Equipaje al fin del mundo Hacer una maleta es guardarse en épocas y deshacerla vaciar el tiempo que se ha hecho:
suciedad, recuerdo, espera, olvido. Porque no hacemos un equipaje para un viaje, lo hacemos para huir del vacío que conlleva ser viajero. Paula Andrea Gaviria
Paula Andrea Gaviria* Un avión alza vuelo y retengo aquellos equipajes que
todo, desdoblar, clasificar y ritualizar febriles aficiones,
perdí, que llegaron a un destino diferente del acto de la
supe que cada objeto sumaba abandono. Mi ritmo de
entrega. Me hice en ellos paisaje, cosas del ayer, cuerpo
cargar era un demonio que me cortejaba, con un abrigo
extraviado, el remate exiguo en una subasta de equipajes
ataviado de destierro. De golpe, estaba ahí, dócil ante
perdidos. Me encontré en mi propia sala de espera,
un lenguaje vacío. Observo esta relación enfermiza de
trazando el próximo vuelo donde aguardaba esa que no
descubrirme en un jardín de maletas, que como hiedras
soy, sin una sonrisa. Me avergoncé de despertar en medio
e insectos rodeaban mi árbol de miedos. Infierno ganado
de un parque, en algún camino de aquella ciudad a la que
después del beso de un amante celoso. Lo escucho a
nunca llegué en primavera. Allí enmudecí en el descuido
diario en una canción al viejo estilo de Rubén, porque aún
del tiempo y deshacerme en equipaje empezó a parecerse
voy “buscando guayabas” sembradas en las maletas:
a un trozo de soledad. El doblez de la ropa abrió la puerta
“Mucho he viajado por todo el mundo
a una mujer con arrugas, que debajo de esta duerme en
y nunca, nunca pude encontrar
somníferos envueltos de despedida.
una guayaba que me gustara
Las pantallas electrónicas anuncian salida para México,
y detuviera mi caminar”
Madrid, New York, donde soñé llegar de niña. Desde que
Siempre la sombra de los detalles que acosan, como el
entendí en los 90´s cómo el equipaje significa deshacerlo
último amor descarriado en braguetas abiertas que me
* Escritora. Poeta. Ha realizado su proceso creativo desde la danza y el teatro. Vive y trabaja en Medellín.
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