Amador Moya
Capítulo 19
—Hombre, Rodri. Al fin has venido. Cuidado que es difícil quedar contigo, ¿no? —Verá, señora comisaria, es que estoy muy «liao». Todo el día de acá para allá. Si no son las lecturas, es el curso y, si no, las cargas familiares. —Entiendo, entiendo —le dijo Mari indicándole la silla que había ante su mesa. Rodri hablaba un poco de nariz y como masticando las palabras. Un estilo muy característico de los jóvenes de su edad en los ambientes que se le suponían. Mari había decidido que aquella declaración la recogería ella; así es que, tras una breve pausa, continuó. —No es necesario que me llames comisaria, no me asciendas así de golpe. Soy subinspectora y puedes llamarme policía. También soy la presidenta de la comunidad de la calle la Industria en Eras, donde colgaron al perro. No sé si te has enterado… —Claro, claro. ¡Vaya movida! Además, dicen que hay alguien que se dedica a matar perros por la zona. Esto ya parece El Bronx. —¿El qué? —Rodri la miró con los ojos muy abiertos. No podía ser que aquella «poli» no hubiera oído hablar de aquel barrio que salía en todas las películas. 183