COMERCIO DE TRIGO Y DESINDUSTRIALIZACIÓN: LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE ARAGÓN Y CATALUÑA
Antonio PEIRÓ ARROYO
LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE ARAGÓN Y CATALUÑA La tesis central del presente trabajo se refiere a la transformación que experimentó la estructura productiva aragonesa a partir de mediados del siglo XVII. Una transformación en la que la exportación de cereales dejó de ser el destino dado a los excedentes producidos en Aragón, para convertirse en el principal motor de la economía aragonesa, alcanzándose —a fines del siglo XVIII— una situación en la cual buena parte de la producción se hallaba vendida incluso antes de haber sido cosechada. La exportación de cereales aragoneses a Cataluña es muy antigua, pero la transformación de su carácter se produjo únicamente a mediados del siglo XVII. En ese momento, el brusco hundimiento del nivel de la población aragonesa motivó la existencia de mayores excedentes, que se comercializaron en Cataluña para poder hacer frente a la salida monetaria generada por la importación de productos textiles procedentes primero de Francia, y luego de Cataluña. La hipótesis de la que partimos es que esta especialización fue buscada conscientemente por los grandes propietarios, por la facilidad que suponía la venta de los excedentes de cereales y aceite. Por el contrario, los pequeños propietarios fueron incapaces de adaptarse, y siguieron produciendo vino, casi imposible de comercializar a fines del siglo XVIII. La transformación no afectó únicamente a la estructura de cultivos. Uno de sus efectos fue el hundimiento de la producción textil, y el destino de buena parte de los brazos a la agricultura. En conjunto, el fenómeno significaba poner límites al crecimiento poblacional: las mejoras agrarias (nuevas roturaciones, puesta en riego, etc.) implicaban aumento de la producción, pero ésta no iba destinada al consumo sino a la exportación. 35 Índice