Hacendera I 2021
NODICIA DE QUESOS PACO PINES
CRÓNICAS DE LA FERRERA
L
a ocupación ismaelita de la península Ibérica, como ya ocurriera con la romana o la visigoda, encontró notables focos de resistencia allí donde el terreno favorecía el hostigamiento guerrillero. Superados los primeros años de escaramuza diaria entre la rebelde nobleza astur y el Valiato cordobés, la supremacía militar cambió de bando y al poco tiempo, el reino de los astures – los habitantes de este lado del Esla – trasladó su capital a León. Era, sin duda alguna, la prueba de fuego que consolidaba al nuevo reino como alternativa seria al emirato Omeya con capital en Córdoba que, ofi ciosamente, extendía su dominio por todos los rincones de nuestra querida piel de toro. Asentada la capitalidad en León, los asesores regios, consideraron prioritaria la búsqueda de una identidad privativa, que les distinguiera claramente de romanos o godos, antiguos mandatarios de estos parameses campos y, resueltas la forma del estado o la religión, decidieron llegado el momento de tener una lengua propia.
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