CLAVES PARA ENTENDER QUÉ ESTÁ PASANDO CON MI RECIBO DE LA LUZ Vivimos tiempos convulsos en lo que a la factura eléctrica se refiere, con el fin de entender mejor qué está ocurriendo y por qué, intentaré abordar la cuestión desde un punto de vista objetivo, atendiendo básicamente a los datos y, desde ahí, intentaremos arrojar algo de luz sobre la situación actual. El 25 de septiembre de 2015, todos los Estados miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Un plan de acción a favor de las personas y el planeta, en el cual se engloban 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos ODS, “persiguen la igualdad entre las personas, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.”
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El ODS número 7 destaca que “la cantidad de energía generada debería ser mucho mayor que los desechos y la contaminación resultantes” y propone como contraejemplo al carbón, señalando que “el carbón genera aún en torno al 40% de la electricidad mundial y casi la misma proporción de las emisiones mundiales de carbono6”. Concluye que “el carbón no es sostenible a escala mundial por su contribución al cambio climático antropógeno, ni tampoco a escala local por ser una amenaza para la salud pública y el medio ambiente.” Si volvemos la vista a nuestro país, según el “Plan de acción para la implantación de la agenda 2030”, la estructura de producción de energía es la siguiente: “Las energías fósiles constituyen el núcleo del sistema energético, ya que representan el 74% de la energía primaria. Las energías renovables suponen el 14% y la nuclear, el 12% restante.” El ejecutivo explica que, “la paulatina penetración de fuentes renovables, implementaría beneficios, tanto de carácter medioambiental, en forma de reducción de emisiones, como de carácter económico …”.
En febrero de 2019 el gobierno presentó un “anteproyecto de ley de cambio climático”, un “borrador de plan de energía y clima” y un “borrador de estrategia de transición justa”, basados, a grandes rasgos, en: Electricidad: Disminuirán un 69% de las emisiones de gases de efecto invernadero de este sector. Renovables: Para 2030 el 42% de todo el consumo final de energía sería de origen renovable. Para el sector eléctrico, el 74% de toda la electricidad producida seria de origen renovable. Carbón: Para 2030, el Gobierno asegura que no contempla que haya ninguna abierta. Nuclear: Calendario de cierre de las cinco centrales entre 2025 y 2035. Transporte: El anteproyecto de ley establece que en 2040 ya no se puedan vender en España coches que emitan dióxido de carbono. Todas estas acciones, como se puede observar, tienen un marco temporal de, podríamos decir, 10 años. Todas menos una: El carbón. El 1 de enero de 2019, las 26 explotaciones de Asturias, Aragón y Castilla y León que quedaban en España –de las que ya solo 12 estaban en producción– cerraron. Como consecuencia resulta una estructura extremadamente dependiente del gas natural para cubrir nuestras necesidades energéticas más básicas. A mi entender, y de forma muy sencilla, hemos dejado de quemar carbón, para quemar más gas y, todo ello, sin tener una alternativa adecuada. Así de sencillo. Mezclando todo y bien servido, este “cóctel perfecto” nos ha conducido a la situación actual.
Carlos F. Gutiérrez Martínez
Director Comercial ZULUX Murcia
El gas natural sigue suponiendo casi una cuarta parte de la energía primaria que se consume en España, es una energía primaria básica para millones de familias, negocios e industrias que dependen de ella para cocinar y calentar edificios. Por tanto, el precio del gas en los mercados internacionales influye directamente en la factura eléctrica. Para generar un megavatio de electricidad, necesitamos 2 de gas. Existe una relación directa entre el precio del gas y el precio de la energía. A 140€ el megavatio de gas, matemáticamente, ya tenemos un coste eléctrico de 280€, y exactamente, esos son los precios en los que hemos oscilado los últimos meses. A la hora de fijar el precio de la energía, la última oferta más cara, casi siempre el gas natural y ahora la hidroeléctrica, marca el precio a pagar para todas las demás tecnologías. Es decir, pagamos toda la energía siempre al precio de la fuente más cara. ¿Por qué se dispara el coste del gas? El precio de este combustible fósil, depende de complejos factores geopolíticos. China pretende desde hace meses almacenar el máximo posible de gas natural licuado para el invierno para que no se repita lo sucedido en 2020 cuando una ola de frío acabó prácticamente con su reservorio. Rusia, enorme exportador, ha abierto el grifo asiático, mermando las exportaciones a Europa que, además, a finales de este año aumentará su dependencia energética de Rusia gracias al gaseoducto “Nord Stream 2”: un tubo de 2.460 kilómetros que nos suministrará gas desde el Ártico hasta Alemania. El suministro de gas es diversificado en España, obtenemos el 27,5% del GNL de Rusia, aunque el gaseoducto que nos conecta con Argelia fue el principal suministrador de gas en 2019.