Editorial
L
a región de Magallanes tiene características propias que, además de sus aguas prístinas, la hacen idónea para la salmonicultura, debido a la poca frecuencia de enfermedades que están presentes en otras zonas, como son el Síndrome Riquettsial de salmones (SRS) –que es el principal motivo por el que se utilizan los antimicrobianos en Chile-, y la caligidosis, o piojo de mar.
Si bien la historia del salmón en la región lleva alrededor de un siglo, cuando se ingresaron
las primeras ovas de trucha arcoiris para la práctica de la pesca deportiva, la crianza de salmones en jaulas en mar abierto comienza a fines de los años 80, con un centro de Salmones Antártica, que en la época era considerado el más austral del mundo. El desarrollo de la industria desde entonces ha tenido enormes inversiones de dinero con el fin de hacerla más eficiente y poder cerrar el ciclo del salmón en la misma región, permitiendo con esto el ahorro de recursos, mejorando resultados sanitarios y productivos, aumentando también la generación de oportunidades de empleo para la gente de Magallanes, y la creación de empresas proveedoras de diversos servicios. Además, se ha vuelto la industria con mayores niveles de exportación en la región, lo que ha permitido presentar el salmón en mercados de todo el mundo, posicionando no sólo a las empresas, sino que también a al extremo sur del país como un polo de desarrollo productivo sustentable de esta proteína.
Magallanes: oportunidades y retos
para la salmonicultura Sin embargo, la instalación en Magallanes ha presentado desafíos, como los proyectos de ley que están hoy en el congreso que podrían generar la salida de los centros de cultivo de los parques nacionales, siendo en la región particularmente los más icónicos el Parque Nacional Kawésqar y Parque Nacional Alberto de Agostini, lo cual afectaría de manera dramática la producción, obligando posiblemente a algunas empresas productoras a desaparecer, debido a la totalidad de sus concesiones están en parques nacionales. De hecho, el Parque Nacional Kawésqar cuenta con 68 concesiones otorgadas dentro de su área y el Parque Nacional Alberto de Agostini, por su parte, 19. Juntos representan al 65% del total de centros en la región de Magallanes. Esto no sólo afecta a empresas productoras, sino que a decenas de proveedoras que han visto sus negocios crecer gracias a la salmonicultura, como alojamientos, trasportes de pasajeros, restaurantes, etc. Para obtener la licencia social, los compromisos de sustentabilidad deberán estar por delante de lo que la legislación exige, mostrándose
R E V I S T A
A Q U A
como actores líderes en la industria nacional en esta materia. Es así como las condiciones particulares que tiene la industria en Magallanes deben contar con un férreo compromiso entre las autoridades y los actores sectoriales en este territorio, siendo un tema clave que será abordado en AquaForum Patagonia 2022, que busca contribuir al debate en torno al desarrollo de una acuicultura con identidad magallánica, caracterizada por prácticas y estándares de excelencia ambiental y social. A Q U A
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