Amador Moya
Capítulo 23
Piedad observaba a Mari mientras le contaba lo ocurrido en la reunión del día anterior tratando de reconstruir algunas de sus escenas. Ésta, a veces, se alteraba y se perdía en su relato, por lo que debía preguntar para reconducirla. Lo de Isidoro no le sorprendió. Sabía que era peligroso y siempre trató de tenerlo a su lado en la comunidad, aunque la última embajada en la que se había embarcado sobrepasaba todos los límites y tuvo que decirle que no. A pesar de la indignación de la presidenta, era consciente de que ese vecino tenía mucho poder entre los habitantes de su portal y el vocal se plegó. Una jugada sucia, por supuesto, pero la vida estaba llena de acciones así. Por su parte, a Mari le sorprendía la tranquilidad en la que había ido instalándose Piedad a medida que ella hablaba. Su puesto en la comunidad no solo estaba en juego, sino que lo había perdido, y a ella parecía que no le importaba. —¿Qué podemos hacer ahora? —preguntó Mari desconcertada. 207