SECUENCIAS Y AUTORRETRATOS
En 1973, Lleras empezó a trabajar secuencias narrativas compuestas de varias fotografías y basadas claramente en el lenguaje cinematográfico. La primera de estas obras fue La mula, donde «en una carretera vacía aparece misteriosamente un círculo luminoso que crece progresivamente; cuando el círculo decrece, detrás aparece una mula al trote».16 La mula es una secuencia de cinco imágenes. Podría suponerse que el encuentro con el tema escogido vino repentinamente y que Lleras aprovechó la ocasión de una fotografía espontánea, de paseo de domingo, para posteriormente trabajarla en el laboratorio. Esta especie de aparición o hecho milagroso trucado nos lleva a la fotografía surrealista y a la elección de un tema basado en la reinterpretación de escenas de raigambre popular, las cuales se pueden encontrar en los Cuentos para citaniños (1973) de Beatriz González —serie de heliografías que ilustran historias curiosas extraídas de la prensa capitalina—, como La niña y la zorra, una fábula urbana protagonizada por la quijotesca figura del caballo de tiro —muy común en las calles bogotanas—, que hace parte de la “alegria del subdesarrollo”.17 16 Jaime Ardila, «Obra fotográfica de Camilo Lleras», Arte en Colombia, n.o 2 (1976): 18. 17 La niña y la zorra, uno de los Cuentos para citaniños, viene de un reportaje de El Tiempo de febrero de
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