Por Katy Jurado
Especial rey Carlos III
Fotos: Internet / EFE
Los dos polos de la coronación Las celebraciones por el ascenso al trono de Carlos III, sirvieron de respiro para un sector comercial golpeado por la crisis económica que afecta a Reino Unido. Contrariamente, los gastos y la impopularidad de la monarquía, arrojaron cifras nada alentadoras
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urante tres días, tanto ingleses como miles de turistas que viajaron a Londres para celebrar la coronación de los reyes Carlos III y Camila, fueron testigos de un acontecimiento irrepetible. Fue una gran oportunidad para que las empresas, actualmente al borde del colapso, pudieran avivar la confianza de los consumidores, con todo tipo de productos y servicios. También sirvió para que salieran a relucir las controversias, el rechazo a la familia real y el deterioro de la imagen de una institución con 12 siglos de tradición. Las cifras hablan por sí solas. El gobierno de Reino Unido y los contribuyentes, pagaron una ceremonia que costó cerca de 100 millones de libras esterlinas ($126 millones), cifra que podría elevarse a más de $300 millones, si se incluye el despliegue policial y la seguridad. Además, el día festivo generó pérdidas por el orden de los $1716 millones; y la popularidad de la monarquía cayó de 62 % a 58 %. Mientras, la ocupación hotelera en la capital inglesa, se situó en 96 %, entre el 6 y el 8 de mayo. Se estima que los turistas gastaron unos $1262 millones en alojamiento y comida; y por aumento de la demanda de boletos nacionales, las empresas de transporte tu-
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vieron un ingreso de $1500 millones. Estos son algunos de los pros y los contras que se le atribuyen al evento histórico, que marcará el inicio de una nueva etapa de la corona británica, con grandes desafíos por delante. Críticas y ganancias Uno de los mayores cuestionamientos que ha recibido la coronación de los reyes de Reino Unido es que el financiamiento de
todos los eventos, saliera de la hacienda pública. Aunque se trata de un acto de Estado, el pueblo considera que no es el momento, pues muchos británicos están lidiando con el incremento de los productos básicos y, como consecuencia de la guerra en Ucrania, la escalada de los precios de la calefacción, dos rubros indispensables. Para nadie es un secreto que el Reino Unido tiene una tasa de inflación de 10.1 %, la más alta de Europa