Creaciones (Poemas)
I De los colores maíz, pepino y melones y sólo en sus corazones siembran todo lo que mata. Hay miedo porque se ve cuando el plomo se desliza y la ardilla asustadiza no se sabe adónde fue. Siente miedo el chorrondé en su garita escondido siente miedo del silbido preciso del proyectil que le reventó el atril tiernamente construido. Hay selección en mi suelo para la vida perder y sangre se ve correr en vez de agua al riachuelo hasta Dios llora de duelo al mirar cómo sus hijos olvidan lo que les dijo: "...amaos los unos a otros..." pero han fustigado al potro violento del escondrijo. Pero la naturaleza, sabia como poderosa se recupera orgullosa con la misma fortaleza. El campano se endereza en la parcela de Goyo, ceiba y zarza en el arroyo se funden en un abrazo y al Carreto paso a paso le brotan nuevos cogollos. Vuelve a parir la parcela recostada a la colina y la hueste campesina ve la esperanza que anhela. Hay un olor a panela en las flores del Bongal, un suspiro natural brota del cerro de Maco, y la barba del cariaco anuncia un parto frugal. Donde estalló la granada junto al roble milenario ahora beben los canarios
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coreando allí sus tonadas. Llegan también en bandadas la corte de los paujiles, después de miles y miles de kilómetros volando llegan garzas anulando la danza de los fusiles. Vuelve el sol a la montaña dando un toque de calor y se levanta la flor orgullosa de la caña. El río San Jacinto baña sus praderas ribereñas, se oye crepitar la leña avivada por el fuego y en el corral brama luego la vaca que el toro preña. Abunda el cisco de antes, volvió la cagá de hormiga y el viejo riachuelo irriga al pasto seco de antes, ahora se alza exuberante la extinta hierba guinea, renace también la enea que permaneció escondida y el nido cobra su vida y feliz se balancea. Ahora brota el alimento del suelo Montemariano y el campesino temprano pisa confiado y contento. Del sembrado su sustento recoge con alegría esa que perdió algún día por bélicos avatares hoy, nacen nuevos cantares de Los Montes de María.
Escrito por: » Cecilio Castellar
Verde agua y azul celeste sus vestidos carmín en los labios y son rosas el resplandor en sus miradas lentifica el tiempo nada más existe Trazan una equis con sus brazos sonríen al brindis el borde de la copa penetra los labios derrama suave su contenido La de ojos azules libera la servilleta de su forma de mariposa retoca los labios a su compañera con delicadeza extrema Una burbuja de luz ilumina la mesa ojos negros se pierden en los azules Como medir el calor cuando sus cuerpos se abrigan y amarradas con sus brazos se pierden en la noche.
II Mueres cuando te olvidan Me despierto ella está a mi lado el abrazo fuerte con delicadeza Le agrada y lo sé Ahora es frágil quizás sonrió leve no se levantará con mi abrazo Extiende su mano y me toca sin mirar una muestra de cariño de decir aquí estoy Hoy prepararé el café ella seguirá en la cama hace frio y continúa cubierta Mientras acomodo sus chanclas dice que no lo deje hervir si espero ella lo preparará no quiero que haga esfuerzos y evito lamentar mi dolor de