No.6

Page 4

editorial

¿Falta de fe? H OWA R D A N D R U E J O L

Los cristianos lidiamos con la depresión. Los líderes también. Quisiera afirmar lo contrario, o al menos poder decir que con un poco de voluntad y una oración las cosas serán diferentes. Pero no es así. Esta carga pesada, secreta, profunda, no es fácil de llevar. Abruma y desgasta, hace perder el sentido de la vida, nubla la esperanza. He visto de cerca a creyentes que han tenido que atravesar este valle de sombra. Me he sentado al lado de líderes que cargan con esta angustia. Está de más decir que yo también, alguna vez, me he sentido así. Son etapas difíciles, conversaciones profundas. Son tiempos muy tristes. ¿Dónde está Dios en momentos así? ¿Por qué no actúa y nos socorre? ¿es qué acaso no escucha nuestro clamor? Son preguntas normales y totalmente válidas. A Dios no le molesta escuchar nuestras dudas; Él no se escandaliza al saber nuestros sentimientos. No obstante, espera que veamos desde su perspectiva (y por supuesto, así, siempre las cosas serán diferentes). En esta edición queremos hablar desde el acompañamiento pastoral, con el fin de ver la esperanza que tenemos en Cristo, para animarnos a mayor sensibilidad hacia aquellos que están sufriendo, para acompañarlos en este largo camino. Sin duda, quien sufre de depresión está esforzándose por salir de ella, pero no podrá solo. Necesitamos ser líderes que están presentes, que saben que cada caso es diferente y requiere atención especial. Debemos ser líderes que saben aconsejar bíblicamente. Si es doloroso ver a un creyente que atraviesa por depresión, es aún más doloroso ver a líderes que no saben comprenderlo. La falta de conocimiento y de compasión lleva a muchos a una postura de condenación. He oído a otros decir que simplemente aquella persona debe actuar normal y ya, hacer como si no pasa nada, seguir sin sentir. Algunos recetan más oración, más devoción, más asistencia al culto y más memorización. De hecho, recibí una vez un correo de un líder que lo había intentado todo, que había seguido las instrucciones de su pastor, y había llegado incluso ayunar más allá de sus fuerzas, pero nada cambiaba. Se preguntaba si el problema era él, o si era Dios. La depresión es muy compleja como para sanar con algo sencillo. Si fuera así, no sería una crisis tan grave.

4 |

Por un lado, los largos caminos que han llevado hasta el punto en que están, recogen tantas heridas que toma tiempo sanarlas. Toma tiempo y pasos concretos. No hay fórmula mágica. Por ello, confiar en Dios envuelve el deseo (yo debo querer), y necesita la acción. Es la voluntad completa que debe avanzar. Sin embargo, así como un herido de una fractura en la pierna, caminar otra vez y luego correr, requiere atención. Exige confianza, un paso a la vez. Nuestra frágil realidad está íntimamente ligada a un mundo tanto espiritual como por supuesto material. Los seres humanos somos esa compleja combinación. Y la depresión abarca los dos. Son nuestra mente, espíritu, emociones que sienten desfallecer. Pero no olvidemos el cuerpo también. ¿Cuántos casos ha habido en los que, por rechazo a un diagnóstico clínico, no ha podido detectarse y atender algún desequilibrio hormonal? Aquel herido de una fractura en la pierna requiere oración y confianza en Dios, así como un médico también, radiografías, medicamento e inmovilizador. Conversaciones con un especialista no es falta de fe en Dios. De hecho, creo que evadir este tipo de atención no nos hace más espirituales; más bien, en lugar de confianza en Dios, refleja confianza en uno mismo (en cuán fuerte soy, cuán espiritual soy, cuánta fe tengo yo, cuánto logro yo, cuán capaz soy yo). Confiamos en Dios, porque Él es fiel y obra a nuestro favor, hará lo que solo Él puede hacer, y nosotros, somos responsables porque hacemos lo que a nosotros nos toca hacer. Por supuesto, recomiendo que se busque un profesional creyente, que tenga temor de Dios y dependencia de su Palabra. Espiritualmente, la depresión se conecta con la falta de dependencia de Dios. Es lidiar con los problemas en nuestra propia opinión. Espiritualmente, necesita a hombres y mujeres espirituales que sean amorosos, pacientes, cariñosos para ayudar a reparar. No más condenar, no más abandonar, no más señalar, no más criticar. Ayudar a restaurar (Gálatas 6:1). Es la presencia de un hermano que abraza, que escucha, lo que puede ayudar a recobrar el sentido de la vida. Es recordar la esperanza en Cristo, hablar la verdad, llorar y cuidar lo que puede salvar una vida. Es ser un apoyo en quien puedan confiar lo que les ayudará a volver a intentar. Es confiar en Dios, un paso a la vez.

Howard Andruejol - Editor ejecutivo @hac4j Es ingeniero, pastor de Iglesia El Mensaje De Vida en ciudad de Guatemala y director del Instituto e625. Autor de «Estratégicos y Audaces», y editor general de la Biblia para el Líder de Jóvenes.

@Lider625


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.