Mazarrón 2018 Fiestas Patronales
Los rodajes de cine en Mazarrón El cinematógrafo llegó a España al poco de su presentación por los hermanos Lumiére en el Gran Café del bulevar de los Capuchinos de París (patentado el 13 de febrero de 1895). El invento se difundió como novedad por todo el país desde su primera exhibición en plenas fiestas de San Isidro en Madrid (1896). En otoño de ese mismo año llegaría a la Región de Murcia, primero a Cartagena y luego a Murcia, aunque la fecha se toma como referencia y no sin cierta cautela. A partir de ahí, el llamado “invento del siglo” se iría extendiendo a otras poblaciones como Lorca (1899), Moratalla y Calasparra (1897), o Mazarrón (1900). Los teatros integraron el cinematógrafo en sus programas, alternándose las proyecciones con las representaciones habituales de modo que las primeras películas se podían ver en los descansos e intermedios de las obras de teatro o espectáculos musicales. En los pueblos que no contaban con la infraestructura adecuada se instalaban barracones en los que se hacían aquellas proyecciones que consistían en pequeños cortometrajes cuya duración oscilaba desde unos pocos minutos hasta una hora. Los barracones eran estructuras itinerantes que se instalaban temporalmente con motivo de ferias y fiestas locales. Con el tiempo, se llegaron a construir barracones estables. En la primera década del siglo XX, Águilas, La Unión, Portmán y Mazarrón eran las poblaciones donde las sesiones cinematográficas fueron más frecuentes. Todas ellas tenían el denominador común de la presencia de explotaciones mineras y, por ende, contaban con una situación de desarrollo superior al de otros centros de la Región de Murcia, cuya subsistencia dependía de las actividades agrícolas. El cine requería de luz eléctrica y la presencia de un nutrido número de personas con recursos suficientes como para mantener económicamente el espectáculo. En Mazarrón serán los cartageneros, Hermanos García, los primeros en poner en marcha un establecimiento de este tipo. Se trataba de un barracón al que denominaron “Salón de Actualidades” que por entonces se ubicó en la Plaza del Circo, actual Jardín de la Purísima. Cine y espectáculo de varietés se combinaban en este espacio de cuyo éxito la prensa de la época daría cuenta y al que pronto se sumaría un nuevo local del que poco se conoce: “El Radium”. Estos dos locales fueron los comienzos de una larga tradición cinematográfica en Mazarrón que, en la práctica, se traduciría en la presencia de varias salas como el Teatro Circo, el Teatro Circo Zamora, el Teatro Eureka o la Terraza Cinema, todos ellos de principios de siglo XX. A mediados de siglo habían aparecido el Cine Magda, el Cine Chaplin y el Teatro Circo se mostraba plenamente activo. También en Puerto de Mazarrón se llegó a contar con varias salas como el Salón Serrano, el Salón Sport, el Cine Avenida, el Cine Playasol, el Cine Mastia, el Cine Axial y el Cine Bahía. Finalmente cabe citar los cines 124
que también llegaron a los campos de Mazarrón, instalándose en pedanías como Cañada de Gallego o la Majada y en otros puntos próximos como Ramonete y Morata. De esto se deduce que el cine ha sido una constante en la diversión de los mazarroneros, tal y como hemos podido ver en una de las exposiciones que en este último trimestre se ha ofrecido desde la Universidad Popular, “Mazcine”, una aproximación a la historia del cine en el municipio a lo largo del siglo pasado, de la mano de la recopilación realizada por Antonio Rico y Eusebio García. En ella se ha puesto en evidencia la presencia habitual del cine en la vida social y cultural de los mazarroneros. El calado de esta actividad llegó a ser importante y ha quedado en la memoria de muchos de sus vecinos porque el entorno del municipio también fue protagonista en el rodaje de varias películas. La primera referencia que encontramos donde podemos relacionar Mazarrón con la pantalla grande viene a raíz del famoso “crimen de las tres copas” y el hallazgo de los cadáveres de dos hermanos en la playa de Nares. El suceso fue calificado en su momento como “el misterio del año” y dio pie a la realización de un largometraje dirigido por Fernando Fernán Gómez donde, bajo el título de “El extraño viaje” (1964), se lanzaba una hipótesis de lo que hubiera podido ocurrir en un crimen que no llegó a resolverse. A continuación, el rodaje que más se recuerda es el de “La perla negra” (1977), una producción hispano-americana rodada en la costa de Mazarrón (Percheles y el Puerto) y que dejó memoria por la participación de pescadores del Puerto, gente de Cañada de Gallego, de Pastrana, y de Mazarrón. Según la tradición oral, por lo visto la historia comienza cuando solicitaron a un forestal de Percheles una casa para arreglarla para un rodaje. De resultas de esto primero acudió al lugar una cuadrilla de obreros que se pasó tres o cuatro meses allí haciendo los decorados. Cuando terminaron, vinieron los montadores. Se tiraron tabiques y ventanas y, cuando comenzó el rodaje propiamente dicho, las obras se intensificaron “lo que se había hecho, a los quince días se volvía a romper y se hacía otra cosa”. Los que ayudaron dicen que “un día le tocaba con el albañil, otro día con el carpintero…”. Todo el complejo estaba ubicado a cierta distancia de la vivienda. Había decorados en las proximidades, bien hechos y reforzados. A la entrada