos. De esta última cifra 280.000 son quienes cuentan con una fuente estable de empleo y el restante, 108.000, están desempleados.
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“Tengo 60 años y he dedicado mi vida a la construcción, es el oficio que heredé de mi padre y con el que sostengo a mi familia. Ahora, la dinámica ha cambiado y estamos dando una lucha para que los pagos sean justos. Nos afectamos los maestros, pero también los obreros colombianos quienes por una semana cobran $220.000 y los venezolanos lo hacen hasta por $100.000 o menos”, argumentó Jaimes.
Ahora bien, estás cifras sobre mercado laboral, comparadas con el trimestre de junio a agosto de 2019, evidencian que para la época la población económicamente activa era de 419.000, de la cual 350.000 estaba con un empleo estable y 69.000, en búsqueda de oportunidades laborales. Lo anterior deja en evidencia que el porcentaje de personas sin fuentes de empleo estable se ha incrementado y esto, contribuye a que la informalidad se acentúe en la región, toda vez que la población recurre al rebusque como medio para suplir las necesidades básicas.
En la otra orilla está Gonzalo Jaimes, hermano de Eleuterio y quien desde joven dejó la casa paterna para irse en búsqueda de oportunidades a Venezuela. Él, se estableció en Mérida y allí se dedicó a la construcción, oficio en el que ha permanecido por más de cuatro décadas. Ahora, a sus 65 años, retornó a Colombia y paradójicamente, trabaja a menor precio, incluso para habituales clientes de su hermano en la Provincia de Pamplona.
Este escenario de informalidad, además, se ha visto permeado por ciudadanos venezolanos que al llegar a Colombia en búsqueda de oportunidades laborales, terminan acentuando este fenómeno y recurren a ventas callejeras como mecanismo para conseguir el sustento diario.
Impulso al emprendimiento Según Migración Colombia, Cúcuta, Villa del Rosario y Tibú son los tres municipios nortesantandereanos, a donde llegan más migrantes venezolanos. Pamplona es el cuarto municipio con más presencia de migrantes en Norte de Santander y de acuerdo con Migración Colombia se estima que hay, con corte del 31 de julio de este año, 8.300 venezolanos. La denominada Ciudad Mitrada es un punto estratégico para los caminantes del vecino país y allí, hacen un alto en el camino para recobrar fuerzas tras haber recorrido un trayecto de 79 kilómetros, teniendo como punto de partida el sector La Parada, en el municipio de Villa del Rosario, el primer territorio colombiano que pisan tras cruzar las trochas.
En espacios públicos como la Plazuela Bolívar y sin importar el frío de Pamplona, pasan las noches los migrantes venezolanos.
Mano de obra a bajo costo
Si bien la mayoría de migrantes siguen su camino, los que se han establecido en Pamplona son colombianos retornados que han arribado con sus parejas e hijos migrantes, quienes en su mayoría son irregulares. Esta población ha encontrado un oasis en medio del drama que vive y son apoyados por el Instituto Caridad Universal (ICU). La voluntaria, Diana Capacho, cuenta que “a estas familias mixtas se les apoya y para ello se tiene el Centro de Emprendimiento y Desarrollo”.
La construcción ha tenido cambios atípicos con la llegada de venezolanos, pues quienes se dedicaban en el vecino país a esta labor, han encontrado fuentes de empleo en este sector y ofrecen mano de obra a bajo costo, afectando a maestros y obreros colombianos. Eleuterio Jaimes, natural de Chitagá, en la Provincia de Pamplona, dio a conocer que ha visto disminuidas las ofertas laborales, pues mientras él como maestro cobra por una semana de trabajo $350.000, un venezolano lo hace en $200.000.
Desde allí se están ofreciendo capacitaciones a las que acceden los colombianos retornados o los migrantes legales, pues quienes están en condición
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irregular no cumplen con los requisitos de entidades como el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), que apoya la labor del ICU. De acuerdo con Capacho en 2019, se capacitó a más de 700 personas y en lo corrido de 2020, como consecuencia de la pandemia por el COVID-19 y la dificultad para acceder a las formaciones virtuales, la cifra es de 150, quienes según el estimativo que tienen serán los que recibirán la certificación. “La formación es para que establezcan proyectos productivos, la mayoría se han inclinado por la agricultura, las artesanías y también se han conformado unidades productivas en panadería, productos lácteos, antipastos, salsas, mermeladas, confitería y modistería”, reseñó Capacho. La pandemia, de acuerdo con la voluntaria, ha ocasionado que los migrantes capacitados se dispersen por la Provincia de Pamplona y desde casas de familiares, en espacios pequeños, han habilitado huertas y criaderos de pollos. “El Sena nos ha aportado semillas, abono y fertilizantes. En avicultura suministran el alimento y bebederos”. Al tiempo, han tenido el acompañamiento de estudiantes de la Universidad de Pamplona, que cursan noveno semestre de Administración de Empresas. “Ellos nos han capacitado para mejorar la formulación de proyectos y así tener más oportunidades de gestionar recursos con instituciones del Estado”. Una de las dificultades que han tenido desde el ICU es que las organizaciones internacionales están más enfocadas en apoyar a los caminantes y no a quienes se han asentado en poblaciones como Pamplona. Además, pese al positivo impacto del Centro de Emprendimiento en la vida de los migrantes, Capacho reconoce que la gran mayoría son irregulares y se dedican a ventas callejeras en Pamplona y las mujeres a ofrecer servicios de arreglo de uñas y de corte de cabello. El drama de los migrantes no solo ha puesto en apuros a quienes han arribado en búsqueda de un mejor porvenir para sí mismos y sus parientes, sino a los colombianos que por décadas han luchado por salir adelante en medio de la informalidad que reina en el contexto de regiones fronterizas como Norte de Santander, donde está Pamplona.
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Con el apoyo del Instituto Caridad Universal (ICU), los colombianos retornados y los migrantes legales, se capacitan en proyectos productivos relacionados con la agricultura.
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