El Atlas de economía crítica

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atlas de ECONOMÍA CRÍTICA Datos, teorías y argumentos para deconstruir el neoliberalismo

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SUMARIO Edición Cono Sur

Atlas de economía crítica Le Monde diplomatique, edición Cono Sur Dirección José Natanson Coordinación Creusa Muñoz fotografía : raphaël helle

Portada Javier Vera Ocampo Diseño Carlos Torres Corrección Alfredo Cortés Traducción Ediciones Cybermonde S.L. Producción Esteban Zabaljauregui © 2018, Capital Intelectual S.A. Capital Intelectual S.A. edita el periódico mensual Le Monde diplomatique, edición Cono Sur. Redacción, administración, publicidad, suscripciones: Paraguay 1535 (C1061ABC), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Teléfono: (54-11) 4872-1300. Fax: 4872-1330

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Presentación por Serge Halimi

I

¿Una ciencia como las demás?

10

IDEA A DEBATIR “Las cifras son neutrales”

12

Gobernar mediante los números

E-mail: secretaria@eldiplo.org

La oferta y la demanda, los Adán y Eva de la economía 14

En internet: www.eldiplo.org

Cuando un banco reparte medallas 16 18

Queda prohibida la reproducción de todos los artículos en cualquier formato o soporte, salvo acuerdo previo con Capital Intelectual S.A. Hecho el depósito de Ley 11.723 ISBN 978-987-614-553-4 Tirada de la primera edición: 5.000 ejemplares La presente publicación se ajusta a la cartografía oficial establecida por el PEN, como a través del IGN según Ley 22.963 y ha sido aprobada por expediente: EX-2018-09076981-APN-DGA#IGN, de fecha 14 de marzo de 2018 con fe de erratas por única vez.

RÁFICO La proliferación de las Escuelas Económicas G

20 Intercambiar algo distinto al dinero 22

Maniobras discretas para silenciar al oponente

II

¡Producir más, cada vez más!

26 IDEA A DEBATIR “El crecimiento es prosperidad” 28 El Sur descubre que no está atrasado sino obstaculizado 30 La naturaleza, el nuevo Eldorado mercantil GRÁFICO Gastar para reactivar: flujos y fugas 32

34 Pintar el capitalismo de verde Lambert, Renaud Atlas de economía crítica: datos, teorías y argumentos para deconstruir el neoliberalismo / Renaud Lambert; Sylvain Leder; Pierre Rimbert; compilado por Renaud Lambert; Sylvain Leder; Pierre Rimbert -1ª ed. ilustrada. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Capital Intelectual, 2018. 192 p.; 21 x 29 cm. ISBN 978-987-614-553-4 1. Ciencias Económicas. I. Lambert, Renaud, comp. II. Leder, Sylvain, comp. III. Rimbert, Pierre, comp. IV. Título. CDD 330

Atlas de Economía Crítica Le Monde diplomatique, edición francesa Coordinación: Renaud Lambert, Sylvain Leder, Laura Raim, Hélene Richard, Pierre Rimbert y Frédéric Farah. Infografía y cartografía: Cécile Marin y Darío Ingiusto Portada: Boris Séméniako Concepción gráfica: Boris Séméniako y Nina Hlacer Edición fotográfica: Patrick Puech–Wilhem con la colaboración de Laeticia Gillemin Corrección: Xavier Monthéard y Nicole Thirion

36 El New Deal europeo, imposible de encontrar 38 El decrecimiento o el sentido de los límites

III

LA CUBIERTA Y LA BODEGA

42 IDEA A DEBATIR “Todo el mundo sale ganando gracias al diálogo social” 44 Buenas intenciones al rescate de la esclavitud 46 Por qué la democracia se detiene ante las puertas de las empresas 48 ¿Ha muerto el trabajo en cadena? 50 GRÁFICO El origen del beneficio según Karl Marx 52 Las mil y una justificaciones del beneficio 54 ¿Ha leído la clase alta a Marx ? 56 Cooperativas: el destino de una utopía

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Escif, Pintura mural

IV

la distribución de la riqueza: esperanzas y OBSTÁCULOS

60 IDEA A DEBATIR “La pobreza es nuestra mayor preocupación” 62 Equidad: más fácil que la igualdad 64 GRÁFICO EE.UU.: se ensancha la grieta entre ricos y pobres 66 Breve historia de los impuestos 68 La reducción de la carga fiscal sobre la renta 70 Exenciones, fraude, paraísos fiscales: borrón y cuenta nueva 72 La caridad contra el Estado 74 Los aportes sociales para un pueblo soberano

V

empleo, ¿pero a qué precio?

78

IDEA A DEBATIR “Son las empresas las que crean empleo” 80 El empleo: ¿un derecho o un deber? 82 La lucha contra el desempleo: parches y trampas 84 GRÁFICO La felicidad está en la curva 86 El trabajo en vísperas de la Revolución Francesa 88 Una renta básica garantizada para superar el salario

VI

eL MERCADO O la construcCIÓn dE unA EvidencIA

92 IDEA A DEBATIR “La competencia, garantía de eficacia” 94 La extensión del ámbito del mercado 96 El puño del Estado y la mano invisible del mercado 98 GRÁFICO El Derecho Laboral, en alerta naranja 100 La URSS optó por la planificación 102 El continente ignorado de la economía no mercantil 104 Cómo se impuso a la fuerza la propiedad privada 106 Hayek o el bolchevismo neoliberal

VII

GLOBALIZACIÓN: EL INICIO DE LA COMPETENCIA ENTRE LOS PUEBLOS

la moneda, un enigma contante y sonante

126 IDEA A DEBATIR “Sólo prestamos lo depositado” 128 ¿Para qué sirve la moneda? 130 El olor del dinero 132 GRÁFICO El gran mecano de la creación monetaria 134 El Banco Central Europeo: ¿independiente o fuera de control? 136 La geopolítica de los tipos de cambio 138 La extraña “enfermedad holandesa” 140 De la moneda única a la moneda común

IX

la deuda: el chantaje

144 IDEA A DEBATIR “El Estado debe administrar como un buen padre de familia” 146 Las virtudes olvidadas del endeudamiento 148 ¿Cómo se inventó la tarjeta de crédito? 150 Víctimas complacientes de los mercados 152 GRÁFICO 1981: una oportunidad perdida para Francia 154 En Europa, la deuda contra la democracia 156 Los débiles pagan, el resto negocia

X

La insostenible promesa de las finanzas

160 IDEA A DEBATIR “Existe un mundo multipolar gracias a los BRICS” 162 ¿Qué es una crisis financiera? 164 La Bolsa: alguien voló sobre el nido del cuco 166 El capital ficticio: la embriaguez y el vértigo 168 “Leveraged buyout”: comprar sin gastar nada (o casi nada) 170 GRÁFICO Brasil, acosado por los inversores 172 Las finanzas que el rigor del Islam no prohíbe 174 ¿Y si se cerrara la Bolsa? 176 Glosario 188 Libros y películas documentales de referencia 189 Créditos iconográficos y fuentes relativas a los recuadros 190 Lista de los autores

Kai Wiedenhoefer

luba lukova

110 IDEA A DEBATIR “Todo el mundo se beneficia con el libre comercio” 112 Opio y cañones para doblegar a China 114 Inmigración : cómo el Sur subvenciona al Norte 116 GRÁFICO Varias vueltas al mundo para un “smartphone” 118 La idea fija que guía a los acuerdos comerciales desde hace setenta años 120 Todas las pantallas del mundo 122 Proteccionismo no es sinónimo de autarquía

VIII

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PRESENTACIÓN

UNA MIRADA NUEVA, LIBRE, A VECES REVOLUCIONARIA E

(1) Marion Fourcade, Étienne Ollion y Yann Algan, “The superiority of economists”, Maxpo Discussion Paper, N° 14/3, París, noviembre de 2014. (2) Michel Beaud y Gilles Dostaler, La Pensée économique depuis Keynes, Seuil, París, 1993, pág. 105. (3) George Friedman, “Russian economic failure invites a new stalinism”, International Herald Tribune, Neuillysur-Seine, 11 de septiembre de 1998. (4) Jonathan D. Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri, “Neoliberalism: Oversold?”, Finance & Development, Vol. 53, N° 2, Washington, D.C., junio de 2016.

* En este Atlas las palabras acompañadas de un asterisco son definidas en el Glosario (páginas 176-187). Y en cada entrada del Glosario se indican los números de las páginas en las cuales se trata dicha noción.

n los años 1990, un escuadrón de expertos internacionales se precipitó a asistir a Rusia. Veinte años más tarde, el escuadrón llegaba a Grecia. Rusia estuvo a punto de no sobrevivir a la terapia de shock que se le infligió: inflación galopante, saqueo de los activos públicos (“privatizaciones”), descenso violento de la esperanza de vida. En cuanto a Grecia, su riqueza nacional se ha reducido hasta una cuarta parte desde el año 2010. ¿Cómo ha podido una disciplina universitaria tan prestigiosa como la ciencia económica consentir errores de diagnóstico tan espantosos? ¿Y cómo consigue luego liberarse de su responsabilidad de los tormentos que aún inflige? Algunos de los economistas más reputados ejercen su influencia en el Fondo Monetario Internacional (FMI)*, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo (BCE, véase la pág. 134), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ahora bien, estas instituciones no solo han promovido decisiones –económicas, sociales y políticas– casi siempre conformes a los intereses del capital, sino que también han asfixiado a los Estados que se alejaban de estas recetas. A principios de este siglo, la economía neoclásica (véase la pág. 18) blandía la teoría de la “eficiencia de los mercados” para imponer innovaciones financieras como la titulización*. Estas innovaciones precipitaron en 2007-2008 la crisis conocida como de las subprime, la más grave y duradera desde el “jueves negro” de octubre de 1929. Las elevadas sumas de deuda pública y las decenas de millones de desempleados adicionales habrían podido provocar el despertar de los “expertos”, su examen de conciencia, pero no sucedió nada de eso. Cuanto peor se encuentra la economía, más se endurecen las orientaciones que han fracasado. No obstante, la crisis de los años 1930 abrió la vía a los economistas keynesianos que, a contracorriente de las políticas deflacionistas implementadas hasta entonces, crearon las estrategias económicas voluntaristas de las tres décadas siguientes. ¿Por qué no se ha observado nada de esto después de 2008? Sin duda, una de las razones es que, con el tiempo, los economistas neoliberales se han situado en el centro del poder y han dominado el universo de las ciencias sociales (1). Así pues, su interpretación de los hechos se impone desde entonces, lo que los protege de tener que admitir sus errores. La culpa sigue estando en otra parte. Para garantizar su insularidad, su microcosmos, y volver a elevar el crédito de una disciplina

que permaneció en gran medida en el ámbito académico antes de la Segunda Guerra Mundial, los economistas predominantes levantaron igualmente una barrera casi infranqueable de cifras y de ecuaciones (véase la pág. 10). Poco a poco, la ciencia de la riqueza social pasó a ser tan técnica y tan especializada como la mecánica o la hidráulica: entre 1940 y 1990, el contenido matemático de la principal revista de economía estadounidense se multiplicó por trece (2). La victoria ideológica y política del neoliberalismo* hizo el resto. Esas grandes teorías que postulan que el individuo sería ante todo un consumidor que busca la mejor utilización posible de los ingresos de los que dispone (véase pág. 84) rechazan la observación, juzgada como demasiado empírica, casi vulgar, de la realidad de las sociedades. Por el contrario, algunos economistas, entre los que se encuentra Keynes, consideraban que la búsqueda de la belleza y de la verdad, las relaciones de solidaridad, de amistad y de amor constituían objetivos humanos como mínimo igual de determinantes. No sólo fue apartada su intuición, sino que, además, se impuso la vertiente más utilitarista, la más dogmática de la ciencia económica y esta se encargó de dirigirlo todo: la

Los economistas neoliberales se sitúan en el centro del poder y dominan el universo de las ciencias sociales: imponen su interpretación de los hechos. familia, la fecundidad, el matrimonio, la historia, las votaciones, la psicología... Hasta el punto de que uno se pregunta qué ámbitos aún concede a otras disciplinas semejante imperialismo intelectual, decidido a elaborar por sí solo una teoría general del comportamiento humano. ¿Qué resultado se obtiene de todo esto? Tras la debacle rusa de 1998, el director de un instituto estadounidense de previsión recapituló algunos de los grandes postulados neoliberales que acababan de desmoronarse ante sus ojos: “La ideología del nuevo orden mundial sostenía que ya no había lugares diferentes, que todas las personas razonables se comportaban de la misma manera razonable y que, en esas condiciones, la economía rusa, iluminada por los consejos de Harvard y de los agentes financieros de Goldman Sachs, también evolucionaría. Se creía que, con el crecimiento económico, todo el mundo acabaría pareciéndose entre sí. La prosperidad conduciría

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Iéna, 2000, fotografía de Georges Rousse.

a la democracia liberal. Y la democracia liberal transformaría a los rusos en entusiastas miembros de la comunidad internacional. Un poco como los habitantes de Wisconsin pero con un régimen alimentario más rico en remolacha” (3). Esta observación, por muy lúcida que fuera, no impidió que se volviera a empezar a creer y a gobernar desviándose de la senda marcada algunos años más tarde. Así pues, una vez que la crisis rusa había pasado, se prepararon las condiciones para la siguiente. Uno se puede preguntar cómo tantos “expertos” impusieron la extravagante idea de que las lecciones de la historia, de la antropología, de la sociología y también de la política habían dejado de contar; la idea de que cada sociedad ya

no era más que una arcilla moldeada por las “leyes de la economía”, la cual está efectivamente poblada de seres humanos, pero asimilables a átomos y a moléculas; y, finalmente, la idea de que la comunicación y el comercio iban a disolver las diferencias entre las naciones, lo que favorecería la creación de un mercado mundial portador de prosperidad y de paz. Todavía nos encontramos a mitad de camino, aunque para algunos economistas ya se ha conquistado la tierra prometida: su situación material ha mejorado en paralelo con la de las business schools en las que imparten docencia y la de los bancos donde asesoran al 1% más rico de la población a quienes les encantan sus teorías. Para el resto, mucho más numeroso, el panorama que el propio FMI terminó esbozando no es tan alentador. En efecto, la institución con sede en Washington admitió en un estudio publicado en junio de 2016 que las políticas neoliberales que había promovido durante tantos años no habían conllevado ningún aumento del crecimiento; por el contrario, se vieron acompañadas por un incremento de las desigualdades (4) (véase el gráfico de la pág. 64). En cuanto a la globalización financiera, también apreciada por el FMI, esta aceleró la frecuencia de los cracs y acrecentó sus riesgos. Treinta años de recetas económicas echados por tierra... Pues bien, los autores de este Atlas no ignoran nada de esta desmesura. Y sus lectores podrán aprovechar este rayo de lucidez para volver a examinarlo todo con una mirada nueva, libre, curiosa e, incluso, a veces revolucionaria. A riesgo de decidir que hay que rehacerlo todo, comenzarlo todo de nuevo. n Serge Halimi

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← Lord Rees, profesor británico de Astronomía, en el papel de moderador en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) de 2014. Fotografía de Richard Kalvar. ↓ Bill Gates, de Microsoft, realiza una presentación en el Foro de Davos de 2004. Fotografía de Richard Kalvar. ↓↓ Discontinuous Panorama B251356, de Jules Spinatsch, Davos. Fotomontaje realizado a partir de 1.740 imágenes tomadas por un dispositivo digital entre las 13:56 y las 17:15 el 25 de enero de 2003.

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La economía hoy predominante se caracteriza habitualmente como una ciencia “exacta”. Toma prestadas de las matemáticas, las ecuaciones; de la física, las leyes implacables; de la biología, la idea de una evolución “natural” de las sociedades. Esta visión de la disciplina refuerza el razonamiento de Jean Tirole, uno de sus representantes franceses más aclamados: “El economista es fundamentalmente neutral”. Sin embargo, las apariencias resultan engañosas: tras la cientificidad económica se esconden presuposiciones políticas; el consenso mediático enmascara las connivencias, y las orientaciones universitarias sofocan la diversidad de los análisis a pesar de que esta disciplina se caracteriza por la abundancia de escuelas de pensamiento.

Tras el colapso de la Unión Soviética, Rusia se transformó en el laboratorio de los preceptos neoliberales. Apertura al comercio exterior, libertad de precios y de tipos de cambio, desmantelamiento del sistema de indexación de los salarios y privatizaciones masivas constituyeron la “terapia de shock” impuesta por el presidente Boris Yeltsin y por el primer ministro Yegor Gaidar basándose en los consejos del economista estadounidense Jeffrey Sachs y del inversor húngaro-estadounidense George Soros. Los efectos de esta transición, presentada como “dolorosa pero necesaria” y apoyada por Estados Unidos, fueron catastróficos: el PIB se contrajo a la mitad entre 1991 y 1998; la producción industrial descendió al 47% de su nivel de 1990. Mientras que una minoría de ganadores emergía en el ámbito de los negocios, cerca del 80% de la población se hundía en la pobreza. Entre 1988 y 1994, la esperanza de vida para los hombres cayó de 64,8 a 57,3 años.

↑↑↑← Moscú, 1991. Fotografías de Claudine Doury.

I ¿ Una ciencia como las demás?

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I |  ¿una ciencia como las demás ?

Idea A DEBATIR

“Las cifras son neutrales” “La Economía no miente”, proclama el título de una obra del intelectual liberal Guy Sorman (2008). Así pues, esto valdría tanto para la Economía como para las Matemáticas. No hace falta ningún debate político para determinar que 2 más 2 es igual a 4: el resultado se impone a todo el mundo, independientemente de las ideologías. Pero las cifras dicen mucho y, sin demasiado esfuerzo, cada uno puede hacer que afirmen lo que le parezca...

“L

→ Ruban de Moebius II (Fourmis rouges), (Banda de Moebius II, hormigas rojas), grabado de Maurits Cornelis, Escher, 1963. ↓ Alquimista, escultura de Jaume Plensa en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), 2011.

as cifras no mienten, pero los mentirosos adoran las cifras”, decía, divertido, el escritor estadounidense Mark Twain. A pesar de que dos más dos siempre es igual a cuatro, existen efectivamente varias maneras de manejar la aritmética. La primera tiene su origen en un enfoque científico: se plantea una hipótesis, se recopilan datos y se llega a la validación de la hipótesis o a una indeterminación –en cuyo caso hay que precisar más la reflexión–. El otro método consiste en partir de una idea preconcebida y organizar los datos con el objetivo de sugerir su confirmación a través de los “hechos”. Esta segunda receta florece con éxito en los discursos políticos y en los sets de los medios de comunicación. A continuación se muestra un pequeño florilegio de ello.

“En Francia, el Código Laboral incluye 10.628 artículos y más de 3.000 páginas. ¡En Suiza tiene 60 páginas!”, se exaltaba Frédéric Motte, presidente de la patronal francesa Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF) para el área metropolitana de Lille. A continuación, seguro de su efecto, concluía: “Estas cifras valen más que un discurso extenso”. ¿Se trata de una demostración irrefutable? En absoluto: el derecho de los asalariados helvéticos, regido por una gran cantidad de leyes diferentes, nunca ha sido codificado. “La esperanza de vida aumenta; hay que elevar la edad de la jubilación”, abogaba, por su parte, François Hollande, quien se convertiría dos años más tarde en presidente de Francia (France 2, 11 de febrero de 2010). El argumento parece infalible, ya que, en unos treinta años, la esperanza de vida ha aumentado casi diez años. No obstante, la esperanza de vida mientras se goza de buena salud se viene erosionando desde el año 2006. “Los franceses trabajan menos que sus vecinos europeos”, alarmaba la emisora de radio francesa RTL el 28 de agosto de 2014. Veamos: los franceses que trabajan a tiempo completo dedican 38,8 horas semanales a su actividad profesional, frente a 41,3 horas entre los británicos o a 41,4 entre los alemanes. Sin embargo, las cifras de RTL no mencionan que, si se añaden los trabajos a tiempo parcial –menos frecuentes y más extensos en Francia–, los franceses trabajan... más que sus vecinos: 35,7 horas frente a 35,3 al otro lado del Rhin y a 35,6 en el Reino Unido.

Las cifras dan un barniz de cientificidad al razonamiento para maquillar así su compromiso ideológico. En la cadena France 2, el periodista François Lenglet ha perfeccionado su técnica: manipula las cifras con la destreza de un prestidigitador. Fascinado por las curvas, explicaba por ejemplo –con gráficos como apoyo– que “los países que han gastado menos son los que se las arreglan mejor” (12 de enero de 2012). Al elegir un periodo corto (2006-2011), demostró que el PIB* aumentó un 5,5% en Alemania, un 2,7% en Estados Unidos y un 2,3% en Francia (que mostraba los gastos más importantes). Su conclusión: “El gasto público no crea crecimiento. Las cifras lo demuestran”. ¿De verdad?

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250

DEUDA PÚBLICA

LA CARA OCULTA DEL “MILAGRO ECONÓMICO ALEMÁN”

Japón

EN PORCENTAJE DEL PIB 200 2007

Grecia

2012

150

100

Francia Alemania Hungría

República Checa

R.U.

Irlanda

Estados Unidos Promedio 2012

España

50

Promedio 2007

Letonia

0 Fuentes: Ameco, FMI.

25

TASA DE DESEMPLEO EN PORCENTAJE

España

20

2007 Letonia

2011 Irlanda

15 Alemania

10

Según la Organización Internacional del Trabajo, la tasa de desempleo alemana alcanzaba el 6,1% en julio de 2011, reduciéndose desde el inicio de la crisis. ¿Qué esconde este “milagro”? Millones de desempleados excluidos o de trabajadores precarios que dependen de la ayuda social, en virtud de las Leyes Hartz (por el nombre del director de Recursos Humanos de Volkswagen responsable de su elaboración). La más conocida y la más rechazada es la Ley Hartz IV, implementada en 2005: instaura los “minijobs”, pagados con 400 euros por mes, sin aportes y sin seguridad social, y los “jobs a 1 euro”, esencialmente trabajos de interés público. Las condiciones para cobrar el seguro de desempleo se endurecen, la duración de la indemnización se reduce y la ayuda social será distribuida exclusivamente por los nuevos “Jobcenters”. Millones de desempleados alemanes pasan entonces a formar parte del bando de trabajadores pobres, esos casi-desempleados que trabajan menos de quince horas semanales...

Grecia

Hungría

República Checa

Francia R.U.

Promedio 2011 Promedio 2007

5

0

Fuente: Ameco

Si se observa a Francia y a Alemania durante un periodo más extenso (1991-2011, por ejemplo), se sugiere, por el contrario, que el país que más gastó –Francia– registra el índice de crecimiento anual medio más elevado (el 1,58%, frente al 1,35% al otro lado del Rhin)… Proporcionar cifras permite recubrir el razonamiento de cada uno con un barniz de cientificidad y maquillar su alcance ideológico. Así, el reino de los números proporciona legitimidad a otro: al de

los “expertos” mediáticos. Refleja igualmente el alineamiento de las políticas económicas con el pensamiento tecnocrático. Un programa político no debería reducirse a una serie de objetivos contables, a puntos de crecimiento o a indicadores oscuros. En los medios de comunicación, la “lógica de las cifras” invita, en la mayoría de los casos, a sacrificar la esperanza de un mundo mejor. Así entonces, ¿no debería proceder la política de forma inversa? n

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I ||¿una ciencia como las demás ?

Gobernar mediante los números ¿A qué poblaciones se gobierna? ¿Con qué medios? ¿En qué entorno? ¿Con qué grado de eficacia? La observación de la economía a través de las cifras se desarrolló con vistas a proporcionar una mejor respuesta a estas cuestiones. Pero, aunque las cifras surgieron para servir a la acción política, no es de extrañar que, actualmente, sirvan para otra tarea: disciplinarla.

G

obernar es, ante todo, cuantificar: no es posible ningún tipo de política sin el censo de la población, sin el recuento de la riqueza, sin la previsión de su evolución. Así pues, la estadística, una “ciencia de Estado”, desempeña un papel decisivo en la acción pública. Desde el siglo XVII, algunos sabios han intentado medir la renta nacional. En 1759 apareció el Tableau Économique (“Tabla Económica”) de François Quesnay, que describía la economía como un sistema de flujos entre clases sociales. En aquella época, los instrumentos de medida eran rudimentarios y los Estados apenas se mostraban intervencionistas. El siglo XX cambió la situación. La Primera Guerra Mundial provocó una movilización estatal sin precedentes, la cual acreditó la idea de que se puede dirigir y planificar la economía. El advenimiento de regímenes autoritarios (en Rusia y en Italia, por ejemplo) y, más tarde, la crisis de 1929 anunciaron el final del “laissez-faire”. Desde los Estados Unidos de Franklin D. Roosevelt hasta la Francia de Léon Blum, los Estados se dotaron de instancias de regulación. Paralelamente, la reflexión estadística y contable progresó. En 1936, el economista soviético-estadounidense Wassily Leontief publicó la primera tabla input-output (“de entradas y salidas”), que describía el circuito económico estadounidense en su conjunto (la venta y la compra de todos los bienes y servicios).

La Segunda Guerra Mundial aceleró la dinámica. El dirigismo, necesario en periodo de conflicto, se institucionalizó cuando aparecieron formas de Estado social en naciones que afrontaban a los imperativos de la reconstrucción. La política económica conoció su época dorada. Ésta fue concebida como una dosificación hábil de las intervenciones estatales, en particular en los ámbitos presupuestario y monetario, para alcan Ωzar objetivos generales como el pleno empleo. Definida por los gobernantes, por los Parlamentos y a veces por organismos de planificación, movilizan un saber y herramientas específicas.

La capacidad de acción del Estado se vio limitada por la aplicación de imperativos gestores. Las políticas de crecimiento, basadas en la actuación del Estado, perdieron su eficacia durante los años 1970. Tras las crisis del petróleo de 1973 y de 1979, el poder político se mostró incapaz de hacer desaparecer las elevadas tasas de inflación y de desempleo, lo cual desacreditó su intervención en la economía tal y como se defendía en la teoría del economista británico John Maynard Keynes. El giro radical iniciado en Francia por el Gobierno socialista en los años 1980, tras la elección de Ronald Reagan en Estados Unidos (1980) y de Margaret Thatcher en el Reino

Unido (1979), provocó asimismo que los Estados se desentendieran en gran medida de las políticas keynesianas. La norma contable, entremezclada con otras referencias teóricas, se volvió contra la política económica. La referencia al ordoliberalismo (véase la pág. 96) y a la teoría monetarista de Milton Friedman, por ejemplo, hizo de la lucha contra la inflación la única prioridad de los bancos centrales en detrimento del crecimiento y de la lucha contra el desempleo. una concesión absurda

La contabilidad dejó de servir a la política económica. Limitó su expansión mediante la creación de criterios de convergencia, como los del Tratado de Maastricht* y, a continuación, los del Pacto de Estabilidad y de Crecimiento, que instauraron la famosa prohibición de un déficit público* superior al 3% del PIB*. El primer ministro francés Lionel Jospin [socialdemócrata] consideraba que estos eran “una concesión que el Gobierno francés ha realizado de forma absurda al Gobierno alemán o a algunos círculos alemanes” (antes de acabar firmando dicho Pacto en junio de 1997 durante la Cumbre de Amsterdam). Así pues, la capacidad de actuación del Estado se vio limitada por la aplicación de imperativos gestores cuyo buen cumplimiento es evaluado no solo por instituciones internacionales (Unión Europea, OCDE, FMI), sino también por agencias privadas de calificación cuya opinión puede encarecer el costo de financiación de un país. El gobierno “mediante los números”, disociado de una política económica auténtica, restringió así el ejercicio de la soberanía popular a pesar de que había llevado a esperar el establecimiento de una democracia económica y social. n ← ← Trabajadores inmigrantes delante de un bar, Belle Glade, Florida, 1941. ← “Declaración”. Cartel de Dimitar Tassev para el Teatro de la Juventud, Sofía, 1976.

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DESIGUALDADES DE INGRESOS

Seattle Sea attle a t e

Alaska

B Boston Detroit D e San Fra ra an ncci cisco i co isco o

Hawai

Saltt LLa ak ke Citty Ci Cit ty

Den Den nveer er

Lo Los oss Á Ánge ng geles

Memphis Me M eem mp m ph ph hiis his is

P eniix Phoe

Ingreso mediano

Atl At tla an anta a nta nt ta ta

18,8 33,7 40,4 50,2 56,6 71,3 114,2 67

80

100

Washington W ass a

Kansa Ka an nsa nsas sas as Citty City ty

Ingreso anual de los hogares en 2009* en miles de dólares

37

Nueva York

Ch C h hiicca ag ago a g go o

113

142

Dalllas Da Dalla la as as

227

en porcentaje del ingreso mediano

Nueva Nu uev Orleans

* Comparar con el mapa de 2014, en página 64 de este Atlas.

Límite estatal

Miami

POBREZA INFANTIL

SSeattle eattttle

Alaska

Deetroit San Frra an a ncisc n nc cisc sco cco o

Hawai

Tasa de pobreza de los menores de 18 años en 2009, en porcentaje

Saltt La akee City Cit tyy

Chi Ch C h cca hic hi ago a g go o

Denve D en nveer er Kan Kansas Ka nssa n as as Ciit C ity tyy

Los Ánge Án ngeeles

Memphis Mem Me M em mp m p ph phi his is

Phoe oen en nixx

Media

2,7

Washington

Chicago

Atl At tla tla la an anta nta nt ta a Dal Da all lla ll las

13,8 20,0 25,5 32,0 41,3 76,7

Nueva Nu uev Orleans Fuente: US Census Bureau, programa “Small area income and poverty estimates” (SAIPE)

Miami

$ e c o loc u r a La buena hermana y el “trader” ¿Quién hizo más por la humanidad? ¿La madre Teresa de Calcuta o Mike Milken [el rey destronado del corretaje de los “bonos basura” en el banco Drexel Burnham Lambert que fue encarcelado en 1989 por múltiples fraudes]? Esta penetrante cuestión proviene de un ex subsecretario del Tesoro de la Administración de Ronald Reagan, el economista Paul Craig Roberts (Business Week, 2 de marzo de 1998). Preocupado por el resurgimiento del debate sobre el reparto de la riqueza,

afirmaba que “la desigualdad en los ingresos no es un problema, sino, por el contrario, una consecuencia natural de una sociedad libre”. A continuación explicaba que “Milken creó valor, empleos, ingresos y nuevos productos para mucha gente, mientras que la madre Teresa redistribuía dinero otorgado por los filántropos. Sin embargo, esta es alabada por su abnegación y Milken es vilipendiado por su egoísmo”. Y concluía: “La crítica de la codicia es, en efecto, un ataque contra la libertad”.

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I ||¿una ciencia como las demás ? ← Portada del libro The Wealth of Nations (La riqueza de las naciones) de Adam Smith, Random House Publishing Group, 2000. Diseño gráfico de Emily Mahon e ilustración de Ray Morimura.

La célebre metáfora de la “mano invisible”, popularizada por el economista clásico escocés, ilustra la idea de la autorregulación del mercado: la búsqueda del interés individual de cada uno confluye de forma natural hacia el interés general de la nación.

E

n 2005, el sitio web alemán Jobdumping.de proponía un nuevo tipo de servicio: se animaba a los empleadores a presentar sus ofertas de empleo, y a los candidatos para la selección, la remuneración mínima que aceptarían. Sin sorpresas en un periodo de desempleo, la subasta se hizo a la baja. El sitio web fue prohibido. Sin embargo, su funcionamiento se basaba en una puntillosa aplicación de una “ley” que, según la gran mayoría de los economistas, organiza nuestras sociedades: la de la oferta y la demanda. ¿Acaso no explicó Joseph Stiglitz, reputado keynesiano (véase el gráfico de la pág. 18), que “independientemente del poder del Estado, este no puede oponerse más a la ley de la oferta y la demanda que a la ley de la gravedad”? El camino hacia la sociedad ideal

La oferta y la demanda, los Adán y Eva de la economía “Siempre le ha parecido más fácil al opresor que al oprimido adaptarse a la opresión”, escribía el filósofo francés Paul Nizan en los años 1930. Esta verdad contribuye a explicar los términos seleccionados por el discurso dominante para justificar la organización actual del mundo: “equilibrio”, “libertad” y “encuentro armonioso” entre fuerzas anónimas como la oferta y la demanda...

La idea no es nueva. Pensadores neoclásicos como Léon Walras intentaron demostrar la superioridad del mercado sobre cualquier otra forma de organización, en particular el Estado intervencionista. La eficacia del mercado radicaría en la famosa “ley de la oferta y la demanda”, la cual le permitiría autorregularse, es decir, conducir sistemáticamente al conjunto de la economía hacia la mejor situación posible: ausencia de desempleo, precios más bajos, etc. El principio de esta “ley” es simple: cuanto más se eleva el precio de un bien, más quiere venderlo la gente que lo produce; por el contrario, los compradores son menos numerosos o compran en menor cantidad. En otras palabras, la flexibilidad del precio permitiría alcanzar el equilibrio entre la oferta y la demanda. Walras, convencido de haber descubierto el camino científico hacia la sociedad ideal, presentó su candidatura para el Premio Nobel de la Paz. En este modelo, el encuentro entre la oferta y la demanda no debe sufrir

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ningún tipo de perturbación: ni la de los sindicatos, ni la de un Código Laboral ni la de un Estado que se oponga, por ejemplo, al desarrollo de una empresa como Uber, que “se contenta” con establecer una relación entre la demanda de viajes de taxi a bajo precio y la oferta correspondiente (particulares que disponen de vehículo y de tiempo libre)…

Y la Unión Europea constitucionalizó el principio de “competencia libre y no falseada”… Sin embargo, la existencia de esta ley y su posible eficacia resultan ilusorias en gran medida. Ya que pedir a un economista ortodoxo dar un ejemplo de una situación en la que se ejercería la ley de la oferta y la demanda en su forma pura sería someterlo a una situación embarazosa. En efecto, cualquier mercado –incluido también bajo la forma básica del sistema de subastas creado por el sitio web Jobdumping.de– se basa en la existencia de instituciones, comenzando por la del propio Estado. A pesar de los postulados liberales, ni siquiera las relaciones mercantiles podrían reducirse a su carácter... mercantil. Cualquier interacción humana implica cierto número de convenciones

sociales o culturales, fenómenos que el universo del mercado no puede medir porque son gratuitos. La cuestión de las remuneraciones, por ejemplo, proviene de una construcción social y, a la vez, histórica: el monto del salario mínimo y los derechos sociales asociados se derivan de un compromiso histórico entre asalariados y empleadores; éste, a su vez, es el resultado de la sedimentación de una multitud de conflictos sociales. Y, además, habría que comprender los matices de esta “ley” de la oferta y la demanda: ¿no sucede frecuentemente que el precio y la demanda aumentan de forma conjunta? Se trata, precisamente, del fenómeno que influye en el crecimiento de las burbujas financieras. En definitiva, el ejercicio que tiene como objetivo encontrar una unidad científica en el ámbito de la economía resulta inútil. Gran parte de las interacciones económicas se entremezclan con juicios de valor, morales o éticos que ninguna ecuación consigue capturar. Sin embargo, la Unión Europea inscribió en su Tratado Constitucional el principio de la “competencia pura y perfecta” (habla de “competencia libre y no falseada”), la cual justificaría el recorte de los servicios públicos, cuya eficacia sería abandonada a las virtudes de una hipotética “ley” de la oferta y la demanda… n

↑ Fotogramas de “Misión cumplida”, episodio 12 de la temporada 3 de la serie The Wire (Bajo Escucha). El mercado de la droga es un mercado como otro cualquiera. Stringer Bell, uno de los personajes de este retrato sociológico de la ciudad de Baltimore, lo sabe. El número dos de la banda Barksdale incluso acude a clases de economía para organizar su “cooperativa”. Este precavido businessman, consciente de la “elasticidad de la demanda” en un contexto de “saturación” del mercado, pone en marcha una estrategia de “diferenciación del producto”.

Al registrar su lujoso departamento, la policía, estupefacta, descubre un ejemplar de La riqueza de las naciones de Adam Smith.

↓ Portada del libro Atlas Shrugged (La rebelión de Atlas) de Ayn Rand, publicado en 1957 en Estados Unidos por Random House. La novelista más leída de Estados Unidos se convirtió en un auténtico icono de la derecha estadounidense. Para esta fanática de la libertad, el egoísmo es la virtud suprema; el altruismo, una “noción monstruosa”.

← Los taxistas bloquean la avenida The Mall en Londres el 11 de junio de 2014. Los black cabs se han manifestado en varias ocasiones en las calles de la capital británica para protestar contra la competencia desleal de la aplicación estadounidense Uber, que permite solicitar un VTC (Vehículo de Turismo con Conductor) con un smartphone. Para los liberales, Uber encarnaría el famoso “subastador” que une la oferta y la demanda que imaginó Léon Walras, padre de la teoría del equilibrio general, y contribuiría así a construir una sociedad de la competencia casi pura y perfecta.

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Cuando un banco reparte medallas Los liberales, en su esfuerzo por elevar la Economía al rango de ciencia (y por cubrir sus preferencias de dignidad), disfrutan de un argumento de peso: ¿acaso la consagración de su especialidad mediante un Premio Nobel no asimila a la Economía con disciplinas tan prestigiosas como la Física, la Química o la Medicina? El razonamiento, a priori irrefutable, puede resultar engañoso…

E

↗ Tío Patilludo en la portada del Journal de Mickey, 1958. ↓ Milton Friedman es recibido por una manifestación de opositores a la dictadura chilena durante la entrega de su “Premio Nobel” en Estocolmo, 1976. El fundador de la Escuela de Chicago, cuya teoría monetarista influyó en las políticas económicas ultraliberales de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan, pero también de Augusto Pinochet, había ido el año anterior a Santiago para dar una serie de conferencias y para reunirse con el dictador militar chileno.

l “Nobel de Economía” fue creado en 1969, es decir, casi setenta años después de los primeros Premios Nobel, y no por el industrial sueco. ¿Su verdadero nombre? “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel”. En su testamento, Alfred Nobel precisó que los premios que creó serían otorgados a personas que hubieran “realizado un gran servicio a la humanidad”. Ahora bien, los galardonados del Banco de Suecia provienen casi todos de países occidentales y sus trabajos sirven menos a la humanidad en general que a la parte de esta que se beneficia del modelo económico instaurado. La Economía es una disciplina reciente y más de la mitad de los “Nobel de Economía” aún siguen vivos. El 82% de ellos eran de nacionalidad estadounidense cuando fueron nominados, mientras que los “Nobel de Economía” europeos aún vivos son muy

pocos: un alemán, tres británicos, un francés, un noruego y un finlandés. Cabe precisar que tanto el francés Jean Tirole (galardonado en 2014) como el noruego Finn Kydland (2004) obtuvieron su doctorado en Estados Unidos. Además, Kydland desarrolló allí toda su carrera, mientras que Tirole volvió a Francia para crear en Toulouse una escuela de economía copiada del modelo estadounidense de excelencia académica. El británico Oliver Hart, galardonado en 2016 junto al finlandés Bengt Holmström, tiene la nacionalidad estadounidense y trabaja en Harvard, mientras que Holmström imparte docencia en el MIT (Massachusetts). Los Nobel vivos provenientes del mundo en vías de desarrollo se reducen a un nombre: el heterodoxo* Amartya Sen (1998), un indio que hizo carrera en el Reino Unido y también en Estados Unidos. Si uno se interesa por el perfil de los candidatos, se constata, desde finales de los años 1970, el refuerzo del peso de Estados Unidos, acompañado de una orientación más liberal, más técnica y, a la vez, más volcada hacia las finanzas. A través del Premio Nobel, los autoproclamados representantes de la “ciencia” económica han defendido la globalización financiera, promovido la idea de la eficiencia de los mercados y abogado por la independencia de los bancos centrales (véase la pág. 134), a la vez que han denunciado el carácter “nocivo” del Estado. Han proyectado sobre el mundo científico, y en el espacio público, una idealización colectiva del mercado centrada en Occidente y también, de forma más precisa, en Estados Unidos. Esta adquirió fuerza en los años 1980 y se impuso, en el mismo periodo, en las organizaciones internacionales (FMI, Banco Mundial). El “Premio Nobel” permitió a sus nuevos galardonados ocupar el espacio público y creó la ilusión de que existe un consenso entre expertos, reforzando así los efectos de autoridad de la ciencia económica. Se puede apreciar en el caso de Tirole: multiplicó las entrevistas sobre temas sin relación

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directa con sus investigaciones, pero que le permitieron promover una visión neoliberal de la economía. Por ejemplo, escribió en un artículo para Libération que “en materia de mercado laboral, un aumento del costo neto del trabajo a nivel del salario mínimo interprofesional [SMIC, por su sigla en francés] tiene como objetivo loable comprimir las desigualdades salariales, pero crea desempleo”: lejos de cualquier evidencia empírica, la única solución para luchar contra el desempleo sería, pues, desregular el mercado laboral, tal y como preconizaron Friedrich Hayek o Milton Friedman, dos figuras del liberalismo. Júbilo a pesar de los fracasos

Otro objetivo es hacer creer que la economía es una ciencia fiable, si no exacta, incluso cuando se ponen de manifiesto las previsiones poco acertadas de los galardonados. Este fue el caso de Robert Merton y de Myron Scholes (“Nobel” en 1997), quienes participaron entre 1993 y 1998 en la dirección de Long Term Capital Management, uno de los fondos de inversión más importantes de la historia, el cual se declaró en quiebra en 1998 tras la crisis financiera asiática: no se había previsto, a pesar de que su “Premio Nobel”, recibido un año antes, reconocía los méritos... de un modelo que permitía, entre otras cosas, anticipar las crisis financieras. La crisis de

↑ Robert Brown, uno de los tres hijos de Renata Davis, amenazada con ser desalojada junto a ellos, Detroit, 2014. Fotografía de Fred R. Conrad.

Aunque la declaración de bancarrota en 2013 de la antigua capital mundial del automóvil resulta de un largo declive industrial, la crisis de las subprime de 2007 le asestó el golpe de gracia, acelerando su despoblación.

De 1,8 millones de habitantes en 1950, la población descendió a 689.000 en 2013. En efecto, la ciudad más grande de Michigan fue una de las más afectadas por la venta de esos créditos a tipo variable.

La incapacidad de miles de prestatarios para hacer frente al aumento de las mensualidades precipitó el vertiginoso crecimiento del número de embargos. Al menos 70.000 desalojos han tenido lugar desde 2009.

las subprime en 2007 apareció también como un fracaso colectivo y masivo de la profesión en el ámbito de las finanzas, pero Eugene Fama, padre de la teoría de los mercados eficientes que favoreció el derrumbe sistémico, ¡fue galardonado con el Nobel en 2013 ! n

$ E c o L o C URA gary becker En 1992, el economista Gary Becker (1930-2014) recibió el “Premio Nobel” de su disciplina por “haber formulado una teoría general del comportamiento familiar que tiene en cuenta no solo la repartición del trabajo y del tiempo, sino también las decisiones relativas al matrimonio, al divorcio y a los hijos”. Becker consideraba a estos últimos como “bienes de consumo duraderos” y cualquier decisión que les concerniera debía, según él, explicarse en consecuencia. El economista también profundizó en el misterio de la

criminalidad: “una persona comete un delito si el beneficio que espera de éste excede el que podría obtener dedicando su tiempo y sus recursos a otras actividades” (Crime and Punishment: An Economic Approach, 1968). Antes de cometer su crimen, el malhechor realiza un cálculo de costos y beneficios. Si el costo es demasiado elevado, renuncia. Los trabajos de Becker fueron utilizados por los conservadores estadounidenses para justificar el endurecimiento de las penas. Así, contribuyeron a llenar las prisiones; no obstante, Becker juzgaba esta situación como económicamente lamentable.

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I ||¿una ciencia como las demás ?

LA PROLIFERACIÓN DE ESCUELAS ECONÓMICAS Los precursores Los clásicos Los ortodoxos Los heterodoxos

A favor de un capitalismo regulado A favor del mercado

Marxis tas

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S 9), P. an* (1953- ) -198 4 0 . K ru g m 9 P 1 ( , ) * 3 icks * ( 19 4 r la J. H r integra glitz i t S rza po e . u f E s J. o se e el marc que s 6) nes en nte y e o e i K r tos de c r 8 n de Co los efe ción elizar a sia 08-19 70) d t o r e s lm re los n apo 9 má ico a es sob ey or (1 99-19 clás tatal tos s i s o e k r e e s n nómicos tica st ald (18 esc eyn es eco polí ador os eK s c l i a a d Po as K ecki d l , balanz re s in lla nto mpleo nde ro mb e ol Ka l e , a s i r r u e – d h g a m id l c da ón, es sa ne ert laci Ni cha a e d pen nc a mo (inf i l). n u i l ó l la rcia e ci M ,q de va ome te es d s de c o d n n l si ie a ida a re te ic rr . al nd 80 co rad hipó utr 19 fu a e o s y t n r o la Es íos o no na p s añ m a o rd l u l o nes a t –c al y nta r de d Key r i e a c t i n d ay im par ra per Gran nM o de la h x o estig e t J , o clásica, nic ía neo ritá m b o n a eco empleo. ist pleno e la om l e d n r s ura eco ótesi y de la seg ip ste aa anda r h ) E m a e s d p la 06 do e la 20 se rca ción d e m va o 08 1790) s. ic cti 723(19 óm sale 1 rea ( n r ith Sm co ive elt alismo m n a v liber u se l d e d A ciaes oo espe dor os a la da r c n e n el i fu sid es –e ás los o, con bilidad l e ios C o d mic las ha ercamb t de Un onó e n d si actor ec ción de lo un f o s. n a cione com liz rige s– s na a e l l o cia ad de er d m eri co sp o pr tas

amient o de M Esc se organiza en t arx, e orno a d ue sta c os cue o r rien parte, la de la stion Mi la d t propied e e s ch : por ad de el e la una Est producción y la los m R A a s relaci o e r dios esc b ones d ert gliet eg de uel por otra parte, l e exp d t e a a de la B a ( ul a lota tip se oy exten ción os 19 oc c e sión y social del mer d ; u r e geog ec pa cado p spa (19 38- ión ap ráfi ara re d c 43 io e ca ) it spon tendencia al d der escens -) cor . A ca alism actu a la o de l res da al o beneficio, en e a tas iz po en pa l origen a de nd (for el ar la de fe l po e u ís y ma nóm t como el im i lít a di e na eno de perial for s co cad mpo ver reg icoismo ma ins aé sid nf . ula se y ig tit s po e ad u uc de pecí ción ca n e l ca io rac )q fic l i n l u a ón e pit al al s de e de T. Veblen (185 yd 7-192 te la I 9), J. r n el a R. C stitu as cum min Para los ec om a cr onom c u i m istas la isi la ons ona basa en las in q s c u . e se ió s stituc (18 lis ione n i n 6 c s po 2- ta luy Sus tra lític 19 s en bajo 45 as y en s ins e ), J soc sta pira i .K a ron co les y las .G rri el N ,n pol e o al ew ític nt en br as e D l , e e ai s e o y a Karl M cia lo es ld th lde eF na rd arx e m ra t ( n 1 u ó 818 nk cr r e Filósof at lin ale o, ec -18 as ono s D desarrolla m 83 . .R ista una c ) rític eh así como u a i s c t n pro ien yect tífi oria d de apro op ca piac o de or, líti ión lc co medios d col ap c e pro ect ita duc iva omu ció n d la re ist l, nm el volu a o ed ció ian s n. te

Economista galardonado con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel

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Según una broma muy conocida, sólo hay que meter a tres economistas en una misma sala para obtener cuatro puntos de vista diferentes. Consciente de esto, este esquema no pretende describir el conjunto de corrientes de pensamiento económico, sino que propone tres ejes de representación sintética. El primero, del centro hacia la periferia, es cronológico: va desde los padres fundadores (siglos XVIII-XIX) hasta las escuelas contemporáneas. El segundo opone a ortodoxos y a heterodoxos: los primeros consideran a los agentes económicos como entes separados, racionales y calculadores que evolucionan en los mercados; los segundos sitúan sus reflexiones en el marco de las ciencias sociales o de la filosofía política. El tercer eje de lectura se organiza en tres conjuntos: las escuelas que critican el capitalismo, las que defienden el liberalismo y, entre estas dos, las que privilegian un mercado regulado.

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Intercambiar algo distinto al dinero

EN OTRO

EN OTRO

La economía contemporánea eleva el intercambio mercantil a evidencia y, el dinero, a objetivo universal de los deseos. No obstante, algunos grupos sociales se organizaron en torno a otros valores distintos a la acumulación. Como el honor –ese lazo que une al individuo y a la comunidad en base al reconocimiento– en las sociedades de la Cabilia estudiadas por el sociólogo Pierre Bourdieu.

E

n algunas sociedades tradicionales y comunidades precapitalistas, la economía que regulaba los intercambios entre las personas no se basaba en el dinero como lubricante del comercio de bienes y servicios, sino más bien en el honor como fin y medio para existir dignamente. Cada mañana se intercambia con los demás un “buenos días”, un “hola”, un “¿qué tal?”, un “adiós”, besos y abrazos. No son solo simples palabras o gestos. Cada una de estas expresiones de cordialidad manifiesta actos cruciales para la vida en común, los cuales permiten que todo el mundo se sienta respetado. Para que así sea, estas interacciones deben obedecer al principio de reciprocidad entre el donante que honra y el donatario que devuelve el honor. Así se completa la secuencia donación-por-donación. Si alguien no cumple este “contrato social”, el honor íntimo del que comete la falta se transforma en deshonor. El intercambio, pues, no se reduce al trueque de objetos. También se trata del camino por el cual los miembros de una comunidad se comunican y adquieren un estatus simbólico, el “honor”, “un valor que una persona posee a sus propios ojos, pero también con respecto a aquellos que constituyen su sociedad”,

→ Prensado tradicional de aceite de oliva, Cabilia, Argelia, 2013. Fotografía de Ferhat Bouda.

según la definición del antropólogo Julian Pitt-Rivers. Marcel Mauss, por su parte, ve en el intercambio una prestación social que tiene más bien el objetivo de “ser en vez de tener” (Ensayo sobre el don). En sus trabajos sobre las sociedades de la región argelina de la Cabilia, el sociólogo Pierre Bourdieu otorga una gran importancia a la conquista y a la defensa del nif o del “punto de honor”, ese sentimiento de “respetabilidad, contrario a la vergüenza”, que se define “esencialmente por su dimensión social”. Lo peor en Cabilia, explicaba Bourdieu, “es pasar desapercibido: no saludar a alguien es tratarlo como un objeto...”. Así pues, el honor sería el “primer momento” de cualquier intercambio.

Los intercambios de bienes y servicios obedecen a lógicas de reciprocidad y de solidaridad. Esta particular forma de economía permite a aquellos que se adhieren a ella alcanzar una condición de igualdad simbólica que puede “coexistir con las desigualdades de facto”, como las disparidades económicas, incluso enmascarar una “extorsión clandestina

TIEMPO

LUGAR

para la realización de tareas arduas”. En la sociedad rural argelina, trabajar significaba para los fellahs (campesinos) ocupar su tiempo con la realización de un oficio, la mayor parte del tiempo no remunerado de forma monetaria (como cuidar el ganado). Los intercambios de bienes y servicios no se miden en función del esfuerzo ni del beneficio: no se calcula lo que se produce o lo que se consume, no se contabiliza el tiempo empleado. Por el contrario, obedecen a lógicas de reciprocidad y de solidaridad de grupo. La búsqueda de interés no se reconoce como tal. Se disimula bajo la búsqueda de prestigio y de honor. De don Tomás a Tomás nomás

Bourdieu observaba que “la costumbre es que el vendedor, al finalizar una transacción importante como la venta de un buey, devuelva ostensiblemente al comprador una parte de la suma que acaba de recibir ‘con el fin de que compre carne para sus hijos’. Y el padre de la esposa hacía lo mismo cuando recibía la dote al finalizar, en la mayoría de los casos, un intenso ‘regateo’. Cuanto más elevada era la parte de la cantidad que se devolvía, más honor se obtenía, como si, al coronar la transacción con un gesto de generosidad, se quisiera convertir un regateo en un intercambio de honor”. Es el tribunal social del grupo, y no el imperativo económico, el que confirma estos intercambios. En el mundo social actual, por el contrario, es la cantidad de dinero que se posee lo que determina esencialmente el prestigio social de una persona, su importancia, proporcionando así honor al número y al valor de los activos tangibles que se poseen. Esto lo explica el siguiente verso de un son cubano: “Cuando tenía dinero, me llamaban don Tomás; ahora que nada tengo, me llaman Tomás nomás”. Sin embargo, precisa Bourdieu, las fronteras entre las dos economías no son tan cerradas: “Un capital simbólico, como el prestigio y el renombre ligados a una familia y a un apellido, se reconvierte fácilmente en capital económico y puede constituir la forma más apreciada de acumulación en una sociedad donde los rigores climáticos y la debilidad de los medios técnicos exigen un trabajo colectivo”. n

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Los cuatro viajes que efectuó a Tierra del Fuego entre 1918 y 1924 hacen del fotógrafo y misionero alemán Martin Gusinde uno de los pocos occidentales que han vivido entre los pueblos selknam, yamana y kaweskar y que han podido observar el rito de iniciación del Hain. Las 1.200 fotografías que realizó allí constituyen un testimonio único sobre estos pueblos hoy desaparecidos. Lo que habría podido quedar como la trayectoria típica de un misionero etnógrafo aparece hoy como una experiencia sobre el terreno sin equivalentes, ya que Martin Gusinde se sumergió de lleno en la vida de estas sociedades.

↓ Rosa Kauxia, esposa de un chamán, es una de las pocas mujeres dotadas de poderes mágicos en su comunidad.

↑ Los matanes parten en busca de su esposa infiel, Kulan, mujer de la noche. Su máscara cónica, de unos 70 centímetros de altura, está tallada en corteza.

→ Hombres ataviados cada uno con taris (emblemas) de su linaje para el espectáculo Kewanix. Los símbolos de los taris permiten múltiples combinaciones que cada uno puede elegir como le plazca.

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I || ¿una ciencia como las demás ? OTROS pos

ible s

Maniobras discretas PARA SILENCIAR AL OPONENTE

Para los representantes de la corriente económica dominante existen dos formas de amordazar al adversario intelectual. La primera consiste en ignorar sus trabajos: una indiferencia practicada con gran agrado, ya que su omnipresencia mediática les deja poco tiempo para leer. La segunda se basa en acallar a las ramas universitarias que promueven otro enfoque diferente.

P

Serie de máscaras de papel realizadas por el artista Steve Wintercroft. En su página web Wintercroft.com expone las imágenes “en situación” que le envían aquellos que compran sus obras.

↓ Alexander Zelikov, 2015.

or mucho que la última crisis haya desacreditado la teoría económica predominante, sus promotores no han dejado de ocupar los sets de televisión, los gabinetes ministeriales y las universidades. Al imaginar su disciplina como una ciencia dura digna de la física “newtoniana”, los economistas provenientes de la teoría neoclásica* continúan expandiendo su representación mecanicista e individualista de la economía, en la cual unos agentes calculadores y racionales interactúan en multitud de mercados eficientes. No obstante, otras corrientes de pensamiento nutridas de tradiciones críticas intentan resistir frente a la hegemonía neoclásica. Marxistas, postkeynesianos, regulacionistas e institucionalistas (véase el gráfico de la pág. 18), que tienen

en común la filiación de su disciplina en el ámbito de las ciencias sociales, representan alrededor de una tercera parte de los economistas. Estos “heterodoxos”, al querer describir la sociedad tal y como existe verdaderamente, prestan una atención particular a los aspectos históricos, jurídicos y políticos del funcionamiento de la economía. Algunas corrientes, como los postkeynesianos, llevan a cabo una forma de modelización matemática que no tiene nada que envidiarle a la practicada por los neoclásicos. Otros, como la Escuela de la Regulación, aseguran un enfoque más “literario” o conceptual. En Francia, desde hace unos veinte años, los heterodoxos son excluidos de los altos cargos de la profesión. Aunque consiguen ser contratados como profesores titulares, las dos vías previstas para acceder al cuerpo de profesores universitarios en Francia –las oposiciones para ser profesor en la enseñanza superior y la calificación por parte del Consejo Nacional de Universidades (CNU), el organismo que gestiona la carrera de los profesores investigadores– se encuentran bajo la férula de los guardianes del templo ortodoxo. Los resultados de la investigación publicada por la Asociación Francesa de Economía Política (AFEP) son concluyentes: mientras que la heterodoxia aún se veía representada en torno al 18% en las nuevas contrataciones de profesores universitarios entre 2000 y 2004, esta proporción cayó al 5% (6 heterodoxos para 120 puestos) en el periodo de 2005-2011. El resultado: los heterodoxos desaparecen de las cátedras universitarias. Ahora bien, son los profesores que dirigen los másteres, las escuelas doctorales o los laboratorios los que presiden los jurados de tesis y componen los comités de selección de sus pares. En resumen, sin ellos es imposible hacer vivir una escuela de pensamiento... a menos que se abandone la disciplina económica. Frédéric Lordon, por ejemplo, ha acabado migrando a la rama “Filosofía” del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, sigla en francés); por su parte, Bernard Friot, François Vatin y Philippe Steiner se han unido a la rama “Sociología” de sus universidades para poder continuar libremente con sus líneas de investigación y realizar el seguimiento de doctorandos.

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A pesar de no haber puesto en tela de juicio a la ortodoxia económica de forma duradera, la crisis de 2007-2008 permitió el restablecimiento de otros discursos, como el de John Maynard Keynes sobre los “espíritus animales” que mueven los comportamientos económicos, sobre todo los relacionados con la inversión. El economista británico, al refutar la hipótesis neoclásica de la racionalidad y de la omnisciencia de los agentes, afirmaba así en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en 1936, que para las decisiones de inversión a largo plazo, lo que predomina no son las probabilidades sino la incertidumbre y que, frente a esto, la actuación económica está repleta de determinantes pulsionales y miméticos. En estas condiciones, ya que la inestabilidad económica y financiera es inevitable, resulta arriesgado contar con la “eficiencia” de mercados desregulados.

↑ Kristina Makeeva, 2013. ↖ Q. Pedro, 2016. ← Nataly Saab, 2016.

En septiembre de 2014 se suprimió un obstáculo con la casi suspensión del proceso de oposiciones para la enseñanza superior, conocido por su conservadurismo y por su clientelismo. Actualmente, el proceso que hay que seguir para ser profesor es el mismo que en las demás disciplinas: obtener la “calificación” del CNU y, a continuación, presentar la solicitud para un puesto. Los candidatos heterodoxos, al haberse librado de las oposiciones, no se encuentran por ello menos enfrentados a la barrera de la rama actual “Ciencias Económicas” del CNU, la rama “05”, controlada estrechamente por los ortodoxos. Queda una solución para evitar la desaparición total de las corrientes alternativas y resucitar, antes de que sea demasiado tarde, el pluralismo en la disciplina: la creación de una segunda rama de economía en el CNU. Esta estuvo

a punto de ver la luz del día, ya que el Gobierno de Hollande se comprometió para con la AFEP, a finales de diciembre de 2014, a crear a título experimental una rama “Instituciones, Economía, Territorio y Sociedad”; 300 investigadores heterodoxos se preparaban para entrar en ella. Pero no se contaba con la respuesta de los ortodoxos, muy decididos a cortar de raíz cualquier posibilidad de un pensamiento económico diferente. La ofensiva más decisiva fue la de Jean Tirole. El galardonado con el “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Sociales en Memoria de Alfred Nobel” dirigió una carta al Gobierno para impedir esta “catástrofe” que promovía, según él, “el relativismo del conocimiento, antecámara del oscurantismo”. Misión cumplida: el proyecto se dio entonces por enterrado. n

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Las fuerzas de la geología transforman el planeta y las de la economía moldean el mundo. Por ejemplo, ¿qué tienen en común la Francia reciente y la de 1950, en la que hacían falta seis años de trabajo para producir tanta riqueza como en doce meses en 2015? Sin embargo, el crecimiento económico no ha cumplido todas sus promesas. Antaño sinónimo de progreso, en la actualidad evoca el productivismo, la contaminación y la huida hacia adelante de una sociedad que se condena a la catástrofe ecológica. Pero, ¿era el crecimiento una etapa indispensable del desarrollo? ¿Sigue siendo deseable para los países industrializados? ¿Se puede imaginar un capitalismo que respete por fin la naturaleza?

↑ Trabajador del sector petrolero durante la pausa para comer, Kilgore, Texas, 1939.

→ Hélice de una fábrica de gas natural, Texas, años 1950. ↓ Yacimiento de petróleo de Goose Creek, Baytown, Texas, 1919. El descubrimiento, a partir de 1901, de nuevos yacimientos de “oro negro” en Beaumont hizo del estado de Texas un pionero de la industria petrolera y marcó el inicio de un primer boom petrolero, que duró hasta los años 1940.

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Fotografías de Guillaume Collanges, extraídas del reportaje Austin, la ville verte au pays du pétrole, realizado en 2015.

↑ Se han distribuido centenares de bicicletas de uso libre. Y las bicisendas se multiplican.

Austin, la capital de Texas, invierte masivamente en las energías renovables, las cuales deberían satisfacer el 55% de sus necesidades energéticas de aquí a 2025.

Mueller. Este proyecto urbano construido en el antiguo aeropuerto ha ganado varios premios por sus casas de bajo consumo energético y su urbanismo a escala humana.

↖ El campo solar de Webberville produce 35 megavatios por 150 hectáreas. Es una de las numerosas instalaciones pertenecientes a Austin Energy, sociedad gestionada por la ciudad.

← El prado en el barrio de

↓ Laboratorio de investigación sobre la producción de agrocombustibles a partir de levaduras, Universidad de Texas.

II ¡Producir más, cada vez más!

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II | ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

IDEA A DEBATIR

“El crecimiento es prosperidad” Tanto la clase política como la prensa contienen la respiración cada vez que se anuncian las cifras de crecimiento. Pero el producto interno bruto (PIB)*, que registra la evolución anual de la riqueza en un país, no mide correctamente el bienestar de la población. Este indicador fetiche deja en la sombra la cuestión de su reparto y de los daños colaterales ecológicos del productivismo.

↓ “Manif de droite”

(Manifestación de derechas), Bruselas, 2012. Estas manipulaciones en clave de parodia, creadas por el colectivo artístico Restons vivants (Permanezcamos vivos) en 2003 durante el movimiento de los trabajadores temporales del mundo del espectáculo, continúan saliendo a la calle con eslóganes como “¡CAC 40, CAC 40, sí, sí!” o también “¡Menos Assedic [asociación para el empleo en la industria y el comercio], más criados!”.

“A

hora tenemos que trabajar de forma prioritaria en el crecimiento”, declaraba el entonces presidente de la República Francesa Nicolas Sarkozy cuando se dirigió a los franceses en su mensaje televisivo del 31 de diciembre de 2011. Durante la campaña presidencial de 2012, François Hollande afirmó como si se tratara de un eco: “Sin crecimiento no hay reactivación económica ni creación de empleo”. ¿El crecimiento como primera condición y como medida para progresar? Esta creencia no resiste frente a cuatro constataciones simples. En primer lugar, hablar de crecimiento es mencionar el incremento de un indicador económico: el producto interno bruto (PIB)*. Este establece la cantidad de riqueza (se habla de valor añadido*) producida por el conjunto de los sectores de la economía monetaria, por oposición a la economía no monetaria (el trabajo doméstico, la ayuda mutua, el bricolaje, etc.). Pero, tal y como lo explicaba maliciosamente el senador demócrata Robert Kennedy en 1968, “el PIB lo mide todo... salvo lo que hace que merezca la pena vivir la vida”. La Comisión para la Medición del Rendimiento Económico y del Progreso Social, reunida por Francia en 2008-2009 bajo la

dirección del economista Joseph Stiglitz, hizo suyo este punto de vista. El crecimiento del PIB no tiene en cuenta la evolución de las desigualdades (se puede tener un buen crecimiento que solo beneficie al 1% más rico), los componentes esenciales para el bienestar, como son las actividades domésticas o voluntarias, ni algo que se convierte en un daño colateral masivo del crecimiento: la degradación de los patrimonios medioambientales. Devastar las selvas tropicales para plantar soja transgénica o cultivos para agrocombustibles es “bueno para el PIB”, ya que este último no contabiliza lo que la humanidad pierde en riquezas no monetarias durante esa destrucción. Un mundo finito

¿Vive mejor la gente, y es mejor la sociedad, en los países con el mayor PIB por habitante, fruto de un crecimiento pasado más intenso? Se puede responder utilizando un gran número de variables: esperanza de vida, acceso a la educación, pobreza, desigualdad de ingresos, desigualdades entre hombres y mujeres, violencia y homicidios, etc. Para todas estas variables, el resultado es concluyente: es cierto que, entre los países pobres, existe cierta “correlación positiva” entre estos criterios y el PIB por habitante (o el producto nacional bruto [PNB]*, su gran vecino); no obstante, por encima de un nivel mínimo que en Francia se superó en los años 1970, desaparece. Así pues, el “progreso humano” y el “progreso social” se deben a otros factores determinantes y a otras políticas distintas a la riqueza económica y al crecimiento. En tercer lugar, la falta de concordancia entre crecimiento y “progreso” se convierte

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Los combustibles fósiles, principal fuente de emisión de CO2 Reino eiino o Unido nido ni do

Estados Unidos

Alemania m ma Correa ea dell Su Sur

China

Francia Fr Fra ncia cia

Japón

Itta ali lia li ia ia Hong Kong Ho Kon

India a

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) adoptada en 1992 divide a los países signatarios en dos grupos: los países citados en el anexo I (industrializados o en transición) y los países que no figuran en el anexo I (en vías de desarrollo). Los progresos necesarios negociados toman en consideración esta distinción. La mayoría de los países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al firmar el Protocolo de Kyoto (1997).

Singapur ingap pur u Sudáfri Sudáfrica fr

Países industrializados Países en vías de desarrollo

Taiwán

No signatarios de la CMNUCC

La superficie de los países es proporcional a las emisiones nacionales en 2004.

Fuentes: Gregg Marland, Carbon Dioxide Information Analysis Center; SASI Group, Universidad de Sheffield; Mark Newman, Universidad de Michigan, 2008; www.worldmapper.org.

El crecimiento viene acompañado por emisiones y contaminaciones del aire y de los mares. La primera explicación de esta contradicción es que los recursos naturales indispensables para cualquier tipo de crecimiento escasean cada vez más. Algunos no son renovables: los minerales y las energías fósiles. Su agotamiento está garantizado a más o menos largo plazo. Otros son renovables (la naturaleza puede reproducirlos según sus propias leyes y ritmos si se le da la posibilidad): agua, madera, tierras cultivables, recursos pesqueros (de los medios marinos)... Pero estos recursos están siendo explotados actualmente muy por encima de su capacidad de reproducción, según lo refleja el indicador de la huella ecológica (véase la pág. 34). La segunda explicación reside en el hecho de que el crecimiento viene acompañado por múltiples emisiones y contaminaciones, en particular del aire y de los mares; y, sobre todo, por una sobrecarga de la atmósfera con gases de efecto invernadero, la cual se encuentra en el origen del cambio climático. Última constatación: es muy probable que, independientemente de lo que se haga, el

crecimiento, que en Francia ha disminuido de forma espectacular (ver gráfico) –al igual que en el mundo desarrollado–, siga siendo muy débil en el futuro. Por eso, el tema de una “prosperidad sin crecimiento” está ahora más que nunca a la orden del día. n

Variación anual del PIB real, en porcentaje +8

+6

+4

+2

0

-2 Francia Conjunto de países de la OCDE -4

Fuente: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

en una contradicción cuando se plantean criterios ecológicos. Le debemos a un gran economista y filósofo estadounidense de los años 1960-70, Kenneth Boulding, el siguiente juicio de valor: “Aquel que piensa que un crecimiento exponencial infinito es posible en un mundo finito está loco o es economista”.

1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015

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II |  ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

EN OTRO

EN OTRO

TIEMP O

LUGAR

El Sur descubre que no

Una de las corrientes que critican al modelo económico predominante se encarga de sacar a la luz los mecanismos de explotación en el lugar de trabajo, ámbito donde se oponen empleadores y asalariados. Pero el análisis de las relaciones de fuerza características del capitalismo se despliega igualmente a escala internacional: por un lado, los países del “centro” (ricos y, a menudo, en el Norte); por el otro, los países de la periferia.

E

n 1949, el presidente estadounidense Harry Truman (1945-1953) utilizó por primera vez el concepto de “subdesarrollo” a propósito de los países de Asia, de África y de América Latina: temía que su pobreza los hiciera girarse hacia las “garras” del comunismo. Desde esta perspectiva, el desarrollo es concebido como un proceso lineal: los países del Norte, que tomaron este camino antes que los demás, adquirieron una ventaja que los del Sur tienen que compensar. ¿Cómo? Integrándose cada vez más en el sistema económico mundial. En otras palabras, dándole la espalda a la voluntad –juzgada como irracional– de ejercer su soberanía nacional en el ámbito económico y abriendo la puerta al viento modernizador del capitalismo internacional…

Sin embargo, el economista argentino Raúl Prebisch (1901-1986), entre otros, puso en tela de juicio la idea del desarrollo lineal. En los años 1940, dividió el mundo en un centro (esencialmente los países de la modernidad capitalista) y una periferia (el resto del mundo). Otros, por su parte, sostienen desde 1957 que subdesarrollo y desarrollo no se suceden el uno al otro, sino que son concomitantes: constituyen las dos caras del despliegue mundial del capitalismo, el cual conduce a la acumulación de riqueza en el Norte. Veamos: la diferencia de riqueza entre las sociedades que constituían más del 95% de la población mundial hacia el año 1500 era como mucho de 1 a 2 (no siempre en beneficio de las sociedades europeas). Después de cinco siglos de despliegue capitalista ha pasado de 1 a más de 30, una evolución sin igual en la historia de la humanidad. Al extraer los recursos del Sur, el desarrollo (del centro) genera mecánicamente el subdesarrollo (de la periferia). Así pues, no es de extrañar que la integración de África en el sistema capitalista de las metrópolis durante su colonización no condujera a superar su “atraso” en términos de desarrollo.

↑ Portada del libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Es el libro que el presidente venezolano Hugo Chávez le regaló a Barack Obama en 2009 durante la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. El ensayo del escritor y periodista uruguayo, prohibido en Argentina, Uruguay y Chile durante el periodo de las dictaduras, narra cinco siglos de masacres y de saqueo de los recursos naturales de América Latina, desde la llegada de Cristóbal Colón y el comienzo de la colonización europea hasta nuestros días. Publicado en 1971, el libro sigue siendo una referencia indispensable para comprender el paisaje político del continente hoy en día.

→ Chéri Chérin, Congo Kitoko, 2015.

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está atrasado sino obstaculizado El objetivo era muy distinto: reforzar el poder de los Estados colonizadores en el marco de la competición que libraban entre ellos. Al igual que el África colonizada, los países a los que las instituciones financieras internacionales invitan hoy en día a abrir sus puertas al capital internacional no observan ningún tipo de modernización de su aparato productivo. La operación se traduce en el saqueo de sus recursos naturales, en el expolio financiero de los ahorros nacionales o en ambas cosas.

La solidaridad activa de los pueblos del Sur, condición de su progreso social.

UNA DEU E EUDA “ILEGÍTIM “ILEGÍTIMA GÍT GÍ ÍT MA A Y ODIO DO OSA” S SA” A” CABO VERDE

MEDITERRÁNEO

LIBIA

ARGELIA

SAHARA OCCIDENTAL

EGIPTO Lago Nasser

MAURITANIA MALÍ

NÍGER

CHAD

SENEGAL BURKINA FASO BENÍN

GUINEA

COSTA DE MARFILGHANA

GUINEA BISSAU GAMBIA

SUDÁN

DJIBUTI

SOMALIA

NIGERIA

SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE

SIERRA LEONA

ERITREA

Lago Chad

CAMERÚN

TOGO

LIBERIA

¿Cómo acabar con la trampa del desarrollo desigual? Algunos países de Asia consiguieron desarrollar su industria al inscribirse en la división internacional del trabajo, pero con una importante inercia en el ámbito del desarrollo humano (véase la pág. 122). La solución propuesta por los críticos de la noción de “atraso” –con diversos grados de radicalidad y de cuestionamiento del modelo capitalista– consiste en tomar el camino de un desarrollo autocentrado que establezca como objetivo prioritario la construcción de un sistema productivo nacional soberano, basado en la industrialización y en la renovación de la agricultura campesina. Los efectos de la relación desigual entre el centro y la periferia podrían reducirse entonces en el ámbito económico, permitiendo el reequilibrio de la relación de fuerzas en el escenario político internacional. Este fue el espíritu reinante durante la Conferencia de Bandung en 1955, la cual reunió a los países llamados “no alineados”: solidaridad activa de los pueblos del Sur, condición de democratización de sus sociedades y de progreso social.

MAR

TÚNEZ

MARRUECOS

REP. CENTROAFRICANA

UGANDA KENIA

GABÓN

Lago Victoria

RUANDA

CONGO

OCÉANO ATLÁNTICO

ETIOPÍA

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

OCÉANO ÍNDICO

BURUNDI Lago Tanganica

GUINEA ECUATORIAL

SEYCHELLES

TANZANIA Lago Malawi

Deuda externa

ANGOLA

En porcentaje del Producto Nacional Bruto

ZAMBIA

MALAWI

ZIMBABWE NAMIBIA

Más del 100%

COMORAS

MOZAMBIQUE

BOTSWANA

Entre 50 y 100%

SWAZILANDIA

Entre 20 y 50%

MADAGASCAR

LESOTO

SUDÁFRICA

Menos del 20% Datos no disponibles

0

en línea del Banco Mundial (datos de 2006).

1.000 km

$ e c o loc u r a Se venden INGENIEROS

SACAR LA ESCALERA

Pero las medidas que hay que implementar para conseguirlo tienen mala prensa en la actualidad: proteccionismo, control de los tipos de cambio, estimulación de la economía por parte del Estado, etc. Todas ellas forman parte de la caja de herramientas a la que el Norte recurrió para desarrollarse. Pero de ahí a dejar que el Sur la utilice… n

Para financiar su start-up de material quirúrgico, Adam Steege, diplomado de Columbia, se abrió un perfil en el sitio web Upstart, creado en 2012. Mientras que en los sitios web clásicos de financiación participativa como Ulule se vende el proyecto a los inversores, aquí se hace lo mismo con... el individuo. Visiblemente, el curriculum vitae de Steege convenció: el ingeniero de 27 años consiguió 60.000 dólares (45.000 euros) de 26 inversores, a los cuales les debe desde entonces el 6% de sus ingresos anuales durante diez años. Así, miles de

estadounidenses se giran hacia compañías como Upstart, Pave o Lumni para firmar “contratos de capital humano”. Los candidatos seleccionados detallan su trayectoria y su proyecto, a la vez que la plataforma establece una proyección de sus futuros ingresos. Los inversores apuestan por los que les interesan a cambio de un porcentaje (hasta el 7%) de sus futuros ingresos durante un periodo de tiempo determinado (entre cinco y diez años). A título de comisión, Upstart se queda con el 3% de los fondos obtenidos.

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II | ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

La naturaleza, el nuevo e El trabajo es fuente de valor económico, no la naturaleza. Aunque abastece de todos sus recursos primarios a las sociedades humanas, la naturaleza es explotada y nunca recompensada. Algunos economistas consideran que la destrucción de los medios naturales proviene, precisamente, de su carácter gratuito. “¡Pongámosle un precio!”, proponen, con la esperanza de salvar el planeta: una falsa buena idea…

¿C

Apostar por la catástrofe

En esta perspectiva, los recursos naturales –es decir, el lento “trabajo” de la naturaleza cuando, por ejemplo, el plancton muerto se transforma en petróleo al cabo de varios millones de años– constituyen “donaciones gratuitas”. Los bienes naturales no intervienen en la fijación de los precios ni siquiera cuando son considerados como riquezas –bienes importantes o incluso fundamentales para la humanidad–. En efecto, el carpintero ha comprado los troncos de pino para fabricar un armario, pero, en realidad, el precio de la madera que compra remunera el trabajo del leñador y el capital del propietario del bosque, no la naturaleza, evidentemente. Ahora bien, considerar a la naturaleza como una persona generosa, que nunca pedirá que se le pague por su

Ilustraciones : Boris Séméniako

ómo se produce una camisa? Tradicionalmente se ha considerado que la producción se basa en la unión de dos elementos clave –¡y solo dos!– (se habla de “factores” de producción). Por una parte, requiere trabajo humano. Por ejemplo, un modisto transforma tejido, hilo de coser y botones en una elegante camisa: su energía, sus competencias, en definitiva, su trabajo produce un valor nuevo, que se añade a la suma de estos consumos intermedios. El capital (por ejemplo, una máquina de coser o una computadora) transfiere también una parte de su valor al bien que fabrica. Pero como estas herramientas también fueron a su vez fabricadas un día, su valor se puede reducir a un número de horas de trabajo realizadas en el pasado para producirlas. Esta concepción encuentra su formulación más precisa en la teoría del “valortrabajo” de Ricardo. Para este economista británico (17721823), uno de los fundadores

de la economía política clásica (véase el gráfico de la pág. 18), solo el trabajo, ya que transforma la naturaleza, permite obtener una ganancia. Después de Ricardo, la ciencia económica se inscribió de forma permanente en la línea de un antropocentrismo cristiano en el que el ser humano se beneficia de una naturaleza creada para él y para su provecho.

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eldorado mercantil

trabajo, ¿no lleva a no tener en cuenta la riqueza natural y su preservación? ¿No conduce esto a alejar los objetivos ecológicos y medioambientales de una reflexión económica sobre la producción de riqueza al enmascarar el papel de la naturaleza? Al partir de la idea de que la degradación irreversible del patrimonio natural proviene de su carácter “gratuito”, algunos economistas propusieron asignar un precio a su preservación. Por ejemplo, la explotación de gambas en los manglares brasileños conlleva importantes destrucciones medioambientales. Integrar el costo de estos daños en el valor de las gambas permitiría, en teoría, financiar la restauración del patrimonio natural, a la vez que desalentaría este tipo de pesca. En el argot económico se dice que estas medidas tienen como objetivo corregir externalidades, es decir, reintegrar en el ámbito mercantil las consecuencias de una actividad económica que afecta negativamente a los otros agentes económicos sin que el responsable asuma el costo.

La idea parece ingeniosa. Sin embargo, vuelve a mercantilizar la naturaleza por segunda vez: después de su explotación por parte de los empresarios industriales, su propia preservación se convierte en una mercancía y, por lo tanto, en una fuente de beneficios. Por otra parte, el ejemplo del mercado de carbono –una Bolsa donde los empresarios industriales que contaminan intercambian derechos para emitir carbono– demuestra la ineficacia de estos dispositivos: las emisiones de CO2 continúan aumentando. Al igual que la especulación. Desde hace unos años, algunos derivados financieros* nuevos permiten apostar por la desaparición de especies o por la posibilidad de que llegue un tsunami. La naturaleza es objeto de lo que el geógrafo británico Neil Smith califica como “estrategia de acumulación”: al hacerse verde, el sistema capitalista –cada vez más ávido de recursos naturales– también expande sin ningún reparo las fronteras de la mercantilización. n

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II |  ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

GASTAR PARA REACTIVAR: FLUJOS Y FUGAS La a Escuela scue el Keynesiana y e considera que el Estado debe intervenir cuando se desata s a la crisis y aumenta a u el desempleo. Una orientación adaptada de su presupuesto (gastos/ingresos) le permite poner en marcha el mecanismo multiplicador (véase el recuadro): un aumento del gasto pe público destinado a generar un incremento aun más importante de la riqueza global.

BALANZA COMERCIAL VARIACIÓN DE LOS STOCKS

7

Demanda anticipada por parte de las empresas

INVERSIÓN PRIVADA

Demanda global

6

El importe de los salarios

LAS EMPRESAS

Demanda de mano de obra

PRESUPUESTO

8 Creación de empleos

Evasión fiscal

Fugas

Aumento del número de funcionarios, disminución de la jornada laboral

Subvenciones a la producción (desgravación fiscal a la investigación, reducción de aportes sociales...)

Subvenciones para la exportación

El Estado utiliza su presupuesto (1) 1 para aumentar la demanda global de bienes y servicios y para incitar a las empresas a producir más. Refuerza, por ejemplo, los ingresos de los

hogares mediante el aumento de las prestaciones por desempleo, la elevación del salario de los funcionarios, etc. (2). 2 Los hogares consumen una parte de estos ingresos adicio-

nales dirigiéndose hacia la producción nacional (3). 3 Otra parte se ahorra o se consume en el extranjero (4); 4 así, hay que restar todas estas fugas de la demanda global de bienes

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d


TO

El mecanismo multiplicador En las condiciones económicas de su época, John Maynard Keynes consideraba que el coeficiente multiplicador se encontraba en torno a 5: un gasto adicional del Estado de 1.000 millones de dólares se traducía en una creación de riqueza adicional de unos 5.000 millones. Cuando estalló la crisis de 2007-2008, los economistas de las grandes instituciones internacionales afirmaban que este coeficiente era inferior a 1 para la mayoría de los países. Sus trabajos legitimaron curas de austeridad presupuestaria y subestimaron su efecto recesivo. En un artículo autocrítico de 2013, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, reconocía que los multiplicadores habían sido, en realidad, claramente superiores a 1 durante la crisis. Un error que Grecia pagó con creces: mientras que el aumento del gasto público habría permitido reactivar la actividad, dinamizar los ingresos fiscales, reducir su deuda, los proveedores de fondos exigieron lo contrario... precipitando así el derrumbe de la economía.

INVERSIÓN PÚBLICA CONSUMO FINAL DE LOS HOGARES

3

5

de bienes y de servicios

Retenciones obligatorias Aumento de los ingresos de los hogares

LOS HOGARES

abonados aumenta

DEL ESTADO

1

Evasión fiscal Ahorro

2

Consumo en el extranjero

Aumento de los salarios de los funcionarios

Fugas

4

2 Prestaciones (por desempleo, prestaciones sociales mínimas...)

Subvenciones (desgravación fiscal por obras de ahorro energético, por la compra de coche eléctrico...)

Construcción de infraestructuras (escuelas, carreteras, hospitales...)

5 Las empresas, por su y servicios (5). parte, buscan prever la demanda global (6) 6 y responden, al menos en parte, aumentando su nivel de producción. Para ello invierten en

nuevos equipamientos (7) 7 y/o proceden a realizar contrataciones (8). 8 Todas estas decisiones generan una demanda adicional, la cual es anticipada de

n nuevo op por or las s em em el círculo virtuoso v irtu o d de e con contrataciones co on n nes y de iinversiones nver ers r ione se se p pone en marcha. Esto es e s lo oq que e se se con conoce con como el efecto multiplicador m ul u ult lt pliic lt cad dor do or (v ((véase v se e el recuadro).

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II |  ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

↑ La familia Ukita posa delante de su casa con todos sus bienes, Tokio, Japón, 1994. Fotografía de Peter Menzel.

Pintar el capitalismo de verde Todo parece indicar que las empresas podrían convertirse en las mejores amigas del ecologismo: vitalidad del mercado de las instalaciones eólicas, difusión de procedimientos “respetuosos con el medio ambiente”, multiplicación de las etiquetas “bio”, etc. Sin embargo, la lógica del beneficio se opone a los ritmos de la naturaleza. Salvar la segunda exige imponer límites a la primera, una idea que no entusiasma a los empresarios industriales.

“D

ejemos, pues, de oponer la actividad económica, las empresas y el ecologismo. Hace mucho tiempo que los sectores industriales y de servicios han integrado la dimensión ecológica en sus procedimientos”. Así se expresaba Pierre Gattaz, presidente de la patronal francesa –el Movimiento de Empresas de Francia, MEDEF por su sigla en francés– en una columna publicada el 18 de septiembre de 2013 por el diario Le Monde y titulada “No orientemos a Francia hacia el decrecimiento”. Al igual que sus homólogos de los grandes grupos extranjeros, Gattaz afirma que

el capitalismo puede convertirse en “verde”, siempre y cuando “el pragmatismo y la razón prevalezcan sobre el dogmatismo y la pose”. En otras palabras, a condición de que se eviten las tasas, las reglamentaciones vinculantes, para preservar la “competitividad global de las empresas”. Sin embargo, la lógica del líder de los patrones franceses no convence del todo. Deslocalizar la contaminación

El hecho de que los países occidentales se hayan pasado en gran medida a una economía de servicios no debe ocultar

que, pese al optimismo de la patronal, las retenciones sobre los recursos naturales no dejan de aumentar: +65% entre 1980 y 2007. En valor absoluto, nuestras sociedades nunca han consumido tanta materia y generado tanta contaminación. Esto no se debe principalmente, como a menudo se oye decir, al desarrollo de los países pobres. Simplemente, los Estados occidentales deslocalizaron, a la vez que los empleos industriales, una parte de su contaminación y del consumo de recursos. Pero las tendencias actuales no pueden prolongarse. Un indicador, popularizado durante la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo en 2002, lo confirma: la huella ecológica. Esta equivale a la superficie que necesita una población para producir los recursos que consume y para asimilar los desechos que genera. En 2002, la huella mundial se establecía en el 138% de la superficie bioproductiva total. Desde el comienzo de los años 2010, sobrepasa

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EL MERCADO FINANCIERO DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES

Unión Europea Estados Unidos

India

China

África Brasil

Monto total de las transacciones

Islas Malvinas (Arg.)

en miles de millones de dólares, 2007

Otros países de la OCDE 1

Otros países

1 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente - New Energy Finance, Global Trends in Substainable Energy Investment 2008, 2008.

el 150%. Si todos los habitantes de la Tierra llevaran el estilo de vida de un estadounidense medio, la población mundial necesitaría cinco planetas para alimentarse, vestirse y alojarse.

Proteger el planeta supone hacer primar los ritmos biológicos sobre los márgenes de beneficio. A pesar de la multiplicación de las instalaciones eólicas y de los paneles fotovoltaicos durante estos últimos quince años, el capitalismo no es por ello más “verde” que en el pasado, sino todo lo contrario. Ya que la economía absorbe cada vez más recursos, las energías renovables no hacen más que añadirse a los modos de producción contaminantes en vez de sustituirlos. Cada vez más corta, la vida útil de los bienes de consumo (automóviles, electrodomésticos, teléfonos y computadoras, productos alimentarios, etc.) impone su reemplazo de forma cada vez más rápida... y, por lo tanto, un incremento de su fabricación. ¿Se trata de un fenómeno coyuntural? ¿No podría el capitalismo del mañana hacerlo mejor con menos?

En los años 1970, el ecologista estadounidense Barry Commoner (19172012) demostró que, por su propia naturaleza, era incapaz de hacerlo. El capitalismo se basa en un principio fundamental: los capitales deben circular libremente para dirigirse hacia las actividades que procuran los mejores márgenes de beneficio. Por el contrario, proteger el planeta supondría hacer

que primaran los ritmos biológicos por encima de los márgenes de beneficio: no pescar más pescado del que autoriza la renovación natural de las especies, no generar más contaminación de la que la biosfera puede reciclar, no consumir más energía de la que se puede producir de forma renovable... Una posible definición del decrecimiento (véase la pág. 38), no del capitalismo. n

$ E c o L o C URA En contra de los carriles para cOLECTIvos El economista Pascal Salin, hablando de los atascos en el ámbito urbano, explica que “una idea simple debería inspirar el debate: únicamente existen dos recursos escasos para los individuos, que son el espacio y el tiempo. Por lo tanto, conviene ahorrar tiempo y utilizar el espacio de la mejor forma posible en función de las necesidades de unos y otros. Desde este punto de vista, los carriles para colectivos representan una aberración” (Le Figaro, 12 de febrero de 2004). Salin no solo ve en ellos una “espantosa esterilización del espacio”, sino que también lamenta que “el espacio público se atribuya así de forma prioritaria a quienes pagan menos impuestos” –es decir, los usuarios del transporte público–. ¿La solución?

“Hacer pagar el uso del espacio urbano a su justo precio”. Los automovilistas pagarían un precio más elevado que los usuarios del colectivo, pero podrían circular por donde quisieran. Una vez que las vías reservadas al desplazamiento colectivo fueran suprimidas, sería fácil “imaginar que pudieran existir carriles de circulación rápida y que estuvieran reservados a aquellos que consideraran que su tiempo justifica el pago de un peaje más importante”. Se trata del espíritu de un sistema retratado en su máximo exponente: el derecho de los ricos a comprar tiempo se ejerce en detrimento de los menos afortunados, siempre condenados a los embotellamientos de la vía de circulación común.

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II |  ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS!

↑ Tracing de la ejecución de un programa. Reportaje de Hubert Raguet en la Maison de la Simulation para el Institut National de Recherche en Informatique et en Automatique (INRIA), 2015. A pesar de las exigencias de equilibrio presupuestario, el Estado, afortunadamente, no ha renunciado a su papel de inversor, sobre todo en la investigación básica, un sector que no es lo suficientemente rentable a corto plazo como para atraer fondos privados. Francia, por ejemplo, gastó 4.000 millones de euros en construir un gigantesco polo de innovación en Saclay. Entre los numerosos laboratorios instalados en el lugar, la Maison de la Simulation, un proyecto común del CEA, del CNRS, del INRIA y de las universidades de París Sur y de Versalles, tiene como objetivo apoyar a las comunidades científicas en el uso de supercalculadoras (utilizadas para actividades tan variadas como la simulación del clima, la fusión controlada o la puesta a punto de materiales del futuro).

P

ara el economista británico John Maynard Keynes, el desempleo causa estragos en cualquier economía de mercado –salvo que tenga lugar una afortunada casualidad–. Así pues, hace falta que los poderes públicos intervengan para reactivar la actividad cuando esta se debilita y el número de solicitantes de empleo aumenta. La forma de intervención más eficaz, los grandes proyectos, fue adoptada por Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos en el marco del New Deal (1933-1938). En la actualidad se trataría de la construcción de nuevas líneas de ferrocarril, de viviendas bien aisladas, de redes de Internet de alta velocidad… ¿Cómo funciona todo esto? Las inversiones del Estado conducen a la contratación inmediata de asalariados.

El New Deal europeo, imposible de encontrar Para luchar contra el desempleo, la consigna actual es facilitarles la vida a las empresas. A través de “regalos a las empresas” –reducciones de los aportes sociales, exenciones fiscales, flexibilización de los despidos–, la “política de la oferta” ha hecho desaparecer la reactivación económica por parte del Estado. ¿Quizás porque se habría quedado obsoleta?

A partir de ese momento, los ex desempleados gastan sus salarios y equipan sus viviendas, compran libros o se van de vacaciones. Así, el dinero inyectado circula varias veces: los 100 euros del ex desempleado pasarán de su bolsillo al del carnicero y, después, al del librero, al del panadero, al del dentista, etc. Se trata del “efecto multiplicador” del gasto público: multiplicación de las ventas, multiplicación de los ingresos, multiplicación de las contrataciones. rEcuperar su inversión inicial

Idealmente, esto permite que el gasto público se autofinancie: por ejemplo, la construcción de una universidad (por un importe de 1.000 millones de euros) provoca un aumento del producto interno bruto (PIB)* de 5.000 millones de euros; a continuación, el Estado podrá recaudar más impuestos y recuperar su inversión inicial. No obstante, el efecto multiplicador cuenta con dos importantes limitaciones. En primer lugar, puede ocurrir que los hogares decidan ahorrar una fracción de sus ingresos en vez de gastarla, interrumpiendo así la circulación de una parte del dinero inyectado. En segundo lugar, los consumidores pueden comprar productos extranjeros (se habla entonces de importaciones): en este caso, sin medidas de protección para la economía nacional (aranceles aduaneros, control de los tipos de cambio), el efecto de

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recuperación de la actividad económica tendrá lugar en el país exportador (Alemania o Japón durante la primera gran reactivación en Francia, en 1981), lo que aumenta el déficit comercial. En la actualidad, el efecto multiplicador es elevado, tal y como lo ha reconocido el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que puede permitir políticas de reactivación nacionales y evitar aumentar los déficits (presupuestario* y comercial*). Sin embargo, una política de reactivación europea sería claramente más eficaz, ya que los Estados miembros de la Unión Europea realizan entre ellos el 60% de sus intercambios. Así pues, esto podría ponerse en práctica sin que aumentara demasiado el déficit de la zona con respecto al mundo. No obstante se oponen tres obstáculos a esta propuesta. El primero está relacionado con los déficits comerciales entre los países de la Unión Europea. Si los consumidores prefieren los productos alemanes, el esfuerzo presupuestario común beneficiará sobre todo a la economía del otro lado del Rhin. El segundo es ideológico: entre los Gobiernos europeos que se han sucedido desde los años 1970, muy pocos, o ninguno, juzgaron eficaces las políticas keynesianas. El tercer obstáculo es institucional: en la Unión Europea, el índice medio de endeudamiento de los Estados era de un 86% del PIB en 2015, aunque el Tratado de Maastricht de 1992 establecía su límite en un 60%. Además, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Europea (UE), que entró en vigor el 1 de enero de 2013, también establece la prioridad en la lucha contra los déficits, puesto que pretende llevar el déficit presupuestario estructural* al 0,5% del PIB. En 2015, la UE consideraba que había dado un paso importante en la dirección correcta al financiar, para tres años, un plan de inversión de hasta 21.000 millones de euros que debe atraer hasta 315.000 millones de euros de otras financiaciones. Esto se denomina efecto apalancamiento: el impulso de los poderes públicos haría que algunos proyectos se orientaran hacia el ámbito de la rentabilidad, lo que desencadenaría inversiones privadas

ECON

ÓMICOCIRCU

S

Ivan Boesky La ola de fusiones y de adquisiciones que arrasaba en Estados Unidos a principios de los años 1980 propulsó a algunos outsiders de las finanzas al rango de figuras estrella: fue el caso de Ivan Boesky, quien fundó en 1975 una sociedad de arbitraje destinada a convertirse en la más importante de Wall Street. Hijo de inmigrantes rusos, lo expulsaron de tres colleges antes de obtener su título en Derecho. Estos inicios poco prometedores no le impidieron forjarse una fulgurante carrera en el ámbito del arbitraje y mostrar todos los atributos de la respetabilidad: ocupa despachos suntuosos en la Quinta Avenida, acude a reuniones en el Harvard Club (del cual, en realidad, no es miembro sino donante). Pero aquel que describía el arbitraje de riesgo como un “proceso artístico que exige mucho discernimiento” limitaba sus propios riesgos distribuyendo maletines de dinero en efectivo a banqueros sospechosos a cambio de información sobre los deals en proceso, antes de que se anunciaran públicamente. Al utilizar información privilegiada de forma flagrante (lo cual no fue juzgado como ilegal), Boesky liquidó sus posiciones antes del anuncio oficial de su condena, acumulando así beneficios sustanciales que le permitieron pagar la multa de 100 millones de dólares ligada a su pena de cárcel.

de sumas más importantes. Pero se trata de una apuesta muy audaz. En la práctica, la ayuda pública subvenciona a menudo inversiones que se habrían otorgado de todas formas. Incluso aunque el plan de la UE fuera

un éxito, solo cubriría el 40% del atraso de inversión anual (según el Instituto Bruegel, ascendería a 260.000 millones de euros) que Europa sufría en 2014 con relación a la tendencia media desde 1970. n

→ “Homo Sapiens Desempleado Europa / Homo

Sapiens Labore Carens Europaeus / Amenazas”. Extracto del cómic La Débauche, ilustraciones de Jacques Tardi y guión de Daniel Pennac, Futuropolis, París, 2009

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II |  ¡PRODUCIR MÁS, CADA VEZ MÁS! OTROS pos

ible s

El decrecimiento o el sentido de los límites

Con frecuencia se le reprocha al decrecimiento, una noción que a menudo se entiende mal, el alegrarse por los pobres resultados de la economía nacional a pesar de que el sentido común conduce a lamentarse por ello. No obstante, lejos de cantar las alabanzas de la recesión, este proyecto nos llama a liberar nuestros imaginarios políticos de la influencia de una economía con impulsos suicidas.

E

l proyecto del decrecimiento no es el de otro crecimiento (“verde”, por ejemplo), ni el de otro desarrollo (“sostenible”, “social”, “solidario”, etc.). Se trata de construir otra sociedad, una sociedad de abundancia frugal o de prosperidad sin crecimiento. En otras palabras, no es un proyecto económico, aunque sea de otra economía, sino un proyecto social que implica el cuestionamiento de la dominación de la economía sobre nuestros imaginarios políticos. Por ello, hacer del decrecimiento una variante del desarrollo sostenible constituye un contrasentido histórico. El término “decrecimiento”, elegido casi por casualidad debido al éxito de un número de la revista ecologista Silence de febrero de 2002 que retomaba esta expresión –utilizada por primera vez, con su sentido actual, en 1994 como título de la traducción en francés de una recopilación de ensayos de Nicholas Georgescu-Roegen, economista estadounidense de origen rumano–, se impuso en primer lugar como un eslogan. Rápidamente ofreció un estandarte de adhesión a todos aquellos que, viniendo de la ecología política y de la crítica culturalista del desarrollo, sentían la necesidad, frente a la proclamación del famoso TINA (There is no alternative o “no hay alternativa”) por parte de la primera ministra británica Margaret Thatcher (1979-1990), de acabar con la palabrería del desarrollo sostenible –ese oxímoron consensual que utilizan los apóstoles de la religión del crecimiento–.

Se trata de construir una nueva sociedad de abundancia frugal…

buscan mejorar la calidad de vida, del aire, del agua y de muchas cosas más que “el crecimiento por el crecimiento” ha destruido. Para hablar de forma rigurosa, sin duda se debería utilizar el término “acrecimiento”, igual que se habla de ateísmo. Además, el objetivo es exactamente ese: el abandono de una fe y de una religión, las del progreso y del desarrollo. Así pues, el decrecimiento no significa recesión* (desaceleración del crecimiento) ni depresión* (crecimiento negativo). En esas circunstancias, ¿se trataría de otro paradigma económico, que se opone a la ortodoxia neoclásica y que es comparable a lo que fue el keynesianismo en su época (véase la pág. 36)? Algunos partidarios del decrecimiento han explorado esta vía. Para otros se dibuja una prioridad diferente: alejar la idea de que las elecciones humanas se pueden reducir a cálculos individuales, más o menos conscientes, para reconstruir una sociedad ecológicamente sostenible y socialmente justa. Aunque algunas políticas económicas diferentes a las inspiradas por la doxa neoliberal fueron posibles en el pasado, en una sociedad de crecimiento sin crecimiento –situación actual de los países industrializados–, estas políticas han dejado de ser posibles sin que agraven la crisis ecológica.

Así pues, no se debe tomar al pie de la letra esta palabra: decrecer por decrecer sería tan absurdo como crecer por crecer. Por supuesto, los decrecionistas

Los recientes debates sobre la pertinencia de los indicadores de riqueza cuentan con el mérito de recordar la inconsistencia del producto interno bruto (PIB)*

como indicador que permite medir el bienestar (véase la pág. 26), a pesar de que constituye el símbolo fetiche de la sociedad del crecimiento. En esta ocasión, no nos hemos percatado lo suficiente de que el problema no es de naturaleza económica: es la propia economía la que plantea problemas. La definición de esta disciplina ha variado con el transcurso del tiempo. Para los economistas clásicos, esta ciencia explicaba cómo se producía la riqueza, se repartía y se consumía. Más tarde, sus sucesores neoclásicos pretendieron estudiar la utilización óptima de recursos que inevitablemente escasean (véase el gráfico de la pág. 18). Esta definición, muy amplia, hizo caer todos los objetos del deseo humano (el crimen, el amor, la salud, etc.) en manos de la economía. Pero, si todo es economía, ¡todo deja de serlo! Volver a introducir la economía en el ámbito social y recuperar el sentido de los límites, tal y como preconiza el decrecimiento, son las condiciones que permiten llegar a la prosperidad sin crecimiento y evitar así el hundimiento de la civilización humana. n

símbolo fetiche

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↑ Retrato de activistas

ecologistas, en el jardín colectivo “ZAD patates”, protestando contra la urbanización de la llanura de Montesson, marzo de 2014. La ZAD, acrónimo de “zona de planificación diferida”, se metamorfoseó en 2010 en “zona por defender” cuando algunos activistas ocuparon Notre-Dame-des-Landes con el objetivo de impedir la construcción de un aeropuerto. Desde entonces han aparecido otras ZAD para luchar contra diversos “grandes proyectos inútiles”. Fotografía de Rip Hopkins.

→ Cartel de la película

L’An 01. Producida en 1973, es una adaptación de la novela gráfica homónima de Gébé, realizada por Jacques Doillon, Alain Resnais y Jean Rouch. L’An 01 ofrece un abandono utópico y festivo del productivismo de la economía de mercado, marcando el inicio de una nueva era.

←Tondo - Carex, hierba entrelazada, de Marinette Cueco, 1992. ↙ La Chasse aux toiles, de Laurent Millet, instalación en el bosque, 2011.

↑ Versión japonesa

del cartel de la película Playtime, de Jacques Tati, 1967. Parodia de los excesos y de lo absurdo de nuestra modernidad deshumanizadora, esta película muestra un París fantasmal y kafkiano que un torbellino sabiamente orquestado va a destrozar brutalmente.

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