CON LA CAMA A CUESTAS: ENTRE EL FRÍO Y LA NEBLINA Redactado por: Andrea del Pilar Durán Docente del Programa Comunicación Social
EL MIRADOR DE PAMPLONA Foto: migravenezuela.com Pese a la pandemia, el flujo de personas no ha cesado en los pasos ilegales que conectan a Villa del Rosario con San Antonio del Táchira. Aquí y allá. Pasando la noche donde se pueda, comiendo lo que se encuentre y entre el frío o el calor que ofrezca el lugar donde el cansancio venza. Los migrantes venezolanos llevan su cama a cuestas y sus pocos enseres, su familia, su miedo o su desesperación. Todo depende.
Para la época llegaban unos pocos, después algunos más; con el paso de los años cientos y cientos de ellos se aglomeran a las afueras de la ciudad, en el Barrio “Chíchira”, donde se habilitó un albergue transitorio que empezó a desbordarse y ahora parece permanente. Otros tres lugares de paso brindaron un lugar de acogida, pero después de dos años cerraron.
Como el caracol, el migrante carga el peso de su realidad y se esconde entre su caparazón invisible para resguardarse de una “nueva” vida, de la delincuencia o hasta de la indiferencia. Este difícil proceso de dejar su casa, su barrio, su familia, su historia… es una tragedia humana que seguramente nadie quiere vivir, pero a algunos les toca. A quienes no, tratan de ayudar, se conduelen con su prójimo o se preocupan por la situación de buena o mala manera. Eso también depende de los ojos con los que se mire.
Llegada de migrantes a Pamplona en medio de la pandemia
La pandemia agudizó el problema de parte y parte: ahora los migrantes no solo luchan con su destino, sino con un enemigo invisible. Un contrincante en común con los ciudadanos pamploneses, que también están sufriendo los efectos de una enfermedad altamente contagiosa y mortal. Ahora el detalle importante se centra en que el flujo migratorio, puede traer consigo un mayor riesgo de contagio en un municipio que ya registra –según cifras de octubre proporcionadas por el Instituto Nacional de Salud- 904 casos confirmados de Covid-19 y 24 fallecidos; su tendencia va en aumento.
Al principio de la crisis económica y social que originó el fenómeno migrante, era para los pamploneses indignante y doloroso ver por las orillas de las carreteras el tránsito de personas de diferentes edades, como un ‘caminante sin camino’. Después verlos en las calles de la ciudad pidiendo cualquier ayuda.
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