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Otra mirada hacia el Bicentenario Edgar Molina Garate
E
s lugar común la afirmación «el pasado condiciona el presente»; entonces, para saber lo que somos, es necesario conocer lo que fuimos. Si bien el aserto no debe ser determinante, de última instancia, bien puede perfilar horizontes de identidad y conciencia histórica. A este tenor y a propósito del Bicentenario proyectan celebraciones y remembranza. Se constituyen juntas de notables, comisiones, foros; definen programas y diligencias conmemorativas. Se pretende traer a memoria la historia pasada y cuando ello ocurre generalmente repetimos la historia oficiosa de los «Notables y Patricios» sin develar el papel histórico de las clases sociales en el marco de la sociedad colonial y republicana. En este contexto vale la pena una reflexión, una mirada que desentrañe, por ejemplo, el significado y alcance de la frase «último día de despotismo y primero de lo mismo», expresión de sabiduría popular, en relación con el significado para las grandes mayorías de la lucha contra la Corona española y la estructura colonial derivada de ella. Un examen diferente, que aproxime y dé espacio a los colectivos sociales. Un relato más próximo a la realidad y sentido del hecho histórico, en consecuencia allende de interpretación ideologizada, imágenes elaboradas y contadas desde los vencedores. Sin la valoración colectiva, no se trasluce el hecho histórico en su real dimensión, deja de ser totalizador, en el horizonte complejo de los sucesos; renuncia el juzgamiento de los mismos, escondiendo el real rostro de favorecidos y postergados, sus intereses y disputas. Sortear el relato excluyente, su ideología y acumulado histórico implica reconocer de inicio que la historia la construyen los pueblos en episodios que albergan avances y retrocesos, funden materia prima con la que se edifican sociedad, democracia, gobierno y destino. José Mujica, expresidente uruguayo y referente moral por sus profundas convicciones