Capítulo 2. Por otra regionalización: la región como artefacto
Esta conjugación entre diferencias de grado y diferencias de naturaleza aparece también en la distinción que hicimos entre “múltiples territorios” y “multiterritorialidad”, igualmente pertinente para el análisis regional. El espacio geográfico estaría constituido, en primer lugar, por una multiplicidad de tipos de territorio, a través de las diferentes relaciones de poder desencadenadas por las más distintas instituciones y grupos sociales. Se trata allí de una diversidad territorial discontinua y “contable”, territorios más fácilmente reconocibles en su dinámica de manifestación discreta en la superficie de la Tierra. Límites jurídicos y fronteras político-administrativas bien delimitadas, dentro de las diferentes escalas del orden estatal planetario (comenzando por la propiedad privada), serían sus mejores indicadores. Por otro lado, en una perspectiva más cualitativa y continua, tendríamos procesos de construcción y experimentación de múltiples territorios al mismo tiempo, construyéndose así una efectiva multiterritorialidad, tanto en el sentido de que vivenciamos un espacio en sí mismo híbrido y multiterritorial, como en el de que tenemos acceso a otras territorialidades, por movilidad física, sucesivamente, o mediante la compresión del espacio-tiempo, simultáneamente (Haesbaert, 2007c). A propósito, este cambio radical en nuestra manera de interpretar y de vivenciar el espacio por la llamada compresión del espacio-tiempo instituye la condición paradójica de un espacio al mismo tiempo más fluido –y de cierta forma, por lo menos a lo largo de determinadas redes, continuo– y más fragmentado, en la medida en que las mismas redes tienen como una de sus características el “no-llenamiento” del espacio en su conjunto, lo que intensifica, también, las discontinuidades espaciales. Además, como ya destacamos en otros trabajos, muchas son las estrategias, aunque malogradas, de control de los flujos, incluso, mediante la construcción de nuevas cercas y muros. 2.2. LOS PRINCIPIOS DE LA HOMOGENEIDAD Y DE LA COHESIÓN Y LA “INTEGRACIÓN” REGIONAL: POR UN ABORDAJE REGIONAL A PARTIR DE LOS PROCESOS DE DES-ARTICULACIÓN ESPACIAL
Homogeneidad (siempre relativa) y cohesión (básicamente la funcional), como ya discutimos en el capítulo anterior (cuadro 1: 45), corresponden a los fundamentos que, durante mucho tiempo, a lo largo del último siglo, marcaron el debate regional, organizado fundamentalmente en torno al binomio regiones homogéneas y regiones funcionales, no mutuamente excluyentes. En el cuadro 2 se exponen las principales características que moldean estas dos perspectivas.
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