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IX. Los últimos años Siempre consideramos en la familia que el último viaje a Galicia del tío Rodolfo, a los setenta y un años de edad, no solo había sido a modo de despedida familiar, sino que también parecía indicar el fin eminente de su incesante actividad galeguista, sin que por ello juzgásemos que dejaría de vivir con su acostumbrado fervor las noticias da Terra que le fueran llegando. Nada más lejos de la realidad, ya que su protagonismo político se mantuvo vivo hasta los últimos momentos de su existencia. Crónicas de la época lo confirman, al considerar que durante los años setenta, Rodolfo Prada era la figura más importante del galleguismo bonaerense, centrando su actividad por entonces en el “Centro Orensano” y en el “Instituto Argentino de Cultura Gallega”, ubicado en el “Centro Gallego” de Buenos Aires. Hasta tal punto alcanzó una especialísima relevancia, que fue propuesto por grupos galeguistas a finales de los años setenta, para presidir la Preautonomía de Galicia cuando se alcanzase la transición democrática Conocedor profundo de los movimientos soterrados del galeguismo del interior, avanzando con lentitud desesperante en medio de la dictadura del franquismo, aguardaba esperanzado ser testigo aún en vida del fin de Francisco Franco y el regreso de la democracia. Y así fue, en noviembre de 1975 muere el dictador, aparece la figura del rey don Juan Carlos