Rogério Haesbaert
No es difícil percibir, sin embargo, que mucho más que la superación de una lógica por otra se trata de la convivencia entre distintas formas de manifestación del fenómeno regional y, en consecuencia, de su propia conceptuación. Como ya vimos, en muchos casos, regionalismos e identidades regionales aún se pueden relacionar, de algún modo, con la forma intraestatal clásica, zonal, o sea, se pueden construir teniendo como referencia nítidos recortes político-administrativos dentro del juego de poder del Estado-nación y sus disputas por mantener una hegemonía. Allí, pueden surgir “regiones” de dinámicas sociales complejas que, de alguna forma, buscan articular múltiples dimensiones de la sociedad, un poco lejos, sin embargo, de realizar la genérica conjugación totalizadora propuesta por Ann Markusen. En resumen, mientras componentes de la visión llamada clásica de región en geografía –que en modo alguno habrían simplemente desaparecido–, las características elementales descritas pueden servir de parámetro para una evaluación de la “crisis regional” y de la re-emergencia de la región como concepto capaz de responder a muchas cuestiones referentes al des-ordenamiento territorial contemporáneo. Veamos en mayor detalle, entonces, una re-evaluación de estas propiedades y, aún con carácter embrionario, la proposición de nuevos caminos. 2.1. LA SINGULARIDAD REGIONAL Y LA CUESTIÓN DE LA DIFERENCIA: POR UN ABORDAJE REGIONAL QUE ENFOQUE LOS PROCESOS DE DIFERENCIACIÓN ESPACIAL CON BASE EN DIFERENCIAS TANTO DE GRADO COMO DE NATURALEZA
La región, en cuanto especie de unidad espacial definida a partir de una determinada articulación de relaciones socioespaciales, dotada de similitudes (“homogeneidad relativa”) y/o de cohesión (funcional y/o simbólica), evidentemente, siempre es definida desde su especificidad, su diferenciación o su contraste –en aquello que muchos geógrafos en una perspectiva más tradicional identificaron como el foco central de la disciplina, la diferenciación espacial o de áreas–. Según Hartshorne (1978 [1959]), la expresión “diferenciación de áreas” fue propuesta por Sauer en 1925, parafraseando una propuesta de Hettner sobre la concepción de geografía, pero deriva de la síntesis hecha por Richthofen, a partir, a su vez, de las posiciones de Humboldt y Ritter. Hettner, en su obra de 1898, afirmó que “la materia específica de la Geografía, desde los tiempos más remotos hasta los días de hoy, consiste en el conocimiento de las áreas de la tierra en la medida en que difieren unas de otras” (Hettner citado en Hartshorne, 1978: 14), o, sintéticamente, inspirándose en Richthofen,
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