Amador Moya
Capítulo 12
Conociendo a sus vecinos, Mariana se iba dando cuenta de que, cuando quitas el caparazón del que nos recubrimos, aparece la persona, el ser humano, y la luz brilla en todo su esplendor. Por otro lado, una sola manzana, un solo intrigante puede ser suficiente para traer por la calle de la amargura a otros cien o doscientos. Isidoro era sin duda un tipo especial, de ésos que no dejan indiferente a quienes tienen la oportunidad de tratarlos. —Por supuesto que lo conozco. Mira Mari: a estas alturas ya hemos pasado por la junta todos los vecinos y conocemos su vida y milagros, sobre todo sus milagros. —Parece que soy la única que permanece en el limbo, aunque en estos quince últimos días he tenido una buena ración. —Tú acabas de entrar de presidenta, pero lo irás viendo a lo largo del año porque, si en algo es especialista, es en perseguir, coaccionar y tutelar a la junta de la comunidad. No solo te dice lo que tienes que hacer, sino cómo y cuándo. 117