SUCKING IN THE SEVENTIES
En 1980 en las páginas de Re-vista del Arte y la Arquitectura en América Latina, Eduardo Serrano publicó un artículo brillante titulado «Los años setentas: y el arte en Colombia», una reflexión sobre lo que había sido la década que cerraba. Según Serrano: No es un secreto para nadie que la corrupción es la característica más definitoria de la vida del país durante los últimos 10 años. Y sería irresponsable, en consecuencia, ignorar esta realidad tan ubicua inmediata en la consideración de nuestra más reciente producción artística. Es preciso tener en cuenta, por lo tanto, que mientras los artistas trabajaban en obras del periodo, numerosas instituciones del país, así como ministros, congresistas, políticos y militares fueron reiteradamente acusados de corruptos. Que el asesinato, el secuestro y el contrabando, especialmente de drogas, fueron las más frecuentes noticias de la época. Y que esa especie de impuesto personal denominado «la mordida», se convirtió en la más común manera de lograr acción o perdón de unas autoridades cada vez más cínicas, y de una cada vez más somnolienta e intrincada burocracia. Es conveniente finalmente, recordar que terminó a mediados de la década y en el más completo desprestigio
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