Cuando las flores marchitan
Sin ti Ximena Gutiérrez
P
riscila tenía seis años, a su corta edad le encantaba convivir con perros, porque desde pequeña, siempre estuvo rodeada de ellos, razón por la cual no sentía temor al estar frente a uno, le provocaban gran ternura, además, le gustaba cuidar a los que se encontraba en la calle y deseaba llevarlos a su casa,sin embargo, no contaba con recursos o espacio suficiente para atender a todos, eso le causaba una gran tristeza. Un día saliendo de casa acompañada por su madre, se encaminaron con dirección al mercado, cuando cruzaron la calle, se detuvo frente a una primaria y se dirigió hacia una esquina en donde observó que había un perro, él se mostraba sediento, cansado, hambriento y triste; Priscila al ver aquella expresión en el perro, no dudo ni un segundo y acudió a su madre. Estando junto a ella, Priscila le pidió regresar a casa para traerle un balde con agua y algo de comer, la madre aceptó sin ninguna condición, porque a ella también le gustaban los perros.Unos minutos después regresó al lugar donde estaba el animal, éste, asustado y lleno de desconfianza, se alejó del rincón, aún así Priscila colocó en el suelo el recipiente con agua y comida para después alejarse poco a poco. El perro continuaba ahí con el transcurso de los días, en tanto Priscila le seguía llevando alimento y agua. Estas acciones lo ayudaron a dejar su temor, dándole una señal de confianza a Priscila, la cual aprovechó para acariciarlo, pronto comenzaron a tener una relación más sólida, el perro se alegraba, acercándose con regocijo hacía Priscila cada que la veía venir. Durante las mañanas Priscila salía muy temprano para ir a la escuela acompañada por su madre; un día, al colocar las llaves en la chapa y abrir la puerta, fueron sorprendidas por el perro,éste se
21